Guillermo Ackermann
Vox Populi
2 octubre, 2023
‘¿En qué momento se debe emprender? ¿Cuándo se está en pleno crecimiento profesional, cuando se está en la cresta de la ola, o cuando se ha empezado el declive?’
Era la pregunta que me hizo Nano Guerra García hace 15 años el día que nos conocimos.
‘Cuando se está en la cima’ le contesté. ‘Eso dicen todos, pero a la hora de la verdad el que emprende lo suele hacer cuando ya empezó su declive, y todo es más difícil.’ me respondió.
¿Entonces?, pregunté intrigado… ‘Pues hay que emprender cuando se está en el mejor momento de la vida. Es tu empresa, tu emprendimiento y tienes que darle con todo’, sentenció.
Era el mes de julio de 2008. Íbamos a lanzar la nueva CPN Radio, una iniciativa empresarial, que buscaba convertirse en una emisora que apostara por el libre mercado y la defensa de la democracia en el país. Estábamos terminando de armar la propuesta de programación.
¡Nos falta un programa que promueva el emprendimiento! El estudio que habíamos encargado así lo señalaba. Recuerdo que era un viernes al mediodía. ¿Cómo ubico a Nano Guerra García?, que en ese entonces ya era identificado como el ‘apóstol de los emprendedores’ en el Perú. Busqué en Google y encontré la web de ‘Somos Empresa’. Escríbenos se leía en una pestaña.
‘Quiero conversar con Nano Guerra García, soy Guillermo Ackermann, director radial de CPN y quiero ofrecerle un programa en la radio mi número de Nextel es…’. Escribí, no perdía nada.
A los 5 minutos recibí una llamada. ‘Sr. Ackermann le paso con el Sr. Guerra García’.
¿Podemos vernos esta tarde? Pregunté. ¿Dónde? Me repreguntó. En Starbucks de Benavides. ¡Cerrado 5pm!
Ya en el lugar y luego de la presentación de ley muy rápida, fue directo: ‘Cuándo empezamos’. El 11 de agosto. Listo. En 30 minutos nos pusimos de acuerdo.
‘Perú Emprendedor’ se llamó el programa y salía de lunes a viernes a las 5pm. Un éxito.
Con Nano las cosas se resolvían en 5 minutos. Era una persona muy práctica, sencilla, campechana. Con voz nasal, muy cálida, siempre te escuchaba y te daba un consejo, una opinión, o una propuesta. No tenía formalidades, ni se complicaba la vida.
En sus programas siempre tenía un emprendedor invitado que representaba la voz de cientos y miles que estaban en la calle. Su equipo de producción y sus co-conductores eran un ejército promotor de esta cultura en el país.
Ya producía un programa televisivo, había escrito un libro y organizaba eventos masivos para miles de seguidores, en distintos lugares del país.
‘¡La única manera de salir de la pobreza es generando riqueza!’ era una de las frases que más impactaba. ‘No le tengan miedo a la riqueza, no es mala, al contrario, es lo mejor que les puede pasar’ proseguía en sus alocuciones.
Era también un gran impulsor de la formalidad. Su auditorio solía estar lleno de emprendedores informales, quienes huyen de la formalidad, pero su prédica siempre apuntaba a llevarlos de la mano para que lo hagan. Una tarea titánica pero muy necesaria.
Aún después de haber terminado esa memorable etapa radial mantuvimos la buena costumbre de nuestro café anual para hablar sobre el país y las soluciones que le encontrábamos.
Los últimos años optó por una carrera política. Fue candidato a la Presidencia de la República y posteriormente al Congreso, lo cual logró en este periodo. Considero que aún con sus cambios de posición, siempre fue honesto, e intentó ser coherente.
El mundo de la política es cruel, incomprendido y atrae muchas enemistades. Suele pasar que te espanta y si no tienes sólidas bases de integridad y solvencia moral, te puede arrastrar y devorar.
Desde mi modesta opinión Hernando era de lo más rescatable en nuestro calamitoso universo político actual.
A la medianoche del pasado jueves el destino le tenía preparado un imprevisto. Una descompensación lo venció y partió de este mundo terrenal, dejándonos desconcertados y con una tristeza enorme.
No ha habido indiferencia en torno a su muerte. Algunos lo reconocen como un novel político que tenía aún mucho por aportar y, los odiadores de siempre, lo satanizan, sin siquiera respetar la desgracia, ni el dolor de su familia.
Querido Nano, hiciste tanto por el país. El tiempo lo va a reconocer y te va a poner en su lugar. Tus miles de emprendedores te lo agradecen. Y todos los que te conocimos seguiremos haciendo caso a tus consejos y recomendaciones.
Yo, por lo menos, ya me lancé a la piscina. Hace un año te lo conté y te alegraste.
Que Dios te tenga consigo y promueves el emprendimiento en el cielo.
¡Gracias por tu amistad! ¡Descansa en Paz! Lampadia