Domingo García Belaunde
Expreso, 3 de julio del 2025
En mi lejana juventud vi una película con este nombre, protagonizada por Charlton Heston y que trataba de un circo fabuloso y de gran éxito. Por esas cosas de la vida, la reencontré en uno de los sitios que abundan en internet. Y esto me ha hecho pensar un poco en nuestra realidad, que se ha vuelto un circo, pero que no alegra, sino que da pena, y mucha. Y es el de la Fiscalía de la Nación, sobre el cual se ha dicho mucho.
Lo primero que hay que destacar es la reposición que hizo la Junta Nacional de Justicia (JNJ) de la señora Benavides. Y creo que hizo bien, al margen de una unanimidad inventada y que no era necesaria, pues aquí no se aplica la Ley General de Procedimientos Administrativos. Y menos mostrar la grabación de la sesión, que es otro de los dislates que se ha esgrimido.
Lo segundo fue reponerla como “fiscal de la Nación”, que en puridad no le correspondía, pues es cargo que se obtiene por elección de la Junta de Fiscales y no por orden de la JNJ. Y, aún más, existía una ya nombrada, la señora Espinoza, a quien nadie había destituido o cesado. Este fue el problema de inicio y lo que estalló el conflicto. ¿Cómo se hubiera solucionado este impasse?
Muy sencillo si hubiera habido serenidad: se recibía con bombos y platillos a la “repuesta” fiscal de la Nación el lunes, y al día siguiente, martes, se le agradecían sus servicios, se terminaba su encargo y se nombraba como nueva fiscal a la señora Espinoza. Y se acababa el problema y todo seguía adelante.
Pero, lamentablemente, no ha sido así y ha empezado una guerra de guerrillas que no sabemos cómo va a acabar. Y se están buscando soluciones, desde la más extrema de cesar a todos sus miembros (o en todo caso, a las dos protagonistas de este escándalo, las señoras Benavides y Espinoza) hasta una reorganización total. Dicho sea de paso, la actitud de la señora Espinoza, por lo que hemos visto, dista mucho de ser encomiable.
Recordemos que el Ministerio Público existió desde siempre, pero desde la Constitución de 1979 tiene autonomía constitucional y actúa a ese nivel. Su ley orgánica viene de 1982 y, por tanto, ha sido rebasada por los hechos. Y, además, el ingreso a esa entidad es poco calificado, por decirlo amablemente, y sus miembros no brillan mucho.
Todo esto, envuelto en la crisis que afecta al sistema de justicia, que alcanza fundamentalmente al Ministerio Público y al Poder Judicial, que también es otro problema (hay cantidad de jueces impresentables). Y esto amerita una decisión política, que requiere ser estudiada detenidamente, pero no ahora, por las circunstancias que atravesamos. Habrá que esperar al 2026.