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Juntos por el Perú sólo leyó una parte del informe del FMI

Juntos por el Perú sólo leyó una parte del informe del FMI

Jaime de Althaus
Para Lampadia

Los economistas de Juntos por el Perú, el partido de Verónika Mendoza, se han sentido respaldados nada menos que por el Fondo Monetario Internacional. Han proclamado la recomendación del FMI de otorgar una cuarta ronda del bono universal por un monto equivalente a 2,5% del PBI, como la demostración de que su propuesta de repartir bonos familiares era correcta.

Suponemos entonces que habrán leído el conjunto del informe, que contiene otras recomendaciones que estamos esperando que Juntos por el Perú reclame también como suyas. Porque no se puede tomar unas sin las otras. Se trata de las reformas estructurales, no para repartir, sino para que luego no sea necesario repartir: para volver a crecer y asegurar la estabilidad macroeconómica. El gasto tiene que venir acompañado de la generación de recursos. Si solo repartimos y no crecemos, tendremos una borrachera feliz seguida de una resaca mortal.

Por ejemplo, en el acápite 29, dice: Las reformas siguen siendo esenciales para eliminar los cuellos de botella estructurales e impulsar el crecimiento sostenible. Las políticas y marcos sólidos han sustentado un desempeño macroeconómico muy sólido en los últimos 15 años. La continuación de este rendimiento requiere la eliminación de varios obstáculos estructurales, para los cuales se espera que la recompensa sea bastante grande. El staff estima que el PIB podría aumentar hasta un 8 por ciento seis años después de la implementación de reformas en las áreas de gobernanza, mercado laboral y finanzas nacionales”.

También explica, en el acápite 32, que “La pobreza, la baja inclusión financiera, la alta informalidad y la inestabilidad política obstaculizaron los esfuerzos de las autoridades para proporcionar alivio a los hogares y contener el contagio”, y que por lo tanto es necesario “impulsar la productividad, incluso mejorando la educación, mejorando la infraestructura, facilitando la reasignación de mano de obra y mejorando el clima de negocios, de acuerdo con el Plan Nacional para la Competitividad y la Productividad lanzado en 2019”.

En el Anexo I hace una evaluación del avance en la implementación de las recomendaciones emitidas en su informe anterior:

 

Es decir, una recomendación era: “Incrementar la flexibilidad del mercado laboral”, de la que afirma que está en progreso, simplemente porque figura entre los objetivos del Plan Nacional de Competitividad (cosa que en realidad casi no es cierta).

La otra era mejorar el clima de negocios (lo que implica desregular, simplificar, eliminar trabas, etc.) y extender la vigencia de la ley de promoción agraria. Ya sabemos lo que pasó con la ley de promoción agraria y cómo su derogatoria afectará la inversión y el empleo en esa área hasta hace poco tan dinámica.

Evidentemente, si solo repartimos bonos y realizamos otros gastos de corto plazo, y no nos preocupamos de resolver los problemas estructurales que impiden crecer para sostener el Estado, llevamos al país a la quiebra. No se puede recoger una parte de la receta –la más bonita- y no la otra. Un pastel no está compuesto solo de la cereza.

Si Juntos por el Perú reconoce el aval de FMI para su propuesta de bonos, deberían reconocer su autoridad respecto de las reformas estructurales que también plantea. Para dar hay que producir. Lampadia




¿Cómo hubiese sido el Perú hoy sin las reformas estructurales de la Constitución de 1993?

¿Cómo hubiese sido el Perú hoy sin las reformas estructurales de la Constitución de 1993?

La reducción de la pobreza monetaria sin el cambio constitucional de 1993 habría sido más lenta. Se requiere avanzar en reformas para continuar creciendo.

Si bien se llevaron a cabo reformas estructurales desde el inicio de la década de los noventa, la Constitución de 1993 sentó las bases para el nuevo sistema económico. (Foto: Archivo GEC)

El Comercio, 05 de enero de 2020
(Informe El Comercio / IPE)

Las reformas económicas que inició el Perú en la década de 1990 –algunas de ellas consignadas en la Constitución de 1993– han sido seguidas de un crecimiento económico extraordinario basado en la estabilidad macroeconómica, la limitación de la actividad empresarial del Estado, la promoción de la inversión privada y de la competencia, y el desarrollo de las exportaciones.

Mientras que el crecimiento promedio anual del Perú entre 1975 y 1993 fue de apenas 0,7%, el más bajo de Sudamérica, desde 1994 hasta el 2018 el país lideró la región con un crecimiento promedio de 4,9%.

Sin embargo, la convulsión política y social que se vive en otros países latinoamericanos –en particular en Chile– ha abierto nuevamente el debate sobre la naturaleza del régimen económico peruano y sus resultados. A tres semanas de las elecciones legislativas extraordinarias 2020, vale la pena revisar algunos de sus alcances.

En este contexto, el Instituto Peruano de Economía (IPE) ha estimado un escenario alternativo, teórico, de crecimiento para el Perú en el cual las reformas estructurales de los noventa no se hubieran implementado. Los resultados apuntan a que el marco económico moderno ha permitido un mayor avance en términos de riqueza promedio de los peruanos y reducción de la pobreza monetaria del que se hubiera logrado si continuaba con el modelo económico previo.

¿QUÉ MODIFICACIONES SE HICIERON EN 1993?

Si bien se llevaron a cabo reformas estructurales desde el inicio de la década de los noventa –la eliminación de controles de precios y simplificación tributaria y arancelaria, por ejemplo–, la Constitución de 1993 sentó las bases para el nuevo sistema económico.

Los principios generales del régimen económico actual respaldan la libertad empresarial, la libre competencia y la libertad de contratación como pilares del funcionamiento de la economía. Además, el artículo 60 establece que el Estado solo puede realizar subsidiariamente actividad empresarial, a diferencia de la Constitución de 1979 que permitía con más holgura la actividad empresarial del Estado.

Para promover la estabilidad macroeconómica, el artículo 84 estableció la autonomía del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), lo que se tradujo en la prohibición de que la autoridad monetaria sea fuente de financiamiento del Gobierno, como lo había sido durante los años ochenta. Así, se definió que el propósito principal del BCRP es preservar la estabilidad monetaria y controlar la inflación. Otras reformas clave siguieron a partir de 1998.

UN PERÚ SIN REFORMAS

Para evaluar el impacto de estos cambios, el modelo genera un escenario alternativo sin reformas sobre el cual comparar. Un procedimiento para lograrlo es el método de control sintético (MCS), el cual construye este escenario –un “Perú sintético”– sobre la base de un promedio ponderado de países similares al Perú en sus características económicas antes de la Constitución de 1993. Por lo tanto, el impacto estimado será la diferencia entre los resultados del Perú real y el “Perú sintético”.

En este ejercicio, la medida de bienestar analizada es el PBI real per cápita. Entre 1975 y 1993, el nivel de riqueza promedio del Perú real y del control sintético fue muy similar, lo que apunta a que la comparación es adecuada.

Los resultados de la estimación muestran que el crecimiento promedio del PBI per cápita peruano luego del cambio constitucional (3,8%) fue casi 2 puntos porcentuales superior a lo que hubiera sido sin el cambio de modelo. Asimismo, entre 1994 y el 2016, el nivel de riqueza promedio por año de los peruanos fue casi 17% mayor al del Perú alternativo sin reformas.

Como una extensión a este impacto, se pueden inferir también los efectos que el régimen ha tenido sobre la reducción de la pobreza monetaria. Para ello, se estima una medida de elasticidad entre el crecimiento del PBI per cápita y la pobreza durante 1991 y 2016. Es decir, se calcula la relación entre la expansión de la economía y la caída de la pobreza. El ejercicio muestra que, si el PBI per cápita hubiese crecido al ritmo del Perú sintético, la reducción de la pobreza hubiese sido más lenta y se encontraría alrededor del 35%, cerca de 14 puntos porcentuales por encima de la cifra observada en los últimos años. La pobreza en el 2018 alcanzó al 20,5% de la población nacional.

AGENDA PENDIENTE

Continuar con la senda de crecimiento requiere un nuevo impulso de reformas, principalmente aquellas destinadas a incrementar la productividad. Según el BCRP, entre el 2016 y el 2020, la productividad del trabajo y capital tan solo contribuirá 0,2 puntos porcentuales al crecimiento promedio anual del período (3,6%), muy por detrás de la contribución de 2,4 puntos porcentuales entre el 2001 y el 2010. La agenda pendiente pasa por mejorar la calidad del sistema laboral, de la infraestructura, de la educación, de la gestión pública, y de la regulación estatal en general. Todo ello, sin embargo, se debe lograr cuidando lo ya avanzado.

Lampadia




Más allá del populismo: ¿Y las reformas?

Úrsula Letona
Para Lampadia

Desde el gobierno de Toledo en adelante no se han trabajado y debatido reformas estructurales demandadas por la sociedad de nuestro país, que sean de carácter transversal, tanto en lo social, político o económico, entre otros aspectos relevantes, por ausencia de voluntad política o por conveniencia de mantener el statu quo.

Es cierto que el modelo económico consagrado en la Constitución vigente y muchas reformas implementadas en la década de los 90 han logrado que nuestro país en conjunto se encaminara al crecimiento económico. Sin embargo, la realidad de los años 90 no es la misma de los años 2006 o 2011 ni mucho menos la de hoy, que ingresa a la cuarta revolución industrial vinculada a las tecnologías de la información y el conocimiento.

Justamente, atendiendo a la situación indicada, Fuerza Popular ha considerado que se requiere de reformas estructurales en 4 áreas principales: informalidad, salud, educación y laboral. He advertido hace varios meses acerca de la necesidad de estas reformas de segunda generación e inclusive he señalado la forma cómo considero que deben ser abordadas por el Poder Ejecutivo, que por un criterio de competencia es el gran llamado a efectuarlas.

Ya desde en los meses de mayo y junio del año 2017, en artículos que escribí en “El Montonero”,  indiqué que actualmente tenemos una informalidad que asciende al 72% y que los aspectos a abordar para revertir una cifra tan alta son, conforme a la literatura especializada, la carga regulatoria, la productividad laboral, mejores servicios básicos y educación financiera; y que el Gobierno estaba simplemente pensando en “parches” aislados como una propuesta legislativa que tenía por finalidad que el Estado subvenciones el seguro social de los jóvenes trabajadores a fin de fomentar su inserción al mercado laboral. No se observaba ninguna línea política que proponga diferentes medidas para abarcar de manera conjunta y transversal y multisectorial este problema.

Por ello, propuse la creación de una “Autoridad de Formalización” que articule el complejo tramado de actores en el marco de la informalidad y trabaje propuestas articuladas que ataquen diferentes aspectos del problema. Enfocarse solo en el crecimiento del PBI, no será suficiente para revertir los problemas de informalidad.

En lo que respecta a la reforma de salud, en un artículo del mes de marzo del presente año, advertí que una reforma importante en dicho sector era el emprendimiento de un programa piloto o de primera etapa que se vincule a la compra de medicamentos y equipamiento médico de forma centralizada para todos los servicios públicos de salud. La segmentación con la que actualmente contamos, nos ha llevado a resultados nefastos. A su vez, señalé que deben incorporarse las prácticas exitosas en salud que ha tenido el sector privado y adaptarlas a la esfera pública, y, de conformidad con la Comisión de Protección Social, crear un Fondo Único que centralice los aspectos vinculados al financiamiento de la salud pública, así como una división de los componentes de prestación de salud respecto al financiamiento. Necesitamos que los médicos hagan el trabajo para el que fueron formador: tratar y curar a los pacientes, y los administrativos lo suyo: gestionar los recursos.

En lo que respecta al aspecto educativo, ya desde el mes de septiembre del año 2017 enfaticé la necesidad de revertir las desigualdades educativas y señalé que la academia ya ha abordado ampliamente este tema. Debe plantearse objetivos a alcanzar en el corto y mediano plazo para poder adoptar las medidas correctivas que resulten pertinentes, principalmente en las regiones que registran menores índices de calidad educativa.

Asimismo, señalé que debe establecerse incentivos para la capacitación del docente aparejados a la asignación de incentivos económicos, siempre que logren alcanzar los estándares contemplados; pero, a su vez, señalé también la necesidad de generar incentivos para que las autoridades regionales cumplan con implementar políticas que trasciendan sus propias gestiones.

El Ejecutivo debe ya empezar a desterrar el criterio de que la mejora de la educación pasa por ampliar la jornada lectiva y ampliación de cobertura. Ya tenemos niveles de acceso de 94% a la educación primaria y 80% a la educación secundaria, situación muy similar a los estándares OCDE, pero el nivel de calidad sigue siendo algo en los que mostramos una brecha enorme incluso con países de la región como Chile o Colombia. En consecuencia, si bien no se debe descuidar la cobertura, es importante centralizar los esfuerzos en la mejora de la calidad educativa. Miremos la experiencia internacional, y lo señalé en un artículo reciente del mes pasado, los países que han logrado mayores avances en educación como Singapur, Corea y Chile han implementado cambios disruptivos. ¡Han implementado grandes reformas! Veamos cuáles son estas y adaptémoslas a nuestro medio. La evidencia existe.

La mejoría de los rubros de salud y educación repercutirá necesariamente en la reforma laboral pero no debe quedarse sólo en ello. La “doctrina del chorreo” seguida por el ex presidente Toledo sigue siendo desarrollada hasta el día de hoy y los resultados a nivel de generación del empleo no han sido satisfactorios. Sin duda un aspecto preocupante es el alejamiento de la inversión privada, pero no hemos observado ni una sola reforma estructural para generar empleo. La juventud sigue desempleada, los “ninis” crecen cada año y la mayoría son mujeres. Las Mypes son un importante motor de la economía y, conforme he señalado reiteradas veces, miremos la región. Chile ideó un programa de acompañamiento a las Mypes durante sus 2 primeros años de creación y articuló toda su cadena productiva para insertarlas en el mercado incorporándoles tecnologías para generar productividad –valor agregado. Aquí no tenemos eso, sino que las Mypes desaparecen dentro de sus 2 primeros años, pese a que ellas son el principal motor de nuestra economía y generan una gran cantidad de puestos de trabajo, donde está incorporada la gran masa laboral.

Finalmente, el pasado 09 de noviembre presenté a iniciativa mía, conjuntamente con otros colegas, la Moción 07471 a fin de “Conformar una Comisión Especial para promover el dialogo entre las diversas fuerzas políticas parlamentarias, hacer el seguimiento, analizar, debatir y proponer recomendaciones técnicas para la priorización de la agenda de reformas de interés nacional hasta la aprobación correspondiente”. Esta Comisión tendrá una importante misión: coadyuvar a cambiarle la vida al ciudadano. No populismo, no discursos histriónicos, sino trabajar. Articular entre las diferentes fuerzas políticas parlamentarias y, evidentemente, el Gobierno para impulsar estas reformas que hasta ahora el Ejecutivo no ha efectuado y tampoco ha mostrado iniciativas. Lampadia




La admirable evolución de la India

A medida que la India consolida el crecimiento de su economía, aumentando su  importancia global y se constituye como un balance en los desarrollos geopolíticos del Asia.

En Lampadia hemos seguido a Narendra Modi desde su postulación a uno de los gobiernos más difíciles y complejos de la tierra. Los mensajes de Modi, nos hacían prever un giro sustancial hacia la economía de mercado, con especial énfasis en el sector privado. Bastaba ver su lema: “No red tape, only red carpet for investors” (nada de tramitología, solo alfombra roja para los inversionistas). Ver: La visión de país y reformas que el Perú necesita.

Hoy queremos difundir un reciente artículo de Arvind Subramanian, asesor económico en jefe del gobierno, quien después de publicar el Estudio Económico de la India del 2018, dio a conocer cómo ha cambiado la actitud y la percepción de la opinión pública sobre el sector privado, que ha transitado del “socialismo de compinches” al “capitalismo estigmatizado”.

En el artículo, explica cómo la India está llevando a cabo su transformación, con una serie de medidas audaces hacia la apertura económica y el libre mercado. Esta compleja democracia, que abarca diferentes razas, religiones y castas, gracias a su rápido crecimiento, pronto será el país más poblado del mundo, con un auspicioso modelo de desarrollo, en democracia. Un desarrollo que todos observan.

El Gobierno de Narendra Modi, en el poder desde mayo de 2014, ha marcado una decisiva diferencia en la trayectoria económica de India. Sin embargo, fue tras la crisis de divisas de 1991, que se produjo el cambio más decisivo en las políticas económicas y en el rendimiento de India. La versión india de la ‘reforma y apertura’ elevó el crecimiento medio del PBI per cápita a cerca del 5% anual entre 1992 y 2017, con picos de hasta 7.2%.

El análisis de la Encuesta Económica recientemente publicada en la India, indica que es importante avanzar en la reducción de los costos de hacer negocios, ‘creando un entorno regulatorio y fiscal claro, transparente y estable’, lo cual resalta Subramanian, instando a limpiar los balances no saludables (algo que ya está en marcha). Modi, en su discurso del mes pasado en la reunión del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) en Davos,  reafirmó su determinación de implementar vitales reformas estructurales.

Su agenda es impresionante y amplia. La Encuesta Económica sostiene que la desaceleración de la economía india en 2016 y a principios de 2017 ya se ha revertido: actualmente está avanzando a toda velocidad. Sin embargo, basado en lo que ha sucedido hasta ahora, una apuesta razonable pudiera ser que el crecimiento se estabilice en algún punto entre el 7 y el 8% anual, siempre y cuando el entorno siga siendo favorable.

Considerando todo, India debería recuperar de China, este año, el título de ’gran economía de más rápido crecimiento en el mundo’.

Subramanian señala obstáculos como la actual reacción negativa en contra de la globalización en los países más ricos, la cual pudiera desacelerar el crecimiento de las exportaciones; la tendencia del crecimiento de la industria a alcanzar un pico cada vez más tempranamente en el proceso de desarrollo, o ‘desindustrialización prematura’, en cuanto a su impacto en la creación de empleo; el reto de actualizar las capacidades de sus recursos humanos; y el impacto negativo del cambio climático sobre la productividad agrícola.

Lo cierto es que en la India parece estar instalándose una nueva idea de cómo deben hacerse las cosas en el plano económico. Sus repercusiones se sentirán seguramente en todo el mundo, y esperamos que se aquilaten debidamente en el Perú. La aceleración de su ritmo de crecimiento puede ser enormemente favorable para nuestra economía, abriéndose un mercado prácticamente virgen para nuestras exportaciones. Miremos más de cerca de la India y a Modi, también llamado como el ‘modifier’ (modificador). Lampadia

El recorrido de la India del socialismo de compinches al capitalismo estigmatizado

8 de febrero, 2018 
ARVIND SUBRAMANIAN
Asesor Económico en Jefe del Gobierno de India
Project Syndicate
Glosado por Lampadia

Este comentario está basado en la reciente Encuesta económica de la India

NUEVA DEHLI – ¿La India está a punto de recuperar su magia? Mientras las exportaciones del país se aceleran gracias a la expansión económica global simultánea de hoy, los efectos negativos de la desmonetización de noviembre de 2016 de los billetes de alto valor y la implementación el pasado julio de un nuevo impuesto sobre los bienes y servicios (IBS) están esfumándose. En tanto se puedan contener las presiones macroeconómicas de los precios altos del petróleo, y se puedan manejar las fuertes correcciones de los precios de activos elevados, la India va camino a recuperar su condición de economía principal de más rápido crecimiento del mundo.

Pero los esfuerzos en curso por parte del gobierno serán esenciales para reanimar la inversión privada y sustentar un crecimiento a mediano plazo. Específicamente, los responsables de las políticas económicas deben abordar el problema de larga data de empresas excesivamente endeudadas y bancos públicos descapitalizados -el llamado “problema de los balances mellizos”.

Para tal fin, muchas empresas en problemas se han visto obligadas a limpiar sus balances según un nuevo código de quiebras que fue adoptado en diciembre de 2016, y es probable que más compañías hagan lo mismo este año. Mientras tanto, el gobierno también ha anunciado un gran paquete de recapitalización (aproximadamente 1,2% del PIB) para apuntalar a los bancos del sector público, para que puedan amortizar sus activos en riesgo.

Mientras estas reformas se afianzan, las empresas indias finalmente deberían poder reanudar el gasto, y los bancos una vez más podrán prestar a los sectores de infraestructura e industria actualmente endeudados. La implementación de las reformas económicas de la India ha llevado mucho tiempo. Pero si éstas siguen siendo exitosas, ofrecerán lecciones valiosas para los futuros líderes sobre el papel apropiado del sector privado no sólo en la India sino en todo el mundo.

En la India, el sector privado -y el capitalismo en general- evocan sentimientos de profunda ambivalencia. Esto tiene razón de ser, dado que el sector privado de la India todavía lleva sobre sus hombros el estigma de haber nacido bajo el sistema “License Raj” anterior a los años 1990 -una era recordada por su burocracia y corrupción-. Hasta hoy, se cree que algunos de los legendarios emprendedores de la India han construido un imperio simplemente dominando las minucias de los códigos arancelarios e impositivos de la India, y luego manipulándolos descaradamente a su favor.

Parte del estigma del sector privado se limpió gracias al auge de la tecnología de la información y las comunicaciones que comenzó en los años 1990. El sector de TIC se había desarrollado en virtud de su distancia del gobierno, más que de su proximidad. Las empresas de TIC indias adoptaron estándares de gobernancia ejemplares, empezaron a cotizar en las bolsas internacionales y prosperaron en el mercado global. Y, por extensión, mejoraron el prestigio del capital indio.

Pero después de esa era de capitalismo bueno el estigma regresó. Durante el boom de la infraestructura de mediados a fines de los años 2000, los recursos públicos fueron capturados bajo un “Rent Raj”, que puso a disposición las rentas terrestres (tierra y permisos ambientales), las rentas subterráneas (carbón) y hasta las rentas etéreas (espectro). Es más, las inversiones en infraestructura de este período estuvieron financiadas por un préstamo descuidado e imprudente de bancos del sector público, que muchas veces canalizaban recursos a prestatarios de alto riesgo con conexiones políticas.

En consecuencia, la población india concluyó que los accionistas mayoritarios (“promotores”) arriesgaban poco y que la “responsabilidad limitada” en verdad significaba que no existía ninguna responsabilidad. Y ahora que el cambio tecnológico rápido está amenazando el modelo comercial del sector de TIC -al ofrecer servicios de programación de bajo costo a clientes extranjeros- hasta la industria capitalista “más limpia” de la India enfrenta retos de gobernancia.

En términos más generales, se podría decir que la India ha pasado de un “socialismo de compinches” a un “capitalismo estigmatizado”. Y en el capitalismo estigmatizado, el espíritu prevaleciente ha perjudicado los esfuerzos de los responsables de las políticas por ocuparse del problema heredado de los balances mellizos que, a su vez, ha limitado el crecimiento.  

Por cierto, la simple idea de que las deudas de los accionistas principales serían perdonadas a expensas de los contribuyentes ha creado una parálisis política durante años. Después de todo, ¿por qué la gente común y corriente debería asumir la carga de los peces gordos que se van riendo de camino al banco?

En este contexto, es más fácil entender por qué se ha tardado tanto tiempo en adoptar las reformas económicas de la India, y por qué han sido tan difíciles de implementar. Al mismo tiempo que el gobierno ha tenido que resolver el problema de los balances mellizos, ha tenido que garantizar que los promotores no puedan volver a ganar acceso a sus activos, elevando los costos fiscales. 

La experiencia temprana de la India con el capitalismo tiene lecciones que otros países deberían atender en una era de crecientes gigantes tecnológicos. El modelo indio, por el cual los bancos públicos le prestaron a empresas privadas, demostró ser tan tóxico y difícil de reemplazar que la propiedad de bancos públicos ha perdido gran parte de su atractivo socialista tradicional. La ironía es que después de una experiencia larga y traumática con el capitalismo de compinches, lo mejor para la India ahora podría ser más capitalismo, empezando por el sector financiero. Lampadia




La pobreza se reduce más lentamente

La pobreza se reduce más lentamente

El Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) publicó sus cifras sobre la reducción de la pobreza en el Perú durante los años 2009 y 2015 en un informe titulado, “Informe Técnico: Evolución de la Pobreza Monetaria 2009-2015”. En esta publicación se informa que durante el último año, la pobreza en el Perú disminuyó tan solo un punto porcentual, pasando de 22.8 % en 2014 a 21.8 % en 2015 (un equivalente a 221 mil personas) y la pobreza extrema se habría reducido solamente 0.2 % respecto al 2014, llegando a 4.1 % en 2015.

Es importante remarcar la definición del INEI para la pobreza y pobreza extrema. Según el INEI, “la medición monetaria usa al gasto como indicador de bienestar”. Define a los pobres monetarios como “las personas que residen en hogares cuyo gasto per cápita es insuficiente  para adquirir una canasta básica de alimentos y no alimentos (vivienda, salud, educación, transporte, etc.). Son pobres extremos aquellas personas que integran hogares cuyos gastos per cápita están por debajo del costo de una canasta básica de alimentos”.

De acuerdo con el INEI,  para una persona no sea considerada pobre debe tener la capacidad de consumir más de S/. 303 al mes, que es el monto fijado como el promedio mensual por persona de la canasta familiar. Por otro lado, para salir de la pobreza extremalos peruanos deben tener un consumo mínimo de S/. 161 al mes, que es el costo de la canasta alimentaria mínima del Perú.

En el último año, la pobreza no se ha reducido a los mismos niveles que en años anteriores. Todavía existe una importante brecha entre los sectores urbano y rural. Como se puede observar en el cuadro inferior, mientras que en el área urbana la pobreza es de 14.5 %, en las zonas rurales se eleva a 45.2 %. Y en el caso de la pobreza extrema, a nivel rural es catorce veces mayor que en las zonas urbanas: 13.9 % contra 1 %.

La región del país en la que más se ha reducido la pobreza en el último año es en la selva. En esta región, la pobreza disminuyó 1.5 %, pasando de 30.4 % a 28.9 %. En la sierra y la costa, la pobreza bajó 1.3 % y 0.5 %, respectivamente. Sin embargo, en este mismo periodo, la pobreza extrema se incrementó en 0.4 % en la selva, mientras en la costa y la sierra se redujo en 0.2 y 0.5 %, respectivamente.

Todas estas cifras muestran que, lamentablemente, la situación en el Perú viene desmejorando en los últimos años. Como hemos señalado anteriormente en Lampadia, en 2011 se produjo un punto de inflexión, tanto en aspectos sociales como económicos. (Ver: En el 2011 se dio el Punto de Inflexión de nuestro Desarrollo). 

Es justamente esta falta de crecimiento económico y de inversión lo que ha vuelto más lenta la reducción de la pobreza. Este es el caso también del último índice de The Conference Board, en el que muestra que la Productividad Total de Factores (PTF) habría caído en 4.5% el 2014 y 7.8 % desde el 2011. Ver en Lampadia: Veamos la evolución de la productividad con cifras.

Por otro lado, el indicador de Gini (que mide la desigualdad en la distribución de los ingresos) muestra la misma tendencia que la línea de la pobreza. Para el año 2015, alcanzó 0.44, es decir, se mantiene en los niveles de año 2014. Sin embargo, bajo un análisis a nivel de región, se observa que en la Costa se mantiene estable, mientras disminuye en la Sierra y se incrementa en la Selva.

Analizando los resultados en un período más largo (2009-2015, el último quinquenio), se observa que la desigualdad disminuye a nivel nacional y en casi todos sus ámbitos geográficos, con la excepción de la Costa rural, la cual se mantiene en el mismo nivel. A nivel nacional la disminución es de 0.03, pasando de 0.47 en el 2009 a 0.44 en 2015. Evaluando los resultados a nivel de dominios, la mayor disminución de la desigualdad se presentó en Lima Metropolitana y Sierra urbana (de 0.44 en el 2009 a 0.40 el 2015, en ambos casos), seguido de la Costa urbana y Selva urbana (de 0.40 en el 2009 a 0.37 en el 2015 y de 0.45 en el 2009 a 0.42 el 2015, respectivamente).

Queda entonces demostrado que la clave para derrotar a la pobreza es crear riqueza. El crecimiento económico ha sido la mejor política de inclusión social. Lo contrario ha sucedido, por ejemplo, en Cajamarca, donde más del 50% de la población son pobres. El Jefe del INEI informó que “en el año 2010, cinco departamentos tenían a más del 50% de su población en situación de pobreza y, en el año 2015, solo el departamento de Cajamarca tenía al 50.8% de su población en condición de pobreza”.

En Cajamarca la inversión pública está estancada por mala gestión pública y porque el sector privado ya no genera riqueza, la productividad del agro es de las más bajas del país, seis veces menor que en Arequipa, y grupos anti mineros han impulsado una agenda política anti-inversión que paralizó un proyecto de US$ 4,800 millones en Conga y los demás proyectos de la región, que hubieran generado miles de empleos y encadenamientos productivos. Una región ‘mágica’, que podría ser la más rica del Perú, se encamina sin pausa a la miseria.

Por lo tanto, la verdadera medida contra la pobreza es el crecimiento. Sin él, jamás se podrá luchar ni reducir la pobreza del país. 

Una vez que desarrollemos nuestro gran potencial productivo (minería, energía, forestal, acuicultura, agro exportaciones y turismo), y retomemos la senda de crecimiento sostenido, podremos abordar el tema de la pobreza a futuro y plantear una manera más eficaz de solucionarlo. Un método que ha logrado con eficacia superar la trampa de la pobreza es el planteado por Poor Economics (Ver en Lampadia: Una visión práctica para la superación de la pobreza), el cual confirma la necesidad de desarrollar programas de apoyo productivo, antes que asistencialismo puro, que, por supuesto hay que mantener para casos extremos, pero nominales, acotados y temporales.

Para que el Perú mejore reduzca la pobreza, es necesario que el sector privado alcance una mayor eficiencia e invierta en innovación y tecnología. Para impulsar la producción potencial se requerirán importantes reformas estructurales y así mejorar la productividad, la inversión, el capital humano y el empleo formal. Ver en Lampadia: Destrabemos la construcción de nuestro futuro. Para enfrentar este tremendo reto se tienen que generar recursos financieros suficientes para una mayor inversión y así evitar trabas paralizantes. Esto es clave, ya que no hay desarrollo sin crecimiento económico.

Este objetivo se logra manteniendo un crecimiento alto y sostenido, para lo que hay que retomar la inversión privada en general y, en particular, la de minería. Tenemos que recuperar nuestro crecimiento económico, que es el principal camino para la reducción de la pobreza y la desigualdad, la generación de empleo y la recaudación fiscal. Lampadia

 




Aumentar la productividad para acelerar el crecimiento

Aumentar la productividad para acelerar el crecimiento

En la Reunión Anual del Banco Mundial y el gobierno peruano, se analizaron los desafíos que enfrentan el Perú y muchos países emergentes en la medida que buscan transformarse en economías de más alto ingreso. Se destaca que el Perú, una de las economías de más rápido crecimiento de América Latina, se ha beneficiado de sólidas políticas macroeconómicas (las bases para un crecimiento sostenido) pero todavía encara desafíos en ciertos sectores.

Se resaltó la experiencia de Perú, que podría resultar útil para muchos otros países de ingreso mediano que buscan impulsar el crecimiento y, simultáneamente, lograr avances en materia de inclusión social y prestación de servicios a los pobres. Para ello es fundamental acelerar el aumento de la productividad. En esta Reunión Anual se presentó el documento: ‘Perú, siguiendo la senda del éxito’, en el que se destaca la productividad para impulsar el crecimiento económico.

Perú ha emergido como una nueva estrella de crecimiento económico. Tan sólo en la última década, su economía creció en un promedio de 6.4% anual y duplicó su ingreso per cápita. Comparándolo con los estándares globales, su desempeño ha sido impresionante, como se puede observar en el gráfico inferior. Esto se debe principalmente a la adopción de medidas de estabilización macroeconómica (por medio de un régimen cambiario más flexible, disciplina fiscal y baja deuda pública), además de reformas estructurales como la liberalización financiera, del comercio y regulaciones del mercado.

Mejor aún, el crecimiento económico experimentado por el país fue compartido entre sus habitantes. Desde el año 2000, casi una cuarta parte de la población ha logrado salir de la pobreza. A lo largo del país, los hogares de menores ingresos se han beneficiado más del crecimiento que el promedio nacional. Asimismo, la desigualdad cayó significativamente en el mismo periodo, con uno de los ritmos más rápidos de la región: 12.6% frente a un promedio regional de 5.3%.

Es muy importante notar que según el Banco Mundial, “el crecimiento económico fue el principal impulsor de la reducción de la pobreza y la desigualdad a través de un mejorado ingreso laboral más que por medio de políticas de redistribución, que solo explican 15% de la reducción de la pobreza.“ Esto también se viene diciendo hace mucho en Lampadia: Al menos 80% de la reducción de la pobreza es por el crecimiento y Perú: Crecimiento disminuye la Desigualdad.

El crecimiento del Perú en la década del 2000, según el informe, se llevó a cabo principalmente por un aumento sostenido en la productividad total de los factores (PTF). Fueron justamente la estabilización macroeconómica y las reformas estructurales en las dos últimas décadas los motivos por los que mejoró la eficiencia en la asignación de recursos y ha dado lugar a un mayor crecimiento de la productividad, como se puede observar en el siguiente gráfico. En la década de 2000, la PTF contribuyó alrededor de un tercio de crecimiento. 

Sin embargo, es importante notar que en el análisis de productividad por regiones, la actividad económica se concentra en la zona costera, contribuyendo casi el 80 % de la producción nacional. Además, las regiones de Lima y Callao representan el 34 % de la población del país y el 48 % de la producción nacional.

En general ha habido una cierta convergencia gradual de la producción entre las regiones, pero todavía se tiene que reducir la brecha. Un proceso de la productividad sostenida podría ayudar a las regiones rezagadas a ‘ponerse al día’ y elevar la productividad agregada y los ingresos, así como reducir aún más las desigualdades regionales.

El documento acota que los éxitos económicos de Perú fueron respaldados por condiciones externas favorables en la última década y que también se ha acelerado su convergencia económica a niveles de ingreso más altos. Sin embargo, enfatizó que Perú, al igual que otros países de ingresos medios, “ahora tiene que afrontar el reto más difícil: llegar a ser un país de ingreso alto.”

Indicó, en ese sentido, que a pesar de las mejoras significativas en el Perú sigue habiendo brechas en infraestructura en diferentes sectores, así como problemas burocráticos.

En el caso de infraestructuras, a pesar de mejoras significativas, las brechas de infraestructura en todos los sectores siguen siendo grandes. El gasto de capital público se ha incrementado en los últimos años, pasando de 3.8 % del PBI en 2000 a 6.1 % del PBI en 2013, un desarrollo muy positivo. Pero las brechas de infraestructura en todos los sectores son todavía grandes. Por ejemplo, la infraestructura de transporte y logística, que es la columna vertebral del comercio interior y el comercio internacional, está menos desarrollada en comparación con algunos países competidores relevantes, como se puede observar en el gráfico inferior. La cobertura de las carreteras y el porcentaje de carreteras pavimentadas es relativamente baja y con conectividad limitada entre las zonas más importantes de agricultura, consumo y las zonas de exportación. Además, existe una limitada capacidad para vincular la producción a los puertos y aeropuertos para la exportación. (Lampadia: Estrategia para el financiamiento de las Infraestructuras)

Otro factor muy importante son las barreras que el mismo gobierno le impone a las empresas, reduciendo su productividad y yendo en contra del crecimiento. Las barreras de entrada y los altos costos de operación y expansión reducen el crecimiento de las pequeñas y medianas empresas. Según el informe, “una gran cantidad de empresas informaron que el exceso de  licencias y permisos eran una importante limitación a la complejidad general de los procedimientos reglamentarios, llegando a un puntaje de 20.4 % en el Perú, comparado al promedio de la OCDE de 5 %. Esto les reduce a las empresas su capacidad para crecer, ampliar e innovar. Casi el 30 % de estas empresas identificó licencias comerciales y permisos como una limitación importante.” Esto se puede observar en el cuadro más abajo.

Es indispensable destrabar la inversión y recuperar el crecimiento del país para mejorar el desempeño de Perú en temas estructurales, sofisticación empresarial e innovación. Por otra parte, una burocracia gubernamental ineficiente y la corrupción han sido constantemente clasificadas como restricciones principales para las empresas.  (Ver en Lampadia: Destrabemos la construcción de nuestro futuro)

El mundo no tiene ninguna razón para exagerar los avances del Perú. Por lo tanto, debemos tomar sus desinteresados consejos y apreciaciones con seriedad. Lamentablemente, en el país se niegan nuestros avances para construir plataformas políticas, algo que combatiremos todos los días en este portal. Lampadia




Señales de vida en la zona euro

Señales de vida en la zona euro

Por Nouriel Roubini, Project Syndicate, 31 de marzo 2015

Traducido por Lampadia

Los últimos datos económicos de la zona euro sugieren que su recuperación puede estar a la vista. ¿Qué la está impulsando? ¿A qué obstáculos se enfrenta? ¿Y qué se puede hacer para sostenerla?

Las causas inmediatas de la recuperación no son difíciles de discernir. El año pasado, la eurozona estaba al borde de una recesión del tipo de una doble caída (W). Cuando  recientemente entró técnicamente en deflación, finalmente, el Banco Central Europeo (BCE) soltó un programa de flexibilización agresivo y puso en marcha una combinación de flexibilización cuantitativa (quantitative easing), que incluye la compra de bonos soberanos y tasas de interés negativas.

El impacto financiero no se hizo esperar: en previsión a la flexibilización monetaria, y después de su inicio, el euro cayó con fuerza, los rendimientos de los bonos en el núcleo de la eurozona y la periferia cayeron a niveles muy bajos, y los mercados de valores comenzaron a subir con firmeza. Esto, unido a la fuerte caída de los precios del petróleo, logró impulsar el esperado  crecimiento económico.

También están contribuyendo otros factores. La flexibilización del crédito del BCE está subsidiando de manera efectiva los préstamos bancarios. El freno producido por la  austeridad fiscal será menor este año, dada la mayor indulgencia de la Comisión Europea. El inicio de una unión bancaria también ayuda; tras las últimas pruebas de resistencia y calidad de los activos, los bancos tienen mayor liquidez y más capital para prestar al sector privado.

Como resultado de estos factores, el crecimiento de la zona se está reanudando, y la renta variable ha superado recientemente a la de EEUU. El debilitamiento del euro y las medidas agresivas del BCE pueden incluso detener la presión deflacionaria hacia finales de este año.

Sin embargo, una recuperación más robusta y sostenida aún enfrenta muchos desafíos. Para empezar, los riesgos políticos podrían descarrilar el progreso. Grecia, esperamos, permanecerá en la zona euro. Pero las difíciles negociaciones entre el gobierno liderado por Syriza y la “troika” (el BCE, la Comisión Europea y el FMI) podrían causar un accidente involuntario – lo llaman un “Grexident” – si no se llega a un acuerdo sobre la refinanciación de dicho país en las próximas semanas.

Por otra parte, Podemos, un partido de izquierda del mismo molde de Syriza, podría llegar al poder en España. Partidos populistas anti-euro de derecha e izquierda están desafiando al primer ministro italiano Matteo Renzi. Y Marine Le Pen, del partido ultraderechista Frente Nacional, ya figura adelante en los sondeos pre-electorales para las presidenciales francesas de 2017.

La creación de empleo y un lento aumento de ingresos pueden seguir alimentando la reacción populista contra la austeridad y las reformas. Incluso el BCE estima que la tasa de desempleo de la zona euro seguirá siendo un 9.9% en 2017 – muy por encima de la media de 7.2% pre- crisis financiera mundial hace siete años [largamente por encima del nivel de desempleo en EEUU]. La austeridad y la fatiga de las reformas en la periferia de la eurozona han sido igualadas por el cansancio de los rescates en el núcleo europeo, permitiendo el apoyo a una serie de partidos anti-euro en Alemania, los Países Bajos y Finlandia.

Un segundo obstáculo para la recuperación sostenida es la mala vecindad de la zona euro. Rusia está cada vez más firme y agresiva en Ucrania, los países bálticos, y hasta los Balcanes (mientras que las sanciones contra Rusia han herido a muchas economías europeas). A la vuelta de la esquina, el Medio Oriente arde en llamas: los recientes ataques terroristas en París y Copenhague, y en contra de los turistas extranjeros en Túnez, le recuerdan a Europa que cientos de yihadistas locales podrían regresar de los combates en Siria, Irak, o en otro lugar y lanzar nuevos ataques.

En tercer lugar, mientras que las políticas del BCE mantienen los costos de endeudamiento más bajos, la deuda privada y pública en los países de la periferia, como proporción del PBI, es alta y seguirá creciendo, porque el denominador del ratio de deuda – PBI nominal – apenas está en aumento. Por lo tanto, la sostenibilidad de la deuda seguirá siendo un problema de mediano plazo.

Cuarto, la política fiscal sigue siendo contractiva, porque Alemania sigue rechazando al creciente coro de consejos para que debería emprenda estímulos de corto plazo. Por lo tanto, un mayor gasto alemán no compensaría el impacto de la austeridad adicional en la periferia o el importante déficit esperado para el plan de inversión de € 300 mil millones (US$ 325 mil millones) en un período de tres años presentado por el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.

Quinto, las reformas estructurales aún se están produciendo a un ritmo muy lento, frenando el potencial crecimiento. Mientras que las reformas estructurales son necesarias, algunas medidas – por ejemplo, la liberalización del mercado laboral y reparaciones de pensiones – pueden aumentar la tasa de ahorro de la zona euro y por lo tanto debilitar aún más la demanda agregada (como ocurrió en Alemania después de sus reformas estructurales hace una década).

Por último, la unión monetaria de Europa sigue siendo incompleta. Su viabilidad a largo plazo requiere del desarrollo de una completa unión bancaria, unión fiscal, unión económica y, con el tiempo, unión política. Pero el proceso de mayor integración europea se ha estancado.

Si la tasa de desempleo sigue siendo muy elevada a finales de 2016, la inflación anual se mantiene muy por debajo del 2% del objetivo del BCE, y las políticas fiscales y las reformas estructurales ejercen un lastre a corto plazo sobre el crecimiento económico, se tendría que continuar con la flexibilización cuantitativa. Pero la continua debilidad del euro – alimentado por estas políticas – sigue incentivando el crecimiento del superávit de cuenta corriente de la zona euro.

De hecho, mientras se debilita el euro, las cuentas externas de los países de la periferia han oscilado de déficit a equilibrio y, cada vez más, a los excedentes. Alemania y el núcleo de la eurozona ya acumulaban grandes excedentes; y en ausencia de políticas para impulsar la demanda interna, esos excedentes simplemente han aumentado aún más. Por lo tanto, la política monetaria del BCE tendrá que asumir a un elenco de vecinos cada vez más empobrecidos, lo que creará tensiones en el comercio y con el tipo de cambio con los Estados Unidos y otros socios comerciales.

Para evitar este resultado, Alemania debe adoptar políticas – de estímulo fiscal, un mayor gasto en infraestructura e inversión pública y un aumento más rápido de los salarios, los cuales  impulsarían el gasto interno y reducirían el superávit externo del país. A menos que, y hasta que, Alemania se mueva en esta dirección, nadie debería apostar por una recuperación más sólida y sostenida de la zona euro.




OCDE: Perú en el partidor

OCDE: Perú en el partidor

Comentario de Lampadia:

El Perú y OCDE firmaron ayer el acuerdo “Programa País”, detallando los requerimientos de los cinco ejes que perfilarán el camino para formar parte de este organismo hacia el 2021.

Los cinco ejes trazados son:

1.       Identificación de las barreras al crecimiento y desarrollo nacional

2.       Gobernanza pública y mejora de la institucionalidad

3.       Anticorrupción y transparencia del Estado

4.       Mejoras del capital humano y productividad

5.       Avances en el medio ambiente

El cumplir con estas medidas fomentará una mayor inversión privada, un fortalecimiento de las instituciones y eliminará trabas burocráticas. El ser miembro de la OCDE es el mejor certificado de buena conducta económica que cualquier país puede ostentar, sobre todo para atraer inversiones y ser un país más predecible con un buen nivel institucional. Este organismo es un socio estratégico para promover reformas estructurales y es además, un foro donde los gobiernos pueden comparar y compartir experiencias de políticas públicas, identificar las mejores prácticas y promover  recomendaciones. (Ver en L: Un Grupo al que el Perú debe entrar)

El Perú y la OCDE, mejores políticas para un crecimiento incluyente

Por Ángel Gurría. Secretario General de la OCDE

(Gestión, 09 de Diciembre del 2014)

En el marco de la XXIV Cumbre Iberoamericana, con el presidente Ollanta Humala como testigo de honor, el canciller Gonzalo Gutiérrez y un servidor, se firmó y dio inicio formal al Programa País del Perú con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Esto constituye un hito tanto para el Perú como para nuestra organización.

La vocación de la OCDE es analizar, compartir y difundir las mejores prácticas de políticas públicas. Dentro de sus más de 200 comités y grupos de trabajo, los países de la OCDE y un número creciente de economías emergentes y en vías de desarrollo, comparten y debaten sus experiencias de gobierno para mejorar los servicios que les brindan a sus ciudadanos.

En el 2014, la OCDE estableció los Programas País como un nuevo instrumento para apoyar economías emergentes y dinámicas, como la del Perú, en la consolidación de sus reformas y en el mejoramiento de sus políticas públicas. Esta colaboración reforzada también permitirá que los países miembros y socios clave de la OCDE aprendan de la experiencia, de historia y buenas prácticas de países como el Perú, que tienen mucho que aportar al trabajo de nuestra organización.

Perú es sin duda un país líder en América Latina, el dinámico crecimiento que ha tenido en las últimas dos décadas, le ha permitido duplicar su PIB per cápita, ampliar su clase media y reducir sus índices de pobreza a la mitad. Este crecimiento no hubiera sido posible sin un compromiso con la estabilidad macroeconómica, la apertura comercial y la inversión. Su red de tratados comerciales con 50 países y su participación y liderazgo en foros como APEC y la Alianza del Pacífico son una muestra más de ello.

Sin embargo, el Gobierno del Perú y la OCDE estamos conscientes de que las altas tasas de crecimiento económico registradas entre el 2000 y el 2008, tuvieron lugar en un entorno internacional coyuntural, marcado por los altos precios de las materias primas. Ahora los vientos están cambiando, por ello el Perú debe redoblar sus esfuerzos para promover reformas que impulsen un crecimiento más fuerte, más incluyente y más sustentable. El Perú requiere transformaciones profundas para diversificar su economía, mejorar su competitividad y aumentar su productividad. Estos cambios permitirán hacer frente a importantes desafíos en materia de bienestar social, inclusión y calidad de los servicios públicos.

Ahí es donde entra el Programa País con la OCDE. Este comprende la realización de diversos estudios sobre políticas educativas, salud o gobernabilidad, así como talleres y acompañamiento de expertos internacionales en materia tributaria y regulación, entre otros. El Programa País también permitirá que Perú participe en diversos Comités de la OCDE, donde podrá nutrirse de las experiencias de otros países en temas de política ambiental, inversiones, mercados financieros, gobernabilidad pública, agricultura, comercio y desarrollo territorial, y por supuesto contribuir con su experiencia en estos temas.

Estos insumos ayudarán a Perú a seguir avanzando con su agenda de reformas, para continuar mejorando la eficacia del sector público, la coordinación entre niveles de gobierno y la integridad en sus procesos de compras públicas. También contribuirán a diseñar una Estrategia de Competencia, similar a la que países como Noruega, Portugal y España han preparado con el apoyo de la OCDE, para convertir el bono demográfico peruano en palanca para elevar la productividad de la economía.

Finalmente, el Programa País del Perú, que involucrará al conjunto de las direcciones de nuestra organización en diversas áreas de política pública, podría ayudar a Perú a encauzar voluntades y generar consensos entre los diversos actores económicos y sociales para seguir construyendo una visión de país incluyente y exitoso. La OCDE está lista para apoyar este esfuerzo y ayudar al Perú a alcanzar las importantes metas que se ha propuesto con miras al bicentenario de su independencia en 2021. Cuenten con el apoyo de la OCDE para seguir diseñando, desarrollando e implementando mejores políticas para una vida mejor.




La OCDE ve riesgo de “crecimiento cero” si el BCE no actúa

La OCDE ve riesgo de “crecimiento cero” si el BCE no actúa

Pide ampliar ya la compra de activos a bonos públicos y empresariales

Por Alejandro Bolaños

(El País, 07 de Noviembre del 2014)

El frenazo de la zona euro llevó este jueves a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que aglutina a 34 países industrializados, a rebajar su pronóstico sobre la evolución de la economía de los Dieciocho, como ya hicieron el FMI o la Comisión Europea. Pero, además, advierte que el escuálido 1,1% de avance en 2015 que predice ahora solo será posible si “se ralentiza el ajuste fiscal”, hay “mejores condiciones financieras tras el inicio de la unión bancaria” y, sobre todo, si cristaliza “un mayor estímulo monetario”.

“Déjenme subrayar esto: nuestra previsión depende de un ‘si’ y es un gran ‘si’. Solo si estos apoyos macroeconómicos tienen lugar, la economía de la zona euro crecerá como hemos previsto. En caso contrario, el crecimiento será más débil”, explicó el secretario general de la OCDE, José Ángel Gurria, en la presentación en París de un análisis sobre los países que forman parte del G20, cuya cumbre anual se celebrará los días 14 y 15 de noviembre en Brisbane (Australia).

La nueva economista jefa de la institución, Catherine L. Mann, estableció los límites del dilema europeo: “En nuestro rango de probabilidades, la zona euro se arriesga a entrar en un periodo de crecimiento cero e inflación cero”. La economista estadounidense destacó luego que, pese a cierto recorte de la tasa de paro en EE UU y Japón, había aún 12 millones de desempleados más que en el inicio de la crisis financiera en los países industrializados. Y que la mitad de ese aumento del desempleo corresponde a la zona euro. “Son cifras que deberían servir de catalizador para que los responsables políticos den un paso al frente y actúen”.

En la conferencia de prensa, celebrada tres horas antes de la que dio cuenta del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo, Mann expresó su deseo de que se lanzara “un mensaje de unidad” en torno a la necesidad de una nueva inyección monetaria. Deseo que acompañó de una gráfica en la que se ilustraba como el balance de activos del supervisor del euro había descendido del 30% al 20% del PIB en los dos últimos años, nivel que se sitúa por debajo del de la Reserva Federal y el Banco de Japón.

Si hay que atenerse a lo que el presidente del BCE, Mario Draghi, expuso después, se podría concluir que el deseo de Mann, en buena parte, se cumplió. Aunque queda por comprobar cómo se concreta el “unánime” compromiso de hacer lo que haga falta si la debilidad se prolonga en precios y actividad económica.

En su informe, la OCDE sí es precisa: “El Banco Central Europeo debe comprometerse a ampliar su programa de compra de activos más allá de lo anunciado”. Y para ello, además de reducir las exigencias en las titulaciones de deuda y bonos garantizados que ya adquiere, debería adentrarse en “la adquisición de bonos empresariales y públicos”.

Para la OCDE, el estancamiento de la zona euro es ahora “el mayor riesgo” para el crecimiento mundial, que seguiría por debajo del 4% en 2015 y 2016, aunque acelera algo desde el 3,3% previsto para este año.

En el caso de España, la OCDE sigue la estela del FMI o la Comisión Europea, y anticipa un avance del 1,7% en 2015, tras una ligera revisión al alza. Es un crecimiento mayor al del conjunto de la zona euro, pero la predicción es menos optimista que la del Gobierno o que la de la mayoría de analistas privados españoles, que anticipan un avance cercano al 2%.

Además, la OCDE insistió en su mensaje tradicional de la necesidad de desarrollar reformas estructurales para elevar el potencial del crecimiento en países desarrollados y emergentes. Y se congratuló de que el millar de propuestas ya formuladas por los países del G20 cumplan el objetivo marcado para la inminente cumbre de Brisbane: plantear reformas que permitan a la economía mundial crecer un 2% más en cinco años. “Ahora solo falta que estas medidas se lleven a cabo. Estaremos vigilantes, como indica el mandato que nos hizo el G20”, añadió Gurría.




CRÓNICA DE UNA REINSERCIÓN

CRÓNICA DE UNA REINSERCIÓN

Comentario de Lampadia:

Extraordinaria entrevista de Augusto Townsend, editor central de Economía de El Comercio. El relato de los ex funcionarios del Banco Mundial, Armeane M. Chosky y Demetris Papageorgiou, sobre su participación en la estabilización de la economía peruana a inicios de los noventa, tiene una enorme relevancia histórica. Es importante en primer lugar que se reconozca y valore el aporte de quienes participaron en esta auténtica gesta que fue la base sobre la que se construyó nuestro al actual crecimiento que es, sin duda, cimiento de nuestro futuro. El testimonio de estos economistas debiera servir para que evitemos, a toda costa, cometer el mismo error y para que quede claro que el populismo solo engendra pobreza. Las decisiones que se tomaron en ese momento se hicieron, probablemente, porque no quedaba otra y el resultado, salir de la postración en la que nos encontrábamos, fue casi un milagro. Es muy importante saber poner los acontecimientos históricos en perspectiva, así como no pretender negarlos, ni reescribirlos.

Artículo original:

HISTORIA. CÓMO PASAMOS DE PARIA INTERNACIONAL A ECONOMÍA LIBERALIZADA

Dos ex funcionarios del Banco Mundial que participaron en las negociaciones con el Gobierno Peruano para estabilizar la economía a inicios de los noventa, cuentan en exclusiva qué tuvo que hacerse para que el país lograra reinsertarse en los mercados globales.

CRÓNICA DE UNA REINSERCIÓN

Detalles no revelados de cómo se liberalizó la economía en los noventa

Por: Augusto Townsend.

Armeane M. Choksi y Demetris ‘Dimitri’ Papageorgiou son dos completos desconocidos para la inmensa mayoría de peruanos. Sin embargo, se trata de dos ex funcionarios del Banco Mundial que fueron instrumentales a inicios de los noventa para lograr la reinserción del Perú a la economía global, en aquellas épocas en las que éramos un paria internacional.

Ambos estuvieron de visita en Lima hace algunas semanas, y si bien están desde hace mucho tiempo desvinculados del Banco Mundial, accedieron a conversar con Portafolio Economía & Internacional sobre aquellos meses iniciales del primer gobierno de Alberto Fujimori, antes de que se violentara el orden democrático, en los cuales se aplicaron las ambiciosas reformas liberalizadoras que lograron estabilizar la economía del país y sentaron las bases para su crecimiento posterior.

Poco se sabe de cómo se dieron las conversaciones entre el improvisado Gobierno Peruano de ese entonces y los organismos multilaterales para que el Perú volviera a ser sujeto de crédito. Aquí la versión de Choksi y Papageorgiou, quienes enfatizaron que sus declaraciones se hacían a título personal.

¿En qué momento empezaron a trabajar con el Perú?

Armeane M. Choksi (AC): Al inicio del gobierno de Fujimori, cuando [Juan Carlos] Hurtado Miller era ministro de Economía. El Banco Mundial (BM) ya trabajaba con el país, pero hablo del momento en que mi departamento se hizo responsable del caso peruano. Fue ahí cuando Dimitri y yo, y también Ricardo Lago, nos involucramos muy de cerca. El Gobierno Peruano quería reanudar el pago de intereses al banco y nosotros nos preguntábamos cómo podríamos reintegrarlos al sistema financiero internacional si lo hacían. La complicación era que no podíamos prestarle hasta que pagaran toda la deuda atrasada, que en ese momento ascendía a…

Demetris Papageorgiou (DP): Unos US$200 o US$300 millones. Alan García había dejado de pagar como cuatro años, así que estaban completamente al margen de los mercados financieros.

AC: Empezamos entonces una serie de discusiones con Hurtado Miller y luego con Carlos Boloña que se enfocaron en dos temas: qué tipo de reformas se comprometía a implementar el Perú para que la economía saliera del hoyo y qué mecanismos podíamos desarrollar nosotros en el BM para solucionar el problema de los atrasos. Como decía, nosotros no podíamos prestarle al Perú hasta que nos pagara, y el Perú no tenía dinero para pagarnos. Lo que hicimos fue convencer al G7 y conseguimos que diera fondos que irían directamente a pagarnos, de modo que el BM reanudaría los préstamos al Perú y este le pagaría, a su vez, al G7. Fue una aproximación muy controversial en su momento y nos costó mucho conseguir la aprobación de nuestro directorio.

¿Quién presidía el BM en ese entonces?

AC: Lewis Preston. Como usted sabe, la burocracia del BM se mueve lentamente en condiciones normales, y esta era una situación muy inusual. Pero lo que permitió que se avanzara fue el tipo de reformas que el Perú estuvo dispuesto a implementar y que nosotros estábamos dispuestos a apoyar. Estas contemplaban una estabilización macroeconómica, una liberalización transversal del comercio, la desregulación de los mercados, la liberalización financiera, la privatización de empresas estatales, es decir, convertir a la economía peruana en una verdaderamente libre. Un cambio de 180 grados, así de grande fue. Y no fue algo de “hagámoslo paso a paso”, que es lo que muchos gobiernos harían. El Gobierno Peruano decidió no solo que iría adelante con las reformas, sino que lo haría rápido.

¿Quién era la voz convencida dentro del gobierno?

AC: Cuando discutíamos de cerca con Carlos Boloña, tendría que decir que fue Jaime Yoshiyama. Ambos fueron claves en impulsar el proceso. De mi primera reunión con Yoshiyama salí pensando: “¿Está hablando en serio este señor o solo nos está diciendo lo que queremos oír?”. Esto último nos pasaba a menudo, pero la prueba de que sí hablaban en serio fue que implementaron las reformas muy rápido. Así que pusimos a disposición del Perú tres préstamos simultáneamente: uno para la liberalización del comercio, otro para la liberalización financiera y uno más para la estabilización macroeconómica. En total sumaron US$1.300 millones y el acuerdo que tuvimos con el gobierno fue que los ayudaríamos con todas las reformas. Les dijimos que someteríamos estos préstamos a la aprobación de nuestro directorio una vez que implementaran la gran mayoría del programa. No queríamos decirle al directorio que eran promesas de reforma. Queríamos ver primero los resultados.

DP: Desde el momento en que acordamos el plan, pusimos como plazo que las cosas tenían que estar listas para diciembre de 1991. Si las reformas se hacían, lo llevaríamos al directorio. Esto era similar a lo que el Fondo Monetario Internacional (FMI) había hecho, pero nosotros no podíamos hacer nada sin permiso de nuestro directorio mientras que el FMI sí. Debo haber escrito el mismo papel 100 veces para convencerlos.

¿Cómo hicieron para persuadirlos si el gobierno de Fujimori no tenía el respaldo de un partido sólido y era, más bien, un improvisado en la política?

AC: Es cierto, y recordemos también que cuando Fujimori hizo campaña, lo hizo con un programa heterodoxo. Sus asesores eran muy heterodoxos, entre ellos, Danny Schydlowsky. Así que cuando empezamos a negociar estábamos muy escépticos. Pero Boloña, Hurtado Miller y Yoshiyama, todos construyeron credibilidad frente a nosotros. No puedo opinar sobre la dinámica interna de la política, pero sí puedo decir que hubo coincidencia casi absoluta entre lo que el Gobierno Peruano dijo que iba a hacer, lo que el sector empresarial creía que debía hacerse y lo que nosotros esperábamos que se hiciera.

DP: Yo discrepo un poco con eso. La gran mayoría del sector privado estaba en contra de las reformas. Solo unos cuantos estaban de acuerdo. La mayoría de la población tampoco lo estaba.

AC: De acuerdo, pero al menos entre nosotros y el gobierno hubo un alineamiento casi total. Ellos eran los principales convencidos de que había que hacer las reformas y nosotros jugamos, más bien, un rol de apoyo.

¿Quién fue entonces el autor intelectual de las reformas?

DP: Diría que fue una mezcla. La primera vez que nos preguntaron qué debía hacer el Perú para reinsertarse en la economía global, mencionamos algunas áreas donde se necesitaban cambios importantes, pero no pusimos números. Sin embargo, cuando Boloña fue a Washington lanzó unas metas que no esperábamos por lo ambiciosas. Debo decir, por otro lado, que el Banco de la Nación fue un gran obstáculo. Boloña logró eliminar unos cinco o seis bancos de desarrollo que había, pero no pudo hacerlo con el Banco de la Nación. Fuera de esto, la mayoría de las reformas fue propuesta por el gobierno. 

AC: En efecto, el gobierno puso las metas y nosotros las discutimos extensamente con ellos. Pero siempre estuvieron en el asiento del piloto. Y debo reconocer que en muchos casos me sorprendieron con las cosas que estaban dispuestos a hacer. Ciertamente no era mi intención detenerlos, sino asegurarles que estaríamos detrás de ellos apoyando

Deme un ejemplo.

AC: En liberalización del comercio. Otros países con los que habíamos trabajado que tenían aranceles altísimos nos decían que los bajarían de 80% a 30%, y luego a 20% y a 10% en un período de 5 a 7 años. Pero aquí se hizo de golpe y de manera transversal. Roberto Abusada nos comentó que el promedio de arancel hoy en el Perú es de 1,3%, lo cual es extraordinario. Recuerdo que muchos de los asesores originales de Fujimori eran lo que en la academia se conoce como gradualistas. Pero el gobierno adoptó una terapia de ‘shock’, como había propuesto Mario Vargas Llosa.

DP: De hecho, mucha de la gente que asesoraba a Vargas Llosa se pasó al gobierno de Fujimori. Uno al que Armeane y yo conocíamos muy bien, porque era un colega nuestro en el BM, fue Richard Webb, y a través de él, a Roberto Abusada, quien podríamos decir que fue el padre de la liberalización del comercio.

¿Por qué creen que se mantuvieron las reformas?

AC: Los países que suelen reformarse a este nivel son los que están entre la espada y la pared. Reforman, pero después de cierto tiempo regresan a sus malos hábitos de siempre. Ese no fue el caso aquí. Fue más parecido al caso chileno, que era un modelo a seguir.

DP: Pero en Chile, al menos en lo que se refiere a la liberalización del comercio, las cosas fueron más graduales. En un estudio que Armeane y yo hicimos sobre la región, descubrimos que los esfuerzos de liberalización más exitosos fueron los que se hicieron rápido.

¿Y qué pasó con los asesores heterodoxos originales?

DP: Yo me encontré con Danny [Schydlowsky] en Washington en esa época. Es muy amable y una gran persona, pero nunca entendí lo que quería decir en términos económicos.

AC: Simplemente desaparecieron. Muchos de ellos creían que los cambios no serían exitosos. Tenían una visión del mundo fundamentalmente distinta. Estas eran iniciativas muy ambiciosas y en algunos casos, como en materia de privatización, querían aprender más sobre el asunto. Así que hicimos una conferencia con expertos en privatizaciones de Inglaterra, Nueva Zelanda, Chile, etc., en el Hotel Pueblo [en ese entonces] de Pepe Picasso. Yo tuve algunas diferencias con un gobernador del Banco Central de Reserva (BCR), quien estaba impaciente con nosotros por el proceso de deuda que mencioné al inicio, y amenazó varias veces con suspender los pagos de intereses si no nos apurábamos por el otro lado.

¿Qué hicieron entonces?

DP: La responsabilidad del pago de los intereses fue retirada del BCR y puesta en manos del Banco de la Nación. Alfredo Jalilie, quien estaba a cargo, tenía una enorme presión encima. Había que pagarle a las multilaterales mientras que la gente se moría de hambre en la calles. Era perfectamente entendible así que estuvimos dispuestos a aceptar cierta flexibilidad para evitar las protestas. Por ello, en ocasiones el pago de los intereses podía llegar meses tarde. En una conversación con Yoshiyama le pregunté si en algún momento tuvo dudas de que todo funcionaría, y me dijo que sí. En 1991 hubo una presión tremenda de los exportadores para devaluar. Yo en ese momento pensé que si lo hacían, se acababa el juego, porque la devaluación no tendría fin y se echaría a andar la ‘maquinita’. Cualquier otro grupo de interés diría que si favorecieron a uno, debían hacerlo con todos. Y esa presión se mantuvo porque hubo que esperar tres años para ver la primera cifra de crecimiento.

Mucha gente en el Perú piensa que lo que el gobierno de Fujimori hizo en materia económica y de seguridad no justifica la violación del orden democrático y del Estado de derecho. ¿Cómo lo vieron ustedes?

AC: Nuestro involucramiento fue solo en la parte económica, así que la única opinión que puedo y debo dar al respecto es que las reformas económicas fueron excelentes. El aspecto político es algo que prefiero dejar a juicio de los peruanos.

DP: No olvidemos que Armeane dejó el Perú en 1992 y yo en 1993, así que mucho pasó después de eso.

Les repregunto: ¿Era necesario que el gobierno deviniera en autoritario para implementar ese tipo de reformas económicas?

AC: Es una buena pregunta y ciertamente era un asunto delicado para el BM. Al menos en el pasado, el BM trató siempre de mantenerse al margen del tema político. Le prestábamos a países que creían en el libre mercado y también a los socialistas y comunistas. Pero hubo muchas discusiones y yo personalmente recibí presión de otros países latinoamericanos que me decían que había que suspender todas las operaciones en el Perú. Lo discutimos internamente y creo que el BM tomó la decisión correcta de no involucrarse en el tema político. Pero volviendo a tu pregunta de si es necesario el autoritarismo para las reformas, hay mucha discusión sobre esto en la academia, por ejemplo, en torno a si la liberalización económica debe venir primero y la política después o al revés. Las opiniones están divididas. En Europa del Este ocurrieron a la vez, con resultados positivos en algunos casos, como Polonia, y negativos en otros. Pero mi respuesta es no. No se necesita un régimen autoritario para implementar reformas. En los países de América Latina que tuvieron éxito con las reformas se dio además una transición intelectual que permitió que sucesivos gobiernos con distintas posiciones políticas las mantuvieran. Fue el caso de Chile y también el de Perú.

¿Creen que esa transición intelectual ha ido más allá de las élites?

AC: Una vez que adoptas estas reformas, creas una nueva clase media que tiene un interés de parte en preservar el sistema. Sé que hay mucha disparidad de ingresos en este país, pero los pobres han mejorado mucho más rápido que los demás. Lo que la gente no entiende es que la liberalización económica no beneficia solo a los ricos y a la clase media, sino que favorece tremendamente a los pobres. Y lo otro que no se entiende es que la inflación es un gran impuesto que golpea más a los pobres que a los ricos.

DP: Cuando un país crece como ha crecido el Perú, hay dos grupos que se benefician principalmente. El primero es de las personas con destrezas especiales, cuyo talento es escaso. El otro es la gente de bajos ingresos. Puede que sus ingresos aún no sean muy altos, pero son mucho mayores que antes. Quienes dicen cosas como que un empresario obtuvo US$100 millones a expensas de los pobres no se están fijando en que el beneficio del pobre crece a un ritmo mucho mayor.

¿Qué otros paradigmas hace falta superar?

 AC: Por ejemplo, que uno no hace ricos a los pobres haciendo pobres a los ricos. Todos tienen que subir. Debe entenderse que el crecimiento es una fuerza importantísima para el alivio de la pobreza. Lo hemos visto en China y en India, y, por supuesto, también en el Perú.

DP: Y es claro, además, que las políticas sociales  que pueda implementar un gobierno no son independientes del crecimiento económico. Dependen de que haya crecimiento.

Publicado El Comercio, 30 de marzo de 2014.




El reto de los economistas peruanos ante el bicentenario

El reto de los economistas peruanos ante el bicentenario

La izquierda tradicional suele difundir la equivocada idea de que el camino al desarrollo se encuentra a través de políticas activas del Estado para impulsar una “industrialización” en el sector manufacturero. Sin embargo, los dos países que encabezan el Índice de Desarrollo Humano son Noruega (1°) y Australia (2°), países que se caracterizan por sus extensas industrias extractivas, y que explotan y exportan más recursos naturales que el Perú.    

En efecto, en Noruega, solo la extracción de petróleo representa el 23% del PBI y, sus exportaciones de crudo y productos minerales, alcanzan al 55% de sus exportaciones.En Australia, la exportación de minerales metálicos y no metálicos y combustibles, representa el 65% de las exportaciones, mientras que las exportaciones agropecuarias alcanzaron el año pasado una participación de 13%. Sin embargo, en estos países no existe la “enfermedad holandesa”, tan mentada por la izquierda para contraindicar la promoción de la inversión privada en estos sectores.

A diferencia de lo que se observa en países como Noruega, Australia, Canadá y muchos otros países que están logrando progresar y desarrollarse utilizando como palanca la explotación de recursos naturales, en el Perú aún nos mantenemos en niveles de producción que están muy por debajo de nuestras capacidades potenciales. Así por ejemplo, en el 2012 ocupamos el décimo lugar en el ranking de los países con mayor extensión de bosques, con 68 millones de hectáreas (ha) y 17 millones de ha de bosques naturales capaces de producir madera sosteniblemente; sin embargo, nuestras exportaciones madereras apenas alcanzaron los US$ 470 millones, mientras que Chile -un país que no tiene bosques naturales- exporta cerca de US$ 6 mil millones. El potencial de desarrollo del sector forestal en el Perú debería ser del orden de cinco veces el de Chile, y constituye un buen ejemplo de la una magnífica oportunidad que se está desperdiciando para generar una producción forestal de más de US$ 25,000 millones anuales, dando empleo de calidad a toda la población de la selva y a buena parte de la sierra (ver: ¿Cómo impulsar el desarrollo en la selva?).

La eventual disminución de ingresos por exportaciones que se registró el año pasado-dada la disminución del nivel de precios- hubiese podido ser largamente compensada por el quantum; es decir, el mayor volumen de producción que exportaríamos si desarrollamos nuestros recursos con el propósito de acercarnos a nuestro verdadero potencial, seguramente el triple de nuestra producción actual. Y es que habida cuenta de los años perdidos en los 60, 70 y 80, cuando la economía estuvo prácticamente cerrada a la inversión para la explotación de recursos naturales, ya sea en madera, minerales o pesca, ya es el momento de diseñar políticas inteligentes que permitan acelerar la explotación racional de nuestros recursos naturales, y cerrar las brechas económicas y sociales que  generamos durante esos 30 años de políticas anti-inversión privada.

Según el IPE (Instituto Peruano de Economía), si desarrolláramos la cartera de proyectos mineros, que suma US$57,500 millones, muchos de los cuales se encuentran paralizados, se generarían 2.37 millones de empleos estables, el PBI crecería adicionalmente en US$44 mil millones, las exportaciones en más de US$30 mil millones anuales y los ingresos fiscales en S/.25 mil millones cada año. Es evidente que con estos recursos podríamos construir muchos hospitales, postas, escuelas y  carreteras, así como aumentar las remuneraciones de los servidores públicos.

El reto que tienen los economistas peruanos en el siglo XXI, ojalá antes del bicentenario,  ya no está centrado en el desarrollo de modelos macroeconómicos para controlar la inflación y los equilibrios agregados. Ahora el reto está puesto en pensar en términos de estrategias de desarrollo sostenibles que permitan la creación de un ambiente regulatorio y de negocios, que nos ayude a alcanzar el, aún lejano potencial productivo, sin llegar a caer en la “enfermedad holandesa”, corrupción, estancamiento de otros sectores, privilegios para una oligarquía, concentración del ingreso o dependencia, propiciando el encadenamiento de nuestras actividades primarias, con el sector industrial y de servicios. La evidencia sugiere que esto se logra con mercados y democracia y mucha comunicación.Una mirada desapasionada a la economía nos debería llevar a encontrar en la explotación racional de nuestros recursos naturales la gran “ventana de oportunidad” para el desarrollo integral del Perú.




Audaces reformas en México – ¡Suerte!

Audaces reformas en México – ¡Suerte!

Apenas asumió Enrique Peña Nieto la Presidencia de México, el 2 de diciembre del 2012, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el Partido Acción Nacional (PAN), el Partido de la Revolución Democrática (PRDN) y el Partido Verde Ecologista firmaron el Pacto por México, con el objeto de transformar de raíz la sociedad y acercarse a su potencial de desarrollo. Los políticos mexicanos pusieron por delante el futuro del país y las diferencias se guardaron en las gavetas partidarias. En una sociedad que se consideraba recelosa para realizar reformas debido a los ecos estatistas de la  Revolución mexicana, y el poder del Sindicato de Educación, hoy algunos proyectos trascendentales están a punto de aprobarse: las reformas en Educación, Telecomunicaciones, Energía y Petróleo y  tributaria.

El Pacto por México le permite al gobierno lo que parece imposible: reformar la Constitución mexicana abriendo los candados estatistas y derribando los muros que impiden la participación del sector privado, por ejemplo, en el tema petrolero. Es decir, las reformas que Peña Nieto impulsa serían inviables sin el mencionado pacto. Además, el acuerdo señalado otorga al presidente un respaldo político impensado para llevar adelante las reformas. Aquí se grafica con absoluta claridad la importancia de los pactos y los acuerdos para la gobernabilidad de una sociedad. México, y la historia de España y Chile, por ejemplo, nos dejan lecciones clarísimas.

Como parte de este proceso, el Congreso mexicano aprobó la reforma educativa para crear el Sistema de Servicio Profesional Docente y elevar a rango constitucional el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación. Es decir, se establece un sistema de evaluación, nombramiento y promoción de docentes basado en la meritocracia. Semejante propuesta busca quebrar el control y la dictadura del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), uno de los gremios más poderosos y corruptos del mundo que, de alguna manera, siempre tuvo voz y voto en los pasillos del Palacio de Gobierno y decidía quién era maestro, director o funcionario educativo. Hoy los activistas del SNTE quieren incendiar las calles aztecas con protestas y desmanes para bloquear la reforma, pero el Pacto por México es una muralla que la respalda.

La iniciativa del gobierno para reformar el sistema de telecomunicaciones que fomenta la competencia en la televisión, radio, telefonía fija y móvil, servicios de datos y telecomunicaciones, también se respalda en el Pacto por México. La promoción de la competencia en el sector afectará a diversos grupos que, tradicionalmente, expandían sus negocios sobre la base de contactos en el Estado. Como se aprecia, las reformas en México van restando poder a diversos tipos de grupos mercantilistas, ya sean sindicatos o grupos empresariales.

Con respecto a la industria petrolera, el presidente envió en agosto una propuesta de modificación constitucional que viabiliza la inversión privada en este sector-por primera vez desde 1960- para poner fin a la prohibición se puedan celebrar contratos para extraer petróleo y gas. En México la producción petrolera viene reduciéndose sostenidamente y el gobierno quiere terminar con el monopolio de Pemex, que no tiene ni los recursos ni la experiencia, para aprovechar las reservas de petróleo del Golfo de México. Igualmente, la reforma planteada en el sector eléctrico apunta a que las empresas privadas puedan invertir en generación, aunque la distribución seguirá bajo el control de la Comisión Federal de Electricidad.

En materia fiscal el gobierno de Peña nieto plantea audaces medidas tanto en el manejo del gasto como en lo tributario. En el primer caso, propone modificaciones importantes a la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria para establecer una regla de balance estructural para la economía mexicana que otorgue mayor fortaleza a la conducción macroeconómica. De esta forma, se busca una mayor calidad y eficiencia del gasto público. Otro aspecto destacable es la creación de un Fondo de Ahorro Soberano que sirva para cubrir contingencias estructurales de mediano plazo en los ingresos o gasto públicos. En el segundo caso, la reforma tributaria incluye aspectos positivos como la eliminación de impuestos anti-técnicos como el Impuesto Empresarial a Tasa Única (IETU) y el Impuesto sobre Depósitos en Efectivo (IDE), y ahora serán gravados con el IVA (que es de 16%) otro tipo de bienes o servicios que antes estaban exonerados.

Finalmente, el gobierno ha establecido los primeros pasos para transformar el enfoque asistencial de los beneficios sociales por el reconocimiento de derechos universales para los ciudadanos. Así, se busca mejorar  la calidad de vida de los mexicanos, a través de “una red de protección social universal, que incluye un sistema de Seguridad Social Universal, y la propuesta de una pensión universal y un seguro de desempleo para los trabajadores formales.

El documento Criterios Generales de Política Económica 2014 del gobierno mexicano remarca que se prevé un incremento en el flujo de capitales hacia México como consecuencia de las reformas estructurales impulsadas. Como se puede apreciar, México está reorganizando la sociedad y el estado, con algunas reformas mejor diseñadas que otras, pero poniendo por delante los intereses nacionales y el futuro con un pacto histórico. Si bien México todavía tiene reformas que ejecutar, sobre todo en lo relacionado a instituciones, seguridad, corrupción y narcotráfico, es evidente que los mexicanos han decidido, como se dice, agarrar el rábano por las hojas para recuperar el carro de la competitividad. Una clara enseñanza para el gobierno peruano y los partidos políticos que hoy dialogan e intentan desarrollar acuerdos.

Como era de esperar, a más reforma, más resistencia. Pero hasta ahora el gobierno y los firmantes del pacto, están resistiendo las presiones. ¡Suerte a México, ya es hora de que los latinoamericanos vayamos  incorporando más racionalidad y menos romanticismo en los asuntos públicos!