Jaime Spak
Para Lampadia
Hace tres semanas, escribí un artículo que titulé “mensaje a la nación”.
En ese artículo solicitaba, a los más de 33 partidos políticos inscritos en los últimos dos años y que deseen presentar candidaturas a los comicios del próximo año, que desistan de ello.
Pues bien, se acaba de abrir la caja de Pandora, en donde se puede apreciar las triquiñuelas que han hecho estos partidos para lograr su inscripción.
Todos somos conscientes que el principal problema que afronta nuestro país es la corrupción.
Pues bien, la cantidad mínima de afiliados requerida para la inscripción de un partido político en Perú, se cambió hace dos años.
En 2023, la resolución N° 0032-2023-JNE del Jurado Nacional de Elecciones (JNE), estableció que la cantidad mínima de afiliados debe ser el 0.1% de los ciudadanos en el padrón electoral nacional.
Para los movimientos regionales, el requisito es el 1% de los ciudadanos en el padrón regional, con un mínimo de 1,000 afiliados.
Por ello, con una cantidad de 25,000 miembros se puede inscribir un partido político.
Así tenemos 43 partidos aprobados para participar en la justa electoral.
Pero acá viene el truquito.
Imagínense ustedes que esos 43 partidos, hayan inscrito a 25,000 cada uno.
Se requirió un millón setentaicinco mil firmas comprobadas.
Si hacemos una encuesta, les puedo asegurar que más del 90% de la población electoral, o detesta a los partidos políticos o está muy insatisfecha de los políticos.
Cuando uno abre la caja de Pandora se encuentra con la triste historia de que hay informales, propietarios de fábricas de firmas.
Se ha descubierto, que más de 31 de las 43 agrupaciones políticas, han presentado firmas falsas.
Creo que, por el bien del país , inmediatamente el JNE debe de denunciar a estas agrupaciones y como consecuencia de ello, deben anular sus inscripciones.
Si eso sucede, entonces regresaríamos al camino de la cordura y la legalidad.
El tema de las firmas falsas no es nuevo en nuestro país.
La delincuencia ha crecido en forma desproporcional y eso porque no hay una política severa de combatirla.
Igual sucede con los partidos políticos nuevos, que se han inscrito luego de la absurda ley de hace dos años.
Para tener un país próspero, debemos de erradicar a esos seudo partidos, que pagando S/6.00 por planillón de adherentes, no tienen ni idea que quienes lo conforman.
La mayoría ha usado nombres sin consentimiento, y otros han falsificado firmas de manera burda.
En 1995, Óscar Medelius, conocido notario, fue acusado de falsificar firmas para la inscripción del movimiento Perú 2000. Un partido que apoyaba la reelección de Alberto Fujimori.
La falsificación de estas firmas buscaba legitimar la inscripción del partido ante el Jurado Nacional de Elecciones, pero fue descubierta y expuesta públicamente.
Medelius fue señalado por su participación en este fraude electoral, lo que manchó su imagen política y lo vinculó con actos ilegales, en el marco de un proceso electoral corrupto. Este escándalo fue un factor clave, que marcó su carrera y lo impulsó a huir del país.
Hace pocos meses fue asesinado por sicarios.
En el caso de Alejandro Toledo, según el organismo electoral, para participar en los comicios generales del 2000 su partido, entonces denominado País Posible, luego Perú Posible, presento 1.2 millones de firmas de adherentes.
Parece que más del 77% eran falsas.
Como sociedad civil debemos protestar enérgicamente para poner fin a esta lacra
¿Y cómo comienza todo?
Pues con seudo partidos, que inscriben gente de mal vivir, para una vez en el poder cometer todo acto de corrupción.
Una vez más hay que poner el dedo de en la llaga, ya no podemos seguir aceptando estos actos fraudulentos.
Es urgente que estos partidos sean excluidos de las próximas elecciones.
Los peruanos ya no podemos ser pasivos ante este tipo de situaciones.
Ya hemos aguantado estoicamente situaciones extremas en nuestra patria.
Los años del terrorismo calaron muy profundamente en nuestros compatriotas y genero una diáspora tremenda de peruanos al extranjero.
Hoy en día, más del 10% de la población actual reside en muchos países y la gran mayoría son exitosos.
Imagínense si estas personas retornan al Perú y logramos que sean un motor del impulso .
Para ello debemos de crear las condiciones para que puedan tener una vida similar de la que tienen en los países donde han emigrado.
Hay que poner coto a esta bazofia de corrupción, que empieza con gente inescrupulosa que pretende dirigir los destinos del país para beneficio de unos pocos y no para la gran mayoría.
Debemos de cerrar la caja de Pandora y hacer un esfuerzo para que peruanos de bien postulen con el deseo que nuestro país vuelva por el camino de la prosperidad.
Recuerden que los elegidos deben encargarse de administrar el país y no de beneficiarse con el cargo.
Si no sucede esto, el Perú no tendrá futuro. Lampadia