Ian Vásquez
El Comercio, 7 de octubre del 2025
“La inestabilidad económica no es tanto un referéndum sobre las políticas de Milei, sino, más que nada, sobre la posibilidad de que el peronismo vuelva a arruinar el país”.
Ante las elecciones de medio término que vienen a fin de mes, la economía argentina se ha vuelto turbulenta y el Gobierno de Estados Unidos ha prometido un rescate financiero para evitar su caída en crisis.
El historial argentino no es alentador. Desde que se instaló el peronismo a mediados del siglo XX, el país ha pasado por repetidos ciclos de manejo económico irresponsable que terminaron en crisis. Ahora los argentinos y el mundo se están preguntando si, luego de que el presidente Javier Milei estabilizó la economía en sus primeros 20 meses de gobierno, la historia será diferente.
La actual inestabilidad y debilitamiento del peso lo interpretan muchos como un fracaso de las políticas liberales de Milei. Pero la verdad es que los logros de Milei en poco tiempo han sido impresionantes y ha realizado mucho más de lo que la mayoría de la gente esperaba.
Milei heredó una economía con una inflación anual de más de 200%, una pobreza del 42% y un déficit cuasifiscal de 15% del PBI. El país se dirigía a la hiperinflación, el default y el colapso económico total. Pero Milei lo redirigió. Eliminó el déficit fiscal, devolvió el país al crecimiento, redujo la inflación al 34% y disminuyó la pobreza al 32%. El éxito de Milei se empezó a reconocer ampliamente, incluso entre muchos que antes eran críticos o escépticos sobre su programa.
Si Milei ha logrado tanto, ¿a qué se debe la turbulencia que ha surgido estas semanas? El factor primordial es el temor de los mercados de que los peronistas se estén fortaleciendo y debiliten a Milei en las importantes elecciones de este mes. La inestabilidad económica no es tanto un referéndum sobre las políticas de Milei sino, más que nada, sobre la posibilidad de que el peronismo vuelva a arruinar el país.
El peronismo, de hecho, está fomentando la inestabilidad al promulgar leyes que ponen el equilibrio fiscal de nuevo en peligro y revertir los consecuentes vetos de Milei. Y en la medida en que eso afecta de manera negativa a la economía, le resta apoyo electoral a Milei.
Esa dinámica refleja un problema que históricamente ha mantenido a Argentina, según Emilio Ocampo, entrampada en el populismo: “Vivimos desde hace décadas bajo un régimen institucional-económico corporativista capturado por grupos de interés que le sacan gran provecho a costa del ciudadano común y que, habiendo reclutado al sistema político como protector, han generado mecanismos de autodefensa que aseguran su supervivencia. […] No se puede cambiar un régimen como el que nos legó el populismo corporativista en veinte meses de gobierno sin erradicar dos bases fundamentales sobre las que se sustenta: la emisión monetaria y la devaluación del peso”.
Ha sido precisamente el gasto descontrolado y la maquinita del banco central los que producen las repetidas desgracias económicas argentinas y los que sostienen el institucionalismo peronista. En la práctica, la solución es la que Milei propuso como su principal propuesta durante su campaña presidencial, pero la que hasta ahora no ha implementado: la dolarización (dejar a cada quien usar la moneda que quiera) y el cierre del banco central.
De haber cumplido antes con esas promesas, Argentina no estaría pasando por los problemas actuales ni necesitaría Milei tener que realizar tantas intervenciones al mercado para proteger un tipo de cambio determinado por su gobierno, intervenciones que debilitan la economía y dificultan el logro de otras metas.
Todavía se puede encontrar un valor de mercado para el peso y a la misma vez anunciar la dolarización y la eliminación del banco central. De hacer eso, esta vez la historia argentina sí sería diferente.