Luis Carranza
Perú21 de mayo del 2025
«Pero lo que se está viendo es un descontrol del déficit fiscal y la implementación de políticas que no tendrán ningún impacto real en la mejora de las condiciones de vida de la población, pero que sí favorecen a una agenda populista”.
Es la típica frase de los jóvenes cuando quieren seguir la fiesta. Usted, estimado lector, sabe cómo acaba esa historia. Después de las dos chelas, seguirán dos más y luego dos más hasta que se cierre la cantina.
En ese camino destructivo ha entrado nuestro país en términos fiscales. Nos hemos olvidado de lo que fue la crisis de la deuda y los efectos nefastos de la hiperinflación y la destrucción del crecimiento en nuestro país. Todavía no percibimos los riesgos porque se ven lejanos en el tiempo, pero si seguimos por esta ruta, terminaremos inexorablemente en una crisis fiscal tarde o temprano.
Si bien es cierto que hay que usar el gasto público o los beneficios tributarios como instrumentos potentes para acelerar el crecimiento, reducir la pobreza y atender vulnerabilidades críticas de la población, esto hay que hacerlo de manera adecuada. En primer lugar, el déficit fiscal debe estar controlado y, en segundo lugar, los instrumentos que se usen deben servir efectivamente para generar beneficios para la población.
Pero lo que se está viendo es un descontrol del déficit fiscal y la implementación de políticas que no tendrán ningún impacto real en la mejora de las condiciones de vida de la población, pero que sí favorecen una agenda populista que se basa en temas ideológicos, intereses de grupo o simple corrupción.
Veamos algunos ejemplos. Un caso emblemático es la refinería de Talara. Dados los requerimientos ambientales de reducción del contenido de azufre en el combustible, se requería una intervención acotada, pero de allí por razones no técnicas se sobredimensionó el proyecto a una nueva refinería. Bajo la excusa de “empresa estratégica” se permitió que Petroperú se embarcara en este proyecto de 6,500 millones de dólares, que viene generando pérdidas financieras importantes y que nadie sabe cuánto más va a demandar de todos los peruanos. Pero, aun sabiendo eso, nadie quiere tomar decisiones técnicamente adecuadas porque son políticamente complicadas, y seguimos pateando el problema (¡dos chelas más!).
Por otro lado, seguimos incrementando la planilla pública de una manera desordenada. Entre 2022-2024 la planilla del Gobierno general ha crecido en 22% (¡12,500 millones de soles más!). Nadie le pone control al crecimiento del gasto corriente porque todavía no lo vemos como un problema, pero seguimos creando procesos, aumentando los costos para nuestras empresas y no cumpliendo con ofrecer los bienes y servicios públicos que necesitamos los peruanos. El clientelismo político en su máxima expresión (¡dos chelas más!).
La semana pasada se aprobó por unanimidad, en el Congreso, aumentar el Foncomun para los municipios entre aplausos y vítores de los alcaldes y grandes abrazos entre los congresistas. El Foncomun está constituido por 2 puntos del IGV que se reparten entre los municipios del país. A partir de 2026 se incrementará en 0.5 puntos adicionales cada año hasta llegar a 4 puntos del IGV en 2029. “Se hace justicia”, “servirá para cerrar brechas”, entre otras frases optimistas. El nuevo ministro de Economía felicita esta noticia, pero debería anunciar cómo se hará para ajustar este incremento de 2 puntos del IGV que se irán a los municipios. ¿Qué gastos se van a recortar? ¿O se subirán los impuestos? ¿O se dejará para que el siguiente Gobierno vea cómo se arregla? (¡Dos chelas más!).
Para que tenga una idea de la magnitud de lo que estamos hablando, estimado lector, le comparto unas cifras. En 2024, el Foncomun representó 8,760 millones. Esto quiere decir que todos los años subiría 2,190 millones adicionales (usando como métrica los datos de 2024). ¿Sabe, estimado lector, cuánto subió la planilla de los municipios en el país de 2023 a 2024? En un solo año pasamos de gastar 1,926 millones en remuneraciones a gastar 3,342 millones en nuestros municipios. ¡Subió 74% en un solo año!
En términos de PBI, estos dos puntos adicionales de IGV representan casi 1%. Dado que terminamos 2024 con un déficit de 3.5% y el límite de déficit al que debemos converger es 1%, quiere decir que debemos hacer ajustes de 3.5% del PBI en menores gastos o más ingresos. ¿Hay algún partido que se esté planteando esto? Porque es evidente que este Gobierno no va a hacer nada por restablecer el camino a la sostenibilidad fiscal.
En 1990, el Perú terminó con 7,650 de inflación, 6 de cada 10 peruanos estaban en situación de pobreza y con un crecimiento por habitante negativo en los últimos 10 años. Eso fue el resultado de malas políticas tomadas por malos gobiernos en los 70 y en los 80. Ya empezamos a transitar por ese camino. ¿Seguiremos pidiendo más chelas o nos ponemos serios y empezamos a trabajar por el país de nuestros hijos?