Maali del Pomar
Abogada y asesora de la MML
Para Lampadia
En los últimos días se ha abierto un debate sobre los trenes donados a la Municipalidad de Lima por parte del gobierno de California. Se trata de trenes de doble piso con aire acondicionado y con estándares de satisfacción a los que están acostumbrados los usuarios de las zonas más acomodadas de ese estado norteamericano.
Estos trenes tienen varias características que representan un reto para la ciudad, y no me refiero a la altura de los puentes pues para cualquier persona informada está claro que los trenes no van a tener ningún problema de altura, ya que las locomotoras que actualmente circulan miden 5.10 m. y el máximo alto de los coches nuevos es de 5.01 m.
Tampoco es el ancho de la vía ya que como lo entiende cualquier persona sin sesgos izquierdosos esto es lo primero que se verificó y por supuesto que los trenes nuevos pueden circular por la vía férrea actual.
No, el problema al que nos enfrentamos es el de lograr que las personas acostumbradas a usar durante años un servicio de transporte deficiente y casi inhumano se acostumbren a un cambio radical en la calidad del servicio.
Me explico: por sus características estos coches obligan a que los pasajeros vayan sentados, ya que son bi-nivel por lo que ir parado o estar colgado del pasamanos en el pasillo es imposible.
En ese sentido el usuario deberá descargar una APP y comprar su asiento con antelación (como ocurre en todos los sistemas de transporte ferroviario en los países desarrollados), o como se hace para ir al cine en el Perú, con lo que tendrás la tranquilidad de saber que no vas a ir apretado y cuentas con un espacio determinado.
Otro problema de los que queremos tener es el de los baños. Estos trenes cuentan con baños en casi cada coche ya que eran utilizados para viajes de cercanías en Estados Unidos.
El debate es entonces si estos baños deben conservarse o clausurarse. En mi modesta opinión deben mantenerse y las personas que los utilicemos mantener un cuidado de los mismos. Esto sin lugar a dudas será un buen experimento de pedagogía social, para saber qué nivel de respeto hacia los demás podemos lograr como ciudadanos.
Finalmente, el último de los problemas que queremos tener y que este tren nos pone en la mira es el de los vagones que son para llevar bicicletas con los que cuenta el tren. La pregunta es: ¿se deben conservar? ¿o se les debe dar un uso distinto?
Estos sin embargo son los problemas que sí queremos tener, ya que conforman un parteaguas hacia brindar un sistema de transporte que le devuelva la dignidad a la población, esa que hemos perdemos a diario en el maltrato que recibimos en el transporte público, que nos hace alejarnos cada día más de nuestros derechos ciudadanos a ser respetados por el estado y entre nosotros.
Es sin duda un momento de gran cambio para la ciudad. Un cambio hacia la recuperación de la dignidad de las personas y eso debe ser celebrado siempre. Lampadia