Jorge yzusqui
Perú21, 11 de julio del 2025
Necesitamos docentes resilientes, críticos, empáticos, capaces de acompañar a sus alumnos y formar a este nuevo maestro es una urgencia que requiere compromiso político, inversión sostenida y voluntad de cambio.
El Día del Maestro es una merecida celebración a quienes dedican su vida a enseñar. Sin embargo, no puede ser solo conmemorativo: debe ser una llamada de atención. Según el informe de Unesco de 2023 en América Latina y el Caribe se necesitarán para el 2030 más de 3 millones de docentes y el Perú comparte ese reto, especialmente en zonas rurales, donde muchos enseñan sin título pedagógico ni formación específica y en escuelas sin logística y pésima infraestructura.
El presente exige redefinir el rol del maestro. Ya no puede ser solo un transmisor de contenidos, sino un facilitador del aprendizaje, un guía emocional y un mediador digital. Necesitamos docentes resilientes, críticos, empáticos, capaces de acompañar a sus alumnos y formar a este nuevo maestro es una urgencia que requiere compromiso político, inversión sostenida y voluntad de cambio.
Atraer talento a la carrera docente es un gran reto más aún cuando la profesión está desvalorizada y los jóvenes que egresan hoy de las universidades buscan ambientes donde puedan innovar, tener acceso a la tecnología y donde puedan compartir conocimiento y crecer profesionalmente. Lamentablemente, las escuelas en el país no ofrecen esas condiciones y las facultades de educación tienen cada vez menos alumnos.
Tenemos que hacer un esfuerzo como país, empezando por transformar las escuelas en centros de innovación donde las nuevas ideas sean permitidas. Tenemos que dotar a las escuelas de tecnología y conectividad que hoy no tiene una barrera técnica. Tenemos que concordar con las facultades de Educación para que transformen sus currículos para que formen a los maestros del futuro. Tenemos que desarrollar un ecosistema de capacitación para los profesores que sea capaz de reconocer los niveles, especialidades. Y tenemos que crear entornos de trabajo dignos y un sistema que valore, acompañe y fortalezca a sus educadores. Como verán, amigos lectores, hay mucho por hacer y para esto se requiere de un liderazgo en el sector que hoy no tenemos.