Ismael Benavides
Expreso, 2 de mayo del 2025
Todos nos sentimos muy satisfechos con las cifras logradas de las agroexportaciones peruanas en el 2024 que superaron los US$ 12,000 millones, un récord para el sector. Parte de estas agroexportaciones fueron cacao que se cuadruplicó de precio y el café que se duplicó de precio, y además fue un año de normalización del clima después del YAKU y El Niño del 2023. Además, un año de buenos precios en general para los productos agrícolas. Por ejemplo, la uva tuvo su mayor precio en los últimos 8 años, y la palta también tuvo excelente precio, y los arándanos superaron los precios del 2022 y el 2023. La normalización del clima también permitió mayores volúmenes en las plantaciones existentes. Pero la agricultura es una actividad con grandes altos y bajos, y en el 2025 no habrá los vientos a favor del 2024, pues las plantaciones hechas hace 4 o 5 años están llegando a su madurez en producción y las más antiguas han entrado en un año estable de producción, aumentando los volúmenes a los mercados, lo cual hace que los precios internacionales evidentemente no nos acompañen como ya fue el caso en el la temporada de uva del 2025. La desaceleración de la economía mundial y los aranceles del 10% que ha puesto Estados Unidos evidentemente golpearán a nuestras agroexportaciones, pues se reflejará en los precios que recibirán los agricultores. Tampoco estamos solos en los mercados internacionales Hoy día diversos países del mundo han entrado a competir con el Perú en varios productos, empezando con Ecuador, Colombia, México y Centroamérica y países del África en palta; México, Ecuador, Argentina incluso Marruecos están creciendo en arándanos, y también se están sembrando uvas de las nuevas variedades patentadas en muchas partes del mundo, incluyendo la propia China, todo lo cual presenta un panorama complejo y de gran competencia para el sector agrario Peruano.
Pero lo que crece en volúmenes y precios esconde una realidad que es la falta de inversión en el sector desde que Sagasti derogó la ley de promoción agraria. Las áreas sembradas no han crecido y la modernización del agro se ha desacelerado. La agricultura peruana de exportación con mucho esfuerzo creció de unas cuantas hectáreas en el año 2,000 hasta unas 250,000 hectáreas durante 20 años hasta el año 2020, es decir un promedio de 12,500 hectáreas al año. Desde entonces el crecimiento de las áreas de la agroexportación moderna prácticamente se ha paralizado. Lo que más ha habido es reconversión de cultivos como espárrago que es de baja rentabilidad hacia productos como arándanos, uvas y paltas que son de mayor rentabilidad, o recambio de variedades hacia aquellas de mayor producción y calidad. Estas 250,000 hectáreas que no existían antes de la ley de promoción agraria 27360 de Fujimori, que permitió crear más de 1 millón de empleos formales en los segmentos más pobres de nuestra población, y generaron enormes cantidades de divisas y bienestar para el Perú. Lo que necesitamos ahora es que la agricultura moderna vuelva a crecer, tenemos proyectos de irrigación en ciernes como Chavimochic 3 y Majes, además de más de 500,000 hectáreas de pequeños agricultores en los valles interandinos y de la costa que podrían integrarse a las cadenas de producción de la agricultura moderna y prosperar junto con ella.
A diferencia de la minería y otras actividades extractivas, que explotan recursos existentes, la agricultura es una actividad de creación, que va desde la producción de una semilla o una plántula hasta su pleno crecimiento y etapa de cosecha, con múltiples vicisitudes en el camino que van desde temas climáticos, plagas, problemas de calidad por factores no controlados en los largos embarques hasta el mercado de destino y finalmente precios que varían de un año a otro sin aviso. En resumen, el agricultor es un ser creativo que crea algo donde no había nada, y asume grandes riesgos desde que inicia una plantación hasta que coloca la última fruta u hortaliza al consumidor en Lima, Nueva York o París.
Para volver a crecer es necesario una nueva Ley de Promoción Agraria que le dé un amplio horizonte a quien quiera tomar esos riesgos en el campo, y volver a crecer en nuestras exportaciones, el empleo y la reducción de pobreza. El Congreso tiene la palabra y la capacidad de mostrar al país que apuesta por el bienestar de los peruanos y no por la ideología de la pobreza.