Entrevista a Carlos Espá
Perú21, 2 de noviembre del 2025
Carlos Cabanillas
Cree que podemos crecer 9% si no fuese por la corrupción. Promete combatir mafias y una reforma tributaria que reduzca impuestos antitécnicos y haga zonas económicas especiales para impulsar la formalización.
¿Cómo toma el 2% en las preferencias electorales según la última encuesta de Ipsos?
Lo tomo con bastante optimismo. Es un camino largo todavía hasta el día de las elecciones. Estamos yendo paso a paso. Y seguimos avanzando. Siempre estamos diciendo que, si queremos ser un presidente austero, tenemos que ser un candidato austero. Si queremos ser un presidente todoterreno, tenemos que ser un candidato todoterreno. Y si queremos ser un presidente honesto, tenemos que ser un candidato honesto. Y sobre esa base seguimos avanzando en nuestro viaje por todas las provincias del Perú.
¿A qué atribuye el crecimiento? Ha estado recorriendo el Perú y algunos lo recuerdan de la TV.
Hay un gran porcentaje de gente que todavía está pensando. La mayoría del Perú está buscando un cambio real. Una alternativa de cambio a la manera como está estructurado el Estado. Y un cambio real en la forma de hacer política. En la medida en que nuestras propuestas se vayan dando más a conocer, nuestra candidatura se va a ir fortaleciendo. Porque nuestras propuestas son realmente disruptivas, buscan un cambio a la manera como se ha manejado la economía en los últimos 25 años.
¿Qué es lo más disruptivo de su plan de gobierno?
En primer lugar, el tema de la reforma tributaria. Vamos a reducir las tasas de los impuestos y vamos a eliminar 35 impuestos antitécnicos. Vamos a secar el pozo de la corrupción. Vamos a terminar con la cantidad de autorizaciones, licencias y permisos que son realmente oportunidades para la corrupción y para la coima. Y también vamos a terminar con este desquiciado sistema de multas. Indecopi se ha convertido en una Gestapo. Indecopi fue creada para promover la libre competencia, no para destruir a las empresas y a los pequeños empresarios a través de multas que son monstruosas. La Sunat va a una bodega, mete una multa de S/5,000 y le cierran la bodega. Entonces, ahora el Estado no solamente no genera valor, sino que destruye valor. Les imponen multas millonarias a los transportistas, a los colectiveros, a los mototaxistas. Y les piden constantemente permisos de circulación cada tres meses en ciertas municipalidades. La gente está muy cansada de eso.
No dejamos trabajar y no permitimos crecer.
Nunca ha habido tanta plata como ahora en la historia del Perú. En la época del guano, que era la denominada prosperidad falaz según Basadre, no hubo tanto dinero como ahora. Y los términos de intercambio jamás han sido tan favorables para el Perú. Los productos de exportación están en los precios más altos. Y lo que importamos significativamente, que es el petróleo, está en bajos históricos. Deberíamos estar creciendo 8% o 9%. Pero lo único que crece es la burocracia, los privilegios y el Estado que ahoga al comerciante y al trabajador honesto.
Hubo un tiempo en el que crecimos a 8%…
Durante el gobierno de Alan García en el que se creció a esas tasas de 8%, los precios de las commodities no estaban tan altos como ahora. Ahora están mucho más altos. Estamos creciendo solamente al 3%. La gente dice: “Bueno, estamos creciendo”. Pero estamos creciendo a pesar de todo lo que hace el Estado para que no crezcamos. Crecemos a pesar de todas esas iniciativas de gasto irresponsable del Congreso. Y crecemos a pesar de los miles de millones de soles que se pierden al año por corrupción. El principal problema del Perú es la corrupción. Detrás de todos los problemas que tenemos, inclusive la seguridad ciudadana, está la corrupción.
¿Cómo cortar ese nexo entre corrupción e inseguridad ciudadana?
No vamos a mejorar en la medida en que no planteemos realmente una política de lucha contra la corrupción que vaya contra los cabecillas de las organizaciones criminales. No contra el ladroncito de la calle: contra los cabecillas. Y a esos, meterlos presos en una cárcel de máxima seguridad, sin privilegios de visita, sin beneficios penitenciarios, y haciéndoles sentir todo el peso de la ley. Esto lo repito siempre: en el Perú se le aplica la mano dura al trabajador honesto, al comerciante, al taxista, al mototaxista. Y se le aplica la mano blandita al cabecilla de las organizaciones criminales. Tiene que ser todo lo contrario. Hay que aplicar la mano blanda al trabajador honesto para lograr que el Estado se adapte y así fomentar la formalización. El Perú se está volviendo cada vez más informal. Cada vez nos informalizamos más.
Ya debemos estar en 80%…
Hace 20 años la informalidad abarcaba el 70% de la gente trabajadora. Ahora nos acercamos al 80%. Y con la agravante de que la criminalidad también está penetrando en la informalidad. Y todo eso es porque el Estado es indolente. El Estado es duro con el que trabaja y es muy blando y suavecito con las organizaciones criminales.
Escribió un ensayo sobre Haya. Y trabajó en TV Perú durante el gobierno de Alan. ¿Hubo afinidad?
Yo fui muy opositor de Alan García en su primer gobierno desde la revista Oiga. Era el medio que más se oponía a su gobierno. Pero, cuando vino el segundo gobierno de Alan, vi su afán de corregir los errores que había cometido en el primero. Y me di cuenta de que, efectivamente, tenía una vocación de ser prudente en el manejo de la economía, de mantener la inflación baja, de ser responsable, de no repetir esos errores tan gruesos de su primer gobierno. Entonces, yo sí tenía que reconocer ese esfuerzo definitivamente.
El presidente ha salido auspicioso de una primera encuesta, pero los problemas de fondo siguen ahí.
Él es un presidente provisional, no tiene un mandato. Tiene que saber que su principal responsabilidad es conducir un proceso electoral de la manera más transparente y limpia posible. Entregar el poder de la mejor manera es su principal misión. Pero definitivamente tiene que hacer frente a un problema acuciante que es la inseguridad, sobre todo el tema de las extorsiones y los asesinatos, principalmente a los transportistas. En la medida en que él pueda concentrar todos sus esfuerzos y convocar a la mejor gente posible, la gente se lo tendría que reconocer.
¿Qué le diría a la generación que protesta?
Yo siempre he defendido el derecho a la libertad de expresión, pero las marchas tienen que ser pacíficas. La mejor medida de éxito de una marcha es cuando es multitudinaria y pacífica. La democracia es convencimiento y persuasión, pero también es aprendizaje. La elección de Pedro Castillo fue un aprendizaje. La gente entiende ahora que el voto tiene consecuencias para el país, para tu bolsillo y para tu familia. Hablo mucho con jóvenes de universidades de provincias y están preocupados. Los jóvenes se están informando más, hay un mayor interés por las elecciones de 2026. Siento que los jóvenes van a decidir las elecciones.
			
			
									





