Iván Alonso
El Comercio, 3 de octubre del 2025
“A menor interferencia de las autoridades en la economía, mayor probabilidad de que los dólares de la bonanza minera se inviertan en el país”.
Con los precios actuales de los minerales, dicen algunos economistas, deberíamos estar creciendo, no 3% al año, sino 5%. No estamos aprovechando la bonanza minera, es la sombría conclusión. Más allá de que no hay, en realidad, una correlación entre el aumento en los precios de los minerales o, de manera más general, los términos de intercambio –la relación entre los precios de nuestros principales productos de exportación y los de nuestras principales importaciones– y el crecimiento económico, podría tratarse de una conclusión precipitada.
El aumento en los términos de intercambio no ha terminado de surtir su efecto. No sabemos todavía si el excedente de divisas que genera se quedará fuera del país o si vendrá para financiar gastos de consumo que aumenten el PBI de hoy o inversiones que hagan crecer el de mañana.
Actualmente los términos de intercambio están 60% por encima de su promedio histórico. Eso se refleja en el un superávit de la balanza comercial, que el año pasado llegó a US$24.000 millones y este año podría ser aún mayor. Una parte de esos dólares ya ha entrado al país. Su efecto más notorio es la caída del tipo de cambio a un nivel que no se veía desde hace cinco años. Pero también se nota en el aumento de los depósitos bancarios, que pasan de una mano a otra financiando más transacciones; o sea, más actividad económica. Ese efecto debería continuar.
La otra parte de esos dólares, la que no ha entrado al país, podría quedarse afuera permanentemente o podría estar esperando el momento oportuno de venir. Cuando venga, si es que viene, puede hacerlo de dos maneras: en efectivo, para depositarse en los bancos y financiar más transacciones, o en forma de maquinaria y equipos importados, transformada en inversión, que no aumentará el PBI de hoy, pero sí el de mañana.
El pesimismo de los economistas apunta a la tragicomedia política que presenciamos todos los días y que nos aleja cada día más del modelo económico que ayudó a tanta gente a salir de la pobreza. No hay mucho que se pueda hacer para aclarar el panorama, pero sí mucho que se puede dejar de hacer. Volvamos a lo básico: a menor interferencia de las autoridades en la economía, mayor probabilidad de que los dólares de la bonanza minera se inviertan en el país.