Fernando Calmell del Solar
Expreso, 1 de julio del 2025
Casos sin resolver. Parece el título de una serie que nos muestra casos reales que nunca han sido resueltos. Pero como vivimos en un Perú que los políticos han transformado en una serie de intriga y, muchas veces, en una película de terror. Nuestra realidad es que tenemos una serie de crímenes que nunca se han resuelto, porque nunca se han investigado.
Veamos: año 2015, el chofer de Ollanta Humala se apodera de las famosas agendas de Nadine. En ellas habrían estado las pruebas completas de sus actos de corrupción. Este chofer, Emerson Fasabi, muere de manera sorpresiva y nunca se investigaron las verdaderas razones de su muerte.
Año 2016, se decía que Ivoska Humala era quien guardaba los fondos irregulares de la campaña de Humala. A inicios de ese año, su hijo Daniel, sobrino del presidente Ollanta, aparece en la morgue después de estar desaparecido varios días. Nunca más se supo nada.
Año 2024, se denuncia la escandalosa red de prostitución en el Congreso y, ¡oh, casualidad!, Andrea Vidal, implicada en este escándalo, es asesinada de 30 balazos en un taxi. ¿Qué pasó? ¿Quién la asesinó? Nadie lo sabe. ¿Acaso se investigó?
Año 2024, el empresario Nilo Burga, involucrado en el caso Qali Warma, que al parecer estaba dispuesto a ser colaborador eficaz, apareció muerto con un corte en la garganta y otras partes del cuerpo.
Ahora, José Miguel Castro, el único testigo y colaborador del caso de la Villarán, también es encontrado muerto y también dicen que se suicidó cortándose la garganta, o sea, se degolló él mismo.
Yo me pregunto: si alguien se quiere suicidar, puede tomar pastillas o veneno, saltar de un edificio, se puede pegar un tiro en la cabeza, ahorcarse con un cable, soga, su correa y hasta con una corbata… ¿pero degollarse a si mismo? Raro, muy raro.
Cinco implicados, testigos y colaboradores contra la corrupción fallecidos.
Ojo, no estoy acusando a nadie, pero que no se hayan investigado estas muertes a fondo… da que pensar.
¿Pero saben cuál es el problema principal? Es que ya nos hemos acostumbrado a que el sistema judicial solo investigue lo que le interesa o, mejor dicho, lo que le in-teresa a la mafia que lo controla. Es más, ni siquiera nos sorprende que, mientras a todos los políticos investigados por casos de corrupción los fiscales pidieron 36 meses de prisión preventiva, para el Lagarto Vizcarra hayan pedido 6, y que, para colmo, haya quedado en libertad para seguir haciendo de las suyas. O que la Villarán, a pesar de todas las pruebas en su contra, siga disfrutando en libertad la vida loca.
Amigos, todo esto parece una serie de televisión, pero, lamentablemente, es la REALIDAD REAL. Y después se preguntan por qué la gente quiere que se vayan todos, o por qué la gente repudia las alianzas entre políticos, o por qué los peruanos quieren que el próximo presidente sea un desconocido, y por qué todos reclamamos un cambio de ciclo para nuestro país.
A buen entendedor, pocas palabras.