Jaime de Althaus
Para Lampadia
En la ciudad del Cusco la gente ya está harta de los bloqueos, paralizaciones y movilizaciones que han afectado severamente la economía de la mayor parte de cusqueños. Se ha formado, por ejemplo, un colectivo que se llama “Cusco, Paz y Trabajo”, uno de cuyos chats tiene 721 personas participantes, que ha decidido dar batalla a las dirigencias radicales con una serie de acciones.

Pues lo que se ha implantado en la ciudad es una verdadera dictadura de izquierda. La ciudad está cercada. Poblaciones de Anta hacia el norte y la de Canchis hacia el sur, con el apoyo político y logístico de las municipalidades provinciales respectivas, bloquean e impiden la llegada de alimentos y mercadería. Dejan pase cada 15 días, para que el desabastecimiento no sea total. En la ciudad las organizaciones dan tregua los fines de semana para que la gente pueda abastecerse. Es inaceptable, humillante.

Quien dirige esta agresión contra la población es el Frente Regional de Lucha presidido por Samuel Acero. Este frente agrupa a gremios tales como
la Federación Departamental de Trabajadores de Cusco (FDTC),
la Federación Agrícola Revolucionaria Tupac Amaru del Cusco (FARTAC),
el SUTEP,
la Federación Universitaria del Cusco (FUC) y
el gremio de Transportistas.
Pero infiltrada se encuentra una izquierda radical ya más vinculada al Movadef y otros grupos que a Verónika Mendoza.
Ese grupo ha logrado imponer un discurso único, lleno de historias falsas que se dan por ciertas.
Por ejemplo, que el golpe lo dio el Congreso junto con los poderes limeños, que Pedro Castillo está secuestrado, que lo vacaron porque Castillo no iba a renovar los contratos de las grandes empresas mineras que vencían este año, y que los policías que reprimieron la “Toma de Lima” son altos, gringos, norteamericanos. Las redes ayudan a crear estas tribus ideológicas de desinformación.
Los periodistas ya no son periodistas, sino activistas. El que difiera, es atacado. El canal de televisión CTC (Compañía de Televisión Cusqueña) fue apedreado y luego incendiado como represalia contra unas declaraciones del congresista Alejandro Soto Reyes que había tenido un programa en ese canal. Muchos periodistas están asustados. No hay libertad de expresión. Es la dictadura del pensamiento y de la opinión.
La dictadura se ejerce también contra las propias autoridades. Se les exige a los alcaldes pronunciarse a favor de la lucha. Se llega al extremo de rechazar propuestas del gobierno como el subsidio de 25 soles al balón de gas. Las fuerzas armadas y policiales no existen.
Pero, como decíamos, ya se han organizado colectivos como “Cusco, Paz y Trabajo”, integrados por cusqueños que ya no soportan el caos y quieren trabajar.
“Tenemos alrededor de 1,400 integrantes en nuestros grupos de WhatsApp. Comenzamos a integrarnos la primera semana de enero en defensa del Estado Constitucional de Derecho y de la Constitución de 1993”, nos dice William Vega, vocero de dicho colectivo, que enumeras algunas de las acciones realizadas:
- Participamos en las Marchas por la Paz junto con otros colectivos ciudadanos, los días 13, 14, 21 y 28 de enero.
- Convocamos a una colecta de víveres el viernes 20 de junio para la PNP, quienes nos cuida.
- Hemos presentado una demanda de habeas corpus ante el Juez Penal de Anta, a efecto de que se ordene la apertura de carreteras en la provincia de Anta. Hasta hoy el juez no resuelve.
- Hemos interpuesto una denuncia penal en vía de prevención del delito contra el Gobernador Regional de Cusco por la presunta comisión del delito de omisión de deberes funcionales, dada su nula acción en defensa de la seguridad ciudadana. Fue notificado y convocó a sesión, pero no nos dejaron participar.
- Hemos enviado una carta al alcalde distrital de Wanchaq para pedirle que tome acción respecto de quienes han convertido la Plaza Túpac Amaru en base de operaciones instalando una cocina pública, y estamos preparando una denuncia.
- Anteanoche hicimos una vigilia por los policías caídos en el VRAEM y por el policía cusqueño Soncco Quispe
“Toda la ciudad respalda, salvo sindicatos y universitarios radicales. La gente está harta y quiere trabajar”, nos dice otro cuzqueño. Es hora de recuperar la libertad. Lampadia






