Gustavo Yamada
El Comercio, 12 de diciembre del 2025
“En este contexto, la investigación y el desarrollo del conocimiento tienen una especial relevancia y sentido de urgencia en su aplicación práctica: políticas públicas basadas en evidencia que genere impactos positivos en el bienestar de los peruanos”, opina Gustavo Yamada, Vicerrector de Investigación de la Universidad del Pacífico.
Todo apunta a que la economía peruana cerrará el 2025 con un crecimiento algunas décimas por encima del 3%. No es una gran noticia para titulares en un país con tantas necesidades básicas insatisfechas. El Perú está creciendo a la mitad del ritmo observado hace dos décadas, a pesar de contar con términos de intercambio récord en 75 años —con el cobre por encima de 4 dólares la libra y el oro alrededor de 4 mil dólares la onza— y con una sólida estabilidad macroeconómica caracterizada por una política monetaria de clase mundial y un bajo endeudamiento público.
Lamentablemente, ha tomado todo un quinquenio recuperar el nivel de producto per cápita previo a la pandemia: para 2025, el PBI per cápita apenas se ubicaría un 3% por encima del registrado en 2019. ¿Qué ha sucedido con los indicadores de impacto final? El que mejor resume el bienestar material es la incidencia de la pobreza monetaria. Gracias al auge relativo entre 2004 y 2019, la pobreza se redujo casi en dos tercios: de 59% a 20% de la población. La pandemia la elevó nuevamente al 30%. El año pasado cerró en 28%, y este 2025, en el mejor de los casos, llegaría al 26%, todavía muy lejos de los niveles prepandemia.
En materia de empleo, las comparaciones prepandemia pueden realizarse para Lima Metropolitana. La tasa de desempleo del trimestre julio-setiembre ha retornado a su nivel previo (5,7% en 2025 frente a 5,8% en 2019). Sin embargo, la tasa de subempleo por ingresos continúa 5 puntos porcentuales por encima (25,9% en 2025 frente a 20,8% en 2019).
La situación de los jóvenes de hasta 24 años es particularmente preocupante, pues todos sus indicadores han evolucionado negativamente. En estos seis años, la fuerza laboral juvenil, la población ocupada joven y los jóvenes con empleo adecuado se redujeron en términos netos 21,8%, 21,6% y 25,4%, respectivamente. Una parte de estos jóvenes, desalentados por la falta de oportunidades, habría derivado hacia actividades vinculadas al incremento de la inseguridad ciudadana.
Las encuestas de opinión coinciden en que la inseguridad y el crimen se han convertido en los principales problemas que afectan a los peruanos de todos los estratos socioeconómicos. En este entorno desafiante, la inversión de las empresas —aunque se ha incrementado en el último año— no experimenta el auge que debiera, restando dinamismo al crecimiento económico. El 2026, con dos procesos electorales programados, debe convertirse en el punto de quiebre necesario y urgente para relanzar el desarrollo del país.
A fin de realizar una contribución desde la academia con el anhelado desarrollo del país, desde el Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico (CIUP), Agenda 2026 propone quince políticas públicas para retomar ese camino. En este contexto, la investigación y el desarrollo del conocimiento tienen una especial relevancia y sentido de urgencia en su aplicación práctica: políticas públicas basadas en evidencia que genere impactos positivos en el bienestar de los peruanos. Invitamos a su lectura y discusión en agenda2026.up.edu.pe.






