Jaime de Althaus
Para Lampadia
Aunque parezca increíble, existe una posibilidad muy alta de que el llamado “bloque democrático” pierda la mesa directiva del Congreso en manos del bloque de izquierda y los “niños”. Irresponsablemente, las bancadas del centro y la derecha dejaron de coordinar entre ellas hace meses y se demoraron en iniciar conversaciones para la Mesa, de modo que el bloque de izquierda, expectante, se adelantó y ya sumó a su coalición no solo a Podemos, que ya estaba allí hace meses, sino a Somos Perú. Y los niños de Acción Popular, por supuesto, y a todos o casi todos los acusados e investigados.
Un congreso presidido por un congresista de izquierda sin duda tenderá a confrontar con el Ejecutivo. Que eso pueda llegar hasta la vacancia presidencial es difícil, porque no habría causales ni votos, pero sí tendría un impacto en la calidad y naturaleza de las leyes que se discutirían y aprobarían. Como sabemos, si bien los proyectos de ley que están en la agenda del pleno son propuestos por las bancadas, quien decide en qué orden entran a debatirse al pleno es el presidente del Congreso. Y como siempre hay muchos más proyectos que los que se pueden ver, el presidente escoge aquellos que coinciden con su orientación política o ideológica. Considerando que la coalición que llegaría a la mesa directiva sería una de izquierdas y de múltiples intereses particulares, ya podemos imaginar la clase de proyectos que se pondrán a la orden del día.
En efecto, en el siguiente cuadro vemos, en la vertical, lo que podríamos llamar las “bancadas de intereses”, y en la horizontal, las bancadas políticas. Y lo que tenemos es el número de proyectos presentados por cada bancada creando beneficios o privilegios en favor de los grupos de interés correspondientes, algunos de los cuales son informales como el transporte o la minería informales, o incluso vinculados o favorecedores de actividades ilegales como los invasores de tierras o el tráfico de tierras. Otros son formales, como los ganaderos. Por supuesto, también están los maestros, que buscan suprimir la meritocracia, o las universidades denegadas, o los trabajadores estatales o los sindicatos, que acumulan proyectos con beneficios que también tienden a suprimir meritocracia o gravar la actividad económica. Entre otros.
Y la conclusión general es muy clara: haciendo las sumas vemos que las bancadas y congresistas que integrarían la coalición de izquierda y aliados suman 91 proyectos que benefician a grupos de interés, mientras que las bancadas que integrarían el bloque de derecha suman solo 14 proyectos de esa naturaleza.
Entonces, lo que podemos esperar si la coalición de izquierda y de intereses se alza con la mesa directiva, es una avalancha de proyectos mercantilistas, populistas y promotores de intereses particulares. Esto puede ser el puntillazo final al crecimiento económico. En lugar de repotenciar el modelo económico para volver a crecer a tasas altas y retomar la reducción de la pobreza, terminaríamos de hacerlo naufragar llevando al país a la miseria y el caos.
Lo único que quedaría para prevenir este resultado es una mesa mixta, presidida por alguna bancada del bloque democrático pero que integre a un representante de una bancada de izquierda. Esa es la alternativa que han insinuado, con razón, Nano Guerra García, Jorge Montoya y otros congresistas. Demos apoyarla, sin dudas ni murmuraciones. Lampadia