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Mejores regulaciones para una mejor sociedad

Mejores regulaciones para una mejor sociedad

En una reciente publicación de Expreso, la embajadora de la Unión Europea en Lima, Irene Horejs, afirmó que “Hay mucha gente [peruana] de negocios y otros que son pobres, pero son muy trabajadores y disciplinados, pese a lo que se pueda pensar en Lima.

Es una lástima que en el Perú menospreciemos a nuestra propia gente y tengamos una visión de ellos como de gente floja o de mala educación. Un ejemplo de esta actitud se pudo apreciar  en una entrevista de Raúl Vargas y Patricia del Río (en RPP, hace pocos meses), al sicoanalista Jorge Bruce que comentó que cuando los peruanos iban a EEUU “…los civilizaban…”.

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Fuente: Il Messaggero Italo-Peruviano

Lo anecdótico de la entrevista fue que Vargas y del Río llevaron la conversación a otros escenarios, ‘cuando un taxista tacneño cruza la frontera hacia Chile, se detiene en un semáforo en rojo en medio del desierto, así no venga ningún carro a muchos kilómetros, ¿también lo civilizan?’. ‘Y en Lima los taxistas que pasan al Callao, ¿también los civilizan?’

En Lampadia queremos enfatizar que no hay manera que ‘te civilicen’ instantáneamente en EEUU, ni en Chile, ni en El Callao. Como hemos dicho antes (ver en Lampadia: La fuerza del migrante: emprendimiento y libre mercado), lo que está mal no somos los peruanos, lo que no funciona es el sistema.

Hemos creado una selva enmarañada de reglas absurdas que se sobreponen, que nadie conoce y además una suerte de ‘reino de la impunidad’. Veamos el ejemplo de lo sucedido en el proceso electoral, en el que nuestros congresistas nos regalaron un excelente ejemplo de cómo las malas reglas pueden malograr cualquier proceso. (Llegó un momento en que todo el país discutía si alguien había entregado una botella de agua, o no). Ver en Lampadia: El Perú sucumbe a la ‘urdimbre regulatoria’.

Esto ha llevado a muchos a ignorar y hasta resentir las leyes que deberían poner orden en el país. Es hora de que los líderes políticos y las instituciones que rigen nuestra normativa, vean que tengan buenos fundamentos y que nos inspiren a cumplirlas, y así lograr que nos ordenemos con capacidad y autoridad moral para evitar la impunidad generalziada.

Volviendo a la calidad de nuestra gente, hoy tenemos cerca de tres millones de nuestros compatriotas viviendo afuera. Ellos (una muestra de 10% de la población) son hoy día un ejemplo de la verdadera naturaleza de los peruanos: no se pasan las luces rojas, respetan las leyes, educan a sus hijos, participan honradamente en la política de los países que los acogen y son solidarios pues envían regularmente dinero a sus familiares en el Perú (US$ 3,000 millones anuales). Nunca nos olvidemos de que lo malo en el Perú no somos los peruanos, sino el SISTEMA. Ver en Lampadia: Un mensaje para nuestros queridos jóvenes.

Los peruanos somos excelentes personas, así lo prueba el comportamiento de la gran mayoría de los tres millones de compatriotas que viven en el exterior,  que Irene Horejs corrobora con su afirmación, “Sobre todo en España e Italia donde los peruanos van a  trabajar. No es una comunidad problemática y más bien traslada nuestros valores culturales y contribuyen con sus economías”.

¡Lo que está mal no es el hombre, es el sistema! No dejemos que un sistema mal planteado desmejore el desarrollo de nuestro potencial como líderes, profesionales y jefes de familia. Debemos exigir las mejores condiciones regulatorias para ser las mejores personas, también en nuestro país.

Una de las grandes tareas del nuevo gobierno debe ser rediseñar prácticamente desde cero las normas que regulan a los ciudadanos, empresas y procesos sociales y políticos. 

Lampadia