Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 15 de diciembre de 2025
Para Lampadia
Para los que no conocen del tema, el Juramento Hipocrático es un pronunciamiento público – de carácter ético – que hacen los jóvenes que se gradúan en carreras universitarias de medicina humana. Y – entre otros compromisos – el juramento en mención dice así:
“Me comprometo solemnemente a consagrar mi vida al servicio de la humanidad… Desempeñaré mi arte con conciencia y dignidad… La salud y la vida de mi enfermo será la primera de mis preocupaciones… Tendré absoluto respeto por la vida humana, desde su concepción… Hago estas promesas solemnemente, libremente, por mi honor…”
Palabras más, palabras menos, así de solemne y magnánime es el Juramento Hipocrático de los jóvenes médicos del Perú.
Bueno pues, ante el fracaso estrepitoso de los servicios de salud pública en nuestro país, uno se pregunta:
¿Dónde quedó el Juramento Hipocrático de los médicos que cobran indebidamente a pacientes pobres, cuyas atenciones están cubiertas por el SIS… el Seguro Integral de Salud?
¿Qué diría el viejo Hipócrates respecto a los médicos y enfermeras que trafican con las medicinas de los hospitales públicos?
¿Qué me dicen de los médicos que marcan asistencia, luego abandonan el hospital para atender en consultorios privados… y encima cobran como si hubieran trabajado normalmente?
¿Qué juramento hicieron los médicos y enfermeras que – por acción u omisión – malogran los equipos de los hospitales públicos para derivar a sus pacientes a sus clínicas privadas?
¿Y los que esconden camas hospitalarias para después “encontrarlas”, y ponerlas a disposición de los pacientes, previa coima de por medio?
Está claro… la comunidad médica tiene de cal y de arena. No podemos tapar el sol con un dedo. Tenemos médicos muy corruptos e indolentes, y enfermeras de baja estofa que maltratan descaradamente a los pacientes y sus familiares.
A ese respecto – ante la clamorosa inoperancia de los órganos de control del Estado – la ciudadanía debe identificar a esas lacras de la salud pública, y desenmascararlas públicamente como corresponde.
Pregunta del millón: ¿Por qué no se impone la realización de encuestas independientes de “satisfacción de pacientes”, tal como se exige a los únicos dos hospitales “APP – Bata Blanca” de EsSalud?
Para información de nuestros lectores, me estoy refiriendo a los hospitales Barton del Callao y Kaelin de Villa María del Triunfo; ambos financiados y construidos por empresas especializadas, y operados por ellas, bajo supervisión de EsSalud, con excelentes resultados de cara a los pacientes. (Ver en Lampadia: Despoliticemos la salud.
¿Por qué no se amplía el modelo “APP – Bata Blanca” en la salud pública de nuestro país, dados los excelentes resultados económicos y prestacionales de los dos hospitales, antes mencionados?
¡Oh diosa corrupción… cuánta crueldad, cuánto descaro, cuánta hipocresía! En fin…
No obstante, hay felizmente – en Ica y en todo el Perú – muchos excelentes profesionales de la salud que hacen honor a sus juramentos hipocráticos, y que son el orgullo de todos los peruanos.
A ellos se deben muchas curaciones extraordinarias que han salvado miles de vidas humanas. Gracias a ellos – precisamente – mejoramos mucho la salud pública en Ica… en la gestión regional que me tocó liderar, entre los años 2015 al 2018.
Efectivamente, en aquel entonces implementamos aulas hospitalarias para niños internados, para que no pierdan sus clases escolares. Redujimos significativamente los tiempos de espera, y las colas para consultas externas. Todas las atenciones quedaban consignadas en encuestas de satisfacción de los pacientes y sus familiares. Y por supuesto, sancionamos – de acuerdo a ley – a quienes cometieron faltas graves. He ahí algunos logros tangibles de nuestra gestión regional, para mejorar la salud pública en Ica.
Por obvias razones, fuimos objeto de muchas denuncias. Los médicos corruptos – y sus defensores – jamás dieron su brazo a torcer. Sin embargo, fue toda una experiencia luchar contra la corrupción y la indolencia en los hospitales de la región. Con decir que los directivos del Colegio Médico de Ica – y hasta los congresistas de la región – salieron en defensa de lo indefendible. Y muchos periodistas, también.
Sin embargo, contra viento y marea sancionamos muchos actos de indisciplina laboral, por más respaldo cómplice – político y periodístico – que tenían estos malos servidores públicos. Y no se salieron con la suya. La ciudadanía – sobre todo, los pacientes y sus familiares – eran la razón de ser de nuestro trabajo.
Para eso estábamos… para erradicar la corrupción y el maltrato en nuestro sistema de salud. Había que luchar contra el clientelismo político… ¡y lo logramos! Había que erradicar la anarquía en salud… ¡y también lo logramos!
Conclusión: ¡Sí se puede mejorar la salud pública en nuestro país! Todo es cuestión de combatir – y vencer – la corrupción enquistada en ella. Lampadia






