Entrevista a Dan Ariely, Profesor de Psicología y Economía Conductual en la Universidad de Duke
Por Gonzalo Carranza
El Comercio, 13 de octubre de 2016
Dan Ariely cree que somos predeciblemente irracionales, como tituló su primer ‘best seller’. Hoy expondrá sus ideas en la UTEC, invitado por Sura. Antes, respondió con un audio las preguntas enviadas por El Comercio vía correo electrónico.
— ¿Qué es la economía conductual y cuánto ha avanzado? Me gusta definirla en contraste con la economía estándar. Esta asume que la gente es perfectamente racional, mientras que en la economía conductual no partimos de esta premisa. Lo que hacemos es poner a la gente ante diferentes situaciones, observar cómo se comportan y sacar lecciones sobre la conducta humana. Cada vez más gente se interesa en este campo, los gobiernos también, y hacemos cada vez más experimentos. Hemos dejado el laboratorio para experimentar en el campo.
— Los críticos de la economía conductual dicen que es un montón de evidencia anecdótica, pero no un marco integral. Es una crítica justa. La teoría económica [tradicional] es relativamente más sencilla, es integral y explica muchas cosas. En eso yace su belleza: es muy fácil vivir si piensas que todos somos racionales. Sin embargo, cuando hablamos de hacer cosas en el mundo real, prefiero la precisión a la simplicidad. Si no entendemos nuestras elecciones sobre el corto y el largo plazo, nuestras emociones o nuestros conflictos de interés, construiremos sistemas económicos condenados a fracasar.
— ¿Por qué afirma que no pensamos apropiadamente en el largo plazo? La evidencia es muy clara. Es muy triste descubrir todas las formas en que nos comportamos equívocamente. Tenemos que tomar esto en cuenta para nuestras decisiones. Por ejemplo, ayudar a la gente a ahorrar. Si tienes el dinero en una cuenta corriente, la vida te puede dar demasiadas tentaciones y terminas gastando más de lo que tenías como meta. Una manera de ayudarte es tomar algo de dinero de tu cuenta a fin de mes y moverlo a una cuenta de ahorros a plazo. Esto reduce algo de libertad para decidir, pero también algunos de nuestros mecamecanismos para fracasar en el objetivo de mejorar nuestra vida en el largo plazo.
— Nuestro sistema de pensiones funciona bajo esa premisa, pero varios economistas argumentan que sería mejor que cada uno se encargue de su futuro. Es una idea terrible. Hay cosas que la gente puede hacer por sí sola o aprender de sus errores con el tiempo. La jubilación no es una de ellas. Si cometes un error en planificar tu retiro, no puedes volver el tiempo atrás. Solo tienes una oportunidad. Es muy complicado calcular el monto correcto para ahorrar y cómo hacerlo. Básicamente uno tiene 0% de probabilidad de tomar la decisión correcta por sí mismo.
— Este tipo de ideas han derivado en lo que algunos economistas y pensadores han denominado ‘nudges’ (empujoncitos) o paternalismo libertario. En algunos casos, los ‘nudges’ son efectivos para que el mejor comportamiento sea también el más fácil. ¿Pero será un ‘nudge’ suficiente para impedir que la gente escriba mensajes de textos mientras maneja? Creo que no. Y necesitamos asegurarnos de que la gente no haga cosas estúpidas.