Julio Corcuera
El Comercio, 26 de agosto del 2025
“Las pérdidas generadas por el crimen en el ‘retail’ no se reducen a pequeños hurtos; estos hechos son más bien sistemáticos”.
En las últimas décadas, el ‘retail’ se ha incrementado de un modo importante en el Perú, en gran medida por el crecimiento económico y una mayor capacidad adquisitiva en lo que va del siglo. La expansión de una serie de cadenas de ‘retail’ en el Perú ha cambiado hábitos de consumo y, en muchos lugares, ha convertido a los centros comerciales en espacios públicos de encuentro social y comercial.
Y así como el aumento del ‘retail’ coincide con el crecimiento económico, lamentablemente también coincide con el incremento del crimen en el país. Lo mismo ocurre con las dinámicas de consumo, que han cambiado en las últimas décadas. Las dinámicas del crimen también se han modificado.
Hoy tenemos más crimen y su expresión es más violenta. El crecimiento de grupos extorsivos afecta a todos los peruanos, altera sus dinámicas comerciales, sociales y personales. El ‘retail’ no ha sido ajeno a las amenazas y riesgos criminales.
El estudio “Merma en el ‘retail’”, elaborado por ISEG y recientemente publicado, indica que el ‘retail’ peruano pierde aproximadamente S/700 millones al año producto de hurtos sistemáticos, robos, estafas, entre otros.
El crimen en el ‘retail’ es un tema de dimensiones globales. En Estados Unidos, por ejemplo, la Federación Nacional del Retail estima que las pérdidas anuales en el ‘retail’ son de entre 15 y 30 billones de dólares. Las pérdidas y efectos del delito han aumentado en Estados Unidos, Chile y otros países desde el 2021, es decir, pospandemia.
Las pérdidas generadas por el crimen en el ‘retail’ no se reducen a pequeños hurtos de un producto o el accionar de un tendero. Estos hechos son más bien sistemáticos y se constituyen en estructuras más estables y complejas, lo que se denomina crimen organizado en el ‘retail’, conocido como ORC (por sus siglas en inglés).
Las pérdidas en el ‘retail’ suelen ser cubiertas por uno o más seguros. No obstante, es importante tener en cuenta que una estructura sistemática de crimen –hurtos y estafas– constituye una organización informal compleja dentro de la empresa, y va más allá de la permanencia de una persona. Es decir, probablemente, ante la remoción de un actor delictivo, que es parte de esta estructura, este sea reemplazado por otro: las estructuras criminales son, también, resilientes.
El seguro permite reintegrar las pérdidas, pero no ataca el problema de fondo: la organización criminal del ‘retail’ en la o las empresas. Una vez instaladas estas organizaciones del crimen en el entorno empresarial, no se limitan solo a hurtos o pérdidas de bienes, sino que su presencia suele atraer otros factores criminógenos y elementos de riesgo para la empresa, sus directivos y su entorno de negocios (proveedores, aliados estratégicos, servicios conexos, etc.).
La lucha contra este tipo de organizaciones complejas se apoya directamente en estrategias de inteligencia, análisis de redes y mercados ilícitos específicos. El objetivo es abordar el problema inmediato y prevenir riesgos y amenazas latentes. Una organización ilícita dentro de la empresa podría, por ejemplo, filtrar la base de datos de directivos, proveedores y clientes, lo que podría derivar en problemas más graves como atentados, robos en manada o extorsiones.
En tiempos en los que el crimen organizado es creciente, de organizaciones como las del ‘Monstruo’ o Los Pulpos, de extorsiones a colegios y bodegas, de estados de emergencia y economías ilegales, una respuesta rápida y efectiva de protección al entorno productivo-empresarial se hace urgente. El crimen organizado en el ‘retail’ es una amenaza que todavía puede controlarse y vencerse. Aún estamos a tiempo.