Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 4 de agosto de 2025
Para Lampadia
En su reciente discurso de Fiestas Patrias, la presidenta Boluarte se mandó de hacha contra Venezuela, Cuba y Bolivia. “Estados fallidos” los llamó. Y bueno… no le faltó razón. Los tres países – qué duda cabe – son Estados fallidos. El problema es que – en mi opinión – nuestro país (Perú) también es un Estado fallido.
Tan fallido que los servicios del Estado peruano son lo peor de lo peor.
Me refiero – por ejemplo – a la educación estatal, a la salud pública, a los servicios de agua y desagüe, a la seguridad ciudadana, a la infraestructura pública, al sistema de justicia, etc.
Lo dijo – en su momento – el recordado Roberto Abusada: la corrupción ha hecho metástasis en el Estado peruano. Se refería a todo el Estado: al Gobierno Central, a los Gobiernos Regionales y Municipales, al Congreso de la República, al Sistema de Justicia, a las Fuerzas Armadas y Policiales… a todos.
Parafraseando el viejo refrán, se podría decir: “mal de Venezuela, Cuba y Bolivia, consuelo de Dina”. Como se sabe, el refrán original es “mal de muchos, consuelo de tontos” y se refiere al hecho de que compartir un mal ajeno, no hace más llevadero el mal propio. Ergo, concentrémonos en el mal peruano… en el mal propio.
Para empezar, habría que preguntar ¿cómo así llegaron al poder nuestras actuales autoridades estatales? ¿Quiénes los eligieron? Y la respuesta pura y dura es que nosotros los elegimos. Efectivamente, nosotros – los ciudadanos – somos los directamente responsables de haber elegido a autoridades tan corruptas e ineptas como las que tenemos.
Debemos elegir mejor a nuestras autoridades políticas. Se nos vienen las elecciones generales 2026, y – meses después – las elecciones regionales y municipales. O sea, dos elecciones políticas al hilo. Entonces, primer ejercicio de poder ciudadano: elegir bien. En todo caso, elegir mejor que en elecciones anteriores.
Segundo ejercicio de poder ciudadano: hacer valer nuestros derechos civiles.
Me refiero a que debemos denunciar con firmeza – y en altavoz – los chantajes y maltratos que recibimos frecuentemente de parte de algunos malos funcionarios del Estado. Incluso, debemos ser más firmes en denunciar a aquellos delincuentes que atentan contra nuestros derechos ciudadanos.
Ejemplo: los malos médicos que abandonan los hospitales públicos en horario de trabajo para atender en sus clínicas privadas. Los funcionarios municipales que chantajean a los comerciantes y empresarios con todo tipo de reglamentos y permisos absurdos. Los vándalos que bloquean carreteras y apedrean a vehículos con niños que no tienen nada que ver en el asunto. Las mafias de los brevetes que pululan por todas las dependencias del Ministerio de Transportes y las Direcciones de Transportes de los Gobiernos Regionales. Etc. etc. etc. A ese respecto, soy de la opinión de que estamos siendo muy permisivos y blandos… como ciudadanos.
Tercer ejercicio de poder ciudadano: dado que tenemos un Estado fallido y que los sistemas de control estatal no funcionan, nosotros – los ciudadanos – debemos fungir de controladores del Estado.
Para ello, Lampadia y CÍVICA vamos a desarrollar un aplicativo móvil (léase, una “app” que opere en teléfonos celulares), que permita calificar – en tiempo real y de manera muy sencilla – la atención recibida. Los criterios de evaluación serán los siguientes:
(A) tiempo de espera,
(B) cordialidad en el trato,
(C) relevancia de requisitos exigidos,
(D) pagos requeridos, y
(E) eficacia de la atención.
Excelente, Bueno, Regular, Malo, Deficiente… así serán calificados cada criterio de evaluación de los servicios del Estado.
De esa manera, tendremos una evaluación ciudadana sistemática y masiva, que permitirá ranquear a las instituciones y funcionarios públicos, según las atenciones brindadas a los ciudadanos.
Publicaremos en Lampadia – por decir, cada mes – el ranking de las mejores instituciones y funcionarios públicos… y los peores. ¡El poder ciudadano en acción!
Saber – por ejemplo –
¿qué instituciones y funcionarios tratan dignamente a los ciudadanos, y cuáles nos hacen esperar más de la cuenta?
¿Quiénes nos atienden con cordialidad y quiénes nos tratan mal?
¿Qué instituciones y funcionarios nos piden requisitos irrelevantes, quiénes son coimeros, y qué instituciones y funcionarios son los más eficaces en atender a la ciudadanía?
¡Esa es la propuesta! Que millones de ciudadanos – mediante un aplicativo móvil – evaluemos sistemática y permanentemente al Estado. Mejor dicho, a los funcionarios estatales. Incluso, denunciar a los malos funcionarios… y premiar a los buenos, que ciertamente los hay.
Insisto. El Estado jamás va a corregir el mal trato que sus funcionarios nos brindan a los ciudadanos. La inseguridad ciudadana, el maltrato en salud y educación, la caótica situación del Sistema Nacional de Justicia, la corrupción en todo lo concerniente a obras públicas y demás, jamás mejorarán, a pesar de la existencia de instituciones fiscalizadoras.
Sin embargo – a este respecto – no estamos haciendo nada. No protestamos por el clamoroso fracaso del Estado en cuanto a los servicios públicos que nos brinda tarde, mal y nunca. Y – lo que es peor – no estamos reconociendo y destacando la abnegada labor que nos brindan muchos excelentes funcionarios del Estado, quienes a pesar de sus precarias remuneraciones y pésimas condiciones de trabajo, hacen todo lo posible para atendernos con dignidad y eficiencia.
Recapitulemos… de atrás para adelante para cerrar con la clave para tener un mejor país y una mejor ciudadanía:
(1) Evaluar y exigir buenos servicios públicos.
(2) Hacer valer nuestros derechos civiles. Y
(3) Elegir bien.
Recordemos lo que dijo el gran escritor y periodista británico George Orwell (1903 – 1950). “Un pueblo que elige corruptos, impostores, ladrones, y traidores, no es víctima… es cómplice”.
¡Es hora de ejercer nuestro poder ciudadano! Lampadia