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Nuevos paradigmas educativos de la medicina

Nuevos paradigmas educativos de la medicina

La educación médica ha experimentado una metamorfosis en las últimas décadas. El entorno de aprendizaje se ha alejado del aula tradicional con un profesor transmitiendo conocimiento a los alumnos. La multiplicación de información y la tecnología permiten que el acceso a los elementos cognitivos pueda darse fuera de clase y se complemente la educación propiciando el desarrollo de habilidades orientadas a resolver problemas, trasladar el conocimiento de un contexto a otro, trabajar en equipo e infundir la capacidad de auto educarse y adaptarse para aprovechar la permanente creación de nuevos conocimientos.

Fuente: etdea.edu.co

Este cambio radical en la educación médica ha sido impulsado por la Asociación Médica Estadounidense (AMA), la cual está activamente involucrada en educar a sus miembros sobre este nuevo enfoque basado en competencias y su aplicabilidad a la capacitación y la educación médica continua. (Ver la publicación de The New EnglandJournal of Medicine, que compartimos líneas abajo).

Fuente: semana.com

La importancia de este cambio es que la AMA está redefiniendo su metodología de enseñanza para educar, liderar cambios positivos y crear personas más competentes en una carrera que es crucial para todos. Este mismo cambio, estos nuevos paradigmas, deberíamos verlos en las aulas de otras carreras profesionales y en la educación escolar.

El acceso al conocimiento, detrás del toque de una tecla o un comando de voz, permite que la práctica profesional se potencie sabiendo cómo aprovechar las miríadas de datos, información y documentación de casos, para situaciones concretas en contextos distintos a los presentados. Esto requiere nuevas habilidades, la combinación de la capacidad de almacenamiento, procesamiento y búsqueda de la cibernética, con la curiosidad y capacidad de análisis del ser humano.

Fuente: educacion-practica.blogia.com

La adopción de estos paradigmas para todos los espacios de aprendizaje, incluyendo el escolar, es el gran reto que permitiría que nuestros niños y jóvenes formen parte del mundo del conocimiento, la innovación y las nuevas profesiones, que marcarán el desarrollo de vidas plenas en los países más prósperos.

Por ejemplo, en el Perú, Innova Schools ya adoptó los nuevos paradigmas: Los niños pasan la mitad del día en clases pequeñas, de 30 personas, centradas en la resolución de problemas y la colaboración entre alumnos, con un aporte importante del maestro, como facilitador. La otra mitad del tiempo es para el aprendizaje autónomo, utilizando sitios web como Khan Academy y Time To Know (Tiempo de Saber).

Lamentablemente, esta transformación viene siendo resistida desde nuestros gobiernos, en los que la educación ha sido capturada por elementos ideologizados, que entienden los espacios de educación, como campos de formación de ciudadanos que suscriban las ideas de visiones estatistas y anti modernas.

Además, siendo que la innovación viene muchas veces desde el sector privado, se desarrolló una gran resistencia al liderazgo de la educación privada, tanto en el espacio escolar como en el universitario. Todo esto se exacerbó con el gobierno de Humala, primero con el radicalismo de la ministra Salas, y luego con el popular Saavedra, que llegó a decir: “Lleven a sus hijos a escuelas públicas, que brindan mejor educación”, llenó el ministerio de consultorías de la PUCP, impuso un currículo para el siglo XX, apoyó regimentación de las universidades, que ha prohibido hasta el ciclo de verano, obliga a carreras de cinco años y establece su sometimiento a una dictadura arbitraria del Sunedu.

En Lampadia hemos insistido numerosas veces sobre la necesidad de emprender una verdadera revolución educativa si queremos nivelarnos con los estándares educativos de los países más avanzados y enfrentar los retos que traerá la cuarta revolución industrial a nuestros pobres.

Lamentablemente, dada la falta de pensamiento crítico de la sociedad y la limitada participación de nuestra clase dirigente en el debate nacional, nos hemos dejado llevar por la ilusión de los emprendimientos del Estado, que están muy lejos de la gran movilización social que debemos desarrollar.

Este tema va muy ligado a nuestra propuesta de que los jóvenes requieren un “salto cuántico”, o un “Big Bang”, como se propuso en CADE 2014 en la presentación de la “Visión del Perú para el tercio de siglo” y en los consejos de LantPritchett, Presidente de la Maestría en Políticas Públicas del programa de la Escuela de Gobierno Kennedy de Harvard para el Desarrollo, en el mismo evento, respectivamente. Ver en Lampadia: Educación y Habilidades para el Futuro y Líneas de acción y compromisos para la educación del siglo XXI.

El futuro del Perú depende de cómo formemos a nuestros jóvenes. Esperamos que el gobierno pueda tomar conciencia de las reformas que necesitamos asumir para iniciar la inmensa tarea de dar a las nuevas generaciones los beneficios y capacidades que nos ofrece el mundo del siglo XXI. Lampadia

Diciendo adiós a las clases en la Facultad de Medicina –
¿Cambio de paradigma o moda pasajera?

Richard M. Schwartzstein, M.D., y David H. Roberts, M.D.
The New EnglandJournal of Medicine 
17 de agosto de 2017
Traducido y glosado por
Lampadia

“Sea un médico, no se requiere tomar clases”. Este titular de la Universidad de Vermont sobre su propuesta de un nuevo enfoque para la educación de médicos, generó una gran controversia. Aunque esta propuesta de cambio es más drástica que la reforma del plan de estudios que se lleva a cabo en otras escuelas de medicina, el abandono de los cursos tradicionales basados ​​en clases presenciales, en las escuelas de medicina de EEUU, ha estado en marcha durante más de tres décadas. La transformación empezó con la introducción de aprendizajes basados en problemas; y, más recientemente, la enseñanza basada en clases ha sido sustituida cada vez más por el aprendizaje en equipo, educación interprofesional y ejercicios que integran la medicina clínica y las ciencias básicas. Pero, ¿están los nuevos cambios propuestos basados ​​en evidencias, o son simplemente la última moda en la educación médica? ¿Deben evitarse todas las clases?

Hoy en día, la mayoría de los médicos reconocen que la información biomédica disponible excede lo que una persona puede aprender y retener en la mente. Sin embargo, todavía están pendientes las respuestas sobre la cantidad de contenidos que los estudiantes deben aprender, si ese aprendizaje se puede realizar de mejor manera en las aulas tradicionales, y qué más se requiere para que los estudiantes de medicina se conviertan en exitosos profesionales, durante una vida de aprendizajes y adaptación. La ubicua presencia de la tecnología personal e institucional permite un acceso rápido a la información médica y permite que los educadores se enfoquen en ayudar a los estudiantes a desarrollar una comprensión más profunda de la salud y las enfermedades humanas, de habilidades para resolver problemas, y de la capacidad de transferir el conocimiento aprendido en un contexto, a otro. Los educadores que dan una clase tradicional con docenas de diapositivas de PowerPoint con contenidos pesados, pueden confundir lo que enseñan con lo que aprenden los estudiantes: el hecho de que un maestro haya presentado una información no significa que los alumnos lo hayan aprendido. De hecho, la teoría de la carga cognitiva sugiere que nuestros cerebros están limitados en la cantidad de información que pueden procesar a la vez;60 diapositivas en 45 minutos pueden parecer una forma eficiente de enseñar, pero es poco probable que sea una manera efectiva de aprender.                                                                                                      

Los estudiantes que aprenden material nuevo pueden ser despistados por la ilusión de saber y la falacia de comprender. Cuando los estudiantes escuchan o leen material fluido y bien presentado, es común que crean que ahora dominan su contenido. Sin embargo, cuando se enfrentan con un problema que requiere la aplicación de esa información, pueden darse cuenta de que, en el mejor de los casos, su comprensión es superficial.

Para promover una comprensión más completa y mejorar las habilidades para resolver problemas y aprendizaje auto-dirigido (habilidades críticas para un médico que practicará entre 30 y 50 años y, en el caso de ejercicios de aprendizajes auto-dirigidos, un nuevo requisito de acreditación establecido por el Comité de Enlace sobre Educación Médica), las escuelas de medicina han comenzado a enfatizar el aprendizaje activo y las actividades basadas en el equipo. La adquisición de información se produce en gran parte fuera del aula: de acuerdo con los principios derivados de la ciencia cognitiva, el contenido fáctico se presenta en asignaciones de estudio que no son abrumadoramente largas y el contenido es intercalado con preguntas o problemas que aseguren que los estudiantes puedan evaluar su nivel de comprensión.

En el salón de clases, el instructor puede facilitar el aprendizaje, pero este debe ser impulsado en gran parte por el alumno. Los ejemplos de casos son importantes para establecer la relevancia del material. Las preguntas pueden plantearse de una manera que requieran la búsqueda de información, lo que solidifica la memoria, pero también obliga a los estudiantes a ver la información desde una nueva perspectiva y transferirla al contexto del caso en cuestión. En lugar de hacer preguntas que comiencen con “qué o cuál” (por ejemplo, “¿Cuáles son las causas de la hipotensión?”), los instructores pueden usar preguntas “cómo” y “por qué” (por ejemplo, “¿Cómo piensan sobre el control de la presión arterial?”; “¿Por qué este paciente sería hipotensor en estas condiciones?”). Pedirles a los estudiantes que comparen un nuevo caso o ejemplo con uno que discutieron la semana anterior facilita aún más la transferencia de conocimiento. Las preguntas para las cuales puede haber múltiples respuestas correctas pueden ser las más convincentes, porque alientan la discusión y la generación de hipótesis contrastantes. Se debe permitir que los estudiantes tengan suficiente tiempo para que trabajen en grupos discutiendo opiniones, prueben ideas (las suyos y de otros), y empiecen a aprender como pensar como un médico. Estas actividades requieren más esfuerzo de parte de los estudiantes que memorizar hechos, pero también son más efectivos para aprender y retener conocimientos.

Este enfoque llamado de aula-invertida, es adecuado para los estudiantes que son miembros de la generación millenial. Estos jóvenes adultos son nativos digitales: han crecido con la tecnología y están íntimamente familiarizados con ella. Entrenados para formar parte de equipos, prosperan en entornos colaborativos. Están acostumbrados a encontrar información en línea y aprender mejor de contenidos visuales atractivos que los mantiene enganchados y se presenta en segmentos cortos (como videos con una duración de menos de 10 minutos). Las clases tradicionales pierden rápidamente la atención de muchos de estos estudiantes y un estudiante no enganchado, no está aprendiendo.

Los resultados iniciales de este enfoque han sido alentadores, particularmente en los cursos de ciencias de la universidad y en una docena de escuelas de medicina que están implementando nuevos planes de estudios utilizando estos métodos pedagógicos. En un ensayo aleatorizado y controlado que comparaba una versión temprana del aula-invertida con los tutoriales de aprendizaje tradicionales basados ​​en problemas, los estudiantes encontraron que el entorno de aprendizaje alternativo era más atractivo e inspirador. Los estudiantes que habían tenido un rendimiento relativamente bajo en cursos anteriores tenían una estadística de mejoría significativa en los puntajes de sus exámenes, posiblemente porque interactuaron mejor con sus compañeros y compartieron sus ideas. Los profesores que utilizan un enfoque de aula-invertida a menudo se sienten liberados de la tiranía del requisito de “cubrir” todo. Dado que la adquisición de información es realizada por el alumno fuera de clase, las interacciones entre profesores y alumnos pueden centrarse en contenidos difíciles de entender y en la aplicación de nuevos conceptos a problemas del mundo real.

Entonces, ¿han muerto las clases? Si “clase” se refiere a la imagen tradicional de un profesor parado y hablando frente a un grupo grande de estudiantes que están absorbiendo información de forma pasiva, entonces sí, creemos que las escuelas de medicina deberían abandonar en gran parte ese formato de enseñanza. Pero si describe sesiones de aprendizaje interactivo de grupos grandes con estudiantes que se prepararon de antemano, con preguntas frecuentes dirigidas a la audiencia, el tiempo reservado para la discusión grupal y el uso de sistemas de respuesta de la audiencia (para encuestar a los estudiantes sobre una pregunta para evaluar su comprensión, por ejemplo), entonces creemos que un formato interactivo de estilo de clase debe seguir siendo una opción y puede ser una herramienta de enseñanza efectiva.

Al mirar hacia el futuro de la educación médica, creemos que es importante evitar el fanatismo con respecto a los enfoques pedagógicos, incluida la insistencia en que los métodos de aprendizaje basados ​​en equipos deben cumplir con criterios específicos o que no se permita ninguna desviación del aprendizaje basado en problemas puros. A menudo podemos servir mejor a nuestros estudiantes fusionando elementos de varios métodos, como el aprendizaje basado en equipo o basado en casos y sesiones interactivas de aprendizaje en grupos grandes, en lugar de sentirnos obligados a adherirnos a un formato particular. Pero también debemos usar enfoques basados ​​en evidencia siempre que sea posible y evaluar rigurosamente nuestras innovaciones, reconociendo que los resultados importantes pueden incluir la participación de los estudiantes y las habilidades para resolver problemas, la dinámica del equipo y el entorno de aprendizaje tanto como los puntajes de los exámenes. En nuestra vida cotidiana como médicos, nuestro objetivo es crear una cultura de mejora continua de la calidad. Deberíamos esforzarnos por crear la misma cultura en nuestras vidas educativasLampadia