Por: Guillermo Ackerman
Vox Populi, 30 de octubre del 2023
A principios de este 2023, la Liga 1 estaba condenada a morir principalmente por la oscura y arbitraria manera en que la FPF impuso a los nuevos tenedores de derechos de transmisión, a quienes había adjudicado a dedo, en el vecino país de Chile, en un proceso de una ficticia ‘licitación’, que fue declarada desierta, y que desde su origen ya tenía un ‘ganador’, como existen testimonios de integrantes de la propia Junta Directiva.
Se presentó a 1190, compañía con poco tiempo de existencia, que traía un rimbombante modelo de negocios ‘participativo’ para experimentar e implementar en Perú. Cabe resaltar que nunca se mostró el famoso contrato, si es que existe (podría presumirse que los acuerdos van cambiando de acuerdo a la coyuntura). Hoy se sabe, que a esta empresa se le han otorgado, no solo los derechos de la Liga 1 y 2, sino también ‘por debajo de la mesa‘, los derechos televisivos, radiales y digitales de la selección, la explotación de la marca FPF y de las selecciones nacionales y la obtención de nuevos auspiciadores y patrocinadores. Importante recordar que por un tema de ‘compliance’ dejaron la FPF BBVA, Movistar y Coca Cola.
Es decir, a 1190 y a su matriz 777 partners (‘googlee’ Ud. querido lector), se le han entregado las llaves de la FPF, por tiempo indeterminado y en condiciones desconocidas.
Se dejaron de lado las licitaciones internacionales, con la contratación de empresas auditoras del primer mundo, con procesos transparentes, tiempos adecuados y condiciones igualitarias y justas para todos, pero sobretodo respetando todos los aspectos legales, como el respeto a las cláusulas contractuales y mejoras reales en las condiciones económicas. Importante recordar la presencia de PwC, KPMG y EY en la anterior gestión para auditar y acompañar todos los procesos (2015-2018). No extrañaría que hoy el ‘auditor’ sea de ese distrito del Norte que ha poblado la Videna.
En las primeras fechas del campeonato se dieron los escandalosos ‘walk overs’, con amenazas y amedrentamientos, para mandarte a segunda división, que han escrito el capítulo más oscuro en la historia de los torneos nacionales. Llamó la atención la ceguera, mudez y sordera de quienes, desde la FPF, debían haber levantado su voz e impedido esta masacre y defendido el bien común, por sobre intereses particulares.
Pero, además, esta prepotente manera de actuar, se ha mantenido hasta el final del campeonato, pretendiendo manipular resultados para el título, ascenso y descenso, con audios de extorsión que involucran a los directivos más altos y resoluciones ‘cantinflescas’ extemporáneas que afectan directamente la tabla de posiciones, algo que es penado por FIFA con las mayores sanciones.
Es la crisis institucional más grande de la FPF en sus 100 años de existencia, por la cantidad de denuncias, investigaciones y señales graves de corrupción. Todas las semanas la Fiscalía de la Nación presenta nuevos indicios y la prensa va destapando numerosos escándalos. Ya no hay como taparlos. Es un barco que se hunde y todos los que están ahí terminarán manchados, los buenos y los malos.
Pero cuando todo estaba en tinieblas, cuando los resultados de la blanquirroja no se estaban dando, cuando el nuevo entrenador de la selección peruana se despachó en contra del torneo local y de sus jóvenes jugadores, cuando campeó el desánimo y se comenzó a romper el lazo entre la selección y el hincha, en ese momento, apareció la esencia de este maravilloso deporte.
Los clubes sacaron lo mejor de sí y nos regalaron un torneo que hasta la última fecha dejaba hasta 4 equipos con chance al título nacional.
Aunque no soy hincha de los ‘compadres’, debo reconocer y agradecerles pues le han salvado la mano al campeonato. La emoción, entrega y despliegue han permitido que después de algún tiempo la final sea entre Alianza Lima y Universitario de Deportes. Desde mi modesta opinión lo mejor que nos podía pasar para el momento concreto del fútbol nacional.
Las taquillas que se han recaudado deben ser las más altas en la historia del fútbol peruano local. Semana tras semana, el hincha, sí ése ante el cual el mundo se rindió y lo eligió como ‘la mejor hinchada del mundo’, comprendió la necesidad de acompañar al equipo de sus amores. Tanto en la capital, como en el interior del país.
Hemos tenido llenos totales y, gracias a Dios, tan solo incidentes menores, sin desgracias que lamentar. Si este espíritu se mantiene el fútbol está asegurado, a pesar de que el ente rector haga lo imposible por destruirlo.
Un reconocimiento también a Melgar que, desde hace un tiempo, sigue estando en la parte alta de la tabla, gracias a sus buenos manejos. Por otro lado, no recuerdo que alguna vez se haya tenido a 3 equipos cusqueños en la primera profesional, bien por eso. Ojalá que Cienciano vuelva a tener los bríos de décadas anteriores y que Cristal, el club que fue modelo de gestión profesional, desde su fundación, recupere la memoria de que parte de su esencia es ganar títulos.
Salud por los compadres, que sea una final de antología, que se entreguen al máximo y el público demuestre respeto y sea una fiesta familiar.
¡Por el bien del fútbol peruano!