Jorge Zapata Ríos
Gestión, 12 de diciembre del 2025
Contra todas las voces coherentes que vienen advirtiendo sobre lo nefasto que resulta esta medida, se extiende —una vez más— el REINFO; perennizándose lo temporal y cediéndose ante presiones que imponen agendas que le hacen daño al país. Claro que la principal responsabilidad recae en aquellos políticos aliados de la minería ilegal o partidos penetrados por ella, que, lamentablemente, hoy son la mayoría. Pero ¿serán los únicos responsables?
A mi entender no. Los empresarios hemos perdido nuestra capacidad de disuasión ante decisiones altamente dañinas para el país y es necesario que hagamos una revisión exhaustiva de nuestro proceder. En el fondo nos venimos convirtiendo en algo parecido a lo que con cierta frecuencia criticamos: nos dividimos, cada vez más, en diferentes gremios e iniciativas, normalizando «el sueño de la institución propia»; hablamos sin el volumen suficiente como para ser tomados en cuenta; y, sobre todo, nos alejamos cada vez más de la acción política concreta.
«Salvo el poder todo es ilusión», , dicen los marxistas. Ellos tienen claro, a diferencia de nosotros, que el poder es el único instrumento que permite cambiar el rumbo de las naciones, sea para bien o para mal, por supuesto. Fuera del poder todo esfuerzo que se haga quedará en el empedrado camino —de las buenas intenciones—, del que se dice está plagado el infierno.
Desde esta columna y del cargo que hoy ejerzo, quiero reiterar el llamado a todo el empresariado de buena fe, que quiere ver un país mejor para sus hijos y las generaciones venideras. Quiero decirles que la única forma de conseguirlo es involucrándonos más en el quehacer de la nación, participando en política activa. Todo lo demás, repito, quedará siempre en el universo abstracto de las buenas intenciones. Es hora de superar el miedo, hay demasiado en juego como para no perder ese temor que nos inmoviliza.
Estas extensiones sistemáticas del REINFO, finalmente, no son más que una prueba de su penetración en órganos decisorios sobre el destino de la nación. Y una advertencia sobre su disposición a seguir conquistando espacios, resueltos a poner los recursos que sean necesarios para tal fin; mientras nosotros lo pensamos —cien veces— antes de contribuir con una pequeña donación.
Es cierto que un —inexperto—, siendo generoso en el término, equipo especial de fiscales ha producido ese desproporcionado temor que hoy anida en nuestras voluntades, pero no es menos cierto que ha llegado la hora de reaccionar. Ha llegado la hora de tomar ciertos «riesgos», menores dada la nueva legislación electoral. Ha llegado el momento de poner en la balanza y medir si pesa más el miedo o el futuro de nuestra nación. Señores: el triunfo que el Sr. José Domingo Pérez no ha podido obtener en los tribunales, no se lo podemos dar los empresarios.






