Ian Vásquez
El Comercio, 14 de octubre del 2025
“El gran logro de María Corina de desacreditar a la extrema izquierda latinoamericana se sigue sintiendo”
El Comité Nobel acertó el viernes al galardonar a María Corina Machado, una de las líderes más admirables del mundo, con su premio por la paz. Por más de dos décadas, durante las cuales he tenido la suerte de contarla como colega y considerarla amiga, María Corina ha luchado por la libertad de su querida Venezuela.
El premio resalta el fracaso total del socialismo –en este caso en Venezuela– y nos hace recordar los impresionantes logros de María Corina.
Revisar el récord del régimen chavista es como ver una película larga de horror. Entre el 2012 y el 2022 la economía se achicó en un 75%; más de la mitad de la población llegó a estar en la pobreza extrema; casi nueve millones de venezolanos han huido del país; se ha llegado a tener hiperinflación; Venezuela se ha convertido en uno de los países menos libres del mundo; las violaciones a derechos humanos por parte del régimen son extensos y bien documentados; y un largo etcétera.
Bajo esas condiciones, es sorprendente lo que pudo realizar María Corina. Primero, al convertirse en años recientes en la líder indiscutible de la oposición logró unir a una mayoría abrumadora de los venezolanos para apoyar a un solo candidato en las elecciones presidenciales del 2024, tras muchos años en los que la oposición se caracterizaba por estar dividida y ser ineficaz. Ella había ganado las primarias, pero el régimen la inhabilitó ilegalmente, por lo que apoyó a Edmundo González Urrutia en su lugar.
María Corina pudo generar ese nivel de apoyo porque se había ganado una reputación de integridad y credibilidad, todo ello en torno a un mensaje claro y constante de lo que necesita Venezuela y cómo lograrlo. Ella siempre ha abogado por una democracia liberal, que implica poderes limitados, libertades civiles, Estado de derecho y una economía de mercado. También se distinguió de otros en la oposición al negarse a transgredir principios básicos en su trato con el régimen. Es así que logró movilizar a masas de gente en mítines públicos, mostrando un coraje frente a amenazas contra su vida y en momentos en que miembros de su equipo y sus seguidores fueron detenidos, torturados o asesinados.
Otro logro enorme de María Corina es haber ganado las elecciones con alrededor del 70% del voto y poder comprobar la victoria ante el mundo casi inmediatamente a través de un proceso logístico complejo en el que recaudaron más de 80% de las actas electorales. Eso no impidió que el régimen perpetrara lo que seguramente fue el fraude electoral mayor de la historia latinoamericana.
Claro que el régimen por años hizo trampa y fraude, pero la derrota rotunda e innegable que sufrió hizo que su farsa de gozar de legitimidad popular y democrática se volviera insostenible. De manera transparente, la dictadura desde entonces se ha apoyado sobre mayores niveles de represión y violencia. Al desnudar al régimen bolivariano, María Corina le creó enormes problemas a la izquierda latinoamericana que lo había apoyado.
Mientras que países como el Perú, Argentina, Costa Rica y hasta el Chile de Boric condenaron el fraude y reconocieron a González Urrutia como presidente electo, buena parte de los gobiernos de izquierda no fueron tan lejos o hasta apoyaron al régimen chavista. El gran logro de María Corina de desacreditar a la extrema izquierda latinoamericana se sigue sintiendo. Cuando ganó el Premio Nobel, por ejemplo, le preguntaron a la presidenta Sheinbaum de México qué opinaba. “Sin comentarios” fue su respuesta.
La batalla de María Corina es venezolana y latinoamericana. Su éxito podría iniciar transiciones democráticas en Nicaragua y Cuba, como muchas veces lo ha señalado. El Premio Nobel de la Paz es inspirador y representa un reconocimiento del papel que está jugando María Corina como líder moral de América Latina.