Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Lima, 14 de julio de 2025
Para Lampadia
El 22 de julio de 2004, el Gobierno Regional de Lambayeque (GORE Lambayeque) y la Concesionaria Trasvase Olmos (CTO / Odebrecht), con la participación de la Agencia de Promoción de la Inversión Privada (PROINVERSIÓN), suscribieron el Contrato de Concesión para la Construcción, Operación y Mantenimiento de las Obras de Trasvase del Proyecto Olmos.
Las obras se refieren básicamente a la presa Limón y al túnel Trasandino. La presa inicialmente estuvo diseñada para almacenar algo más de 100 millones de metros cúbicos de agua, pero por decisión del Estado – a manera de una primera etapa – se redujo la capacidad de la presa a menos de la mitad.
La idea siempre fue – en una segunda etapa, y durante el plazo de la concesión – recrecer la presa a su diseño original. Sin embargo, por esas cosas típicas del Estado peruano, el recrecimiento de la presa nunca ocurrió.
El túnel trasandino de 20 km es uno de los más profundos del mundo, y constituye un portento de la ingeniería peruana y mundial.
Ahora bien, más importante aún que las obras de trasvase, es lo que pasó en la Irrigación Olmos… aguas abajo del túnel Trasandino.
Como nunca, el valle viejo de Olmos – más de 5 mil hectáreas – empezó a recibir agua todo el año. El inhabitado desierto de Olmos se transformó en uno de los más extraordinarios conglomerados agroexportadores del país… y del mundo. Decenas de empresas de la más avanzada tecnología y capacidad de gestión invirtieron cerca de US$ 3,500 millones, dando empleo directo a cerca de 70 mil trabajadores peruanos.
Todas las externalidades derivadas del proyecto son impresionantes: más y mejores empleos, mejores niveles remunerativos, mayores aportaciones a EsSalud, mayor tributación, aumento significativo de las exportaciones, mejoras tangibles en la salud y educación de la población, aumento significativo en la demanda de bienes y servicios regionales y nacionales, reducción de la pobreza en Lambayeque… Todo eso – y más – se logró en lo que toda la vida fue un desierto estéril, pobre y abandonado. ¡Extraordinario!
“Olmos, un milagro en el desierto”. Así se expresaron muchas personas que visitaron la irrigación…. salvo los envidiosos y acomplejados de siempre.
Bueno pues, transcurridos 20 años desde la firma del contrato, el 25 de setiembre próximo, termina el plazo de la concesión.
¿Por qué no se recreció la presa Limón a su diseño original? No se oye, padre.
¿Por qué no se convocó – oportunamente – a la licitación pública para seleccionar al nuevo concesionario que tome la posta, el 25 de setiembre próximo? Tampoco se oye, padre.
¡Qué problema! Dentro de pocos días, CTO debe “entregar las llaves” de las obras del trasvase al nuevo concesionario. Pero ¡no hay nuevo concesionario! El Estado, a pesar de los reiterados recordatorios por parte de CTO acerca de la proximidad del fin de la concesión, no movió ni un dedo para convocar al nuevo concesionario.
Por otro lado – para complicar aún más la situación – la relación entre el Estado y CTO es incompatible. La presidenta de la república, el primer ministro, y los ministros de economía y agricultura han dicho que “no se casarán con la corrupción”.
Está claro que para ellos no cuenta que CTO – y las demás empresas del Consorcio Novonor (ex Odebrecht) – hayan pasado por un radical proceso de reorganización, que incluyó la depuración de todos los funcionarios que en su momento estuvieron implicados en actos de corrupción.
Tampoco cuenta que Novonor y todas sus subsidiarias – CTO incluida – hayan sido rehabilitadas por instituciones internacionales tan renombradas como el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, y el propio Departamento de Justicia de los Estados Unidos. (Conste que yo soy testigo de ello, dado que, desde abril 2024 – como es de público conocimiento – soy director independiente de CTO y H2Olmos)
No obstante, conscientes de que las más altas autoridades del Estado no quieren seguir contando con los servicios de CTO, la empresa tampoco pretende brindar sus servicios, allí donde no es bien acogida.
El problema es que el GORE Lambayeque, sí quiere que CTO continúe operando el trasvase – temporalmente – hasta que se seleccione a un nuevo concesionario calificado. Y los campesinos del valle viejo de Olmos, igual. Por otro lado ¿en qué situación quedan los 70 mil trabajadores de las empresas de Olmos… y sus familias? ¿Y qué de las empresas de Olmos que apostaron por el proyecto, y que tienen deudas con bancos y proveedores nacionales y extranjeros?
¿Acaso no tienen – todos – vela en ese entierro? Por supuesto que sí. El Estado está obligado a tomarlos en cuenta al momento de tomar su decisión, de cara a la próxima terminación de la concesión.
“Garantizar la continuidad del servicio de trasvase”. Ese tendría que ser el máximo objetivo de parte del Estado, respecto del futuro de Olmos. Sin embargo ¿qué pretende el MIDAGRI… precisamente, el ministerio que tiene decenas de obras paralizadas, en todo el país? Pues… asumir la gestión del trasvase.
Ante ello – por temor a perderlo todo – muchos campesinos del valle viejo, más la mayoría de las empresas de Olmos, más la Asociación de Gremios Agroexportadores del Perú (AGAP), y las más importantes instituciones gremiales y profesionales de Lambayeque han puesto el grito en el cielo, para que el MIDAGRI no asuma la gestión del trasvase. Más bien, piden que el Estado convoque – a la brevedad – a una licitación pública para seleccionar a un nuevo concesionario calificado.
Y mientras tanto, por el tiempo que sea estrictamente necesario (24 meses, 12 meses, 8 meses, o incluso menos) piden que CTO – ¡no el MIDAGRI! – mantenga el servicio de trasvase.
Además, también piden que CTO – ¡no el MIDAGRI! – ejecute de inmediato la descolmatación de la presa, producto de 20 años ininterrumpidos de operación. Piden también que el nuevo concesionario – ¡no el MIDAGRI! – ejecute las obras de recrecimiento de la presa Limón, apenas asuma funciones.
Preguntas del millón:
¿Por qué el MIDAGRI insiste en asumir la gestión del trasvase, a partir del 25 de setiembre, si – probadamente – no tiene capacidad para ello? (Ojo: El PEOT y el GORE Lambayeque han advertido en más de una oportunidad, que no tienen capacidad para gestionar el trasvase.)
¿Por qué el MIDAGRI no considera los enormes riesgos de colapso de presa, inundación de poblaciones ribereñas, pérdida de vidas humanas, taponamiento del túnel, demandas judiciales por incumplimientos contractuales, y demás?
¿Tanto temor le tiene a periodistas tan histriónicos – e ignorantes en temas agrarios – como Augusto Thorndike, y otros?
La verdad… no se entiende. Lo de “Odebrecht corrupta” es una excusa. Lo he dicho mil veces… y lo repito. Las instituciones o empresas no son corruptas. Corruptas son las personas… algunas personas, las cuales – ellas sí – deben ser castigadas severamente por sus delitos.
En todo caso, el proyecto Olmos es un éxito lambayecano incuestionable. Y en tal sentido, no merece ponerse en riesgo de colapso… tal como pretende – irresponsablemente – el Estado peruano.
En Olmos no hay cabida para consignas políticas, caprichos autoritarios, o moralismos teatrales. En Olmos sólo caben la verdad, la justicia, la sensatez, y el bienestar de miles de lambayecanos.
No permitamos que en el caso de Olmos “justos paguen por pecadores”. Lampadia