Carlos Loret de Mola
Exviceministro de Gobernanza Territorial – PCM
Para Lampadia
Hace un par de años me invitaron a visitar una plantación de Palma Aceitera en Ucayali.
Quede gratamente impresionado con la visita. Una plantación de libro. Instalaciones modernas de última generación. Se ve y siente el profesionalismo con el que se ha trabajado para lograr tal desarrollo en tan solo 6 años.
Esta aventura comenzó el 2016 con la adquisición vía remate público de los Fundos de Tibecocha y Zanja Seca, ubicados en el distrito de Nueva Requena y Curimaná, a una entidad fiduciaria.
Para este logro se han invertido más de 140 millones de dólares que representan la mayor inversión agroindustrial en la región Ucayali y en la amazonia peruana.
Cuando pregunté por el futuro de las operaciones a 20 años, me comentaron que pensaban duplicar producción sin adquirir más tierras sino elevando productividad y recuperando varias tierras aledañas que se encuentran semiabandonadas por un manejo equivocado del territorio; promoviendo a un grupo de pequeños y medianos agricultores de las comunidades vecinas a participar en un Programa de Pequeños Productores Agrícolas Sostenibles (PAPES) promovidos por Ocho Sur.
También se quiere promover otros usos productivos en otras 10 mil hectáreas con lo que Ucayali recibiría 30 mil hectáreas de territorio productivo generando mano de obra bien remunerada y contribuciones importantes a la economía de la región.
Los nuevos estándares de la industria de la Palma extendida a otras actividades, incluyen el compromiso y cuidado de una hectárea de bosque primario o regenerado por cada hectárea en producción por lo que como beneficio adicional Ucayali estaría recibiendo 30 mil hectáreas adicionales de bosque protegido con lo que la sostenibilidad del territorio está garantizada.
Imaginemos que esta misma actitud se promueve entre emprendedores similares que ya existen en la zona. Tendríamos a 30 años más de 600 mil hectáreas (la mitad productivas y la otra mitad en bosques protegidos) a beneficio de la región asegurando el desarrollo sostenible de un territorio que en los últimos años ha estado bastante desatendido.
Si a vuelo de cóndor tuviéramos una visión del territorio, Curimaná y Nueva Requena se encuentran enmarcados entre la Cordillera Azul y la Sierra el Divisor, dos grandes extensiones de áreas protegidas en nuestra Amazonía y limita por el sur más allá de Pucallpa con la Reserva Comunal del Sira, otra gran extensión de territorio protegido de nuestra extraordinaria región amazónica.
Al seguir averiguando sobre el territorio encontramos iniciativas como la conformación de una Mancomunidad denominada Aguaytía/Pachitea entre los ríos de ambos nombres, que abarcan casi 6 millones de hectáreas (una vez y media Suiza) que contienen más de 1 millón quinientas mil hectáreas degradadas susceptibles de recuperación con un manejo ordenado del territorio.
Imaginemos con los emprendimientos mencionados tipo Ocho Sur en lo que se convertiría esta parte de nuestro territorio y su conectividad con la Metrópoli (Lima) y en nuevo desarrollo del puerto de Chancay.
Seguro el Perú será un país que brinde a futuro el mayor bienestar a sus ciudadanos y al mundo. Ese es su destino. Lampadia