Alfredo Torres
Perú21, 11 de mayo del 2025
«Según el modelo estadístico que desarrolló Ipsos para un estudio que efectuó por encargo de Transparencia (…), existe 67% de probabilidades de que, si no hay alianzas, pasen esta valla entre dos y cinco partidos en 2026”.
En once meses serán las elecciones generales. Como es habitual, el interés se concentra en la elección presidencial, pero no deberíamos soslayar la elección parlamentaria, que sufrirá un cambio sustancial. No solo porque volveremos a tener Senado y Cámara de Diputados, sino porque las condiciones y los requisitos para alcanzar una bancada parlamentaria se han vuelto más complejos.
De acuerdo con la Ley 32245, para acceder al procedimiento de distribución de escaños en la Cámara de Diputados o en el Senado, se debe superar dos vallas: 1) obtener al menos cinco por ciento de los votos válidos a nivel nacional, y 2) haber alcanzado al menos cinco por ciento del número legal de miembros de la cámara respectiva.
El requisito de conseguir 5% de los votos válidos ya existía. La diferencia es que es más difícil superar esa valla con 43 partidos en lid que si compitiesen la mitad o la tercera parte. Según el modelo estadístico que desarrolló Ipsos para un estudio que efectuó por encargo de Transparencia (“La Paradoja del Pluralismo”), existen 67% de probabilidades de que, si no hay alianzas, pasen esta valla entre dos y cinco partidos en 2026. Es decir, menos que en 2011 y 2016, que la superaron seis partidos, y mucho menos que en 2021, que la pasaron diez.
Sin embargo, ese cálculo puede resultar excesivo si se toma en cuenta la segunda valla: alcanzar al menos 5% del número legal de miembros en la respectiva cámara. Es decir, un mínimo de tres senadores y de siete diputados. Una rápida mirada a las últimas tres elecciones generales puede darnos una pauta de lo difícil que es superar esa barrera adicional.
La futura Cámara de Diputados tendrá una conformación similar al actual Congreso, así que la comparación es sencilla. En 2011, seis partidos pasaron la valla electoral del 5% de los votos. Si hubiese habido, además, la condición de siete curules ganadas, habrían ingresado al Congreso cinco partidos. En 2016, pasaron la valla de los votos seis partidos, pero con la nueva condición habrían pasado solo cuatro. Y en 2021 pasaron la valla diez partidos, y con las nuevas reglas estarían ingresando a la Cámara de Diputados seis partidos, siempre y cuando los seis hubiesen obtenido más de 5% de los votos válidos, lo cual, ya vimos, es improbable.
El caso del Senado es más complejo porque tendrá dos sistemas de votación. Se elegirá a 30 senadores de manera nacional y los demás a razón de uno por cada circunscripción electoral, salvo en Lima, donde se elegirá a cuatro. El mínimo de tres senadores se puede conseguir con una combinación de la elección nacional y la elección regional.
Pues bien, históricamente casi todas las elecciones regionales han sido ganadas por solo dos partidos. En 2011, el partido de Ollanta Humala (entonces Gana Perú) ganó en 15 regiones, el de Keiko Fujimori (entonces Fuerza 2011) ganó en 7 y el partido de Alejandro Toledo (Perú Posible) apenas en una. En 2016, Fuerza Popular de Keiko Fujimori ganó en 17, el Frente Amplio de Verónika Mendoza en 7 y PPK de Pedro Pablo Kuczynski en solo una. En 2021, Perú Libre ganó en 16 regiones, Fuerza Popular en 8 y Renovación Popular en solo una. Es decir, el fujimorismo y la izquierda han ocupado el primer lugar en más de 95% de las regiones en las últimas tres elecciones generales. Por lo tanto, cabe suponer que algo similar podría ocurrir en 2026 en las elecciones para senadores regionales.
La elección de los 30 senadores nacionales también promete estar muy concentrada. Los partidos que no consigan ganar alguna elección regional tendrán que conseguir sus tres senadores en la elección nacional. Aplicando la cifra repartidora, esto implica obtener al menos 10% de los votos válidos para el Senado por esta vía.
En 2011, cuatro partidos de los 13 que postularon consiguieron más de 10% en la elección parlamentaria. En 2016, tres partidos de los 16 que postularon tuvieron más de 10% de los votos. Y en 2021 solo dos partidos lograron más de 10% en la votación para el Congreso: Perú Libre y Fuerza Popular. Otros partidos —como Renovación y Avanza País— tuvieron casi 12% de votos en la elección presidencial, pero menos de 10% en la parlamentaria. Es decir, con las nuevas reglas, Perú Libre habría tenido mayoría absoluta en el Senado y el único otro partido con presencia en esa cámara habría sido Fuerza Popular. Pedro Castillo podría haber gobernado a sus anchas, sin intentar un golpe de Estado.
En principio, tener pocos partidos en el Congreso puede ser positivo en la medida en que los principales sectores del espectro político estén representados. El riesgo del próximo proceso es que, en virtud de las nuevas reglas, solo alcancen representación dos o tres partidos en el Senado y quizá uno o dos más logren una pequeña presencia en la Cámara de Diputados, y que, por lo tanto, más de 50% del electorado, que habría votado por partidos que no pasaron la doble valla, se sienta engañado.
Formar alianzas no es fácil, pero si los numerosos partidos que se ubican en el amplio espectro del centro político son realistas deben entender que, si no se unen en dos o tres frentes atractivos, quedarán fuera del próximo Congreso y la gobernabilidad del país estará nuevamente en juego.