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¿Un nuevo Boris Johnson?

¿Un nuevo Boris Johnson?

El ascenso de Boris Johnson como líder del Partido Conservador y primer ministro de Gran Bretaña parecería estar asegurado al haber logrado una victoria absoluta en las primeras fases de las recientes elecciones primarias conservadoras. Como escribimos en Lampadia: ¿Boris Johnson como primer ministro del Reino Unido?, su posición pro Brexit sin acuerdo, y su carácter populista, excéntrico e ignorante, auspiciarían un manejo político nefasto para el país británico, si dicho personaje asumiera las riendas del poder.

Sin embargo, como es característico en todo político, del discurso a la acción hay un largo trecho y por ende, siempre estará sentada la posibilidad de que Johnson eventualmente pueda cambiar de parecer, si toma cuenta del impacto económico y social desastroso que implicaría una salida de la UE sin acuerdo de Gran Bretaña (ver Lampadia: El Reino Unido tendiendo al suicidio económico y político). El hecho que haya evitado pronunciarse recientemente respecto de si está a favor o en contra de los planteamientos de las dos coaliciones políticas dominantes del debate en torno al Brexit, da ciertos visos de esperanza.

En un reciente artículo escrito por The Economist titulado “¿Qué Boris obtendría Gran Bretaña?” (ver artículo líneas abajo) se explora un escenario con este cambio de parecer del mencionado político. Al respecto señala “El mejor caso para Johnson es que podría usar su habilidad como vendedor y su manera de decir las palabras para pregonar un Brexit con acuerdo, o algo parecido, a un Parlamento que lo ha rechazado tres veces”.

Curiosamente, es esa misma popularidad – fundamentada en un populismo recalcitrante – que ostenta Johnson la que podría utilizar como herramienta para convencer al ala partidista conservadora de perseguir un camino que no sea autodestructivo para su país, algo que May nunca pudo lograr. Y de hecho los incentivos deberían estar alienados a ello, ya que, si Gran Bretaña pierde con el Brexit duro, el partido que lo impulsó a capa y espada, el Partido Conservador, también perdería legitimidad.

Esperamos que este sea el camino tomado por Johnson. La esperanza es lo último que se pierde. Lampadia

El liderazgo Conservador
¿Qué Boris obtendría Gran Bretaña?

El probable primer ministro de Gran Bretaña no puede resistirse a jugar hacia la multitud. En la política desagradable de hoy eso es ominoso

The Economist
20 de junio, 2019
Traducido y glosado por Lampadia

El monstruo del Brexit desatado hace tres años ya ha devorado a dos primeros ministros británicos. David Cameron se rindió horas después de que se anunciara el resultado del referéndum el 24 de junio de 2016. Theresa May comenzó con confianza, pero pronto se vio acorralada. Los conservadores han preparado una lista de candidatos para reemplazarla como su líder y, por lo tanto, como primer ministro; los miembros del partido tomarán una decisión a fines de julio. El gran favorito entre los miembros parlamentarios y activistas es Boris Johnson.

Pero, ¿qué Boris Johnson? El ex secretario de asuntos exteriores, que se ve como una mezcla de diversión y desprecio en las capitales europeas, ha asumido diferentes formas en diferentes momentos.

  • Como alcalde de Londres, cosmopolita y liberal en 2008-16, predicó las virtudes de la inmigración y el mercado único.
  • Como protagonista de la campaña Leave, cambió sin esfuerzo a criticar la migración y advertir sobre los peligros de la membresía turca de la Unión Europea, que había defendido anteriormente.
  • Ahora, en su apuesta por los votos de los miembros del partido conservador de derecha tory, habla de la posibilidad de dejar a la UE sin ningún acuerdo -“al diablo” si se le interponen en el camino- y bromeando con que las mujeres en burkas “parecen buzones”.

Depresivamente, el truco está funcionando. A pesar de las valientes campañas de los candidatos más moderados, Johnson es la persona a vencer en el voto de los miembros. Mucho menos claro es cómo se comportaría en el cargo. A medida que la saga Brexit se prolonga, Gran Bretaña está cada vez más polarizada. En un país muy dividido, ¿a qué tribuna elegiría jugar Johnson?

La forma en que se selecciona al próximo primer ministro no hace que sea más fácil adivinar qué hay en la tienda. En lugar de enfrentar una elección general, el líder es elegido por 160,000 activistas tory remunerados, que anhelan el Brexit más que casi cualquier otra cosa. Una encuesta realizada esta semana encontró que las grandes mayorías dejarían a la UE incluso si causara un “daño significativo” a la economía, rompiera la unión con Escocia e Irlanda del Norte o “destruyera” al propio Partido Conservador. Los candidatos no han elaborado manifiestos detallados; Johnson, en particular, ha sido inusualmente tímido, evitando la mayoría de las oportunidades para debatir con otros candidatos o ser interrogado por periodistas.

Su falta de una filosofía guía debería ser una debilidad. Pero en estos tiempos difíciles se ha convertido en algo fundamental para su éxito. Debido a que él está casi vacío de convicciones políticas, las personas lo usan como un depósito para las suyas. Los ´Brexiteers Harcore´ han aprovechado la idea de que se irá sin acuerdo si la UE se niega a ofrecer mejores condiciones antes del 31 de octubre. Los ´Remainers´ se susurran a sí mismos que seguramente él es un liberal de corazón, que no haría nada verdaderamente peligroso, y que incluso podría convocar un segundo referéndum en uno de los actos de espectáculo que desafían a la gravedad. El hecho de que sus palabras signifiquen casi nada es tomado por ambos lados como una señal de que eventualmente podría hacer lo que ellos esperan, independientemente de lo que prometió en el pasado.

Esto es una tontería, y recuerda a la coalición que respaldó a Donald Trump como presidente. Algunos creyeron en las extravagantes promesas de Trump (un muro fronterizo con México, una guerra comercial con Canadá), mientras que otros pensaron que eran parte de un acto que no debía tomarse literalmente, y siguieron recibiendo un impacto desagradable. Esta no es la única similitud entre las dos bombas rubias. Además del narcisismo, la ociosidad y la voluntad de aprovecharse de los demás, comparten el talento de argumentar que el negro es blanco y viceversa. Gran Bretaña aún no sufre el malestar de EEUU, en el que los simpatizantes de diferentes partidos ni siquiera pueden ponerse de acuerdo sobre los hechos básicos. Pero un gobierno liderado por Johnson, que se contradice libremente y se ve atrapado en una gran broma, llevaría a Gran Bretaña a seguir ese camino.

El mejor caso para Johnson es que podría usar su habilidad como vendedor y su manera de decir las palabras para pregonar un Brexit con acuerdo, o algo parecido, a un Parlamento que lo ha rechazado tres veces. May se quedó por 58 votos por debajo de su último intento. Tanto los laboristas como los conservadores se han asustado mucho más por lo que el Brexit les está haciendo a sus partidarios, que están acudiendo en masa a los demócratas liberales y al Brexit Party, respectivamente. Es concebible que Johnson, recién elegido, popular en su partido y tan magnético como May lo es de madera, pueda persuadir a suficientes miembros parlamentarios para que cambien de opinión. La idea de que él elija un referéndum sobre el acuerdo para romper el atasco en el Parlamento – como le gustaría a este medio – es descabellada. Pero entonces, mucho de él lo es.

Por desgracia, el caso contra Johnson es más plausible. No es un letrero, sino una veleta y, en este momento, los vientos en Gran Bretaña están soplando en una dirección peligrosa. El repentino ascenso del populista Partido Brexit, que llegó primero en las elecciones europeas del mes pasado y ahora encabeza las encuestas con su promesa de una salida sin acuerdo, aterroriza a los conservadores, muchos de los cuales creen que la única forma de neutralizar su insurgencia es simularlo. Desde mucho antes del referéndum, el Partido Conservador ha evolucionado lentamente hacia un partido cuyos miembros están más vinculados por los valores culturales que por los económicos. Brexit ha puesto cohetes en esa tendencia. El próximo líder tory estará bajo presión para continuar la metamorfosis de su partido de una fuerza de mercados libres a un equipo populista de derecha en el molde (irónicamente) europeo. Johnson sería capaz de diseñar esa transformación.

Una pirámide invertida de disparates

Como la veleta que es, Johnson dependería inusualmente de las personas que lo rodean en 10 Downing Street y del gabinete para obtener ideas, guía y orientación. En contraste con Trump, quien se resiente de los consejos y los expertos, Johnson se complace en delegar y dejar que otros hagan el trabajo, siempre que obtenga la gloria. Y mientras que la mayoría de los republicanos de la corriente principal en un principio rechazaron a Trump, descartando así el hecho de no trabajar para él, los conservadores moderados acuden en tropel a la bandera de Johnson, con la esperanza de conseguir un buen trabajo en su gabinete. Muchos de ellos reconocen que un Brexit sin acuerdo sería malo para Gran Bretaña y, por lo tanto, un desastre para el Partido Conservador. Si Johnson termina en el poder, les corresponderá controlar sus peores instintos.

Si fallan, puede que no pase mucho tiempo antes de que el monstruo Brexit esté masticando y escupiendo a su tercer primer ministro. Lampadia




¿Boris Johnson como primer ministro del Reino Unido?

¿Boris Johnson como primer ministro del Reino Unido?

La derecha política en el Reino Unido se encuentra totalmente desarticulada ante las disputas internas generadas en el Partido Conservador por el aplazamiento del Brexit y por la nefasta posibilidad de producir una salida de la UE sin acuerdo. Al respecto, la primera ministra May ha fallado en su cometido de lograr un acuerdo que satisfaga los requerimientos del Parlamento. El día de hoy, May anunció su renuncia al cargo de primera ministra, la cual se hará efectiva a partir del 7 de junio del presente año.

En plenas elecciones del parlamento europeo, este escenario genera suficiente caldo de cultivo para el ascenso al poder de la izquierda neomarxista liderada por Jeremy Corbyn y su Partido Laborista, cuya agenda podría desestabilizar los notables avances económicos y sociales del Reino Unido logrados en décadas. Por su parte, el Partido Conservador se disputa la elección del nuevo primer ministro que sucederá a May, teniendo como candidato favorito, lamentablemente, a Boris Johnson, ex ministro de relaciones exteriores, político excéntrico desbordante de ignorancia y que además estuvo abiertamente a favor de un Brexit duro.

A continuación, compartimos un reciente artículo de The Economist (ver artículo líneas abajo), que analiza las interrogantes que deben tomar en cuenta los conservadores del Reino Unido para evaluar la capacidad política de Boris Johnson. Como se podrá entrever en dicho análisis, los malos antecedentes de Johnson no augurarían su correcta gobernanza a la luz de la crisis política que actualmente asola al país británico con el Brexit. Lampadia

Elegir a Boris Johnson como primer ministro sería una apuesta peligrosa

Antes de hacer su apuesta, los conservadores deberían hacerse tres grandes preguntas

The Economist
22 de mayo, 2019
Traducido y glosado por Lampadia

EL PARTIDO CONSERVADOR tiene una larga historia de hacer grandes apuestas por los disidentes cuando piensa que su espalda está contra la pared. Antes de ganar el liderazgo del partido, tres de los mejores primeros ministros tory fueron cordialmente odiados por su partido. Margaret Thatcher fue considerada como una ideóloga polarizadora que carecía de la capacidad de conectarse con los votantes o comandar el Parlamento. Winston Churchill era un borracho y un charanguero en serie, lanzando la campaña de Dardanelles y aferrándose al patrón oro. Benjamin Disraeli era un extravagante forastero que no tenía ningún logro a su nombre, aparte de socavar a Robert Peel respecto a las Leyes del Maíz. Los conservadores castigaron a los tres y ganaron en grande.

Parece que el partido está a punto de jugársela de nuevo con Boris Johnson. El ex secretario de asuntos exteriores es el gran favorito de los miembros del partido, quienes eligen al líder. Su único obstáculo es persuadir lo suficiente a sus compañeros parlamentarios conservadores para ponerlo en la lista de los dos. Hasta ahora han sido escépticos. La hoja de cargos contra Johnson es larga: una vida privada caótica, un hábito de torcer realidades, una falta de enfoque y disciplina y ser lo que Sir Max Hastings, ex editor del diario de la casa conservadora, el Daily Telegraph, llama un “ególatra dorado”.

Pero el partido está en un pánico en toda regla. Es probable que llegue a un pobre cuarto lugar en las elecciones europeas de esta semana, gracias al auge del Partido Brexit de Nigel Farage y la implosión de la presidencia de Theresa May. Si la división a la derecha continúa, colocará a la extrema izquierda del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, en Downing Street. Lo que es más, con todas las faltas de Johnson, es una verdadera estrella política, uno de los pocos políticos conocidos internacionalmente por su nombre (aunque no siempre por las razones correctas). Debido a su papel principal en el Brexit, ya no tiene la capacidad de comunicarse con los liberales cosmopolitas que le dieron dos mandatos como alcalde de Londres. Pero, sin embargo, tiene una rara habilidad para iluminar una habitación. May fue una gran denigradora que hizo que todos a su alrededor se sintieran pésimo. Johnson es un animador en auge que hace que las personas se sientan bien con ellas mismas. ¿Quién mejor para reclamar a los tories vacilantes del ejército Brexit de Farage? ¿Y quién mejor para dirigir la carga contra las tropas leninistas-lennonistas de Corbyn?

Los conservadores más reflexivos se preguntan si Johnson podría ser el vehículo ideal para absorber y civilizar las furias populistas que amenazan con llevar al país a un lugar oscuro. Los conservadores tienen un historial admirable de movimientos sociales cooptadores que destruyeron partidos similares en otros países, como el clamor por la democracia a fines del siglo XIX y la creación de un estado de bienestar después de la Segunda Guerra Mundial. Johnson puede representar una oportunidad para hacer lo mismo con el populismo. Insiste en que el Brexit es, en su esencia, un proyecto liberal, no populista, que abrirá Gran Bretaña al mundo en lugar de mantenerlo encarcelado en la fortaleza de Europa. Apoya con entusiasmo un credo emitido por el recién formado One Nation Group de 60 parlamentarios tory moderados. Así que es fácil ver por qué los tories están considerando dar una patada de despeje. ¿Un destello de genios es mejor que la mediocridad, incluso si es parte de una mezcla combustible? ¿Y seguramente el hecho de que tres grandes apuestas en el pasado hayan dado buenos resultados sugiere que vale la pena hacer otra?

El problema con esto es que las rachas ganadoras finalmente fracasan, y los inconformistas carismáticos pueden producir tanto desastres como triunfos. Antes de hacer su apuesta, los conservadores deben pensar detenidamente en tres grandes preguntas.

Primero: ¿puede Johnson realmente negociar un mejor trato con la Unión Europea que May? Johnson argumenta alegremente que la UE, en una alianza siniestra con los ‘Remainers’ en del establishment británico, ha inflado problemas como la frontera irlandesa fuera de toda proporción. Sugiere que será capaz de renegociar el acuerdo de salida de Gran Bretaña con una combinación de amenaza (no mantener el trato en la mesa) y encanto. Esto es poco probable, no solo porque a la UE no le gusta mucho un hombre que hizo su carrera periodística burlándose de su precioso proyecto, sino también porque reconoce que no puede ceder demasiado a Gran Bretaña sin amenazar la integridad de la alianza. Hacer primer ministro a Johnson aumentaría significativamente las posibilidades de un Brexit sin acuerdo y afectaría gravemente la economía y alienaría a los votantes.

Segundo: ¿puede Johnson dirigir un gobierno? Los conservadores elegirán no solo a un líder de partido sino a un primer ministro en funciones. El destino de un país con 66 millones de habitantes, en medio de uno de sus pasajes más difíciles desde la Segunda Guerra Mundial, estará determinado por 124,000 miembros del partido. El historial de Johnson no es alentador. Era un alcalde bastante popular, pero un terrible secretario de relaciones exteriores. Aunque se le da al caos torpe, tiene un talento para la delegación. Una nueva novia ha ayudado a limpiar su acto: se ha cortado el cabello, ha perdido peso y ha practicado yoga. Pero Johnson nunca ha mostrado ningún indicio de que sea capaz de lidiar con las dos cosas que definen a un gobierno moderno: un torrente de trabajo implacable y una demanda para hacer concesiones complicadas.

Tercero: ¿puede mantener unido al Reino Unido? El vínculo con Escocia ya está más suelto que durante décadas. Hay muy pocos escoceses en los rangos superiores de los dos partidos principales de Gran Bretaña. Inglaterra y Escocia apoyaron los lados opuestos en el referéndum Brexit. Un Primer Ministro Johnson podría romper el vínculo por completo, con su aire de derecho Eton-Balliol-Telegraph y sus gestos Bertie Woosterish. Entre los votantes escoceses, es incluso menos popular que la desafortunada señora May.

Una tirada de dados

Tal vez Johnson sea exactamente el rayo en una botella que el Partido Conservador necesita para restaurar su fortuna como una máquina de campaña y una fuerza de gobierno. Pero el precio de hacer las cosas mal sería extraordinariamente alto. Un Brexit no negociable, la ruptura del Reino Unido, un marxista en Downing Street, ha pasado mucho tiempo desde que las apuestas han sido tan grandes y las posibilidades de hacerlo bien son tan bajas. Lampadia




¿Hacia un segundo referéndum sobre el Brexit?

Finalmente, se vislumbra un rayo de esperanza en medio de la crisis política en la que se ve inmersa Gran Bretaña, al no contar aún con un acuerdo de salida de la UE, conforme avanzan los días hacia la fecha límite para su presentación, el 29 de marzo.

Como indica un reciente artículo de Financial Times, el líder del Partido Laborista, principal partido de oposición al Partido Conservador, ha anunciado que respaldará un segundo referéndum, planteando la posibilidad de que se revierta el Brexit.

Como señala el prestigioso diario británico, esto se da en un contexto de insistente presión por parte de los parlamentarios y miembros de dicho partido – incluidos decenas de miles de jóvenes que se han unido a este en los últimos dos años – que creen que el Brexit causará un gran daño a la economía, como bien hemos expuesto en anteriores ocasiones (ver Lampadia: El Reino Unido tendiendo al suicidio económico y político, La crisis del Brexit continúa, El debate del acuerdo de salida del Brexit continúa). Asimismo, marca un antes y un después para una coalición política que respaldó ampliamente, con cerca de 3 millones de votantes laboristas, al Brexit en el referéndum del 2016 y, más recientemente, en su manifiesto electoral del 2017.

Dado este giro político, ¿Qué tan probable es un segundo referéndum a la luz de este planteamiento del Partido Laborista, además de las recientes declaraciones emitidas por Theresa May el pasado 26 de febrero, en la Cámara de los Comunes?

En primer lugar, el éxito del planteamiento de los laboristas podría tener algunos obstáculos en el parlamento, en particular, para obtener una mayoría de votos en la Cámara de los Comunes. Como señala Financial Times, habría dos fuerzas políticas – con cierta prevalencia en cuanto a número de escaños en el parlamento – que imposibilitarían la ejecución de tal referéndum.

Por un lado, se tiene al ala conservadora pro-Brexit, que ven a dicho referéndum como un obstáculo para ejercer la “supuesta voluntad” del pueblo británico – como si aún se pudiera hablar de la existencia de tal  voluntad – a ya no pertenecer al bloque europeo. Pero más importante aún, es el temor de la izquierda euroescéptica a que sus votantes, que en 2016 apoyaran el Brexit, ya no le otorguen legitimidad al partido.

En segundo lugar, es que si se tienen en cuenta las recientes declaraciones de Theresa May en la Cámara de Comunes, el pasado 26 de febrero, las probabilidades de que se de un segundo referéndum se difuminan aún más.

Ello porque, según fuentes del diario el País, la primera ministra insiste con conseguir el respaldo a su acuerdo de salida  – que sufrió una aplastante derrota en el parlamento el pasado 15 de enero – sometiéndolo a una votación adicional, el 12 de marzo, revelando su preferencia de no convocar a referéndum. De no aprobarse tal acuerdo, ha planteado la posibilidad de negociar una extensión de la fecha límite, si es que los parlamentarios rechazan una salida sin acuerdo.

Inclusive ha propuesto presentar un documento que detalle el impacto económico que tendría una salida de Gran Bretaña de la UE sin un acuerdo de salida, lo cual constituye una completa falta de respeto y hasta desfatachez hacia el pueblo británico, que desea saber los términos que implicarían la salida de su país del mercado único.

Estas declaraciones solo ponen en evidencia una vez más lo que venimos advirtiendo en anteriores publicaciones: la falta de racionalidad por parte de la clase política británica dirigente para tomar decisiones sin tomar en cuenta las atroces consecuencias, en materia económica y política, que tendrían para con su pueblo. Y en la cúspide de esta irracionalidad, se ubica la insistente demanda de May por salir de la UE con acuerdo o sin acuerdo.

Afortunadamente, y contra todo pronóstico, se ha deslindado la posibilidad de aplazar la fecha límite de la negociación, lo cual da mayor margen de acción para elaborar un acuerdo de salida con una mayor sensatez y cordura y por qué no, para seguir insistiendo con un segundo referéndum, como una verdadera solución democrática. No hay nada mejor que escuchar la voz del pueblo, en plena riña de políticos que, como siempre, creen tener la solución a todos los problemas del país. Lampadia




La crisis del Brexit continúa

La crisis del Brexit continúa

El acuerdo de retiro del Brexit, propuesto por la primera ministra del Reino Unido Theresa May, sufrió una fulminante derrota el pasado 15 de enero, fecha en la que el Parlamento inglés le otorgó 202 votos a favor frente a 432 votos en contra.

En esta ocasión, además de la oposición, los parlamentarios de su propio partido, el Partido Conservador, que otrora le dieran su entera confianza y sobretodo, legitimidad a su liderazgo, votaron en contra de su propuesta en razón de 3 a 1.

Al respecto surgen 2 preguntas inquietantes:

  • ¿Cuáles son los factores que habrían determinado la derrota de May en el Parlamento, si para el 2016, más de la mitad  de los británicos (52%) votaron a favor de la salida del Reino Unido de la UE?
  • Pero más importante aún, ¿Qué debería hacer el Reino Unido, de cara al 29 de marzo, fecha límite para el establecimiento de los términos de negociación del Brexit?

Respondiendo a la primera pregunta, se debe entender, en primer término, el contexto político en el que se venía enfrentando el acuerdo de salida en el 2018, previo a la votación del Parlamento, el pasado 15 de Enero. Como hemos escrito previamente en Lampadia: El debate sobre el acuerdo de salida del Brexit continúa, el Reino Unido tardó un año y medio desde el referéndum en el 2016 en lograr un acuerdo con la UE. El borrador culminó a finales de noviembre del 2018 e iba a ser sometido a votación el 10 diciembre de ese mismo año. Sin embargo, la primera ministra pospuso la votación, con lo cual ya existía un precedente por parte de ella para dilatar la fecha de la votación dado que los términos del acuerdo, aparentemente no habrían agradado ni siquiera a los mismos miembros de su partido y por ende, no habría conseguido los votos necesarios para su victoria.

Pero, ¿Por qué dichos acuerdos han generado tanto disgusto entre los parlamentarios conservadores, quienes en su momento, se encontraban deseosos por cumplir el clamor popular de la mayoría de británicos? Como indicó recientemente The Economist,  “El acuerdo de May no es tan malo como lo dicen algunos de sus críticos, pero está lejos de lo que se prometió en el 2016.” Este acuerdo no solo implica la expulsión del Reino Unido de un mercado único (UE), con todos los beneficios comerciales y de inversión extranjera que ello conlleva, sino que además implica una desestabilización política en la frontera con Irlanda del Norte –que aún desea permanecer en el proyecto europeo- y el pago de unos 50 mil millones de dólares para hacer efectiva su salida en el 2022.

Ahora que ya no hay vuelta atrás lo mejor que puede hacer la Primera Ministra es pensar en una solución sensata y eficiente de cara al 29 de marzo, fecha límite para la ejecución del Brexit.

En este sentido, estamos de acuerdo con la propuesta de The Economist de aumentar el plazo de esta fecha límite e involucrar a los votantes en el diseño de un nuevo acuerdo de salida. Ello implica convocar un Segundo Referéndum, en el que los ciudadanos decidan si aún desean la salida, ahora que saben lo que realmente implica. En este contexto, es cuando los recursos democráticos prueban su verdadera razón de ser y constituyen ser soluciones óptimas ante eventuales crisis políticas o sociales. Lampadia

La crisis británica
Brexit, madre de todos los desórdenes

Resolver la crisis requerirá tiempo y un segundo referéndum

The Economist
17 de enero de 2019
Traducido y glosado por Lampadia

Ningún plan por parte de un gobierno británico moderno ha sido tan bien golpeado como el acuerdo Brexit rechazado por el Parlamento el 15 de enero. El acuerdo de retiro, la pieza central de la primera ministra Theresa May, que ha pasado casi dos años batallando con la Unión Europea, fue rechazado después de cinco días de debate por 432 votos a 202. Sus propios partidarios conservadores votaron en contra de ella por tres a uno.

La madre de los parlamentos está sufriendo la madre de todas las crisis constitucionales. Hace tres años, en la encuesta más grande en la historia del país, los británicos votaron en un referéndum para dejar la UE. Sin embargo, el Parlamento, recién elegido un año más tarde por esos mismos votantes, ha juzgado inaceptables los términos de la salida. La UE muestra poca voluntad de renegociar. La primera ministra sigue obstinadamente. Y si este enigma no puede resolverse antes del 29 de marzo, Gran Bretaña se quedará sin ningún acuerdo.

Para evitar esa catástrofe, la prioridad debe ser pedirle a la UE más tiempo. Pero incluso con el reloj de su lado, parece improbable que los parlamentarios estén de acuerdo con una solución para el gran acertijo de Brexit: ¿qué términos de salida, si los hay, satisfacen realmente la voluntad de la gente? Con cada semana en que los parlamentarios no responden a esta pregunta, se hace más claro que las personas deben decidir, en un segundo referéndum.

La derrota de esta semana fue el resultado de dos años de mal juicio político. El referéndum de 2016 fue ganado por solo 52% a 48%. Sin embargo, en lugar de consultar al lado derrotado, May siguió un Brexit de línea dura, redactado apresuradamente con un puñado de asesores y calibrada para complacer a su Partido Conservador. Después de que perdió su mayoría en 2017, la necesidad de construir un consenso se hizo aún más clara, pero se dobló. Incluso después de que el Parlamento estableció su derecho a votar sobre el acuerdo final, ella no cedió, en su lugar intentó (y fracasó) frustrar la votación del Parlamento al retrasar el reloj. La tenacidad que le ha ganado a muchos admiradores ahora parece una cabeza de cerdo. La promesa de la primera ministra después de la aplastante derrota de esta semana para trabajar con los parlamentarios de la oposición llega dos años tarde.

Pero la crisis no se trata solo de un liderazgo pobre. El Brexit ha expuesto dos problemas más profundos.

  • Uno tiene que ver con las dificultades que enfrentará cualquier país que intente “recuperar el control”, como lo expresó la campaña para salir de la UE, en un mundo globalizado e interconectado. Si retira el derecho de establecer sus propias reglas y estándares, por definición será más difícil hacer negocios con países que utilizan diferentes reglas. Si quiere comerciar, probablemente terminará siguiendo las reglas de un socio más poderoso, que para Gran Bretaña significa la UE o Estados Unidos, solo que sin una palabra para establecerlos. Por lo tanto, el Brexit equivale a recuperar el control en un sentido literal, pero perder el control en un sentido significativo. Los partidarios tienen razón al decir que la UE es un lugar cada vez menos atractivo, con sus populistas italianos, gilets jaunes franceses, el tartamudeo de la economía alemana y los súper burócratas de Claret en Bruselas. Pero no podían estar más equivocados al juzgar que la ominosa dirección de viaje de la UE hace que sea inteligente que Gran Bretaña abandone su asiento allí.
  • El segundo problema esencial que ha expuesto Brexit se refiere a la democracia. Gran Bretaña tiene una larga historia de democracia representativa, en la que los votantes eligen a los parlamentarios para que tomen decisiones en su nombre. El referéndum de 2016 fue un caso raro de la democracia directa, cuando el público decidió sobre una cuestión de política. La crisis de hoy ha sido causada por los dos enfrentamientos entre sí. El referéndum dio una orden clara y legítima de abandonar la UE. Ignorarlo sería subvertir la voluntad del pueblo. Sin embargo, los representantes del pueblo en el Parlamento han emitido un juicio igualmente claro y legítimo de que el trato de Brexit de May no está en los intereses de sus electores. Al margen de los parlamentarios, como ha intentado hacer May, no sería menos una perversión de la democracia.

La primera ministra ha ejercido presión moral sobre los parlamentarios para respaldar el acuerdo de todos modos, argumentando que incluso si no les gusta mucho, es por lo que votaron sus electores. No es tan simple. El acuerdo de May no es tan malo como lo dicen algunos de sus críticos, pero está lejos de lo que se prometió en 2016. La expulsión del mercado único, el declive de industrias que van desde las finanzas hasta la fabricación de automóviles, la desestabilización de Irlanda del Norte y una salida de una factura de unos $ 50 mil millones: nada de esto fue anunciado en la campaña. Los votantes pueden estar completamente contentos con este resultado (las encuestas de opinión sugieren lo contrario). Pero no hay nada que diga que la votación para irse deba implicar el apoyo a la versión particular de la salida de May. Es por eso que todas las partes pueden afirmar que representan la voluntad “real” de la gente. Si los parlamentarios respaldan un acuerdo que juzguen perjudicial por respeto a un referéndum anterior que emitió una instrucción vaga no sería una democracia representativa ni una democracia directa, sino una que causaría una mala impresión de la otra.

El primer paso para salir de este lío es detener el reloj. Debido a que el acuerdo de May está muerto y no se puede arreglar uno nuevo en las diez semanas restantes, la prioridad debe ser evitar el 29 de marzo sin un acuerdo, lo que sería malo para toda Europa y potencialmente desastroso para Gran Bretaña. Si May no solicita una extensión, el Parlamento debería votar para otorgarse a si mismo el poder para hacerlo. Esta medida desesperada pondría fin a una larga convención en la que los negocios del gobierno tienen prioridad sobre los parlamentarios. Pero si la primera ministra se queda en el camino sin acuerdo, los parlamentarios tienen el deber de apoderarse del timón.

Con más tiempo, quizás se pueda encontrar un acuerdo en el que tanto el Parlamento como la UE puedan ponerse de acuerdo. Ya sea una unión aduanera permanente o un modelo de estilo noruego (que este periódico aprobó hace un año como la versión menos mala de Brexit) podría lograrse. Pero ambos exigirían compromisos, como el hecho de que Gran Bretaña renuncie al derecho de firmar sus propios acuerdos comerciales o mantener la libre circulación, que contradigan algunas promesas de la campaña de salir de la UE.

Es por eso que el camino hacia cualquier acuerdo, ya sea de May o uno renovado, debe involucrar a los votantes. El hecho de que Brexit requiere dar y recibir significa que ninguna forma de salida se parecerá al prospecto que el público fue vendido imprudentemente en 2016. Puede ser que los votantes acepten una de estas compensaciones. Pero la voluntad de la gente es demasiado importante para ser simplemente adivinada por los peleadores parlamentarios. La incapacidad del Parlamento para definir y ponerse de acuerdo sobre lo que realmente quiere el resto del país hace que sea más claro que nunca que la única forma práctica y basada en los principios es volver al pueblo y preguntar.

Lampadia




El debate sobre el acuerdo de salida del Brexit continúa

A medida que se avanza en las negociaciones del Brexit, se está produciendo un nuevo enfrentamiento político entre los líderes que negocian el acuerdo para que Gran Bretaña abandone la Unión Europea. Entonces, ¿qué está pasando con el Brexit, exactamente?

El lunes 10 de diciembre, la primera ministra Theresa May anunció que el llamado “voto significativo” sobre cómo abandonar la UE se posponía, en un movimiento que dejó a muchos sorprendidos. Aunque la votación iba a ocurrir en el Parlamento el martes, la BBC afirma que un día antes (el lunes 10), May la rechazó por miedo de que no obtuviera los votos necesarios para aprobarla. Según Reuters, May ahora está buscando obtener una votación antes del 21 de enero del próximo año.

El referéndum inicial para una salida británica (Brexit) de la UE fue aprobado por los votantes del Reino Unido en junio de 2016, lo que resultó en la decisión de que el Reino Unido deje la asociación económica y geopolítica de décadas a cerca de 30 países europeos, que permitía un comercio más libre y la movilidad entre sus miembros. Según las normas sindicales, el Reino Unido tiene hasta el 29 de marzo de 2019 para hacer su salida. Esto lo hemos venido explicando en Lampadia: Entendamos los factores que impulsan el Brexit

Pero está siendo muy difícil que todas las partes lleguen a un acuerdo para la salida del Reino Unido de la UE y la fecha límite para las negociaciones se está acercando rápidamente. Si no se llega a un acuerdo, el Reino Unido esencialmente hará una salida “dura” que alterará la dinámica social y económica de la relación con el resto de la UE de la noche a la mañana.

La votación que el Parlamento debía llevar acabo el martes habría sido para aprobar el acuerdo de salida. Para entender esto, cabe recordad que, a finales de noviembre, la UE y el Reino Unido acordaron un borrador con dos partes sobre cómo sería la salida del Reino Unido de la UE:

  • La primera parte: Afirma que el proceso de salida comenzaría con un período de transición que podría durar hasta el 2022. En ese momento, el Reino Unido pagaría un estimado de £ 39 mil millones a la UE por sus contribuciones obligatorias. En segundo lugar, la residencia y la ciudadanía para los ciudadanos de la UE y el Reino Unido no se verían afectadas por el cambio y cualquier persona que haya cambiado de residencia durante la transición podría quedarse después de que concluya ese período.
  • La segunda parte: Establece un marco para la dinámica general que el Reino Unido y la UE desean mantener después de la salida, y señala cómo es que las entidades independientes reanudarán las operaciones de comercio y seguridad, entre otras cosas.

Uno de los puntos clave en el acuerdo es cómo lidiar con la frontera en Irlanda y evitar una “frontera dura” entre Irlanda del Norte (parte del reino Unido) y la República de Irlanda, que seguirá siendo miembro de la UE.

Incluso con un voto diferido, no es seguro que este acuerdo actual tenga la aprobación de los legisladores británicos. Los miembros del Parlamento no están sorprendidos con el anuncio de un retraso en la votación. Ese mismo día, un miembro del Parlamento retiró el ‘mazo’, un adorno metálico que simbóliza los deberes reales de la legislatura, para hacer una demostración de protesta en contra de May. El gesto, que cuestionó simbólicamente la autoridad de la cámara y sirvió como una prueba de la crítica realidad en el que se encuentra el país, solo ha aumentado la tensión del acuerdo Brexit. Como afirma Foreign Affairs, “El posible conflicto de soberanías, la cuestión de la gente frente al Parlamento, se dejó de lado en 2016. Ahora ha reventando. Al mismo tiempo, los partidos políticos que normalmente mantienen a los parlamentarios en línea están totalmente divididos sobre lo que debería venir a continuación.”

Entonces, ¿qué deben hacer? The Economist, una revista que ha demostrado múltiples veces estar en contra del Brexit, están a favor de un segundo referéndum, afirmando que “si los británicos están decididos a seguir adelante, ese es su derecho. Pero ahora que saben lo que realmente significa Brexit, merecen la oportunidad de decidir si todavía lo quieren.” Sin embargo, son conscientes de los problemas que esto podría traer, “Un segundo referéndum causaría un resentimiento duradero y alimentaría a los partidos populistas que venden la teoría de la puñalada en la espalda. Sin embargo, descartarlo sobre esta base, ignora cómo cualquier trato que busque un Brexit blando también sería denunciado como una traición.”

Foreign Affairs, por su lado, propone que “La Cámara de los Comunes probablemente podría estar de acuerdo con un Brexit más suave que el acuerdo de May, y probablemente incluyendo una membresía a largo plazo del mercado único de servicios y bienes. Este punto final, actualmente conocido como “Norway Plus”, podría ser el destino final de Gran Bretaña.”

Ver líneas abajo más detalle sobre la situación actual del Reino Unido y el impacto (positivo y negativo) de hacer un segundo referéndum:

El caso para un segundo referéndum
La mejor salida del lío del Brexit

El Parlamento no puede ponerse de acuerdo sobre qué tipo de Brexit quiere la gente. En lugar de adivinar, deberían preguntarles.

The Economist
8 de diciembre, 2018
Traducido y glosado por Lampadia

Tardó un año y medio en llegar a un acuerdo con la Unión Europea. Ahora parece que el propio Parlamento británico tardará menos de un mes en deshacerse de él. Es muy posible que pierda, por un amplio margen, el inminente voto sobre si aprobar el acuerdo Brexit del primer ministro.

La lucha del gobierno para lograr el acuerdo a través del Parlamento expone una grieta que Brexit ha creado en el corazón de la democracia británica. La mayoría de los miembros del parlamento creen, con razón, que el compromiso imperfecto de Theresa May es peor que el statu quo. Como representantes electos del pueblo, tienen todo el derecho de bloquearlo. Por otro lado, el referéndum de 2016 les dio una clara instrucción de irse. Aunque ese voto no tiene peso legal, ha adquirido una fuerza moral. La parálisis de hoy es el resultado de la incapacidad de Gran Bretaña para reconciliar su tradición de democracia representativa con sus experimentos más recientes.

Muchos argumentan que los miembros del parlamento (MPs, por sus siglas en inglés) deben cerrar los ojos y votar por lo que creen que es un plan perjudicial, por respeto al referéndum. Están equivocados. Su argumento se basa en una suposición errónea: que la mayoría que estuvo a favor del Brexit en 2016 significa que cualquier acuerdo resultante refleja la voluntad de la gente. No está nada claro que el plan de May lo haga. Rompe muchas de sus propias líneas rojas de negociación, sin importar las promesas hechas por los activistas en el período previo a la votación. El gobierno ha renunciado en gran parte a argumentar que su acuerdo será bueno para el país, en lugar de insistir en que es lo que exige la democracia. Sin embargo, nadie puede pretender intuir lo que la gente quiere. La única forma de saber es preguntándoles.

El trato de May no es el compromiso que buscan los partidarios del Brexit y los que están en contra. La idea de que un Brexiteer podría simplemente tomar un tren a Bruselas y negociar uno mejor es fatua. El primer ministro ha hecho de su prioridad el poner fin a la libre circulación de personas, una mala idea en nuestra opinión, pero difícilmente impopular. Eso implica dejar el mercado único, una gran pérdida. Pero, de lo contrario, ha mantenido una relación económica lo más estrecha posible con la UE, en parte para evitar la introducción de nuevos controles fronterizos en Irlanda del Norte.

No obstante, está claro que el acuerdo de May es en casi todos los aspectos peor que el que Gran Bretaña ya ha construido, lo que le da los beneficios de estar en la UE, al tiempo que le permite optar por la moneda única y mantener su propio pasaporte. cheques y recibir un reembolso de gran presupuesto. Las nuevas barreras al comercio separarán su dinámica industria de servicios de su mercado más grande y podrían dañar las cadenas de suministro manufactureras de Gran Bretaña. Según el acuerdo irlandés, Gran Bretaña tendrá que seguir las reglas de la UE hasta nuevo aviso. Las consecuencias podrían llevar a un mayor daño constitucional y territorial, incluida la ruptura de la unión con Irlanda del Norte y Escocia.

May ha pasado la quincena pasada en una campaña de referéndum virtual, tratando de persuadir al público de los méritos del acuerdo y, a su vez, persuadir a los MPs de que el acuerdo cuenta con el respaldo del público.

Neverendum

El camino hacia un segundo referéndum es traicionero. El Parlamento luchará para ponerse de acuerdo sobre su forma. La fuerte derrota de May podría llevar a una elección general, en la que todos los partidos propondrían planes Brexit que suenan muy bien, pero que son imposibles, lo que se sumaría a la confusión. El rechazo del acuerdo de May aumentaría el riesgo de que se salga sin ningún acuerdo, un desastre para Gran Bretaña y malas noticias para sus vecinos. Afortunadamente, un Brexit accidental y sin trato se volvió menos probable esta semana, porque los MPs, la mayoría de los cuales lo ven como una catástrofe, ahora tendrán una mayor opinión.

Incluso si se superaran esos obstáculos, seguiría siendo la objeción más poderosa a un segundo referéndum: que engañaría a los que votaron en el primero. La UE tiene una tradición innoble de hacer que la gente vote nuevamente cuando eligen la respuesta “incorrecta”. Si la votación para irse fuera una rebelión contra el establishment, un segundo referéndum sería visto como una contrarrevolución.

El riesgo es real. Un segundo referéndum causaría un resentimiento duradero y alimentaría a los partidos populistas que venden la teoría de la puñalada en la espalda. Sin embargo, descartarlo sobre esta base, ignora cómo cualquier trato que busque un Brexit blando también sería denunciado como una traición. Los partidarios de la línea dura describen el plan de May como “vasallaje”, una “humillación nacional” y un “engaño” de aquellos que votaron para irse. Del mismo modo, la creencia de que aprobar el acuerdo hará que todo el episodio de la división termine y se haga caso omiso del hecho de que, después del día del Brexit, Gran Bretaña enfrenta tal vez una década de negociaciones comerciales con la UE, lo que implica una mayor parte de las dolorosas concesiones entre la prosperidad y control del cual el público se ha cansado tanto. Mientras tanto, el país se quedará más atrás con respecto a su potencial. Es cierto que un segundo referéndum causaría una ira duradera y socavaría la fe en la política. Pero también lo haría presionar a través de un acuerdo en nombre de la gente que no estaba convencida.

El Brexit es a menudo comparado con un divorcio. De hecho, los dos años transcurridos desde el referéndum han sido más como un compromiso rocoso. Los votantes se dejaron llevar por las promesas de la campaña del Brexit, solo para descubrir que la relación futura no iba a ser como lo habían imaginado. Cancelarlo sería mortificante. Sin embargo, hacerlo podría ser un error grave y permanente. Si los británicos están decididos a seguir adelante, ese es su derecho. Pero ahora que saben lo que realmente significa Brexit, merecen la oportunidad de decidir si todavía lo quieren. Lampadia




Cuando la clase dirigente defrauda en su hora más fina

El Reino Unido ha tenido siempre una clase dirigente presente en la conducción de sus gobiernos, y nos ha dado ejemplos de liderazgo extraordinarios, empezando por el portentoso liderazgo de Winston Churchill, que supo resistir la soledad de sus propósitos (los ataques más severos) para terminar imponiendo su criterio sobre la necesidad de enfrentar a Hitler. A ese extraordinario momento de su vida, en el que supo estar a la altura de las circunstancias y más allá, a esa ‘hora más oscura’ que supo tornar en su ‘hora más fina’ le debemos, todos los ciudadanos de occidente, el haber podido vivir en libertad durante los últimos 70 años.

Pero hoy, el Reino Unido, está en otra. Está en el medio de una crisis auto-infligida, justamente, por la debilidad de sus líderes actuales.

Crisis en la política de Gran Bretaña

Faltan tan solo ocho meses para que el Reino Unido abandone oficialmente la UE, tras la elección del Brexit en el 2016, y la incertidumbre es increíblemente alta. Los británicos están en un escenario de altísima incertidumbre.

Las posibilidades de que las conversaciones entre el Reino Unido y la Unión Europea lleguen a un acuerdo son cada vez menores. A pesar de que el tiempo se está agotando, sus argumentos continúan siendo muy distantes. Theresa May ha publicado su último plan de compromiso y ve poco espacio para nuevas concesiones. Michel Barnier, el principal negociador de la UE, también tiene poco espacio para maniobrar. Quizás algún acuerdo de última hora sea acordado por el Consejo de Ministros a finales de este año; pero aumentan los riesgos de que no lo haga.

Se ha desatado una gran lucha política en el gobierno del Reino Unido sobre Brexit y podría ser el fin de la primera ministra Theresa May. Tres miembros del gabinete de May, el canciller Boris Johnson, el ministro del Brexit David Davis y el ministro del Departamento para la salida de la UE, Steve Baker, renunciaron al gobierno en protesta por el manejo de las negociaciones con la Unión Europea por parte de May.

¿Qué paso? May llegó al poder poco después del voto en pro del Brexit, prometiendo ser una mano firme en las negociaciones. Ofreció un ‘Brexit duro’ e incluso trajo a los políticos pro-Brexit a su gobierno, incluidos Johnson, Baker y Davis.

Desde el principio May ha destacado por su debilidad y falta de instinto político. Por ejemplo, cuando los conservadores gozaban de una cómoda mayoría, decidió llamar a elecciones, perdiendo la mayoría y teniendo que organizar alianzas inestables que solo le permiten sobrevivir, una y otra vez, a las sucesivas crisis que tiene que enfrentar.

Todos los análisis serios sobre las consecuencias del Brexit, muestran que Gran Bretaña tendrá que asumir tremendos costos económicos y sociales. A pesar de la inclinación de May y su equipo-Brexit, con el tiempo, May fue dando muestras de aceptar un “Brexit suave”. Ese es el apodo de un modelo que afirma que no pertenece a la UE, pero aún tiene acceso al mercado único europeo. Para seguir ese modelo, el Reino Unido debe permitir principalmente el libre flujo de bienes, servicios, dinero y personas. O sea, ser, pero no ser parte de la unión. Todo con tal de no reconocer el error.

Esto no es una opción para los activistas pro-Brexit, que prefiere un “Brexit duro”, en el que supuestamente GB se ahorraría los aportes a la unión y podría restringir la inmigración.

El gabinete de May está profundamente dividido entre esos dos bandos, y se le está acabando el tiempo para presentar sus términos a la UE. En junio, después de una reunión de 12 horas, May surgió con un plan acordado por el grupo: el Reino Unido buscaría un “área de libre comercio” con la UE para bienes industriales y agrícolas, preservando su acceso a los mercados de la UE y gobernado por un “Libro de reglas común”.

Pero no hubo consenso: para Johnson y otros pro Brexit duro, el plan era demasiado suave. Entonces renunciaron en protesta. Ahora, todo el partido de May está en crisis, y algunos miembros amenazan con desafiar su liderazgo si ella no cambia de rumbo.

¿Qué sucederá?

No queda claro qué sucederá, sin embargo, existen varias opciones. Una opción es que el Reino Unido decida que no pagará la “tarifa de divorcio” de alrededor de € 50 mil millones que acordó en diciembre pasado como parte de un acuerdo de retiro. Sin dicho acuerdo, la UE afirma que no habrá una “fase de implementación”. Como resultado, el próximo año, el comercio del RU con la UE estaría sujeto a aranceles y controles fronterizos. Sin duda, se harán tratos a lo largo del tiempo para solucionar el desorden y se encontrarán formas de reactivar el comercio, pero la disrupción sería enorme y es poco probable que la economía se recupere por completo durante muchos años.

Otra opción es que el Reino Unido abandone la UE con un acuerdo de mantener, por el momento, el status quo en términos de intercambio y todos los demás arreglos diarios. En otras palabras, la “fase de implementación” seguiría adelante incluso en ausencia de un acuerdo de retirada total, y el Reino Unido cumpliría con su acuerdo de pagar a la UE mientras se realizan nuevos intentos para negociar una relación a largo plazo.

Esto parece políticamente tentador, pero no es tan fácil como parece. ¿Qué pasa si no se llega a un acuerdo el próximo año o el año siguiente? ¿Se volverá permanente este arreglo a corto plazo, al igual que la relación de Noruega con la UE, diseñada para durar unos pocos meses en 1994, pero que todavía está en vigor?

Otra alternativa es que el Reino Unido decida permanecer en la UE después de todo. El gobierno retira su carta notificando a la UE su decisión de abandonar la UE, pero se necesitaría un nuevo referéndum en el Reino Unido y el gobierno de Theresa May se opone. Las encuestas recientes indican que un nuevo referéndum, diseñado para poner fin a una profunda crisis política interna, daría como resultado una votación para permanecer en la UE, después de todo.

¿Cuál de estos cuatro escenarios es más probable?

Nadie puede estar seguro. Hay problemas con cada uno de ellos: financieros, legales y políticos. Cada uno tendrá sus seguidores y sus críticos. Solo una cosa es segura: si no hay un acuerdo entre el Reino Unido y la UE, Gran Bretaña tendrá que sufrir grave problema.

Lo único seguro es que GB ha olvidado los ejemplos de liderazgo de Churchill, Thatcher y Blair, tiene a la persona menos indicada en el gobierno: un partido conservador sin una clara identidad, un partido laborista regresivo a las políticas que los llevaron a sufrir el ‘winter of discontent’ (la crisis que llevó a Thatcher y el liberalismo británico al poder en 1979) y, por lo tanto, un liderazgo débil que no permite ver el camino por delante. Lampadia




Muchos en GB luchan por permanecer en Europa

Muchos en GB luchan por permanecer en Europa

Parece que la oleada populista en Gran Bretaña se está volcando. Está aumentando la fuerza del #StopBrexit, una fuerza movilizadora que busca detener el Brexit. ¿Se puede? Si a finales de este año el Parlamento británico aprueba un acuerdo de transición con los otros 27 miembros de la UE, que incluya el marco para una futura relación comercial, Gran Bretaña abandonará la zona euro para siempre.

Sin embargo, si la gente decide que quiere detener el Brexit, es necesario que los diputados de Westminster voten en contra del acuerdo de retirada. Esto probablemente significaría que el período de negociación del Artículo 50 tendría que ser ampliado. En Westminster no hay consenso: el Gobierno del Reino Unido, dirigido por Theresa May, se desmorona y es profundamente impopular.

Si se llegase a dar el Brexit, sería el acto más dañino en la historia de la posguerra británica. También causaría un daño significativo a largo plazo al plan de la Unión Europea de unir a los países de Europa. Detener el Brexit es se ha vuelto una misión para muchos británicos y activistas recorren el país intentando convencer a la gente de que todavía no es demasiado tarde para revertir el curso del brexit. Ya se ha invertido más de un millón de dólares en campañas para frenarlo por completo.

Muchos británicos ya están tomando medidas de contingencia. Eurostat muestra cifras que indican una tendencia en constante aumento de los británicos que se han convertido en ciudadanos de otros estados de la UE en la última década: 6,555 británicos adquirieron la ciudadanía en otro de los estados del bloque en 2016 (un 165% más que en 2015). Por otra parte, reflejan además la preocupación de muchos británicos que viven actualmente repartidos por el bloque y que no saben exactamente cuál va a ser su situación dentro de un año.

Según Timothy Garton Ash, los británicos tienen seis meses para impedir el Brexit. Todavía es posible y afirma que “Al mismo tiempo, debemos seguir tratando de ganar el apoyo de la opinión pública, que se encuentra en un extraño estado de disonancia cognitiva (…) cada vez son más los que dicen que las negociaciones son un desastre y que el Brexit seguramente será nocivo para la economía e incluso para ellos personalmente.”

Líneas abajo compartimos su artículo donde explica cómo sería el proceso de impedir una división de Gran Bretaña con Europa:

Seis meses para impedir el Brexit

El Parlamento británico puede evitar todavía que Reino Unido culmine su salida de la Unión Europea. Un hombre, un voto, una sola vez, no significa vivir en democracia. La soberanía reside en los representantes del pueblo

Por Timothy Garton Ash
El País de España
11 de abril 2018

Si los partidarios del Brexit se salen con la suya, el 30 de marzo del año que viene nos despertaremos en una Gran Bretaña que ya no será miembro de la Unión Europea. Los partidarios de seguir siéndolo tenemos solo seis meses para evitarlo. Porque si, en su “votación significativa” de este otoño, el Parlamento británico acepta el acuerdo provisional que hayan alcanzado los negociadores, ya no habrá marcha atrás.

El bando del Brexit lo sabe y tiene una estrategia de una claridad leninista: hacer todo lo que sea necesario para llegar a ese punto. Hasta el antiguo líder del UKIP, Nigel Farage, se ha sumado a esta línea. El fin justifica los medios. No importan las concesiones que haya que hacer ni las líneas rojas inquebrantables que haya que cruzar, se trata de que el país atraviese la puerta de salida. Luego ya se verá.

Los adversarios del Brexit, por el contrario, tenemos 10 estrategias diferentes, es decir, ninguna. Si no nos aclaramos, caeremos derrotados en medio de una niebla de confusión y engaño.

Esa derrota sería probablemente así: de una forma u otra, los negociadores del Reino Unido y de la UE encuentran este otoño una fórmula. Algunas diferencias aparentemente insalvables, como la relativa a la frontera irlandesa, se suavizan mediante una mezcla de concesiones, complejidad y ambigüedad verbal.

Nuestros socios europeos lo aprueban, por fin, a altas horas de la madrugada, en un Consejo Europeo previsto para el 18 y el 19 de octubre, porque encaja en la cultura de acuerdos de la UE, porque quieren quitarse este dichoso asunto definitivamente de encima para concentrarse en todos los demás problemas y porque saben que, una vez que Gran Bretaña esté legalmente fuera de la Unión, su capacidad negociadora será todavía más débil que en la actualidad.

El Gobierno de Theresa May, con sus divisiones internas, acepta este acuerdo chapucero porque su tarea consiste en “cumplir el Brexit” y porque sabe que el Partido Conservador podría venirse abajo si no lo hace. La mayoría de los diputados conservadores votan a favor, muchos de ellos muy a su pesar y con mala conciencia, porque los jefes de filas los tienen agarrados por una parte muy delicada de su anatomía, porque temen las represalias de sus electores y los ataques del Daily Mail, porque “el pueblo ha hablado” y porque les han dicho que la alternativa es un Gobierno laborista dirigido por Jeremy Bréznev. No bastará con que haya unos cuantos conservadores rebeldes y valientes, los verdaderos Churchills de nuestra época, a diferencia de los de pacotilla como Boris Johnson: Gran Bretaña se encaminará, a rastras y como sea, hacia la salida.

Esta situación, que es la más probable, sería desastrosa. Como dice un antiguo ministro conservador, sería como caminar por un trampolín para arrojarnos al vacío. Gran Bretaña pasaría años negociando el significado exacto del Brexit desde una posición mucho más débil y las consecuencias negativas se verían gradualmente de aquí a 5 o 10 años. Un declive nacional pasito a pasito.

Para impedirlo, los partidarios de quedarnos en la UE debemos agruparnos y tener una estrategia clara para estos seis meses. Lo fundamental es convencer a los parlamentarios. La Cámara de los Lores está proponiendo una serie de enmiendas a la Ley de Retirada de la UE que incluyen la opción de permanecer en una unión aduanera. Estas enmiendas deben llegar a la Cámara de los Comunes en mayo. La gran mayoría de los parlamentarios quiere que sigamos formando parte de la unión aduanera. Si hay suficientes conservadores que pongan al país por delante del partido, derrotarán las propuestas del Gobierno.

Eso puede dar pie a un problema táctico. Un importante ministro partidario del Brexit ha dicho en privado que le parecería bien la unión aduanera. A Hammond (el ministro de Hacienda) le encantaría, y May sabe que es lo más conveniente para el país, porque además reduce, aunque no resuelve, el problema de la frontera con Irlanda. ¿Y si el Gobierno acepta la unión aduanera, impulsa esa versión un poco más suavizada del Brexit y convence a los conservadores vacilantes y a unos cuantos laboristas euroescépticos?

Es un riesgo que debemos asumir, porque aceptar la unión aduanera sería una gran derrota para el Gobierno y podría incluso desbaratar la táctica de “llegar hasta la salida” como sea. Una victoria parlamentaria suele alimentar las ganas de más. El siguiente paso podría ser intentar permanecer en el mercado único.

A partir de ahí, todas las posibilidades están abiertas. Hasta otoño puede pasar casi de todo. Hay una ligerísima posibilidad de que el Parlamento vote si el pueblo debe volver a votar (es decir, un segundo referéndum). Alguno de los grandes partidos puede dividirse del todo. Puede haber nuevas elecciones. Quién sabe. Como decía Napoleón, On s’engage et puis on voit! (Atacamos y luego ya veremos).

Al mismo tiempo, debemos seguir tratando de ganar el apoyo de la opinión pública, que se encuentra en un extraño estado de disonancia cognitiva. Pocos de los que votaron por el Brexit dicen que han cambiado de opinión, y algunos de los que votaron en contra opinan que debemos seguir adelante con el proceso. Pero cada vez son más los que dicen que las negociaciones son un desastre y que el Brexit seguramente será nocivo para la economía e incluso para ellos personalmente. Es decir, estamos en un agujero, pero sigamos cavando. Es terreno fértil para iniciar un diálogo, pero seamos realistas: es poco probable que esa cosa amorfa llamada “opinión pública” cambie en los próximos seis meses tanto como para transformar las connotaciones políticas del Brexit. Lo que sí podrá hacer es influir en los parlamentarios indecisos y de los que depende la cuestión.

Por eso, a los británicos que están de acuerdo conmigo les sugiero que hagan lo siguiente. Hablen con su diputado local, con todos los diputados que puedan. Arrincónenlos en la calle, en la playa, en el campo, mándenles correos electrónicos, abórdenlos en Facebook, en Twitter. Díganles que sus nietos preguntarán: “¿Qué hiciste en la votación del Brexit, abuelo (o abuela)?”. Anímenles a votar en conciencia, según su opinión sincera sobre lo que más conviene al país. Díganles que rechacen la mentira populista de que la democracia consiste en una persona, un voto, una sola vez. Nuestro Parlamento soberano, formado por nuestros representantes electos, esa es la verdadera democracia.Lampadia




Renovación de los liderazgos políticos europeos

Al cierre de 2016, la Unión Europea estaba encaminada a un declive sin fin. Por primera vez en su historia, un estado miembro había votado para irse. Se temía que la partida de Gran Bretaña desencadenaría una reacción en cadena. Sin embargo, a medida que Europa ha ido enfrentando nuevas amenazas como la crisis de la eurozona, la crisis de refugiados, el conflicto eterno con Rusia, etc; aunque varios de estos problemas perduran, ahora la UE empieza a mostrar un mejor estado de ánimo.

En parte, esto refleja la recuperación de la salud económica. La economía de la eurozona ha crecido a su ritmo más rápido durante una década en 2017 (2.5 %) y el desempleo cayó a su nivel más bajo desde 2009 (8.7 %). Por el contrario, el Reino Unido, en su absurdo proceso de avanzar con el Brexit, ha crecido al 1.8 %, su peor desempeño desde 2012. Las diferencias son notables.

Emerge un nuevo líder en Europa

Pero una razón central por la que la UE está en una mejor situación, es el sorprendente advenimiento de Emmanuel Macron como presidente de Francia. Un improbable francés que enarbola las banderas del globalismo, abandonadas por gran Bretaña. Su victoria es un recordatorio de la importancia del liderazgo y de la combinación ganadora de talento, ambición y buenas decisiones. La opción por Europa de Macron y su estilo personal, ha creado un cambio profundo en la atmósfera política europea.

El estado problemático de Gran Bretaña ofrece una lección contrastante de liderazgo. La torpeza de Cameron y la falta de visión de Theresa May han instalado un Brexit que, ahora todos, reputan como una derrota auto-infligida. Angela Merkel, la canciller alemana, llegó a burlarse de la negativa de May a hacer a la UE una “oferta” en las negociaciones. Y es que, a pesar de las diferencias entre los pro-Brexit y anti-Brexit, ambos están unidos por la desesperación ante su falta de liderazgo.

Los mejores líderes son capaces de canalizar una crisis, por el lado de las oportunidades. El logro de Macron fue transformar la desesperación en optimismo y el miedo en esperanza.

Sus efectos en Gran Bretaña

En el Reino Unido, poco a poco se ha ido asumiendo que el Brexit es un error de proporciones históricas, pero sus dos partidos políticos principales, no están dispuesto a enmendar entuertos. Ahora, Renew, un nuevo partido político británico inspirado en el pensamiento de Emmanuel Macron y su movimiento ¡En Marche!, ha salido a la luz este 19 de febrero. Este nuevo movimiento antibrexit intentará bloquear cualquier intento de la primera ministra británica, Theresa May, de continuar con el proceso de retirada.

The Renew Party fue fundado por el ex banquero Chris Coghlan poco después de que Macron impulsara el movimiento pro-globalización y europeista.

Renew: Gente ajena a la política para renovar la esperanza en Gran Bretaña

Estos nuevos opositores del Brexit tienen el apoyo de una nueva oleada de descontento público que teme que Reino Unido abandone un bloque económico que podría provocar “la mayor crisis de Gran Bretaña desde la Segunda Guerra Mundial”, según sus detractores.

Como afirmó recientemente El País de España (ver líneas abajo): “Lo que hasta hace poco era el gran tabú de la política británica se ha roto definitivamente. El desastre de las negociaciones, el vértigo ante la inminencia del incierto desenlace final y el consenso entre los expertos de que, sea este cual sea, será perjudicial para el país, han animado diferentes iniciativas que confluyen en un objetivo común: detener el Brexit. La última, un nuevo partido político, bautizado como Renew e inspirado por el movimiento En Marcha de Macron, que este lunes ha lanzado su campaña nacional.”

Ver en Lampadia nuestros análisis anteriores sobre los fenómenos de la Unión Europea (UE) que están detrás de la metida de pata de los británicos con el Brexit, y más allá del Brexit: Los problemas de Europa van más allá del Brexit, La política británica al borde del abismo y Brexit: Sombrío futuro de GB tras absurdo referéndum.

Se extiende la renovación de líderes políticos en Europa

Angela Merkel, el ancla política del libre mercado y la globalización durante los últimos diez años en Europa, luego de haber perdido la posibilidad de mantener un gobierno de mayoría, nombró el lunes pasado a una nueva dirigente en un papel fundamental, como presidenta de su Partido Demócrata Cristiano (CDU).

El nombramiento coloca a Annegret Kramp-Karrenbauer (llamada AKK), en la posición clave para hacerse cargo de la fiesta cuando Merkel finalmente renuncie o sea forzada a dejar el cargo. Por su lado, AKK explicó que acepta el reto que le propone la canciller en “uno de los momentos políticos más difíciles de la historia de la República Federal alemana” y prometió lanzar un debate en profundidad sobre el programa del partido “desde la base hacia la cúpula”.

Según El País de España, “Kramp-Karrenbauer es una política de 55 años, considerada una centrista dentro del boque conservador de Merkel. (…) y podría convertirse en una garantía de continuidad del merkelismo en Alemania, frente a las corrientes más derechistas de un partido en el que la tentación de dejarse contagiar por el discurso antiinmigración de la extrema derecha va en aumento”.

Annegret Kramp-Karrenbauer (AKK)

La verdad es que el liderazgo de Emmanuel Macron ha sido clave para generar una resaca europeísta en la política de la unión. Atempera la fiebre populista que golpeó al Reino Unido, con el Brexit y a Estados Unidos con Donald Trump, que casi captura Austria y Holanda, y establece un nuevo centro de gravedad de la política global. Al elegirlo con una contundente mayoría en la Asamblea, los franceses han empoderado a un carismático nuevo líder para la gran batalla política entre el globalismo y el nacionalismo que está en marcha en las democracias occidentales, acusadas de sufrir de una creciente desigualdad por la globalización, sin reparar en otros fenómenos como el de la ‘cuarta revolución industrial’ y el crecimiento de las economías emergentes.

El control de la Asamblea francesa por su partido, Republique en Marche (REM), permite que Macron, defensor de la globalización, de una política centrista y de la Unión Europea, lidere las reformas que necesita Francia, pero también pone un ‘estate quieto’ al populismo europeo con sus propuestas nacionalistas, balancea la pérdida del liberalismo británico en Europa e instala una fuerza reformadora que va más allá de Francia, a Europa y el resto de occidente. Ver en Lampadia el nacimiento de Macron y su significado para la política francesa: Establishment francés creó a Macron para evitar giro político, y para la política global: Una nueva oportunidad para la buena política.

La lección que debemos llevarnos es que la recuperación económica de Francia, y el fracaso del Reino Unido, después del Brexit, nos confirma que el libre comercio y la globalización son esenciales para el desarrollo de los países (aún más así, en los países más pequeños como el nuestro) y también significa que las ideas de la libertad, del comercio, de la apertura global y de la integración son clave para impulsar el crecimiento y el bienestar en nuestras naciones. Lampadia

En las siguientes líneas, compartimos tres notas (glosadas) de El País de España, que profundizan lo analizado más arriba:

Un nuevo partido británico alienta el empuje por detener el Brexit

Por Pablo Guimón
El País, 20 de febrero de 2018

Lo que hasta hace poco era el gran tabú de la política británica se ha roto definitivamente. El desastre de las negociaciones, el vértigo ante la inminencia del incierto desenlace final y el consenso entre los expertos de que, sea este cual sea, será perjudicial para el país, han animado diferentes iniciativas que confluyen en un objetivo común: detener el Brexit. La última, un nuevo partido político, bautizado como Renew e inspirado por el movimiento En Marcha de Macron, que este lunes ha lanzado su campaña nacional.

La intención de Renew, que se define como centrista y busca construir su respaldo sobre la creciente desafección de los votantes con los partidos tradicionales, es “ser duro con el Brexit y con sus causas”. “Pondremos la permanencia en la UE de nuevo sobre la mesa en un voto sobre el acuerdo final con Bruselas”, explica James Clarke, uno de los líderes de la formación.

El partido nació a finales del año pasado, de la mano de un grupo de candidatos independientes que se presentaron a las elecciones de junio con un mensaje anti-Brexit. Sus responsables no ocultan la inspiración directa en el movimiento que aupó a Emmanuel Macron a la presidencia de Francia en mayo del año pasado, con cuyos ideólogos aseguran haber mantenido “reuniones informales” en los últimos meses.

“Las encuestas muestran que está cambiando la opinión sobre el Brexit, y el Gobierno conservador está obligándonos a optar por un Brexit duro sin un mandato claro por parte del electorado”, señala Sandra Khadouri, otra de las voces de Renew.

Una reciente encuesta de ICM para The Guardian, revela que el 47% de los británicos estaría a favor de un nuevo referéndum una vez se conozcan los términos del divorcio, frente a un 34% que se opone a reabrir el debate. Al mismo tiempo, los análisis realizados por el Gobierno arrojan revelaciones importantes: algunas de las regiones que más sufrirán el impacto del Brexit son aquellas que votaron mayoritariamente por él, y solo Londres, donde ganó cómodamente la permanencia, se libraría de un grave perjuicio.

Hace unas semanas se presentó otra iniciativa, bautizada como Our Future, Our Choice (OFOC; Nuestro Futuro, Nuestra Elección). Está comandada por el influyente lord Andrew Adonis, ex laborista y ahora independiente, una de las figuras que libra la batalla legislativa contra el Brexit desde la Cámara Alta. Lo que busca OFOC es “una movilización sin precedentes de la gente joven” para detener el Brexit.

“Este no es un asunto cerrado”, explica Adonis. “Como han mostrado los debates recientes, tenemos una crisis parlamentaria en este país. La primera ministra no dispone de mayoría en ninguna de las dos cámaras para afrontar el Brexit.

La única manera de salir de esta crisis es un referéndum sobre cualesquiera que sean los términos que acuerde [Theresa] May. Unir a los jóvenes, al movimiento laborista y a los empresarios en una campaña contra el Brexit destructivo de la primera ministra, es vital y es donde tienen que enfocarse nuestras energías ahora”.

Varias estrategias

Además de Renew y OFOC, otro movimiento pro-europeo recorrerá el país en los próximos meses. Está fundado por la activista Gina Miller, que se enfrentó al Gobierno en los tribunales para lograr que el Parlamento pudiera pronunciarse sobre el Brexit y ganó, y cuenta con el respaldo de las 400,000 libras que ha recibido del multimillonario húngaro-estadounidense George Soros, que hizo parte de su fortuna apostando contra la libra en el miércoles negro de 1992. Se llama Best For Britain y persigue “levantarse por la libertad de expresión, la democracia y el derecho a pelear contra este Brexit desastroso”.

El voto clave de los jóvenes que vivirán con la salida de la UE

Los diferentes movimientos que persiguen parar el Brexit saben que cuentan con un aliado clave: el electorado joven. El 75% de los votantes de entre 18 y 24 años votó por la permanencia en el referéndum de 2016.

Los colectivos que persiguen parar el Brexit conformaban hasta ahora un paisaje fracturado, pero muchos se han unido bajo el paraguas de un llamado Grupo de Coordinación de Bases, y cuentan con la complicidad de diputados, conservadores y laboristas, para hacer oír su reclamo de un segundo referéndum. Un mensaje que todos saben que necesita la complicidad del electorado joven.

Merkel abre la carrera de su sucesión con una nueva ‘número dos’ en la CDU

Por Ana Carbajos
El País, 20 de febrero de 2018

Berlín dio ayer por inaugurada la carrera por la sucesión de Angela Merkel, con un nombramiento que sacudió los cimientos del bloque conservador. AKK, también conocida como Annegret Kramp-Karrenbauer, y considerada la posible sucesora de Merkel fue propuesta por la propia canciller como secretaria general de la Unión Cristianodemócrata (CDU), según anunciaron ambas en una conferencia de prensa conjunta en Berlín. Con este movimiento, Merkel aspira a acallar a las voces que piden a gritos una renovación en el partido y sobre todo exigen un plan de sucesión de la eterna canciller tras 12 años en el poder.

Merkel aseguró que la propuesta de Kramp-Karrenbauer como número dos del partido cuenta con una “gran apoyo” dentro del partido. Kramp-Karrenbauer explicó que acepta el reto que le propone la canciller en “uno de los momentos políticos más difíciles de la historia de la República Federal alemana” y prometió lanzar un debate en profundidad sobre el programa del partido “desde la base hacia la cúpula”.

La designada les consciente de que le toca pilotar un partido en plena redefinición de su identidad, tras perder el monopolio de la derecha alemana, con la irrupción de Alternativa por Alemania (AfD) que por primera vez ha entrado en el Parlamento con un 13% de los votos. La fragmentación del sistema político ha impedido además hasta ahora la formación de un Gobierno en Berlín, casi cinco meses después de las elecciones en las que ganó la CDU.

Kramp-Karrenbauer es una política de 55 años, considerada una centrista dentro del boque conservador de Merkel. El año pasado frenó con una victoria regional en el pequeño Estado del Sarre (sur de Alemania) donde gobierna, el llamado efecto Schulz que catapultó al partido socialdemócrata. Traerla hasta Berlín se interpreta en los círculos políticos de la capital como el movimiento que marca el inicio de la futura sucesión de la canciller. Su nombramiento debe ser aún aprobado en el congreso de la CDU que está previsto que se celebre el próximo lunes, para votar también el acuerdo de gran coalición con los socialdemócratas. De confirmarse su nombramiento, sería la segunda mujer, después de Merkel en ocupar la secretaría general de la CDU.

Debate interno

La negociación para formar una nueva gran coalición con los socialdemócratas (SPD) hace doce días. Merkel cedió toneladas de poder y los principales ministerios a los socios minoritarios (el SPD) para lograr que el acuerdo de Gobierno saliera adelante, tras cuatro meses y medio de parálisis política en Berlín. Las circunstancias no han sido sin embargo atenuante para las voces críticas, que en el partido piden renovación de caras y de contenido y un plan de sucesión.

Kramp-Karrenbauer cuenta con amplio apoyo dentro del partido, pero aun así, su nombramiento corre el peligro de irritar al ala más conservadora del partido, que dispone también de candidatos a puestos de responsabilidad en la esperada transición del mayor partido alemán.

LA EXTREMA DERECHA ADELANTA AL SPD

El temido sondeo para muchos en Alemania ha acabado por llegar. El partido extremista y anti inmigración Alternativa por Alemania (Afd) ha superado por primera vez en intención de voto a la socialdemocracia (SPD).

La encuesta de Insa publicada por el diario Bild indica que Afd obtendría un 16% de los votos frente al 15.5% del SPD, lo que supone además un mínimo histórico para la socialdemocracia. Según el sondeo, que otorga al bloque conservador de Angela Merkel un 32% de los votos, los dos grandes partidos alemanes no sumarían demás la mayoría suficiente para formar la gran coalición que ahora se negocia.

La canciller, segunda parte

Annegret Kramp-Karrenbauer encarna la continuidad de la política pragmática y centrista de la líder alemana

Por Ana Carbajosa
El País, 20 FEB 2018

A Annegret Kramp-Karrenbauer se la conoce en Alemania como la “mini Merkel”. Su estilo político, dicen, recuerda al de la canciller. La que fuera hasta ayer ministra presidenta del Estado del Sarre es una política poco dada a mostrar sus emociones, con fama de cerebral y eficiente. También como Merkel pertenece al ala más centrista de la Unión Cristianodemócrata (CDU), y podría convertirse en una garantía de continuidad del merkelismo en Alemania, frente a las corrientes más derechistas de un partido en el que la tentación de dejarse contagiar por el discurso antiinmigración de la extrema derecha va en aumento. Con ella, interpretan los analistas, el partido se situaría en el centro de la sociedad, guiado por un pragmatismo alejado de estridencias ideológicas, como el que también ha caracterizado a la canciller.

Nacida en Völklingen, en 1962, al sur de Alemania, casi en la frontera con Francia, Kramp-Karrenbauer estudió derecho y es militante de la CDU desde los 18 años. Habla francés, tiene tres hijos y practica el catolicismo. Es, además, según resaltaban este lunes los medios alemanes, una política asertiva que no necesita alimentar su ego, pero que sabe utilizar los codos cuando es necesario.

De esta mujer de apellido interminable se dice que no pierde los nervios y que goza de una gran aceptación dentro del partido. Incluso los representantes del ala conservadora la respetan por su capacidad de análisis, su seriedad y su olfato político. Reciben además con los brazos abiertos a una política moderada, que por ejemplo apoyó a Merkel en su política de puertas abiertas para los refugiados, pero cuyos valores religiosos la convierten en una garante de los valores tradicionales, como demostró su oposición al matrimonio gay. Es, pues, una política bajo cuyo paraguas caben casi todos, en un partido necesitado de unidad.

La sintonía entre Kramp-Karrenbauer y la canciller Merkel es conocida desde hace tiempo, pero fue la victoria sorpresa y providencial en las elecciones del Sarre del año pasado, que rompió el hechizo del candidato Schulz, la que desató los rumores sobre la posible sucesión. En Sarre, ha gobernado en coalición Jamaica —Verdes, Liberales y conservadores— y en gran coalición con los socialdemócratas, lo que supone una experiencia muy valiosa con vistas al próximo Ejecutivo.

Pero pese a sus virtudes, para muchos Kramp-Karrenbauer es todavía una política de provincias, que hasta ahora gobernaba un Estado de un millón de habitantes. Es evidente su falta de experiencia en la política nacional e internacional. De su rodaje en la capital los próximos meses dependerá su futuro y tal vez también el de Alemania. Lampadia




Davos en búsqueda de la inclusión y la globalización

Davos en búsqueda de la inclusión y la globalización

Más de 3,000 de los líderes políticos y económicos más influyentes del mundo, así como un puñado de celebridades, llegaron ayer a la ciudad suiza de Davos esta semana para la reunión anual que marca la agenda del año.

El Foro Económico Mundial, que comenzó el martes, ha reunido a élites de todo el mundo desde que comenzó como una pequeña reunión en la década de 1970. Este año, más de 900 directores ejecutivos y 70 líderes mundiales asistirán, entre ellos el controversial presidente estadounidense Donald Trump.

El tema de la cumbre del 2018, “Crear un futuro compartido en un mundo fracturado”, apunta a centrarse en hacer que la globalización funcione para aquellos que sienten que el sistema actual los está dejando atrás. La elección del tema viene de la elección de Trump, Brexit y el ascenso de la extrema derecha en algunas partes de Europa.

Este año, la atención se centrará en personas como el presidente francés Emmanuel Macron y el primer ministro indio Narendra Modi. Otras figuras clave que asistirán incluyen a la primera ministra Theresa May, el presidente de la Comisión Europea Jean-Claude Juncker, la canciller alemana Angela Merkel y el primer ministro canadiense Justin Trudeau.

Ayer, el líder indio Narendra Modi advertió que la “globalización pierde lentamente su brillo en favor de proteccionismo”. Modi afirmó a los delegados que “las fuerzas del proteccionismo están alzando la cabeza” contra el comercio y el comercio internacional. “Las negociaciones comerciales bilaterales y multilaterales han llegado a una especie de estancamiento”, dijo.

Modi, el primer primer ministro indio, que visita una cumbre del WEF en más de dos décadas, pidió la reforma de las instituciones internacionales, el compromiso continuo con un orden mundial basado en reglas y un mayor enfoque en la inclusión en la economía global durante su discurso. “Para una sociedad con diversas religiones, culturas, idiomas, atuendos y cocinas, la democracia no es solo un sistema político, sino una forma de vida”, dijo, y agregó que la inclusión es el “principio más importante” de su gobierno.

Por su lado, Justin Trudeau llamó la atención a otro tema vital, las campañas como #MeToo y Time’s Up. El primer ministro canadiense declaró que “Estos movimientos nos muestran que debemos tener una discusión crítica sobre los derechos de las mujeres, la igualdad y las dinámicas de poder del género. El acoso sexual en los negocios y en el gobierno es un problema sistémico y es inaceptable. Como líderes, debemos reconocer y actuar para demostrar verdaderamente que el tiempo se acaba.”

Entre los temas centrales en el mundo actual se encuentra el acoso sexual y el movimiento #MeToo, que comenzó en Hollywood pero se extendió rápidamente en otras industrias y en toda la sociedad en su conjunto. La política y la industria de servicios financieros no se han escapado del escándalo de acoso sexual.

Quizás tomando en cuenta esta tendencia global, por primera vez en sus 48 años de historia  los siete copresidentes de la conferencia (que suele ser abrumadoramente masculina) son mujeres. Dicho esto, solo el 21 por ciento de los asistentes son mujeres y la brecha salarial de género en muchas de las empresas representadas permanece firme.

Erna Solberg, primera ministra de Noruega, y Christine Lagarde, directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), encabezan la dirección de este Davos. Solberg afirma que “Estoy especialmente preocupada por la necesidad de crear una sociedad del bienestar sostenible. El crecimiento inclusivo es esencial para alcanzar ese objetivo. Y eso significa, entre otras cosas, que tanto hombres como mujeres deben ser capaces de formar parte del mercado de trabajo en los mismos términos”.

En otros temas, como sugiere la temática de la conferencia, lograr que la recuperación económica mundial actual funcione para todos es también una de las principales preocupaciones en Davos de este año. Uno de los eventos más destacados tendrá lugar el jueves, cuando la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, el canciller estadounidense Philip Hammond y el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Steven Mnuchin, comparecerán en una mesa redonda sobre la reconstrucción de las finanzas globales.

Con los titulares probablemente dominados por la agenda proteccionista de Trump, dirigida directamente a los votantes que lo llevaron a la victoria en 2016, esperamos que se evidencie la necesidad de un mensaje más amplio sobre cómo más personas pueden cosechar los frutos de la globalización. Lampadia




Gran Bretaña al límite, Alemania en veremos

El aumento del populismo global está claro. Los partidos populistas han pasado a ser los protagonistas, desde las apelaciones populistas que alimentaron el voto del Brexit hasta lograr que un candidato populista sea presidente de los Estados Unidos. El aumento del apoyo al populismo de derecha en las democracias occidentales ya está alterando la historia, transformando la política y representando una amenaza para la democracia. La sorprendente excepción es hoy día la Francia de Macron.

Gran Bretaña continúa su camino a la perdición

Por su lado, en Gran Bretaña, el populismo de la izquierda se ve materializado en Jeremy Corbyn, quien busca renacionalizar todas las industrias privatizadas durante el renacimiento de GB con Thatcher. El ascenso de Corbynal poder parece bastante posible.

Los británicos corren el riesgo que el próximo jefe de Gobierno sea un marxista recalcitrante, quien se ha rodeado de fundamentalistas de extrema izquierda que exigen imponer desastrosas fórmulas sociales y políticas económicas intervencionistas, las mismas que llevaron a la Gran Bretaña a una situación desastrosa en la que llegaron a prestarse dinero del FMI, a fines de los años 70. Las gravísimas consecuencias del Brexit no son nada en comparación de lo que le puede pasar a la Gran Bretaña en caso de que el populista Corbyn llegue al poder.

Como dijo The Independent recientemente: “Un giro populista como este representa para el Partido Laborista un cambio de paradigma en dos sentidos. Primero, rompe el hábito del Nuevo Laborismo [corriente del ex primer ministro Tony Blair] de intentar superar a los Conservadores exclusivamente con base en la competencia económica. En lugar de una competición sobre la habilidad tecnocrática en el manejo de la economía y en la provisión de servicios públicos, una perspectiva populista se presentaría a las próximas elecciones con un mensaje de rechazo de los intereses privados que determinan actualmente la formación de políticas públicas.”

Esta situación ha sido propiciada por la extrema debilidad política de Theresa May, la primera ministra pos-Brexit, que además de plantear un Brexit duro, se prestó el lenguaje radical del antiguo laborismo ultramontano.

Alemania en peligro

Hubo un momento donde parecía que los vientos estaban cambiando: Holanda y Francia eligiendo a los líderes moderados y Angela Merkel era la favorita para la reelección. Sin embargo, el éxito de la Alternativa para Alemania (AfD, por sus siglas en alemán) en las elecciones  alemanas es un recordatorio de que esto no es tan fáscil. Lamentablemente, el populismo en Europa llegó para quedarse. El AfD nacionalista ha ganado al menos 80 escaños en el parlamento alemán y la extrema izquierda también ha tenido cierto éxito, lo que equivale a que casi una cuarta parte de los alemanes votaran por algún extremo político. Es importante no subestimar la importancia de este resultado.

Las elecciones alemanas de 2017 marcaron un punto de inflexión en la historia política del país. El populista AfD se ha convertido en el tercer partido más grande a nivel nacional. Por primera vez en la historia alemana posterior a la Segunda Guerra Mundial, un partido ultraderechista, antimusulmán y antieuropeo, la Alternativa para Alemania, obtuvo suficientes votos para ingresar al Parlamento.

Eso en sí mismo no es sorprendente en un momento en que los partidos populistas han logrado avances en toda Europa y en los Estados Unidos. Pero el surgimiento de un partido nacionalista es una fuente de angustia. Está claro que la democracia occidental necesita un cambio urgente. La pregunta es si Angela Merkel, debilitada después de las últimas elecciones, logrará las alianzas que le permitan emprender las reformas de la UE, en líneas cercanas a las planteadas por Macron.

El resto de Europa

El populismo plantea un peligro de que las relaciones entre las naciones europeas no afiancen una mayor integración, para contrarrestar la marea nacionalista y mejorar el funcionamiento de la UE. El Gobierno francés esperaba que, tras su reelección, Merkel tomaría pasos más audaces hacia la reforma e integración de la eurozona. El nuevo panorama político en Alemania hará más difícil que la mandataria pueda responder positivamente a las propuestas francesas.

En Lampadia ya lo hemos denominado ‘una alianza entre la mentira y la esperanza’. La mentira, porque el político populista sabe que no va a cumplir con lo que ofrece, solo lo hace para conseguir votos de los más necesitados y carentes de alternativas. La esperanza, porque resulta ser como el último pedazo de madera del cual uno se puede agarrar en medio del mar, después de haber llegado a creer que ya nada brindarle algo que lo ayude a mejorar su situación.

Pero, lamentablemente, esta tendencia populista está propagándose por todo el mundo. Donald Trump fomentó una ola de populismo que lo llevó a la Casa Blanca. Lo mismo sucedió en el Reino Unido, donde los populistas lograron el voto por el Brexit. La actual situación en Gran Bretaña y va en la misma dirección, con una Alemania que puede haber perdido su firmeza.

El mayor proteccionismo y el discurso populista son justamente los causantes de parte del freno al crecimiento mundial, como afirmó el Centro para la Investigación de Política Económica, el cual estima que sólo durante los primeros ocho meses de 2016, los gobiernos del G-20 implementaron casi 350 medidas que afectaban los intereses extranjeros. “Los saltos en el proteccionismo del G-20 en 2015 y 2016 coinciden ominosamente con el freno en el crecimiento de los volúmenes de crecimiento del comercio global”, afirmó el centro europeo (al que los europeos no hacen caso). Ver en Lampadia: Es importante defender el libre comercio (y …).

El libre comercio, la más clara expresión de la globalización económica de las últimas décadas, produjo los grandes avances de la humanidad en términos de reducción de la pobreza y de la desigualdad globales, la mortalidad infantil, el aumento de la esperanza de vida, la emergencia de una clase media global y el crecimiento de la población mundial al doble de lo que fue hace pocas décadas, con mejor calidad de vida, salud e ingresos. Ver en Lampadia: El libre comercio benefició a los países emergentes.

Todo esto, no es ajeno a los intereses del Perú. Estemos cerca de los acontecimientos y ejerzamos nuestro rol en las cumbres globales en las que participamos. Lampadia




Una nueva oportunidad para la buena política

El partido del presidente Emmanuel Macron, Republique en Marche (REM), confirmó su liderazgo en la segunda vuelta electoral y consiguió una importante mayoría en la Asamblea francesa. Esto permite que Macron lidere las reformas que necesita Francia, pero también pone un ‘estate quieto’ al populismo europeo con sus propuestas nacionalistas, balancea la pérdida del liberalismo británico en Europa e instala una fuerza reformadora que va más allá de Francia, a Europa y el resto de occidente.

Fuente:  abcnews.com

No, los votantes parisinos no son “vomitivos”, como proclamó el lunes el patético Henri Guaino, tras perder su escaño en la Asamblea. La abstención electoral (algo que hace 30 años vienen diciéndonos que beneficia al Frente Nacional) no es explicación para el ascenso de ¡La República en Marcha! el nuevo partido político de Emmanuel Macron. Y no, Macron no está comenzando una carrera dictatorial a los 39, como tampoco lo hizo Charles de Gaulle a los 67.

Casi nada de lo que se dijo acerca de la política francesa estos últimos días explica el terremoto que al parecer se desató el domingo pasado con la primera vuelta de las elecciones legislativas. Y la catarata de noticias que se sucedieron desde entonces no pasa de ser un molesto zumbido para los que llevan años prefiriendo no escuchar nada.

Entonces, ¿qué está sucediendo? El principal factor del triunfo de Macron, creo, es el cambio estructural. Ese cambio está ahora en su apogeo.

Si realmente estamos viendo el fin de la época histórica que comenzó en 1789, ¿volveremos a los tiempos de la Ilustración? ¿O al momento previo a la Ilustración, cuando echó raíces un nuevo sentido de derechos naturales, y con él el concomitante ideal republicano? ¿Reescribiremos el Leviatán, o lo que es lo mismo, la Paz de Westfalia, pero esta vez sin tener que pasar otra vez por la trágica radicalización de Europa y por guerras mundiales latentes o desatadas?

Traiga lo que traiga el futuro, el hecho central está suficientemente claro: Macron vio lo que sus predecesores apenas atisbaron. Macron es el encargado ahora de reconstruir en campo de ruinas, de trabajar para que el final de cierta forma de concebir la política no implique el fin de la política como tal. Es tarea de Macron, y de quienes lo eligieron y de quienes votaron en su contra o, peor, se abstuvieron, hacer lo mejor que uno puede hacer en tiempos oscuros: imaginar, inventar y encarnar el arte del “nuevo inicio” que, según Arendt, es el corazón latiente de la acción pública.

Emmanuel Macron y la idea posrevolucionaria, Bernard-Henri Lévy,  Project Syndicate, 14 de junio, 2017

https://www.ecestaticos.com/file/8086fd23930e306b6bfc32937b308614/1497855840-resultados2vuelta-01.png

De esta nueva Asamblea Nacional, solo el 25% de los legisladores que han sido elegidos repetirán su mandato. No solo es una de las más jóvenes, también es la más femenina de su historia, 223 mujeres (38.6%) integrarán el Parlamento francés.

Los Republicanos, el gran partido de la derecha francesa, será la primera fuerza de la oposición con unos 135 diputados, un centenar menos que en la última legislatura.

Los socialistas perdieron más de 250 escaños en comparación a la Asamblea Nacional anterior y terminaron con sólo 29 diputados. El partido está ahora en crisis. Han sido castigados por el alto desempleo y la disminución de la confianza nacional que marcó los cinco años de gobierno del ex presidente François Hollande.

Muchos de los nuevos miembros del parlamento francés son jóvenes, son diversos y muchos tienen cero experiencia política. El reclutamiento de estos candidatos fue una parte clave de la estrategia por el presidente francés Emmanuel Macron para renovar el liderazgo francés. Macron atrajo a estos candidatos prometiendo priorizar la habilidad y destreza en sus respectivos sectores sobre la lealtad o experiencia política.

Macron se ha arriesgado al decidir contratar a candidatos con poca experiencia política. Pero esta apuesta le brindó la mayoría absoluta sobre el gobierno. Ahora, Macron y las personas que eligió necesitan mostrarle al pueblo francés y al mundo que este nuevo modelo de política francesa puede funcionar.

Sin embargo, cabe notar que el número de escaños que se pensaba que recibiría luego de la primera vuelta de la semana pasada era bastante mayor que el que obtuvo este domingo. Algunos dicen que esto se explica por la alta abstención, otros por una cierta “fatiga electoral”, y algunos especulan que los franceses querían darle el poder a Macron, sin otorgarle excesivo poder.

Pero esto no quita la importancia de que Macron haya obtenido una mayoría absoluta en la Asamblea Nacional. Y es que Macron, un recién llegado a la política, ha logrado transformar el panorama político francés en un tiempo récord. Una propuesta que no existía hace dieciséis meses. Ver en Lampadia: Establishment francés creó a Macron para evitar giro político.

Francia ha seleccionado a un carismático nuevo líder para la gran batalla política entre el globalismo y el nacionalismo que está en marcha en las democracias occidentales. Macron, defensor de la globalización, de la política centrista y de la Unión Europea, se erigió como un bastión contra las fuerzas no convencionales y disruptivas que han alterado la política mundial desarrollada durante el último año.

Parece que Macron tendrá la libertad que requiere para hacer impulsar su agenda política. Pero tal vez la noticia más importante es que, al borrar la división izquierda-derecha, ha frenado el crecimiento del populismo y también ha creado una plataforma centrista fuerte, ambiciosa, reformista y optimista, basada en una clara comprensión del nuevo mundo. Ver en Lampadia: Francia rechaza el aislacionismo y abraza la globalización.

La victoria de Macron no solo significa el contrarrestar la amenaza de que en los países más ricos se sigan diluyendo los valores del libre comercio y la globalización, sino que también significa que las ideas de la libertad, del comercio, de la apertura global y de la integración, estarán en las primeras páginas de los medios y los ciudadanos tendrán una nueva oportunidad de valorar sus aportes. ¡Bonne chance, réformateur! Lampadia

 




Francia recupera la bandera de la ‘Libertad’

Emmanuel Macron es parte de un fascinante nuevo fenómeno político. Después de largas décadas de una política bipartidista, conservadora/socialista, Francia ha visto surgir, en menos de dos años, un nuevo fenómeno, Macron y ‘En Marcha’. Un movimiento político centrista que primero llevó a Macron a la presidencia y ahora lo estaría llevando a lograr una mayoría abrumadora en el parlamento, según los resultados de la primera vuelta de las elecciones legislativas. La mayoría más grande desde 1981, como puede verse en el siguiente gráfico.

Los resultados oficiales publicados el lunes mostraron al partido de Macron, La République En Marche (La República en Marcha) ganar con el 32.3% en la primera vuelta, por delante de Les Républicains y sus aliados con 21.6% y la extrema derecha del Frente Nacional (Le Pen), con 13.2%. El Partido Socialista (el partido del predecesor Francois Hollande) obtuvo solo el 9.5% de los votos, incluyendo a sus aliados. 

El incipiente movimiento centrista de Macron podría pasar de tener cero estaños en la Asamblea Nacional Francesa a un estimado de 400 a 455 asientos, de un total de 577 (entre 69 y 79%). Algo imposible de imaginar solo un par de meses atrás. En cambio, el socialismo, una de las fuerza dominantes de la política francesa, estaría teniendo el peor resultado desde 1958, un movimiento tectónico.

Y es que Macron, un recién llegado a la política, ha logrado transformar el panorama político francés en un tiempo récord. Una propuesta que no existía hace dieciséis meses. Ver en LampadiaEstablishment francés creó a Macron para evitar giro político.

Es importante puntualizar que estas elecciones se dan después del Brexit en el Reino Unido y la adopción de un lenguaje populistoide por parte de su Primer Ministro Theresa May, luego de la captura del poder de EEUU por Trump con una propuesta anti-globalización y libre-mercado, y después de los retos del neo-populismo en Austria y Holanda. Pero además, Macron que toma las banderas de la globalización y el europeísmo, gana con un lenguaje de ruptura con el tradicional independentismo proteccionista francés, alejándose de alguna manera de lo políticamente correcto. Ese espacio de la política que inhibe la renovación de ideas políticas ante el riesgo de perder el piso más ‘seguro’.

Francia ha seleccionado a un carismático nuevo líder para la gran batalla política entre el globalismo y el nacionalismo que está en marcha en las democracias occidentales. Macron, defensor de la globalización, de la política centrista y de la Unión Europea, se erigió como un bastión contra las fuerzas no convencionales y disruptivas que han alterado la política mundial desarrollada durante el último año. 

Fuente:  enpaiszeta.co

La derecha, que hace sólo un año era la favorita en ganar las elecciones presidenciales y parlamentarias, se enfrenta a un resultado decepcionante y podría estar en camino a su peor puntuación parlamentaria de posguerra en la Quinta República de Francia.

El partido ultraderechista Frente Nacional quedó en tercer lugar con 13% de la votación, por debajo de las expectativas. Su líder, Marine Le Pen, no pudo sacar provecho de los 10.6 millones de votos que ganó cuando llegó en segundo lugar en las elecciones presidenciales del mes pasado.

Sin embargo, el gran derrotado de las elecciones fue el Partido Socialista (PS), que hasta ahora constituía junto con los ecologistas el grupo más numeroso en la Asamblea Nacional. Este domingo obtuvo el peor resultado en 59 años.

Cabe recordar que esta ha sido la primera vuelta, y que la elección de los diputados de la Asamblea Nacional pasa también por una segunda vuelta, en la que participarán los que hayan quedado en primer o segundo lugar en cada jurisdicción, a no ser que hayan obtenido el 50% de la votación. También podrán participar en la segunda vuelta los que hayan obtenido el 12.5 de la votación y quedado en tercer o cuarto lugar (los porcentajes se refieren a los votantes inscritos en las listas nominales). La úlitma compulsa tendrá lugar el 18 de junio.

La mayoría parlamentaria de Macron lo ayudará a implantar las reformas necesarias para modernizar y reactivar la economía, hacer frente a las altas tasas de desempleo y cerar mejores espacios de innovación. 

Parece que Macron tendrá la libertad que requiere para hacer impulsar su agenda política en la Asamblea Nacional. Pero tal vez la noticia más importante es que, al borrar la división izquierda-derecha, ha frenado el crecimiento del populismo y también ha creado una plataforma centrista fuerte, ambiciosa, reformista y optimista, basada en una clara comprensión del nuevo mundo. Ver en Lampadia: Francia rechaza el aislacionismo y abraza la globalización.

En los pocos días que lleva en el gobierno Macron, ya ha dado claras muestras de proyectar su liderazgo más allá de sus fronteras. Ha enfrentado a Trump e invitado a los científicos de EEUU a mudarse a Francia. Ha proclamado un lema contestatario: “Hagamos nuestro planeta grande otra vez”. En sus conversaciones con Ángela Merkel ha planteado la necesidad de hacer reformas en la Unión Europea, algo que planteamos en Lampadia: Europa ha recibido muchos avisos que debe escuchar.

Desde la perspectiva peruana, la victoria de Macron no solo significa el contrarrestar la amenaza de que en los países más ricos se sigan diluyendo los valores del libre comercio y la globalización, esenciales para el desarrollo de países pequeños como el nuestro; también significa que las ideas de la libertad, del comercio, de la apertura global y de la integración, estarán en las primeras páginas de los medios y los ciudadanos tendrán una nueva oportunidad de valorar sus aportes. Macron está listo para liderar una nueva ‘revolución francesa’. Lampadia