Luis Carranza
Perú21, 17 de agosto del 2025
El gasto público alcanza niveles récord, pero la salud, la educación y la lucha contra la pobreza siguen estancadas. Corrupción y desigualdad marcan el destino de miles de millones del Estado, destacó el economista Luis Carranza.
Eso es lo que nos hemos gastado en órdenes de compras en el Estado, pero sobre todo en órdenes de servicio por montos menores a 8 UIT y que se hacen sin concurso. Desde 2020 viene creciendo a una tasa cercana al 20%. El caso es más dramático en las órdenes de servicio. En 2022 estas llegaban a 9,500 millones de soles y en un solo año subieron a 13,600 millones de soles, un aumento de 43%. ¿Cuánto de esto es realmente un servicio necesario y cuánto es contratación encubierta de personal? ¿Cuánto de esto realmente ayuda a la gente de bajos ingresos a través de mejores servicios y cuánto es corrupción disfrazada de contratación?
El gasto público es la herramienta por excelencia para potenciar el crecimiento, disminuir la pobreza y mejorar la distribución de los ingresos. Si bien es cierto, la discusión en la teoría económica ha estado centrada en los impuestos, lo más importante en términos de impacto es que tan eficientemente gastamos esos ingresos.
Pero lo que estamos viendo en los últimos tiempos son cifras de espanto. Aparte de los 20 mil millones de soles que nos gastamos el año pasado, que solo Dios sabe en qué, tenemos un aumento del 250% en la inversión pública en salud en los últimos 10 años, pasando de 1.8 mil millones de soles en 2015 a más de 4.3 mil millones de soles en 2024, y tenemos 50 hospitales paralizados; además, la anemia infantil pasó de 43.5 a 43.7 en el mismo periodo. Si pasamos por los sectores educación, agua y saneamiento o electrificación rural, los resultados son igualmente de espanto. Presupuestos de inversión que casi se duplican y coberturas que prácticamente no crecen o, en el caso de educación, estancamiento en los logros de aprendizaje. Y podríamos seguir hablando de temas como el gasto en seguridad pública y el aumento de la criminalidad.
El gasto público tiene una relación de doble causalidad con el crecimiento económico. Por un lado, un gasto público que mejora el capital físico y el capital humano potencia el crecimiento de largo plazo. También las transferencias y subsidios a la población potencian la demanda y generan aumento del producto en el corto plazo. De otro lado, el aumento de la actividad económica genera incrementos en los ingresos públicos y estos se pueden traducir en aumento en gastos.
Cuando el gasto público está bien ejecutado, el impacto del crecimiento en reducción de pobreza se incrementa de manera importante. Eso lo podemos ver en el gráfico 1, donde medimos el impacto de cada punto porcentual de crecimiento en reducción de la pobreza. Aquí medimos ese impacto en periodos de 10 años, que vamos moviendo desde el periodo 1990-1999 hasta el último periodo de 10 años, que es 2015-2024. Como se puede ver, al inicio la crisis de finales de los 90, llevó a la contracción del gasto y eso se reflejó en un impacto muy bajo de crecimiento sobre pobreza, casi no se redujo la pobreza. Luego, conforme se consolida el crecimiento, se comienza con programas sociales como Juntos, un fuerte aumento del gasto en infraestructura, expansión de programas de salud pública, entre otras políticas, que llevaron a un importante aumento del impacto del crecimiento en reducción de pobreza, por cada punto de crecimiento se reducía la pobreza en casi un punto en promedio. Desgraciadamente, eso empieza a cambiar en los últimos años y, a pesar del fuerte aumento del gasto público, estamos gastando tan mal que hemos regresado a los niveles de los 90.
Ahora bien, ¿qué relación deberíamos tener entre el gasto público y la desigualdad? En un trabajo de investigación que estamos realizando, justamente medimos ese impacto¹. A priori, uno debería esperar que, dado que tenemos una estructura progresiva de impuestos, si gastamos bien, la desigualdad debería reducirse. Por desgracia ocurre exactamente lo contrario. Tal como mostramos en el gráfico 2, el shock de un desvío estándar del gasto público genera un incremento de la desigualdad: el 25% más rico de la población se beneficia más que el 25% más pobre. Esos 20 mil millones de soles gastados en 2024 están generando ingresos a los más ricos.
¿Qué pensaría, estimado lector, del impacto del aumento del precio del cobre sobre la desigualdad? Intuitivamente, uno pensaría que beneficia más a los más ricos. Sin embargo, cuando medimos el impacto de los términos de intercambio, el resultado es neutral, se beneficia de igual forma a los más ricos como a los más pobres.
Obtener recursos de la sociedad y gastarlos bien es la esencia de la existencia de un Estado. Esta es la gran reforma que deberíamos discutir en el próximo proceso electoral.
1) Cabello, M., Carranza L. y J. Galdón (2025). “Inequality, Growth and Economic Shocks” USMP, work in progress.