Iván Arenas
Perú21, 15 de agosto del 2025
«Nuestras izquierdas han optado por una tímida respuesta a Petro por encima de nuestra patria y nación política».
Salvo Guido Bellido, quien de internacionalista maoísta pasó a defensor de la “patria burguesa”, la izquierda peruana está en silencio frente al arrebato del presidente colombiano Gustavo Petro. Es evidente que el nuevo reposicionamiento de Bellido se debe a que avizora con claridad —y desde ahora— el momento que se viene: las elecciones presidenciales. Tonto no es. Pero la izquierda está en silencio. Nadie lo duda.
Antes, estimado lector, permítame una acotación. ¿La izquierda o las izquierdas? ¿En singular o en plural? Para ser preciso diremos “las izquierdas”, en plural, debido a que izquierdas hay muchas. Algunas, incluso, enfrentadas a muerte. En Puno, por ejemplo, Sendero Luminoso y Patria Roja no dudaron en agarrarse a balazos en más de una ocasión. No hay izquierda, hay izquierdas, en plural, siempre.
Pero vamos a lo nuestro. Hubo una izquierda patriótica en casi todo el continente sudamericano. Durante los primeros años de la década de los 70 del siglo pasado, en Chile, la izquierda cantaba aquel himno llamado “Venceremos”, la canción de la Unidad Popular. Sus primeras letras (“recordando al soldado valiente, cuyo ejemplo lo hiciera inmortal, venceremos primero a la muerte, traicionar a la patria jamás”) son una alegoría a la patria y al soldado. Había entonces unas izquierdas capaces de defender lo suyo: patria. Hoy estas izquierdas serían —a simple vista— unos “fascistas”.
Las izquierdas peruanas de hoy (salvo el saltimbanqui Bellido) han soslayado la grave interferencia de Petro. Se han autoimpuesto una mordaza ideológica. Se dirá que en el pleno del Congreso —que reúne a las izquierdas y derechas de todos los colores— se ha votado por unanimidad el rechazo a las pretensiones de Petro. Pero seamos sinceros: las izquierdas no han hecho una defensa cerrada de la soberanía nacional frente a un presidente de izquierdas. ¿Por qué?
Por la sencilla razón de que las izquierdas de hoy están arrinconadas en eso que se llama “posmodernidad”. Las izquierdas peruanas ya no creen en ese viejo concepto de la Nación política, que no es otra cosa que la igualdad en la ley. Al igual que Evo en Bolivia y Boric en Chile, nuestras izquierdas creen en la Nación étnica, la Nación fragmentaria, las pequeñas identidades, en la “Nación de naciones”. Tenemos unas izquierdas que han puesto en cuestión y veremos la unidad de la nación política común a todos los peruanos por las “naciones étnicas” que a la larga desatarán una fragmentación de la república.
Mal leído, se dice siempre que Marx promovió el “internacionalismo proletario” no obstante el propio barbudo de Treveris dijo en el “Manifiesto” que el “proletario deberá elevarse a la condición de clase nacional” primero para luego hacer el internacionalismo revolucionario. Nuestras izquierdas han optado por una tímida respuesta a Petro por encima de nuestra patria y nación política.