Gaspar Velázquez Morillo
16 agosto 2025
Recientemente, un artículo en una edición de Harvard Business Review analiza cómo la “recesión de la amistad”, o la tendencia decreciente de amistades significativas, está echando raíces lentamente en nuestras vidas.
Según la American Perspectives Survey, el número de adultos estadounidenses que dicen tener “ningún amigo cercano” se ha cuadruplicado desde 1990, llegando al 12%.
Mientras tanto, la cantidad de personas con “diez o más amigos cercanos” ha disminuido en un tercio.
Una tendencia similar está surgiendo en áreas urbanas de la India: mientras los conocidos aumentan, las amistades profundas se vuelven cada vez más escasas.
En el pasado, las personas entablaban fácilmente conversaciones con desconocidos en cafés o bares. Ahora, la gente se sienta sola, desconectada de la multitud.
En Estados Unidos, el número de personas que come sola ha aumentado un 29% en los últimos dos años. La Universidad de Stanford incluso ha introducido un curso llamado “Diseño para amistades saludables”, lo que destaca que formar y mantener amistades ahora requiere aprendizaje y esfuerzo.
Esto no es solo un problema social, sino una crisis cultural. Hacer tiempo para la amistad ya no debería ser un lujo, sino una prioridad. La soledad dejó de ser una elección; se está convirtiendo en un hábito. Si no priorizamos conscientemente la amistad, no solo será difícil hacer nuevos amigos, sino que también perderemos las conexiones antiguas.
Las reuniones religiosas, clubes, deportes y organizaciones voluntarias —que alguna vez fomentaron la amistad— están disminuyendo.
Nos hemos limitado a las redes sociales, las responsabilidades familiares e incluso las mascotas.
¡Sí, algunos amigos ya no se ven porque no pueden dejar solos a sus animales!
Hoy, la amistad ya no es parte de la vida cotidiana; solo sucede cuando se cumplen otras responsabilidades. Sin embargo, las investigaciones enfatizan la importancia de la amistad.
En el libro de Bonnie Ware The Top Five Regrets of the Dying (Los cinco principales arrepentimientos de los moribundos), destaca un lamento conmovedor: “Ojalá hubiera mantenido el contacto con mis amigos…”
La investigación muestra:
- El aislamiento social aumenta el riesgo de enfermedades cardíacas, demencia y mortalidad.
- Es tan dañino como fumar 15 cigarrillos al día.
- Las amistades mejoran la salud mental, física y emocional.
- El estudio de 80 años de Harvard concluyó que el mayor origen de la felicidad y la salud en la vida no es la riqueza ni la carrera, sino las relaciones cercanas.
La verdadera amistad es como una inversión: perdona, llama, crea recuerdos y pasa tiempo juntos.
Como lo dijo bellamente Mirza Ghalib:
“Oh Dios, concédeme la oportunidad de vivir con mis amigos…pues puedo estar Contigo incluso después de la muerte.”
Valora las amistades, haz tiempo y enriquece tu vida con relaciones amistosas y significativas. Lampadia