Por: Isaac Foinquinos, Economista Sénior de Macroconsult
Gestión, 6 de mayo de 2020
La cuarentena que se inició hace casi dos meses para contener la propagación del covid-19 ha provocado que más del 50% de la economía se encuentre totalmente paralizada, y la parte que se encuentra operando lo haga a un 70% de su capacidad previa debido a que viene enfrentando una menor demanda de sus productos.
Los indicadores adelantados muestran que la producción habría caído 30% en marzo y 65% en abril del año en curso. Con la reciente puesta en marcha de la se uno de la reapertura gradual de la economía, en el mejor de los casos, la actividad operaría al 70% de su capacidad productivo en promedio durante mayo y junio. Con estas cifras, se estima que el PBI caería 24% en el primer semestre (-8% en el primer trimestre y -40% en el segundo trimestre).
Si suponemos que la economía crecerá 0% en el segundo semestre, es decir, que la producción retornará a niveles observados en el mismo periodo de 2019, lo que es poco probable el PBI caería como mínimo 12% este año.
A estas alturas no quedan dudas de que la actividad económica experimentará su contracción más abrupta desde la guerra con Chile (hace 140 años).
Frente al actual escenario, las autoridades han diseñado un plan de soporte económico compuesto principalmente por garantías estatales para préstamos para capital de trabajo, disposiciones para liberar liquidez de cuentas de ahorro fiscal de medidas tributarias y de gasto corriente para la familia más vulnerables.
Si bien estas medidas son fundamentales para contener la enfermedad provocada por el coronavirus y mitigar los impactos adversos de la cuarentena sobre la cadena de pagos, tienen un efecto limitado en reactivar la economía ante la imposibilidad del contacto personal como antes, al menos hasta que se encuentre una vacuna, por lo que la recuperación tardará un buen tiempo.
Al respecto, si partir de 2021 la economía crece al doble de ritmo que antes de la pandemia, es decir, más de 6%, tomaría dos años en volver a producir lo mismo que en el 2019 y cinco años para retornar a la senda de desarrollo anterior al convid-19. Aun si lográramos esto último, las pérdidas de producción en dicho periodo equivaldrían al 50% del PBI del año pasado.
Para minimizar este costo económico, el próximo gobierno tendrá la enorme responsabilidad de planificar la recuperación pospandemia. Los partidos políticos y candidatos deberán empezar a deberán empezar a debatir y llegara consensos sobre cómo hacerlo de la mejor manera. Las fortalezas macroeconómicas acumuladas durante las últimas décadas harán que el país esté en una buena posición para llevar este proceso con éxito, siempre y cuando se haga de manera responsable.