Andrés Romaña
Perú21, 22 de julio del 2025
«En el país que nos tocó no basta con pagar impuestos y ser formales, se requiere impulsar proyectos y dejar de esconder la cabeza cada vez que las papas queman».
El empresariado peruano se encuentra en un proceso de indignación permanente desde hace 25 años. Desde la aplicación de las reformas de mercado en 1990, que hicieron crecer al Perú y reducir la pobreza como nunca, este sector ha limitado su rol público a ser simples comentaristas ante cualquier barbaridad que propone el Gobierno o congresistas.
El problema de este grupo es que pensó que las ideas se defienden solas; que, al reducirse la pobreza, aumentar el PBI y mantener la inflación baja, era suficiente para neutralizar a la izquierda y a políticos antimercado. Sin embargo, lo que no entienden es que una cifra no significa nada si no hay una historia detrás. Ellos mismos se sienten impotentes ante leyes nocivas como retiros de AFP, salvatajes a Petroperú, aumento del déficit, pero, aun así, la gente los percibe como los poderosos que controlan el país, gracias al discurso de la izquierda.
Esta situación es porque nunca se atrevieron a entrar a la batalla de las ideas, a incentivar a que se prepare a jóvenes para que defiendan el libre mercado. Lejos de eso, escuchan más a su equipo de publicidad que, por vistas, les recomiendan financiar con publicidad podcast y medios de izquierda, porque ni siquiera saben qué contenido producen.
Entonces, ¿de qué se queja el empresariado cada cinco años? ¿Espera que por arte de magia la sociedad peruana se convierta en defensora del libre mercado, cuando ni ellos mismos se atreven a financiar iniciativas como think tanks liberales en regiones como Loreto, Puno, Cusco o Arequipa? En el país que nos tocó no basta con pagar impuestos y ser formales, se requiere impulsar proyectos y dejar de esconder la cabeza cada vez que las papas queman. No se trata de financiar un candidato o un partido, sino un proyecto de largo plazo para irrumpir en el campo de las ideas y hacer un cambio cultural.