Ian Vásquez
El Comercio, 13 de mayo del 2025
“Trump se apoya en la narrativa del declive económico, la que por muchos años fue promovida por los demócratas para intervenir el mercado”.
“Nos están robando”, dice el presidente Donald Trump al justificar su guerra comercial contra el mundo. Según el relato, la culpa la tiene el libre comercio que ha destruido la clase media, desindustrializado el país y estancado los salarios de la mayoría de los trabajadores estadounidenses por décadas.
Trump se apoya en la narrativa del declive económico, la que por muchos años fue promovida por los demócratas para intervenir el mercado. Los datos, sin embargo, nos cuentan otra historia.
Es verdad que la clase media estadounidense se está achicando, dice el economista Mark Perry. Pero explica que se debe a que los hogares están ascendiendo a niveles de renta mayor, en vez de descendiendo a niveles más bajos. El porcentaje de hogares que ganan más de US$100.000 al año se ha triplicado desde 1967.
En un libro nuevo sobre cómo el populismo está amenazando el “sueño americano” en Estados Unidos, el economista Norbert Michel documenta que los trabajadores que se encuentran en el 10% inferior de la distribución de ingresos experimentaron alzas salariales mayores que los de trabajadores de ingresos mayores durante décadas.
Las cifras oficiales muestran que los salarios reales aumentaron por 39% entre 1964 y el 2015. Michel dice que los populistas han tenido cierto éxito en aplicar trucos estadísticos para amparar su relato. Por ejemplo, una cifra que se escucha mucho es que entre 1975 y el 2015 los salarios solo han crecido por 1%. Michel explica que ese resultado solo se puede obtener al basarse sobre otro método de cálculo (no preferido por los estadísticos oficiales) y sobre ese año de inicio, lo que produce el peor resultado.
Hay muchas otras artimañas a las que recurren los populistas, pero también hay numerosas otras cifras que muestran que sigue vivo el sueño americano. Marian Tupy examinó el precio de 75 bienes (como la ropa, electrodomésticos, mueblería y demás) entre 1971 y el 2024. Tomando en cuenta el salario promedio del trabajador obrero, encontró que el precio promedio de tales bienes cayó en un 81% para esos trabajadores en términos de cuántas horas de trabajo les costó comprar esos bienes. En otras palabras, el aumento de ingresos reales no solo ha beneficiado a las clases media y alta.
Los estadounidenses siguen, además, viviendo con mucha movilidad social. “En los últimos 40 años”, explica Michel, “el 70% de los estadounidenses en edad de trabajar pasaron al menos un año entre el 20% de los que más ingresos percibían. Y el 80% nunca pasó más de dos años consecutivos en el 10% inferior”.
También es un mito que el libre comercio ha acabado con la industria manufacturera en Estados Unidos. Desde 1959, ha crecido la productividad por trabajador de ese sector. Un trabajador siderúrgico es 20 veces más productivo hoy que hace 40 años. Por eso, el empleo en ese sector como porcentaje del empleo total ha estado declinando constantemente desde los años cuarenta.
Es decir, esa tendencia empezó años antes de que Estados Unidos empezara a liberalizar su economía en los setenta y ochenta, antes de que entraran en efecto tratados de libre comercio con México y Canadá, antes de que China se incorporase a la economía global e incluso antes de que Estados Unidos en 1947 formara parte del GATT (Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio) que empezó a liberalizar la economía mundial.
Estados Unidos sigue siendo una potencia industrial donde los trabajadores de todos niveles se han beneficiado enormemente a lo largo de décadas. Negar el progreso y exagerar los problemas que sí tiene el país solo generarán políticas contraproducentes como el mismo proteccionismo.