Por Vicealmirante (r) Francisco Calisto Giampietri,
Expreso, 28 de febrero del 2024
Apelaremos en este artículo a la capacidad de abstracción del lector… Si existiera un turismo político, es decir, si gentes de otras partes del mundo se interesasen por las rarezas y las situaciones más que singulares e insólitas que genera el poder; no vacilarían en venir a visitar el Perú. Nuestra zoocracia política, sería fuente de divisas tal o más de lo que hoy es Machu Picchu.
Tenemos ejemplares únicos, que lamentablemente, no solo no están en proceso de extinción, sino que cuya población va en aumento con cada elección popular. Uno de esos inclonables especímenes es, por ejemplo, un congresista que dice ser de izquierda (su fastuoso pasado matrimonio, dista mucho de haber sido del pueblo), ¡pero, en fin, así son estos! Este individuo se bandereaba en campaña por el VRAEM, sí ese al que el gobierno de los Estados Unidos no ha permitido siquiera que sobrevuele su territorio, por considerarlo un sujeto ‘altamente peligroso’, al estar investigado en nuestro país por varias razones. ¿Habrán querido insinuar los gringos que este patita es un terruquito? Pues vaya que es un bicho todo terreno: se mueve en círculos izquierdistas europeos, en el hemiciclo nacional, en las espesuras de las zonas cocaleras, pero siempre con su iPhone último modelo en mano, el mismo con el cual se comunicaba desde un hotel 5 estrellas en Ica en la época de la toma de Lima, ¿recuerdan? Ahora solo falta que Beto Ortiz lo invite a bailar a su programa (sería un boom).
Contamos, además, con dos expresidentes enjaulados. Uno es conocido por su permanente estado no ecuánime, muy ligado a los radicales ‘OH’ y el otro por haber dado el golpe de estado más estúpido de la historia del Perú. Ambos, tienen las uñas más largas que las de un oso hormiguero, pero son tratados por la justicia como un par de mansas palomas.
Un tercer expresidente quien es conocido como “El lagarto”, este no solo no está preso, a pesar de las incontables pruebas de corrupción, vacunagate incluido, sino que más allá de haber contribuido con su pésima gestión a la muerte de miles de personas, hoy se promociona como un simpático saurio o un Ricky Martin que ‘Tiktoquea’ desde su cocina, sartén con huevo frito en ristre, al que se le ve la cola y los rastros del azúcar impalpable, del bebito fiu fiu y su pionono de vitrina.
Una exalcaldesa, de otrora verde chalina, que reconoce haberse tirado los millones de soles en coimas cobradas a la empresa más corrupta que pueda haber visto el Perú y veranea con ese dinero en una playa del sur, comiendo sus tan ansiados marcianos de mango. Del otro lado tenemos a un actual alcalde que se enfrenta en solitario al corrupto contrato de un peaje que nunca debió existir y que ahogaba con sus precios a un pueblo del norte de Lima, el cual no tenía por donde escapar más allá que por sus garitas en donde, cual sanguijuelas le chupaban la plata a una inerme población.
No podemos dejar de lado por supuesto a los exministros fugados, familiares de un lamentable expresidente que fugaron a otro país, aupados por un cuestionado personaje, exfuncionarios que hoy cantan a diestra y siniestra, tirando guano al ventilador, el cual salpica por doquier, rogando muchos de ellos que sus nombres no salten a la palestra…. en fin ¡podríamos seguir!
En resumen, el país es una jungla peligrosa, llena de depredadores llaneros, pero nuestra zoología política, cual costra sobre nuestra piel, vive solo preocupada por saber que elección ganará en el futuro o cuánto poder tendrá.
«Vengan, amigos del exterior “vengan a conocer a nuestros políticos”, si se animan, estamos en el país de las maravillas donde hay una mamá de todos, lo único que nos falta es un presidente… pero que gobierne» ¡nada más!
¡¡¡ Despierta Perú… despierta!!!