Jaime de Althaus
Para Lampadia
Sabemos que en el Perú y el mundo en general se ha producido en los últimos años una reacción conservadora contra la ideología y las políticas “progresistas” que aquí se han llamado “caviares” y en Estados Unidos “woke”.
Ese cambio se ha registrado también en alguna medida en las redes sociales en el Perú.
Si hasta hace relativamente poco predominaban los contenidos y canales virtuales de la llamada prensa alternativa de izquierda, como comprobó un estudio del centro Wiñaq realizado hace algo más de dos años, eso estaría cambiando hacia una cierta predominancia de canales y streamers con mensajes de derecha conservadora.
Es algo que comprueba el propio Centro Wiñaq en una búsqueda reciente sobre el avance de los nuevos “infuencers” en YouTube y Tik Tok, que constata que los de izquierda, hace poco dominantes, empiezan a quedar rezagados.
Sin duda esta relativa reconfiguración del ecosistema digital hacia el centro o la derecha puede jugar un papel en las elecciones del 2026.
Sin embargo, hay que notar que se trata principalmente de una reconfiguración hacia la derecha conservadora más que a la derecha liberal (en el sentido económico).
Y el problema es que en la medida en que todavía somos un país subdesarrollado con una tasa de pobreza cercana al 30%, la batalla cultural o ideológica principal debería centrarse en el terreno del modelo de crecimiento, de la economía de mercado, del rol del Estado.
Es decir, más en el terreno de los temas o valores materiales que los post materiales, propios estos últimos de una clase media o media alta que ya se emancipó de los problemas de sobrevivencia económica. Para usar categorías de Marx, más en el terreno de la “infraestructura” que de la “superestructura”.
Es cierto que hay un grado de intersección entre ambas esferas valorativas. Por ejemplo, un ambientalismo radical -típica causa post material- sin duda afecta la inversión privada. O un excesivo énfasis en la igualdad de género puede afectar la meritocracia, pero el valor en sí mismo es necesario y positivo.
Sin embargo, las posiciones “progresistas” se concentran en los sectores relativamente altos de la sociedad, mientras en general los sectores populares mayoritarios tienden a ser conservadores, de modo que poco se gana allí con mensajes precisamente conservadores.
En cambio, esos sectores populares sí han sufrido la impregnación solapada de las ideas marxistas contra la gran empresa o el capital o contra la gestión privada del agua, por ejemplo, y a favor de la conveniencia de empresas estatales en sectores clave o “estratégicos”.
Desde hace sesenta años o más, con Velasco y su gran aparato de propaganda a través del SINAMOS y de la estatización de todos los medios de comunicación, y con Patria Roja en las escuelas, esos conceptos se han vuelto casi sentido común. En cambio, desde la otra orilla (excepto la campaña de ‘Defensores de la Inversión’ Lampadia del 2021), nunca se ha desarrollado campañas ni se ha dado la batalla ideológica para mostrar cómo la economía de mercado, la libertad económica y el respeto a la propiedad privada llevan a los países al desarrollo y eliminan la pobreza.
En ese sentido, lo primero que habría que hacer es un curso de capacitación, con certificados dados por una universidad, a los maestros de la escuela pública sobre economía social de mercado y capítulo económico de la Constitución, para mostrar cuanto crecimos y redujimos la pobreza desde que se liberalizó y privatizó la economía en los 90. Los maestros no tienen conciencia de eso.
Y, yendo al presente, sería fundamental una campaña como “La Previa” que propone Lampadia y, como parte de esa campaña, la difusión sistemática por redes de los resultados de la revolución económica argentina, porque el programa que se está aplicando allá con tanto éxito debería servir de inspiración para el gobierno que se inaugure el 2026.
El Perú ha perdido capacidad de crecimiento y de reducir la pobreza, y los peruanos se van. Los argentinos, en cambio, están regresando a la Argentina. La ruta de recuperación y aceleración está claramente trazada en la Argentina, que pronto se va a convertir en el país que más crece en el mundo. Miremos lo que ocurre allí.
La batalla de las ideas que demos estos meses será decisiva para la viabilidad misma del Perú. Lampadia