Iván Arenas
Perú 21, 1 de agosto del 2025
“La minería ancestral es un mito oscurantista tanto ideológico como tecnológico”.
En los últimos meses ha surgido un mito confuso y tenebroso. No es el “mito de la caverna”, un mito “luminoso” sino un mito que oscurece todo tipo de debate, más aún si la discusión pretende zanjarse con la implementación de políticas públicas. Es el mito del “minero ancestral”.
Antes de continuar vale puntualizar que dicho mito confuso pretende instalarse como eje sustancial de la formalización del mundo minero informal; no obstante se trata de un truco. ¿Y cuál es ese truco? Pues legitimar las concesiones actualmente invadidas. El relato es simple: existen pueblos originarios que han hecho durante cientos de años minería ancestral y tienen más derechos (históricos) que el Estado republicano fundado en 1821 en adelante. Es decir, estos pueblos originarios, mineros ancestrales tendrían mayor legalidad y legitimidad que el propio Estado, su Constitución y sus leyes. Las concesiones, por lo tanto, le pertenecerían a estos “primeros peruanos”
Semejante narrativa solo puede salir de las “mentes brillantes” de los antropólogos del multiculturalismo, los indianismos e indigenismos “esencialistas” o de los románticos alemanes del siglo XIX que creían que el entendimiento está en el “espíritu del pueblo”, desdeñando a la razón, a la política y a las ciencias. Lo curioso de todo lo anterior es que voces liberales también han empezado a sugerir que existe minería ancestral. Realmente curioso ¿no?
Pero vamos a lo nuestro. La minería ancestral es un mito oscurantista tanto ideológico como tecnológico. Ideológico porque en estricto lo que existe es minería histórica. Es lo que hicieron los chimúes, los paracas y todas las civilizaciones prehispánicas y corrobora que el Perú es un país minero sin soslayar la agricultura. Porque señores, la minería necesita papeles, leyes, Estado de derecho, Constitución, normas. No hay minería sin eso (ni moderna, ni formal e informal)
La ancestralidad es un barril sin fondo que esconde una antigüedad hasta el inicio de las primeras civilizaciones. En todo caso ¿quién es un minero ancestral? ¿Un minero cuya familia ha hecho minería antes de la llegada de los españoles, antes de los incas, los de Caral? ¿Quién certifica la “condición natural” de minero ancestral? Todas esas preguntas son válidas porque quienes se refieren a la “minería ancestral” como una ideología e intentan explicar el problema solo desde una parte del todo.
Pero además tiene una función tecnológica, operatoria. ¿Un minero ancestral puede ser artesanal? ¿Un minero ancestral puede usar tecnología o línea amarilla? ¿Cuántos son los mineros ancestrales en el Perú?
El gran problema de las políticas públicas elaboradas por “cientistas sociales” contemporáneos es que ponen el idealismo a la razón práctica, las ideologías a la explicación material y objetiva de un problema.