León Trahtemberg
Correo, 15 de agosto del 2025
Cada generación necesita a alguien que “rompa las Tablas de la Ley”, como Moisés al ver la corrupción de su pueblo. No por rebeldía vacía, sino para desafiar normas y estructuras que ya no sirven. A lo largo de la historia, figuras como Rosa Parks, Gandhi, Martin Luther King y Emmeline Pankhurst rompieron esquemas injustos para abrir caminos hacia la equidad. En ciencia y arte, Galileo, Darwin, Einstein, Picasso o Jobs marcaron rupturas que transformaron sus campos.
En tiempos recientes, algunos pretenden asumir ese rol de “rompedores”, aunque con métodos y consecuencias polarizantes: Donald Trump en EE.UU., nacionalista, personalista y confrontativo; Javier Milei en Argentina, desafiando el establishment político e institucional; figuras como Banksy, cuyo arte callejero desafía constantemente las estructuras de poder y las normas sociales, con mensajes incómodos necesarios.
El Perú necesita en 2026 a un líder así: alguien que desafíe la corrupción, la desigualdad, la ineficiencia estatal. Un verdadero rompedor de moldes que inspire un movimiento ciudadano orientado al bienestar común.
Debe ser un líder que elimine las colas en salud, transforme las pensiones con justicia, convierta la educación en motor del siglo XXI y use inteligencia estratégica para desarticular redes criminales.
Un líder con visión, coraje y propósito. Que rompa con lo viejo no por nostalgia revolucionaria, sino para construir un país que genere orgullo, equidad y dignidad.
La tarea de los partidos políticos es colocar a la cabeza a alguien con esas características. La tarea de los votantes es darle su voto.