Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Lima, 9 de Junio de 2025
Para Lampadia
En octubre de 1968, el General (EP) Juan Velasco Alvarado dio un golpe de Estado que lo convirtió en Presidente de nuestro país.
Siete años después, en agosto de 1975, Velasco fue depuesto por el General (EP) Francisco Morales Bermúdez, quien gobernó hasta 1980.
El Arq. Fernando Belaúnde – en su segundo mandato, después de haber sido depuesto por Velasco en 1968 – sucedió al General Morales Bermúdez, y gobernó el país entre 1980 y 1985. Y luego, el Dr. Alan García ejerció su primer gobierno desde 1985 hasta el año 1990.
La seguidilla Velasco – Morales Bermúdez – Belaúnde – García fue lo peor de lo peor que pudo ocurrirle a nuestro país. Tanto, que a los años comprendidos entre 1970 y 1990 se les conocen como las décadas perdidas de los peruanos.
En aquella época apareció el terrorismo. En simultáneo, los peruanos vivimos una crisis terrible. Ningún peruano que vivió en consciencia aquellos aciagos años podrá olvidar las muertes de peruanos inocentes, las torres derribadas y los cortes de electricidad, la escasez de alimentos, la hiperinflación, la pobreza extrema, la quiebra financiera del país… ¡un infierno!
Ahora veamos cómo se reflejó la crisis, en las finanzas públicas. En 1970, apenas iniciado el Gobierno Militar, la deuda pública peruana era una de las más bajas del mundo: 13% del PBI.
No obstante, el nuevo modelo socialista / estatista del Gobierno de Velasco, propició la expropiación de las más importantes empresas de todos los sectores de la economía nacional: minería, pesca, petróleo, energía, industria, comercio, telefonía, y demás. El agro también fue expropiado, pero en vez de pasar a manos del Estado, las empresas agrarias se transformaron en cooperativas y pasaron a manos de sus trabajadores.
En 1978 – cuando Velasco fue depuesto por Morales Bermúdez – la deuda pública peruana había subido a 42% del PBI. O sea, Velasco más que triplicó la deuda pública peruana. ¿Qué tenían en la cabeza – Velasco y sus ministros – para endeudar tanto al país, y en tan corto tiempo? Ignorancia, rencor, complejo de inferioridad, corrupción… ¿o todo a la vez?
El hecho es que el Gobierno Militar destruyó la infraestructura productiva del país, burocratizó al Estado desmedidamente, robó a más no poder… y empobreció cruelmente a millones de peruanos. A pesar de todo ello – hoy por hoy – hay personas que le rinden pleitesía al inefable Velasco. ¡Quién los entiende!
Pero sigamos, Entre 1978 y 1984 la deuda pública peruana se mantuvo más o menos constante, entre 42% y 47% del PBI. Pero – ojo – no bajó, como hubiera sido lo correcto. Aunque – es verdad – tampoco se desbocó como en el período de Velasco.
Sin embargo, el peor año de la historia reciente – en materia económica – fue el año 1988. Por aquel entonces estábamos en el desastroso primer gobierno de Alan García. Nuestra deuda pública alcanzó su máximo histórico: 96% del PBI.
El Perú cayó en insolvencia económica. No había plata para nada, y el poco dinero que había, no valía nada. Dejamos de pagar la deuda externa. Nos cortaron el crédito internacional. ¡Debacle total! Nuestro país estaba quebrado.
Bueno pues, a partir de 1990, el Ing. Alberto Fujimori gobernó el país hasta el año 2000… es verdad, con golpe de Estado de por medio. Pero – aunque muchos no lo quieran reconocer – Fujimori tuvo logros extraordinarios:
(1) derrotó inteligentemente al terrorismo y pacificó al país,
(2) estabilizó la economía y propició un extraordinario proceso de inversión privada y generación de empleo,
(3) suscribió el acuerdo de paz con nuestro vecino Ecuador,
(4) reformó y mejoró los servicios del Estado,
(5) autonomizó y profesionalizó al Banco Central de Reserva,
(6) privatizó muchas empresas públicas que perdían toda la plata del mundo,
(7) reabrió el agro a la inversión privada y nos convertimos en una potencia agroexportadora a nivel mundial… y por si fuera poco, redujo la pobreza de millones de peruanos.
Ahora veamos el legado del Gobierno de Fujimori.
En el 2000, al final del gobierno fujimorista, la deuda pública peruana era de 45% del PBI. O sea, Fujimori redujo la deuda pública a la mitad.
En el año 2013, el Producto Bruto Interno (PBI) de nuestro país fue de S/. 548,734 millones. Al final de dicho año, la deuda del Estado era de S/. 105,087 millones. Es decir, 19% del PBI.
Claramente, la deuda pública peruana siguió bajando durante los gobiernos que sucedieron al de Fujimori. En aquel entonces, el Perú era un ejemplo de buena gestión de finanzas públicas. ¡Extraordinario!
El problema es que últimamente, nos estamos endeudando de nuevo. El año pasado (2024), el PBI fue de 1’106,536 millones. O sea, el doble del PBI del 2013, lo cual no está mal. Pudimos – y debimos – crecer mucho más, pero dejemos ese tema para otra ocasión. El tema es que la Deuda Pública – al final del año pasado – llegó a los S/. 355,181 millones: 32% del PBI. Subió de 19% a 32% del PBI. ¡Ese es el problema!
Preguntémonos:
¿Por qué ha subido tanto nuestra deuda pública?
¿Qué se ha hecho con esos S/. 250,094 millones de sobre endeudamiento?
¿Qué obras de infraestructura importantes se han construido con tanto dinero?
Respuestas: Con ese dinero, no hemos construido ninguna obra de infraestructura, importante. Lo único que hemos hecho – con ese dinero – es cubrir el déficit fiscal de todos esos años… a pesar de haber recaudado más tributos, cada año. Es decir, nos hemos endeudado para pagar esa burocracia estatal, que crece año a año sin parar (incluso más que la recaudación) y encima, nos maltrata a más no poder.
Peor aún. Con ese dinero hemos cubierto las millonarias pérdidas de Petro Perú… y otros gastos absolutamente innecesarios: obras públicas sobrevaloradas e inacabadas, consultorías que no sirven para nada, coimas y sobornos por doquier, elefantes blancos que no brindan ningún servicio a la ciudadanía… ¡no hay derecho!
El manejo fiscal de los últimos 14 años, en nuestro país, ha sido pésimo. Desde Ollanta Humala (2011 – 2016) hasta la dupla Pedro Castillo – Dina Boluarte (2021 – 2026), todo ha sido déficit, endeudamiento, déficit, endeudamiento… hasta nunca acabar. ¡Irresponsabilidad total!
Tal como explicó hace poco, Miguel Palomino, aquí en Lampadia… vamos – una vez más, como en las décadas perdidas – camino al colapso.
Lampadia