Aldo Mariátegui
Perú21, 5 de setiembre del 2025
“Un grupo de autodenominados ‘ronderos’ (…) rodeó a un gerente de Corpac y uno le pegó unos chicotazos ‘en castigo’ por demoras en el aeropuerto de Jaén…”.
-No olviden estos tres nombres: Yeny Magallanes, Víctor Sumerinde y Javiel Valverde. Ellos son los tres jueces que dispusieron increíblemente el fin de la prisión provisional de Vizcarra. ¿Qué sigue? La victimización del “mártir injustamente encarcelado” (que ya ostensiblemente es el candidato de Mohme y la caviarada) y su muy probable fuga (posiblemente, a México o Colombia), porque ya ha saboreado las desagradables hieles de la cárcel y sabe que su próxima condena es altamente probable (aunque con este PJ tan inútil y/o caviarizado, no es remoto que lo absuelvan o demoren la sentencia hasta las elecciones y la Corte IDH le levante la inhabilitación).
-En pleno siglo XXI, un grupo de autodenominados “ronderos” —uniformados de negro, vestidos parapolicialmente— rodeó a un gerente de Corpac y uno le pegó unos chicotazos “en castigo” por demoras en el aeropuerto de Jaén, según vi ayer en RPP. ¿Surrealista, no? Tipo una escena de la vieja película El planeta de los simios. Es que sales nomás de cinco distritos de Lima (y alguno más en algunas pocas capitales de provincias) y te encuentras con un tercermundismo montaraz en cuanto a civilización, a respeto mínimo a los demás y a la ley. Lo preocupante es que la policía brilló por su ausencia, además de que estoy seguro de que esa salvajada recibiría bastante apoyo si se le encuesta a la gente y de que Miguel Guevara Aguirre —el nombre del cabecilla de esos bárbaros— quedará impune, sea porque la policía no hará nada, sea porque el fiscal local no acusará, sea porque los jueces cajamarquinos lo exculparán, sea porque Corpac no denunciará. Y que tampoco ninguna ONG reclamará por los derechos humanos del agredido (chillarían más bien si “la policía hubiera criminalizado a esos campesinos indignados que están ejerciendo una práctica ancestral de justicia comunitaria”). Viendo eso, ya terminé de entender por qué Cajamarca está sentada sobre millonarias toneladas de cobre y sigue —y seguirá— siendo tan atrasada.