Pablo Bustamante Pardo
Expresidente de IPAE
Director de Lampadia
Lo hicimos juntos, el agricultor, el minero, el bodeguero, el banquero, el ambulante, el que pasea a los perros, el transportista, el guía de turismo, el pescador.

Todos lo hicimos.
Recuperamos el Perú después de treinta años del empobrecedor socialismo impuesto con las botas militares, incluyendo diez años de una democracia boba con Belaunde II y Alan I, que solo empeoraron la herencia de la dictadura.
Entonces, el año 90 el Estado empobrecido recaudaba 3.8% de un PBI reducido, el 60% éramos pobres, y la empresa más grande no vendía más de 600 millones de dólares, mientras en Ecuador vendían 2,000 millones anuales.
La dictadura socialista destruyó la producción de bienes y servicios, pues expropió casi todas las actividades económicas y creó monopolios estatales corruptos, en el Perú y en el exterior. Los cobardes gobiernos de Belaunde y García, no se atrevieron a corregir prácticamente nada.
Una anécdota personal:
El año 81 acompañé una propuesta del entonces Grupo Hochschild Internacioanl, a Minero Perú para invertir 1,000 millones de dólares en las Bambas, dándole al Estado una participación graciosa del 20%. No se aceptó.
El año siguiente llevamos una propuesta de inversión de 1,500 millones de dólares en Antamina con el mismo 20% libre para el Estado. Belaunde tampoco lo aceptó.
Pasaron décadas para que esos proyectos vieran la luz.
Por décadas el sector privado estuvo prohibido de invertir en el campo, en minería, la pesca, y hasta en los cines. Una locura que atrasó al país 30 años, empobreciendo a toda la población y sembrando en nuestras mentes el germen maligno del socialismo.
Pero desde el año 90, con la Constitución de 1993 y un conjunto de normas que alentaron el regreso de nuestra economía al mundo, tal como ahora ha anunciado Rodrigo Paz: “Espero que Bolivia vuelva al mundo y que el mundo vuelva a Bolivia”, el sector privado peruano pudo regresar a dar su inmenso aporte productivo.
Así el Estado pasó a recaudar un 23% de un PBI mucho mayor, se pudo bajar la pobreza al 20%, se creó una nueva clase media de 40% de la población y las empresas peruanas crecieron y se multiplicaron por todo el mundo creando buenos empleos.
Nuestra medidas, redondeando, pasaron a ser 90-90-90, prácticamente:
90% de la inversión,
90% de los ingresos del Estado y
90% del empleo.
¡Qué buenas medidas!
Pero desde el 2011, los verdaderos enemigos del Perú, las izquierdas retrógradas, las admiradoras de la dictadura cubana, de la satrapía venezolana, y de la corruptora izquierda brasileña con Lula a la cabeza, y los burócratas anti inversión, se encargaron de parar nuestro proceso de recuperación y crecimiento, ante la pasividad de ese triunfante sector privado.
Peor aún, las fuentes de las que beben todos nuestros izquierdistas, Cuba Venezuela y Brasil, son corruptas, asociados a todas las actividades criminales que pululan en la región, empezando con el narcotráfico.
En verdad el sector privado, que ayudó a crear un nuevo Perú, merecería un gran reconocimiento y hasta un monumento, pero este homenaje no se debe dar hasta que el sector privado se ponga las pilas para ver más allá de sus actividades productivas, e involucrarse en la política, directa o indirectamente, aportando empresario jubilados en las listas parlamentarias, y financiando a los centros de pensamiento y acción que defiendan y promuevan nuestra economía de mercado y el Estado Liberal. Tal como nos exhortó en Cade, Cayetana Álvarez de Toledo.
Juntos lo hicimos y podemos volver a hacerlo.
Pero esta vez debemos forzar al Estado a parar ese absurdo divorcio destructor e ideologizado con el sector privado.
Solo sumando fuerzas podemos multiplicar el bienestar de todos los peruanos.
¡Acción Ahora!!!
Lampadia






