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La sostenibilidad es una oportunidad para innovar

En 2050, el aumento del nivel del mar, de la temperatura y los cambios en los patrones de lluvia en América Latina y el Caribe se traducirán en un costo anual estimado de alrededor de 2-4% del PBI en la región, según el BID. El cambio climático está cambiando los negocios, lo que significa que también cambiarán las prioridades de política y la asignación de recursos a proyectos con fondos insuficientes. Pero también, el cambio es siempre una oportunidad para hacer las cosas de manera diferente, y la oportunidad de innovar.

Esto es justamente lo que se analiza en el reciente informe del BID titulado: Innovación en Vivo: Soluciones efectivas frente al desafío del cambio climático en América Latina y el Caribe. El informe afirma que “el desafío del clima brinda la oportunidad de cambiar nuestro modelo de desarrollo hacia un desarrollo resiliente y bajo en carbono, lo que abre nuevas oportunidades para los más de 600 millones de habitantes de América Latina y el Caribe”.

América Latina tiene la oportunidad de convertirse en un foco de innovación, centrándose en la inversión en sistemas de transporte ‘verdes’ y energía limpia, así como servicios ambientales y programas de reforestación y explotación racional de los bosques, que combinan tecnología avanzada con el conocimiento de las comunidades locales.

En las agendas de los gobiernos, América Latina es líder en la legislación para evitar o mitigar los efectos del cambio climático. En el informe se mencionan varios ejemplos en Perú, Bolivia, Ecuador y Costa Rica. Brasil también ha demostrado su liderazgo mediante la promulgación de uno de los regímenes de conservación más eficaces del mundo en la Amazonía, en gran medida en temas de la deforestación. Sin embargo, el problema de la región ha sido siempre convertir la legislación en realidades concretas.

El informe se divide en tres pilares que, según el BID, han cambiado radicalmente la forma en que los países enfrentan las cuestiones climáticas: las nuevas tecnologías, los esquemas financieros variables y la generación de marcos políticos que permiten consolidar estas opciones.

Tecnología inteligente

Las nuevas tecnologías tienen un efecto ‘disruptivo’ en la transformación hacia una economía más ‘verde’, transformando sectores como la agricultura, el manejo de los recursos hídricos y la generación de energía. En Lampadia hemos escogido algunos ejemplos de transferencia de tecnología y conocimiento a nuevos mercados y de utilización de Big Data para mejorar la adaptabilidad climática y la gestión en los sectores de la agricultura y la gestión del agua.

En Perú, existe un proyecto implementado en el 2014 que tiene como objetivo recuperar la producción de terrazas agrícolas precolombinas, controlando la erosión y previniendo desastres naturales mientras se garantiza la seguridad alimentaria. Según el BID, “De los agricultores que participaron en la prueba piloto, el 84% ha visto mejorías en sus ingresos gracias al aumento de la productividad que, por ejemplo, en el caso de la quinua se duplicó.”

Andenes Pisac
Andenes Precolombinos, Cuzco, Perú. Fuente: Arqueología del Perú

Por otro lado, en Haití, se implementó en el 2013 un proyecto llamado ‘Agrimonitor’, una nueva plataforma de conocimiento para el monitoreo y análisis de las políticas de agricultura. Es una herramienta en línea para el análisis agrícola con el objetivo de mejorar las políticas y prácticas de cultivo.

El BID considera que esta herramienta cuantitativa, diseñada por la Universidad de Stanford, creará una mejor comprensión de las políticas que afectan a la seguridad alimentaria, la integración comercial, la competitividad y la pobreza rural y sus vínculos con el cambio climático en la región.

Financiación Inteligente

El BID tiene como objetivo movilizar financiamiento internacional para ayudar a expandir modelos innovadores. Además, crea nuevas formas de financiamiento privado, como los ‘bonos verdes’, los cuales canalizan inversionistas hacia nuevas oportunidades de negocio en proyectos de desarrollo sostenible.

Según este informe, “para poder mantener o fortalecer el crecimiento económico hasta 2030 será necesario un aumento significativo de la inversión, incluyendo unos US$89 billones de inversión en infraestructuras. Con el fin de lograr un crecimiento económico sostenible, se necesitarán inversiones en eficiencia energética y tecnologías bajas en carbono por un total estimado de US$ 13,5 billones adicionales”.

Uno de los proyectos más interesantes en este tema es el proyecto de financiamiento para la sostenibilidad de los ecosistemas y la biodiversidad, trabajando en conjunto por varios países: Brasil, Colombia, Guyana, Guatemala, México y Perú.

Lo interesante de este proyecto son las estrategias de desarrollo bajas en carbono mediante las cuales se establecen políticas que orientan el crecimiento económico sin generar presión en sus bosques. Además, se lanzó una alianza global entre gobiernos, líderes financieros y comerciales, conservacionistas y donantes públicos y privados para financiar el Programa Áreas Protegidas de la Amazonia (ARPA Life). Este programa recibirá US$4,5 millones para proteger parte de la región amazónica durante los próximos 25 años.

Específicamente para el Perú, el BID nos ha ayudado a recibir donantes internacionales como Noruega y Alemania para “para reducir la deforestación y hacer frente a los problemas sociales subyacentes a través de un enfoque integral que incluye el reconocimiento de las tierras indígenas y el fortalecimiento de los procesos participativos, reformas de políticas, un mecanismo de distribución equitativa de beneficios y un sistema de monitoreo forestal sólido, entre otros”.

Innovación
Ejemplo de reforestación en la Amazonía de Brasil. Fuente: BID

Políticas sólidas

Un enfoque innovador en políticas públicas puede cambiar la manera en la que un Estado invierte los recursos disponibles y transforma el marco regulatorio para lograr avances en proyectos ‘verdes’, desde un mejor y más sostenible uso del agua hasta cambios en la regulación del mercado energético para promover una matriz más limpia.

Desde 2001, el BID ha apoyado a Perú en la implementación y consolidación de una gestión integrada que culminó con la aprobación de la Ley de Recursos Hídricos en marzo de 2009. “Ese mismo año se reforzó el apoyo institucional a la recientemente creada Autoridad Nacional del Agua (ANA) y a los instrumentos de gestión de las cuencas hidrográficas. En tres de ellas (Chira-Piura, Tumbes y Tacna), a modo de prueba, se establecieron consejos con una metodología de visión compartida que se convirtió en un paso fundamental hacia la implementación de las reformas futuras”.

Para citar al presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim: “Nunca vamos a acabar con la pobreza si no abordamos el cambio climático.” El camino para lograrlo es vía el incentivo de la innovación.  La innovación crea nuevas ideas y métodos para lograr nuestros objetivos, lo que permite un ciclo virtuoso que nos llevará hacia un mejor futuro. 

Lampadia