En otras circunstancias esto merecería hasta un voto de vacancia, pues descalifica la capacidad de Dina Boluarte para gobernar el país
Jaime de Althaus
Para Lampadia
El anuncio de la presidente Boluarte de que el gobierno respaldará una ley que permita un octavo retiro de las AFP es una barbaridad. Pues tal decisión dinamita la reforma del sistema de pensiones que fuera objeto de largo debate y que ha sido una de las mejores leyes aprobadas por este congreso. Una de sus disposiciones de esa ley es que precisamente ya no puede haber más retiros.
Lampadia planteó un sistema universal, voluntario y fiscalmente sostenible, en base la devolución parcial del IGV. Si bien la reforma no es perfecta, introduce una serie de aspectos positivos.
Crea una pensión mínima y, sobre todo, es universal: incluye a todos a partir de los 18 años y permite que todos efectivamente, incluyendo a la mayoría de los peruanos que son informales, puedan ir acumulando un fondo previsional por medio de la pensión por consumo, una medida revolucionaria porque precisamente incluye a los excluidos y además fomenta la formalización general de la economía. Además, introduce más competencia en el sistema y relaciona las comisiones de las administradoras de pensiones con la productividad o rentabilidad de los fondos.
Ahora el gobierno ha decidido tirar por la borda la reforma aprobando un octavo retiro, que será el primero de muchos otros más hasta destruir el sistema privado de pensiones y dejar a los peruanos sin recursos para su jubilación. Pues si se aprueba un retiro cuando ya no se podía luego de aprobar la reforma, la aprobación de los siguientes será mucho más fácil.
Por lo demás, la ilusión irresponsablemente populista de esta medida es absolutamente falaz, porque solo beneficia a la crema de la crema: a los pocos que aún tienen fondos en sus cuentas previsionales que son los de mayores ingresos en un sistema que solo incluye a los formales. Es decir, beneficia a los formales que ganan más. Los que ganan menos ya retiraron todos sus fondos, quedando expuestos y sin ingresos luego de su jubilación. Y los informales, que son la mayoría, nunca estuvieron en el sistema.
Si vamos a seguir autorizando retiros, lo mejor entonces sería sincerar las cosas y simplemente renunciar a tener un sistema de pensiones. Pues procurar la devolución de los aportes antes de tiempo es destruir la idea misma de un sistema de pensiones, aportes que, además, son constitucionalmente intangibles. Por lo demás, al hacerlo destruimos el ahorro nacional que por esta vía nuestro país por primera vez en la historia había logrado construir, para financiar proyectos privados y públicos.
Las AFP, y más recientemente la ley de reforma de las AFP, han sido y son el blanco favorito de los políticos y los demagogos. Pero es particularmente penoso que un gobierno de salida con 3% de popularidad quiera desesperada e ilusamente aumentar un par de puntos a costa de destruir una reforma inteligente que se había logrado aprobar casi milagrosamente.
No podemos seguir destruyendo el país. Se debe censurar al Primer Ministro, como responsable político de los actos de la presidencia.
Lampadia