Benjamín Marticorena Castillo
Físico, ex Presidente del CONCYTEC
Para Lampadia
¿Está el Perú camino a perder la oportunidad de encontrarse en una convergencia tecnológica con los países industrializados, cuyos desarrollos tecnológicos avanzan exponencialmente, en tanto que nuestro país se limita a exportar minerales que con el tiempo serán sustituidos por otros materiales gracias a la investigación científica?
¿Se limitará el Perú a la agroexportación que siempre tendrá demanda?
¿En qué cadenas de valor o en qué áreas de desarrollo científico o tecnológico podríamos comprometernos para no quedar al margen del mundo?
Estas cuestiones requieren respuestas con sentido de urgencia, para lo que es previamente indispensable concentrarse no únicamente en las tecnologías, sino en los contextos sociales y ambientales en que estas se aplican en el Perú.
Una primera consideración general es que –intentando alcanzarlos- el Perú no puede seguir los pasos de los países industriales en los que la producción científica y el consiguiente desarrollo tecnológico tienen también el carácter masivo de una producción industrial.
En esos países los gobiernos y las empresas invierten en investigación e innovación obteniendo importantes ganancias y crecimiento general, algo que se da en una escala muy poco significativa en el Perú.
Al no estar en situación de seguir el camino que los países industriales, la estrategia más razonable es la de tomar un atajo para alcanzarlos en lo que sea conveniente y seguir una ruta propia y distinta en lo que consideremos opciones más prometedoras.
Es interesante recordar aquí por su preciso buen sentido, la expresión de la celebrada analista argentina Hebe Vessuri sobre que “nada lleva más rápido al fracaso que aplicar en un país lo que ha tenido éxito en otro”. Y, desde luego, podríamos extender esta afirmación al interior del Perú, si tenemos en cuenta la importante diferencia de las condiciones ambientales y sociales entre las distintas regiones de un país tan diverso como el nuestro. Las aplicaciones tecnológicas tendrán que adecuarse a cada región o localidad, según sea su realidad territorial y social.
Una segunda consideración es que lo que caracteriza taxativamente al Perú es su singular abundancia de variedad genética, multiplicidad climática y riqueza geológica y – simultáneamente – su marcada escasez de suelo de cultivo y de agua para sostenerlo.
Así pues, las tecnologías (y la ciencia detrás de ellas) tienen que identificarse y administrarse a los sistemas productivos teniendo en cuenta ese escenario de abundancias y escaseces, todo en uno.
Y téngase presente que la diversidad peruana no se limita al territorio sino que la sociedad misma es culturalmente diversa, con una riqueza de conocimientos ancestrales que, por su extendido empleo en la historia han mostrado su eficacia y que deben ser revalorados (como se hace en Australia, China, Korea y México) para que dialoguen con la oferta tecnológica moderna incluyendo la de frontera científica. Nos referimos particularmente a tecnologías de gestión del suelo agrícola y del agua; a nuevas variedades de cultivos adaptadas a condiciones ambientales diversas, extremas y cambiantes; a la medicina tradicional con plantas originarias (que emplean hoy la mitad o más de los peruanos), a los textiles y a la artesanía utilitaria y ornamental.
Otra consideración pertinente para pensar adecuadamente nuestro mejor futuro tecnológico es la de que las tecnologías disruptivas (nano y biotecnologías, TICs, IA…) llegan con grandes promesas de salvación general pero traen consigo también –como ya lo sabemos demasiado- importantes riesgos potenciales. El buen resultado al emplearlas va a depender de la política que las promueve; es decir, de si los intereses detrás de su aplicación están orientados a intereses pequeños o al bien común.
Agrobiodiversidad
Pongamos el caso de los alimentos. Casi todo lo que hoy consumimos los peruanos (comprándolo en mercados populares o en supermercados) proviene de los excedentes de la pequeña propiedad agrícola (lo que llamamos minifundios, que son empresas familiares) y de la pesca artesanal.
Por su lado, la pesca industrial y la agroindustria producen esencialmente para la exportación, contribuyendo a la economía nacional en diversos destinos importantes pero no en la alimentación.
Según esto, la primera recomendación para la seguridad alimentaria de la población es la investigación científica y la transferencia de tecnología (extensión tecnológica) para los productores de alimentos de consumo interno, algo que no es muy costoso y sí eficaz, tanto para abastecer el mercado nacional como para lograr que la población rural logre convertirse en un actor reconocido y recompensado de la economía (lo que sería una reivindicación histórica que les ha sido negada por la República).
Esta recomendación equivale a cortar camino con respecto a lo que se ha hecho en los países industriales.
Otra recomendación es la relacionada con las energías renovables (solar, eólica, geotérmica, bioenergía, hidrógeno verde y fuerza hidráulica; esta última en su escala pequeña y principalmente en la vertiente oriental de los Andes, con buenas caídas de agua que van a la cuenca del Atlántico).
Mientras que para el Perú, el camino de las renovables tiene tradición y modernidad y es por lo tanto viable, es difícil que los países industriales sigan ese camino por estar concentrados en competir por la supremacía. Para los países andinos, con geografías retadoras, las renovables son una opción competitiva tanto para la pequeña como para la gran industria.
Un ámbito decisivo para la modernización del Perú es la del Estado Digital, priorizado para la educación, salud pública, seguridad frente a la violencia social así como frente a los impactos de fenómenos naturales extremos (terremotos, Niños, deshielo en la cordillera, avalanchas y deslizamiento de tierras, inundaciones y sequías, actividad volcánica, etc.). Todos estos fenómenos requieren de investigación científica orientada a su prevención y a la mitigación de sus efectos sobre la población, la economía y la infraestructura. En esas investigaciones el empleo de tecnologías de información y comunicación es fundamental. Estonia, India, Alemania, Japón y Canadá están entre los países más digitalizados del mundo. En ellos el DNI es la piedra angular de la gestión del Estado, permitiendo a las instituciones responsables de la recaudación de impuestos realizar su función, y mantener un registro único que puede ser compartido con otras instituciones del país responsables de la justicia, la policía civil, el empleo, la salud (con la historia médica del propietario), el comercio, etc.
Una decisión que puede constituir un decisivo avance de desarrollo es la que recomendó al gobierno peruano la Comisión Consultiva de CTI (formada por ocho científicos y tecnólogos peruanos de alto nivel): la creación de un Centro Nacional de Biotecnologías (CNB) para la producción de vacunas y biofármacos, algo para lo que el país tiene ya capacidades humanas suficientes. Por lo demás, la biotecnología es un ámbito que se vincula directamente con el aprovechamiento de nuestra biodiversidad. Ese CNB también serviría para investigaciones agrarias y para producción de nuevos materiales industriales.
Lo que hasta aquí hemos recomendado, está lejos de ser exhaustivo pero muestra la dirección necesaria del trabajo pendiente en el Perú. En general, debemos tomar el camino que nos lleve más pronto a satisfacer necesidades básicas y a educar mejor a la población formando nuevas generaciones de ciudadanos.
Conexiones internacionales
Una tendencia mundial es clara: la cooperación en investigación científica y desarrollo tecnológico tiene ventajas sobre la autarquía, especialmente en los temas arriba mencionados que constituyen problemas centrales en todos los países: suma de recursos humanos, materiales y financieros; diversidad de visiones culturales y de perspectivas globales; mayor garantía de calidad de los productos de la investigación, compartiendo equipamiento de investigación costoso, con financiamiento de las investigaciones, información y movilidad de investigadores, entre otros.
Por ejemplo, si tenemos un programa de investigaciones sobre tecnologías del hombre en el desierto (el Perú es desértico en toda su costa y en gran parte de la sierra) trabajar con Chile que tiene una geografía similar sería una asociación acertada. Esa asociación también sería también muy útil – y no solo con Chile sino también con Ecuador y Colombia- en estudios del mar (biología y geología marina), sanidad agropecuaria, sismología, cambio climático, vulcanismo…).
Con Brasil los trabajos prioritarios en común serán los estudios sobre el bosque tropical; las economías ilegales, etc.
Hemos mencionado estos países cercanos porque compartimos con ellos más intereses en común, pero nuestras relaciones de cooperación vienen dándose igualmente con otros países de América Latina, Norteamérica, Europa y, ahora, crecientemente con Asia.
Áreas prioritarias de investigación
Una mirada rápida a las áreas prioritarias de investigación en el Perú de hoy nos llevará a los siguientes campos generales:
- Ciencias de la vida y biotecnologías (recordemos que el Perú- no obstante su escasez de agua y de suelos de cultivo- es uno de los países del mundo con mayor diversidad biológica.En la reunión de la APEC realizada en febrero del 2024 en Lima, participaron entre otros países Japón, Rusia, China, Australia, Canadá, México y Estados Unidos, países que no obstante sus fuertes economías y grandes extensiones territoriales, no tienen tanta diversidad como el Perú o Colombia.
Esta es nuestra más notable y potente carta de presentación y moneda de intercambio. El mundo está interesado en esta característica del Perú.
- Ciencias y tecnologías de materiales (minero metalúrgicos, minerales no metálicos y petroquímica). Esta área incluye la nanotecnologías y biotecnologías industriales.
- Tecnologías de información y comunicación, que son de uso transversal atoda actividad económica, social y cultural, a la educación, salud, gestión pública y seguridad ciudadana, transferencia tecnológica a PYMES (que representan al 74% de la PEA y el 47% del PBI), servicios de banda ancha para cooperación de grupos de investigación peruanos con grupos similares de otros países, etc.
- Salud (nutrición infantil , enfermedades de alta incidencia social, producción de vacunas y biofármacos para alcanzar lo que durante la pandemia se llamó «soberanía tecnológica» en materia de salud pública;
- Rescate de tecnologías tradicionales y ,
- Estudio, prevención y mitigación de los efectos de fenómenos naturales extremos.
La ciencia y la tecnología se practican para dar a la población y a sus instituciones los conocimientos y los instrumentos para ser parte activa y colaborativa de la sociedad y para habitar el territorio ética y eficazmente, conservando su oferta ambiental para las futuras generaciones de peruanos.
Lampadia
