Jaime Spak
Para Lampadia
Dar el ejemplo no es la principal manera de influir sobre los demás; es la única manera.
(Albert Einstein)
Estamos inmersos en una campaña, para que la mejor gente se presente en las elecciones del próximo año.
Tenemos la obligación de seguir señalando los malos ejemplos de personas que están ejerciendo el poder.
Tanto en el ejecutivo, como en el legislativo, para que nunca vuelvan a transitar por el camino de la inconducta.
Un político debe de predicar con el ejemplo, pero con el buen ejemplo.
Lastimosamente en estos últimos años, la calidad de las personas que están en el congreso deja mucho que desear.
Son muy pocos los congresistas, que podríamos indicar que son decentes.
Hace dos semanas en un artículo publicado en el diario El Comercio, la historiadora Carmen McEvoy, escribió algo muy revelador “La República Violada“.
Una historiadora recatada que ya debe de estar harta de lo que sucede.
Quedé muy impactado por lo escrito.
Me sorprendió la valentía de nombrar a estos malos ejemplos.
Debo indicar que esta intelectual, ha escrito decenas de libros y numerosos artículos y es una de las mentes más lúcidas del país.
Comienza su artículo indicando “Soy la Voz de los que no tienen voz”, del portal de la congresista de Renovación Popular, Milagros Jauregui de Aguayo.
La responsabiliza de no hacer nada por niñas violadas por sus padres o parientes, y se vean forzadas a partos espeluznantes que muchas veces acaban en la muerte de ellas.
Defiende el derecho de la vida, sin tomar en cuenta de la tortura de estas niñas que sobreviven al parto, y su futuro es una niñez brutalmente arrebatada.
Otros ejemplos, como el de la recordada congresista Digna Calle, la viajera contumaz, que prefiere legislar desde Miami, y descaradamente indica que ella es mantenida por su marido del partido Podemos del innombrable José Luna Gálvez.
También se refiere a la hermana del líder de APP, María Acuña, la que ni siquiera se acuerda del título de su tesis universitaria obtenida seguramente de una manera irregular en la universidad de su hermano y que tiene el desparpajo de indicar que su tesis desapareció en un huaico y además tiene negocios en la zona más complicada de la minería ilegal como es Pataz.
McEvoy recuerda la violación de una mujer, por un congresista de APP, que dio lugar al desaforo y posterior sentencia de 18 años de prisión.
Comenta también de rufianes del congreso, como Darwin Espinoza, uno de los más connotados niños, que este mes ha tenido el descaro de inaugurar en Ancash una avenida con su nombre.
Esto ya es de Ripley, una avenida que lleva el nombre de uno de los más corruptos congresistas.
El señor Espinoza ex miembro de un partido tradicional como Acción Popular, dentro de su aberrante conducta, acaba de ser acusado por otro exmiembro y niño a la vez, presidente de la comisión de Ética, Elvis Vergara, de haberse ido a Quito a presenciar el partido de Alianza, mientras en el congreso se debatían temas de trascendencia.
También relata el terrible caso de una niña de 13 años, un año menor que su nieta, y que falleció dando a luz en su casa, en el caserío de Piruro en Huánuco, sin ningún apoyo médico y que falleció desangrada.
Luego de cinco horas de viaje, llego la fiscal de turno encontrando a la niña en estado calamitoso e inicio una investigación sobre quien será el culpable de la violación.
Lo que sucede en nuestro país es que las instituciones no funcionan.
Faltan recursos para poder realizar una verdadera campaña de salud entre las poblaciones menores favorecidas.
Cuando indico que se debe de predicar con el ejemplo, pongo a los casos indicados por la señora McEvoy, con nombre y apellidos, para comprobar que en este país, el desprestigio de la clase política es porque predican con el mal ejemplo.
Por ello no descansare hasta convencer a los lectores de Lampadia, que debemos de ser muy exigentes con los candidatos que postulan a estos puestos públicos.
Tenemos excelentes peruanos y peruanas, que deben de atreverse a cumplir con el noble deber cívico, de poder postular para adecentar tanto el congreso como la presidencia.
Aquellas personas que ya lograron su independencia económica, producto de un trabajo honesto y que piensan que no podemos seguir soportando a estos congresistas innombrables son los que deben postularse.
La mayoría de estos malos congresistas representa a gente de mal vivir, para usufructuar el poder y favorecer a la delincuencia, a los mineros ilegales, los narcotraficantes y los que tienen intereses subalternos.
Tenemos que decir basta.
Exijamos que los nuevos congresistas prediquen con el ejemplo.
Sino seguiremos siendo un país sin futuro. Lampadia