Ismael Benavides
Expreso, 4 de julio del 2025
Hace poco me encontré en un grifo en Ica con un pequeño minero conocido. Echaba a combustible a una camioneta China en pobre estado, y me llamó la atención pues lo había conocido en Lima manejando una Porsche Cayenne y con una lujosa casa en Chacarilla. Le pregunté, ¿cómo te va Efraín?, “mal ingeniero me contestó, la veta de cobre y oro que tenía se adelgazó y se profundizó, y ahora solo saco poco mineral, y tampoco tengo dinero para hacer perforaciones o profundizar el socavón”. Qué parecido es esto a lo que sucede en macro al Perú. Si Efraín hubiera ahorrado tendría dinero para desarrollar su mina, hubiera sido sujeto de crédito, y hasta podría haber invitado a un socio capitalista para ampliar su mina. Hoy en el Perú hemos corrido a la inversión privada en minería gas y petróleo y poco falta para la agricultura, nos hemos consumido todos los ahorros fiscales y si continuamos con la irresponsabilidad financiera iremos rumbo a empobrecernos como Efraín.
“No más pobres en un país rico”, la infeliz frase de Pedro Castillo en la cual creyeron millones de incautos peruanos, con infaustos resultados que hasta hoy vivimos, inflación, pobreza y delincuencia. “¡Agua sí, Oro no!, dicho que lanzó Ollanta Humala, aguijoneado por Goyo Santos en Cajamarca contra Conga, y hoy no hay ni más agua en Cajamarca y por supuesto menos oro y más pobreza. La izquierda levantó las banderas contra el manido “neoliberalismo”, término que no entienden la gran mayoría peruanos pero que les suena como algo malo, son solo ejemplos de cómo a la izquierda por tantos años ha manipulado a la población peruana, y que solo ha traído pobreza. Tampoco reconocen el éxito de la Constitución del 93 y del Gobierno de Alan García donde el PBI creció en promedio 7.2% en el quinquenio y la pobreza cayó en más de 25%.
Sin embargo, por años después de ese gobierno, los ministros de economía y Presidentes de turno nos hicieron creer que éramos un país rico y podíamos gastar más. Los encargados del MEF se pavoneaban en los foros internacionales diciendo que éramos la estrella de América Latina, con alto crecimiento, baja inflación y reducción de pobreza, bajo déficit fiscal y altas reservas internacionales. Obviamente, si recibieron una economía en el 2011 con superávit fiscal, y una locomotora de crecimiento e inversión, y todas las condiciones antes mencionadas, una foto extraordinaria, pero que escondía tras sí que aún éramos un país pobre, con un PBI per cápita en el 2011 de US$ 5,669, frente a por ejemplo Chile que tenía US$14,638, y no teníamos espacio para tomar decisiones equivocadas.
El peor error fue creer que la bonanza duraría para siempre y que las vacas flacas nunca llegarían, e ignorar que debemos de ahorrar en las buenas épocas para las difíciles. Las peores decisiones a partir del 2011 fueron en primer lugar inflar el gasto público, y especialmente el gasto corriente que en el período 2011-2024 aumento 288%, mientras la economía solo creció 68%, y que trajo consigo un estado ineficiente, burocrático, corrupto y lejano de la población. A esto siguieron los déficits fiscales que no han parado desde el 2013, y la deuda pública para financiarlos subió de 18% del PBI a 33% actualmente. Le siguieron otras pésimas decisiones como la refinería de Talara y Petroperú que le va costando al Estado S/ 24 mil millones, sin contar la deuda de US$7 mil millones que aún mantiene, y le siguen el gasoducto del sur, la red dorsal de telecomunicaciones, el satélite francés y diversos otros elefantes blancos que huelga nombrar, hechos en base a los impulsos populistas del Presidente del momento, sin sustento técnico y por supuesto corrupción de por medio.
La cúspide de la irresponsabilidad la tiene el actual gobierno acompañado por un Congreso populista, que para mantenerse sigue gastando como si fuéramos ricos, con un déficit fiscal previsto de 2.8% del PBI, y regalos a futuro del 2% del IGV a los Municipios que en su gran mayoría son incapaces de gastar bien y salvo contadas excepciones son nidos de corrupción. Esto es solo el principio del año electoral que se avecina, ¿Qué más vendrá?