1

Dependencia incómoda

Dependencia incómoda

Algunos países exportadores de materias primas están afrontando mejor que otros la caída de los precios de esos productos.

Por The Economist

(Gestión, 13 de Enero de 2015)

Las materias primas (commodities) son como las sirenas: seductoras pero peligrosas. Cuando sus precios están elevados, los políticos en los países que las exportan se regocijan, pues los ingresos de la venta de petróleo, gas y metales llenan las arcas estatales, el dinero foráneo arriba en grandes volúmenes y se crean empleos bien remunerados.

A menudo, tales gobiernos ignoran otros sectores económicos bajo la creencia de que esos buenos tiempos nunca terminarán, pero siempre llegan a su fin. Y ahora que los precios están en picada, muchos países están aprendiendo lo que sucede cuando una economía depende demasiado de sus recursos naturales.

Venezuela, que posee las mayores reservas petroleras, está al borde del colapso. Brasil y Noruega, otros dos grandes exportadores de petróleo, han reducido sus proyecciones de crecimiento y el presidente ruso, Vladimir Putin, verá que el PBI de su país se encogerá 5% este año, de acuerdo con los estimados de su banco central. Es probable que la deuda de su gobierno sea reclasificada al estatus de “basura”.

Cuando los precios de los commodities comenzaron a caer en el 2014, los economistas temieron lo peor para sus exportadores, pero hasta ahora muchos han salido bien librados. Solo un puñado de países latinoamericanos —Argentina, Venezuela y posiblemente Brasil— caerá en recesión este año y otros han recortado sus proyecciones de expansión, pero siguen bien.

Chile, exportador de cobre que antes fue cautivo de las fuerzas del mercado, crecerá 3% y Perú, que depende enormemente de sus ventas de metales, 5%. El PBI de América Latina se incrementará 2%.

No se espera que ningún exportador de petróleo de Medio Oriente sufra una recesión este año (aunque medir el crecimiento en países azotados por la guerra es casi imposible). Arabia Saudita está utilizando sus grandes reservas de divisas para impulsar el gasto gubernamental y se expandirá 4.5%.

Algunos países africanos están siendo afectados. Nigeria, que apenas cuenta con exportaciones no petroleras, sufrió una pérdida de 13% en el valor de su moneda en el 2014; Zambia, exportador de cobre, solicitó la ayuda del Fondo Monetario Internacional (FMI) en junio.

No obstante, comparadas con periodos previos de declive de los precios de commodities, las monedas han estado bastante fuertes. Solamente los países atacados por el ébola y la creptocrática Guinea Ecuatorial verán sus economías reducirse este año. Se espera que África Subsahariana se expanda 5%.

Dos factores explican por qué algunos exportadores de commodities están afrontando mejor que otros la situación. Primero, muchos gobiernos han convertido a sus países en amistosos con el sector privado. Según el Banco Mundial, en años recientes África Subsahariana ha sido la principal zona en mejorar su entorno para los negocios. Ruanda, que hace 20 años estuvo sumida en una guerra civil, es hoy un mejor lugar para hacer negocios que Italia.

Los entornos benignos para las empresas impulsan la inversión extranjera directa (IED). En los últimos años, se ha mantenido bien en África a pesar de los traspiés globales. El dinero foráneo está ayudando a las economías africanas a diversificarse. El reciente y fuerte incremento del PBI nigeriano no se explica por su sector petrolero — que se ha estancado—, sino por las finanzas y otros servicios. Incluso Chad, que ha sido objeto de escarnio por su economía basada en un único sector, ha visto la participación de sus ingresos por petróleo reducirse progresivamente.

Pero Rusia no ha podido hacerse menos dependiente del petróleo y diversificar su economía es hoy más complicado que antes para Putin, debido a la caída de la IED que sufrió el país el año pasado.

Segundo, algunos gobiernos están gastando su dinero más sensatamente. Antes de la década pasada, casi todos lo derrocharon cuando los precios de los commodities estaban elevados y los ingresos por impuestos abundaban, y luego recortaban el gasto cuando los precios se hundían. Rusia todavía hace esto y no cuenta con dinero para impulsar la demanda doméstica, sino que está reduciendo su gasto, con lo cual inflige más daño.

Algunos países latinoamericanos y africanos, como Zambia y Chile, ahora aplican políticas fiscales “anticíclicas”: ahorran durante las bonanzas y gastan en los malos tiempos. Hace una década, el presupuesto de Angola dependía casi en su totalidad del petróleo, pero ahora un tercio proviene de otras fuentes.

Chile, donde el cobre explica el 60% de las exportaciones, antes era conocido por el errático manejo de sus ingresos por la venta del metal, pero hoy un panel independiente revisa que el Gobierno los utilice responsablemente.

Algunos exportadores de commodities enfrentan un sombrío 2015, pero otros pueden sentirse optimistas. África, que por décadas fue sinónimo de dependencia en los recursos naturales, será una de las regiones de mayor crecimiento, pues ya no está condenada a los abruptos vaivenes de los commodities. Si hace una década Putin hubiese intentado desmontar la estructura de la economía rusa, su país no estaría por vivir un año tan difícil.




Otros siguen creciendo alto a pesar de la crisis

Otros siguen creciendo alto a pesar de la crisis

El ranking de crecimiento global de este año es liderado por Mongolia (+15%), mientras que en la cola del mundo se encuentra Chipre (-3.2%). Al igual que el Perú, los 10 países líderes en el crecimiento mundial -repartidos entre África y Asia-  son ricos en recursos naturales, pero aún tienen mucho que avanzar en materia institucional. Sin embargo, crecen alto, y lo hacen a pesar del contexto internacional.   

La unidad de inteligencia de The Economist publicó una lista con las 10 economías que crecerían más rápido en el 2014, en contraste con las 10 economías que tendrían el peor desempeño. De las economías más dinámicas siete son del Asia y tres del África; encabeza la lista Mongolia, que crecería 15%.

La característica común que comparten los países que crecerán más este año, es que todos son de bajos ingresos y -al igual que el Perú- ricos en recursos naturales. El líder del crecimiento mundial desde el 2012, Mongolia, seguirá impulsado por el auge de su minería y un incremento de sus exportaciones a China, su principal socio comercial (destinatario de más del 45% de sus exportaciones). Con solo una población de 3,1 millones de habitantes y siendo un país rico en cobre, hierro, oro, uranio, y principalmente carbón, Mongolia es un país que enfrenta retos similares a los del Perú para dar un salto cualitativo al desarrollo. En octubre del año pasado el Parlamento de Mongolia aprobó una Ley de Inversiones que brinda un marco favorable para la inversión local y extranjera, e incluso garantiza un ambiente de estabilidad tributaria para las mismas. Se espera que esto mejore considerablemente el clima de inversión en Mongolia para sostener un alto crecimiento en los años siguientes.

Los otros países de la lista como Sierra Leona, Turkmenistán, Timor Oriental y Congo, encuentran también en la explotación de recursos naturales la palanca que los hará crecer a tasas que bordean el 9% en el 2014. Bután ha encontrado un nicho para generación de riqueza a partir de la exportación de energía hidroeléctrica a la India, un país de 1,200 millones de habitantes que este año crecerá 6.3%.

En el otro lado de la lista se encuentran los países que tendrán el peor desempeño económico. Los disturbios y malestar político que se mantienen en algunas regiones del Medio Oriente, en particular en Siria, Egipto y Libia golpearán fuertemente sus economías. Siria tendrá una disminución de 2.7% del PBI en términos reales. Chipre, Italia y Grecia son economías que aún no logran reactivar su economía luego de la crisis Europea debido al elevado grado de “stress” financiero que mantienen. Chipre, en particular, al ser un centro financiero, es una economía que ha dependido de la banca y las finanzas, por lo cual a pesar de las ayudas de emergencia del Banco Central Europeo (BCE) y el paulatino levantamiento de las medidas temporales restrictivas a las transacciones bancarias que se adoptaron, mantiene un elevado nivel de endeudamiento, tanto público como privado. Sus niveles, sin precedentes, de desempleo siguen afectando la recuperación del consumo y el comportamiento de los hogares.

En Latinoamérica, Puerto Rico arrastra una contracción del PBI desde el año 2006, y es un país que está atravesando una transformación debido a que la población se está reduciendo año a año, al tiempo que ha perdido las ventajas comerciales que gozaba con EEUU por la ampliación de tratados de libre comercio que este país viene firmado con otros socios comerciales. El caso de Venezuela es largamente conocido y lo hemos reportado en varias notas anteriores (Ver Crisis económica del eje chavista)  El aparato productivo de este país ha quedado atrofiado por años de “políticas revolucionarias” que han debilitado sectores generadores de empleo como la construcción y manufactura, y otrora eficiente sector petrolero. También se ha llegado al extremo de requerir importar más de la mitad de los bienes de primera necesidad que se consumen. La desconfianza en su mercado se refleja en la enorme brecha existente entre el tipo de cambio oficial, de 6.3 bolívares por dólar (al 29 de enero), versus el tipo de cambio del mercado negro de 79 bolívares.

No debemos olvidar que un crecimiento alto y sostenido es la palanca más importante para lograr un desarrollo integral. En el Perú, nos hemos ido haciendo ideas equivocadas sobre el efecto de la crisis internacional en nuestro desempeño interno. Lo cierto es que la desaceleración es costosa, y dado nuestro elevado potencial, injustificada. Si países ricos en recursos naturales y con aún una precaria realidad institucional – como el Perú-  pueden crecer a tasas que superan el 9%, no hay razones reales para quedar satisfechos con un crecimiento mediocre inferior al 7% por año. Lampadia.