Fernando Calmell del Solar
Expreso, 28 de mayo del 2025
El discurso de la caviarada que repite y repite que los informales del Perú son ilegales y pertenecen al crimen organizado, pretende decir que casi el 80 % de los peruanos somos criminales.
Para colmo, periódicos y programas de televisión se han convertido en algo muy parecido a esos autos con sus megáfonos que dan vueltas por pueblos y ciudades, anunciando a voz en cuello la llegada de un circo y sus payasos.
Para los que no lo saben, soy presidente de la Asociación de Emprendedores del Perú. He recorrido el país apoyando el emprendedurismo. Conozco el sacrificio, no solo del emprendedor, sino también el de sus familias. Y también sé muy bien que ese casi 80 % de informales del país son informales por una sola razón.
¿Cuál es la razón? ¿Acaso no quieren ser formales? No, amigos, el motivo es porque los requisitos para ser formales son técnicamente imposibles de cumplir, y esto se debe a que los requerimientos han sido creados por caviares comunistas y mercantilistas justamente para que no se puedan formalizar.
Pero la cosa no queda ahí. Desde hace 25 años, el Estado se ha convertido en un verdadero enemigo del emprendedor, porque se dedica a perseguirlos como si fueran delincuentes y no, como sucede en otros países, a apoyarlos, a capacitarlos, a darles acceso a la tecnología e incluso a subvencionarlos para que puedan progresar.
Es más, ¿acaso un emprendedor puede soñar con un crédito con bajo interés desde las entidades bancarias y financieras? De ninguna manera.
Pescadores artesanales, pequeños agricultores, mineros artesanales, vendedores ambulantes, los que se dedican a la manufactura, pequeños comerciantes: todos son tratados como delincuentes.
La realidad real es que todos aquellos que repiten como loros la cantaleta de que todo informal es criminal están insultando a la gran mayoría de peruanos, que yo mismo he visto y he sido testigo de su voluntad de ser formales, pero se enfrentan a regulaciones que solo funcionan en la mente de los descriteriados que escuchamos y leemos casi todos los días.
¿Qué debería hacer el Estado?
Primero, no ser parte de la mentira creada para criminalizar al informal.
Y segundo, actuar contra el crimen organizado, porque ahí está el problema.
Ya llegará un presidente que entienda que el exceso de regulaciones lo único que logra es el caldo de cultivo ideal para que las bandas criminales controlen la mayor fuente de empleos y de recursos económicos del país.
¡Paren! No sigan perjudicando a los peruanos que quieren trabajar, que quieren sobrevivir, que quieren dejar de ser invisibles, que quieren que sus hijos estudien, progresen y que se queden en el país.
¿Y saben lo que es peor? Que esos que hablan mal y en contra de los peruanos, estoy seguro de que nunca han emprendido ni trabajado, y se han dedicado a cobrar de esas malditas ONG que han envenenado al Perú.
Termino diciendo: así griten, pataleen, insulten y persigan, el cambio viene, y ellos se tendrán que ir.