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2ª. Reforma Agraria… mucho ruido y pocas nueces

2ª. Reforma Agraria… mucho ruido y pocas nueces

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 1 de octubre de 2021
Para Lampadia

Llamarle pomposamente 2ª. Reforma Agraria a un conjunto de actividades y programas inherentes al Ministerio de Agricultura es pura demagogia política. Y anunciarla un 3 de octubre – fecha del golpe militar de Velasco en 1968 – denota el sesgo irrefrenable de este Gobierno, por aquel estatismo retrógrado, totalitario y fallido de los aciagos años 70´s y 80´s en nuestro país.

Efectivamente, Velasco fue un expropiador nato. Expropió todo lo que se le cruzó por la mente: petróleo, minería, pesca, gran parte de la industria y el comercio, energía, telefonía, banca, medios de prensa y televisión, algunas salas de cine (el tipo estaba loco), hoteles, y – por supuesto – tierras agrícolas. Las empresas agrarias – incluidas las maquinarias, ganado, instalaciones, y todo – fueron expropiadas, sin pago alguno, dentro del marco de la Reforma Agraria de entonces, que como se sabe, fracasó al poco tiempo de su promulgación.

Sin embargo – según el propio Presidente Castillo – la 2ª. Reforma Agraria no va a expropiar nada. ¿Para qué – entonces – la denominación reformista? Y – peor aún – ¿para qué el 3 de octubre? ¡No nos vengan con cuentos! Castillo tenía 364 días del calendario para anunciar una medida como la 2ª. Reforma Agraria, y escogió el único día del año en el que – repito – Velasco dio un Golpe de Estado, con el que se iniciaron las expropiaciones confiscatorias y el estatismo perverso en nuestro país.

Por otro lado, recién se ha conformado el Grupo de Trabajo que elaborará el Plan de Acción correspondiente. O sea, la 2ª. Reforma Agraria es – por ahora – sólo un título. O – en el mejor de los casos – una idea vaga, sin ningún detalle de quién va a hacer qué, ni cuándo. Y tampoco se sabe cuánto costará, ni de dónde saldrán los recursos.

Lo único que se sabe es que estará basada en ciertos lineamientos, bien intencionados, como Seguridad Alimentaria, Asociatividad y Cooperativismo, Productividad y Competitividad, Ingreso a Mercados, Afianzamiento Hídrico, Tecnificación, Industrialización, Servicio Civil de Graduados (SECIGRA), Capacitación de Pequeños Productores, Caminos Rurales, entre otros. Al menos, eso es lo que dicen.

La pregunta es ¿acaso no son esas funciones inherentes al Ministerio de Agricultura? Entonces ¿para qué llamarle Reforma a algo tan rutinario y propio de la institución rectora del sector? ¿Para qué parecerse a una medida fracasada como la Reforma Agraria de Velasco, que empobreció – hasta la miseria – a millones de compatriotas?

Ahora bien, en lo que va de este Gobierno – 60 días y más – no se ha dado ninguna medida de reducción del gasto improductivo en el Ministerio de Agricultura, lo cual avizora que la 2ª. Reforma Agraria no va a tener recursos para su implementación. Todo se va a gastar en burocracia, consultorías y papeles… como siempre. Y nada en el campo.

Como dije en el artículo de la semana pasada – aquí en Lampadia – (2ª. Reforma Agraria… tan retrógrada y acomplejada como la 1ª.), este Gobierno no achunta una. Y – en este caso – por generar tantas expectativas… para nada, le va a salir el tiro por la culata.

Los lineamientos de la 2ª. Reforma Agraria están bien. Nadie – en su sano juicio – podría estar en contra de ellos. Pero no se necesitaba tanta pompa para anunciar programas y actividades propias del Ministerio de Agricultura. Aun así, nada de lo anunciado se va a lograr. Nada va a beneficiar a la agricultura de nuestro país, y menos a los pequeños productores del campo. La burocracia inepta, indolente y elefantiásica del Estado aguará la fiesta. La organización criminal estatista, retrógrada, terrorista y corrupta que nos está gobernando – empezando por el Presidente Castillo y el Premier Bellido – lo echarán todo a perder.

– Mucho ruido y pocas nueces – es un refrán muy popular, que en este caso significa que la 2ª. Reforma Agraria es puro floro y cero sustancia. Lampadia




Segunda reforma agraria desenfocada

Segunda reforma agraria desenfocada

Carlos Paredes
Coordinador Nacional de Sierra Productiva
Para Lampadia

Discrepo del concepto acuñado como “segunda reforma agraria”. El modelo de reforma agraria de Velasco se aplicó entre junio de 1969 y Julio de 1974. Impulsó el reemplazo de las haciendas por latifundios estatales que eran las Cooperativas y SAIS.

Las 2’300,000 unidades productivas existentes hoy, se originan en el movimiento campesino iniciado el año 1952. Tras la recuperación de tierras en La Convención y Lares, en Cusco, el gobierno militar de Lyndley promulgó la Ley de Reforma Agraria 14444, aplicable en ese ámbito territorial.

Fernando Belaunde en su primer gobierno respetó esa Ley y puso en marcha varias medidas de implementación. Ese movimiento se replicó y expandió. En ese contexto, llegó Velasco y su “Nueva Reforma Agraria”, Ley 17716.

En Julio 74, las Actas de Toxama y Huancahuacho en Andahuaylas conquistaron el fin del colectivismo, determinando que las tierras ya no formarán cooperativas, sino que se entregarán a las comunidades y comuneros.

Así es que superada la reforma agraria, se produjo la más profunda democratización de la propiedad y de la economía, comparando con otros países de América.

El agro peruano no requiere una reforma agraria. Lo urgente es el aumento de la productividad y el acceso a mercados. Se debe buscar el desarrollo de innovación tecnológica productiva con tecnologías de altas productividades en pequeños espacios (como en los minifundios alto andinos), para contribuir a una sustantiva elevación de producción, saltos enormes en productividad, dinamización de mercados y mejor calidad de vida de las familias productoras; tal como ha desarrollado Sierra Productiva.

En base a ese proceso, se debe asegurar un desarrollo rural integral y sostenible, transitando desde el colectivismo y asistencialismo, al desarrollo de la agricultura familiar, que es la única que promueve la dignidad del campesino. Lampadia




2ª. Reforma Agraria… tan retrógrada y acomplejada como la 1ª.

2ª. Reforma Agraria… tan retrógrada y acomplejada como la 1ª.

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 24 de setiembre de 2021
Para Lampadia

Este Gobierno no achunta una. Concretamente, me refiero a la conformación del Grupo de Trabajo que acaba de convocar el Ministerio de Agricultura, para implementar la llamada 2ª. Reforma Agraria.

Resulta que la convocatoria excluye a los representantes del sector agroexportador. Precisamente, el sector más moderno y competitivo de nuestra agricultura. El sector que – a decir de muchos – constituye una de las agriculturas más productivas y tecnificadas del mundo.

Nótese que la Resolución Ministerial en cuestión, señala que el objetivo del grupo es formular el Plan de Acción para el Desarrollo del Sector. Es decir, de todo el sector.

La pregunta es

  • ¿acaso los productores de frutas y hortalizas – que este año van a superar todos los récords históricos de exportaciones – no son parte del sector agrario?
  • ¿Acaso no hay un encadenamiento productivo – creciente y virtuoso – entre el sector agroexportador y la pequeña agricultura?
  • ¿Acaso no han visto cuánto han crecido – gracias a estos encadenamientos – las exportaciones de paltas de los pequeños productores de Huancavelica, Ayacucho y Apurímac?
  • ¿Acaso no están al tanto de las transferencias tecnológicas de las empresas en favor de los pequeños agricultores, y del millón de empleos formales generados en el sector agroexportador?

Ciertamente, no. Tanto que – como mencioné anteriormente – el sector agroexportador no participará en la formulación del Plan de marras. Y – en cambio – sí participarán los Viceministerios de Políticas y Supervisión del Desarrollo Agrario, y de Desarrollo de Agricultura Familiar e Infraestructura Agraria y Riego.

También participarán las Direcciones Generales de – miren bien – Políticas Agrarias, Gestión Territorial, Estadística, Seguimiento y Evaluación de Políticas, Saneamiento de la Propiedad Agraria y Catastro Rural, Desarrollo Agrícola y Agroecología, Desarrollo Ganadero, Asociatividad, Servicios Financieros y Seguros, Infraestructura Hidráulica y Riego, Planeamiento y Presupuesto, y Compensaciones para la Competitividad. O sea, la crema y nata de la burocracia papeluchera, inútil y corrupta. Entre paréntesis ¡habrase visto tanta burocracia estatal que – a la luz de la realidad – jamás sirvió para nada!

Y por el lado “productivo” – y lo pongo entre comillas porque de “productivo” no tienen nada – participarán la Convención Nacional del Agro Peruano (CONVEAGRO), la Confederación Nacional Agraria (CNA), la Central Única Nacional de Rondas Campesinas (CUNAR), la Junta Nacional de Usuarios de los Sectores Hidráulicos de Riego, la Organización Nacional de Mujeres Indígenas Andinas y Amazónicas del Perú (ONAMIAP), y la Federación Nacional de Mujeres Campesinas Artesanas Indígenas Nativas y Asalariadas del Perú (FEMUCARINAP).

¿Qué Plan de Acción puede salir de ese sancochado? Mejor… ¡ni imaginarlo! ¿Sabrán algo de planificación estos señores? Por lo visto… no. No, porque – aparte de excluir a los agroexportadores – no están considerando a otros actores relevantes como los proveedores de equipos e insumos agrícolas, los distribuidores y clientes de los productos agrícolas, los agentes financieros, las universidades e instituciones de investigación, entre otros.

Además, queda claro que esta gente cree que un Plan de Acción es un documento. En ese sentido – seguramente – en diciembre 2021 van a haber redactado un documento. Puro papel. Más aún, van a tomarse fotos con la carátula del documento… todos agarrados de la mano. Van a sentirse felices de haber producido un documento, denominado Plan de Acción – con miles de hojas – lleno de buenas intenciones. Un documento – como los muchos que produce el Estado – que no servirá para nada.

¡Una pena! Una vez más, el Estado peruano va a atiborrarnos de normas y procedimientos que pocos respetarán. Y que sólo servirán para justificar abusos de poder, consultorías amañadas, y coimas por doquier.

CONCLUSIÓN: Nada bueno debemos esperar de la 2ª. Reforma Agraria, aparte de más pobreza, más informalidad, más desnutrición, más marginación, más delincuencia, más discriminación, más desempleo, y más dependencia alimentaria del exterior. Es decir, más de todo lo malo. A eso nos va a llevar la 2ª. Reforma Agraria retrógrada y acomplejada – similar a la 1ª. – que se está cocinando en el Ministerio de Agricultura. Lampadia




Gobierno juega a la política con el sector agrario

Gobierno juega a la política con el sector agrario

EDITORIAL DE LAMPADIA
Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

El gobierno de Castillo-Cerrón inicia su despliegue político para manipular el sector agrario convocando a múltiples burócratas estatales y asociaciones sindicales y anti empresa vinculadas al sector.

  • Se ha excluido expresamente a los representantes del sector privado que generaron la revolución de las agroexportaciones que llevaron el empleo formal al campo para unos 2 millones de trabajadores y alcanzaron exportaciones del orden de US$ 7,000 millones.

Esa exclusión podría explicarse por un enfoque equivocado, por una visión sindicalista del desarrollo del sector, pero que permite mantener una supuesta intención de favorecer a los trabajadores del sector.

  • Sin embargo, la exclusión de organizaciones como Sierra Productiva, que desarrollan la introducción de tecnologías que aumentan notoriamente la productividad y el acceso a los mercados, para los minifundios alto andinos, la zona de mayor pobreza del agro, desnuda las verdaderas intenciones de la llamada segunda reforma agraria: la captura del sector como rehén para los juegos de poder del partido de gobierno.

La primera reforma agraria, la de la dictadura izquierdista de Velasco ofreció: “Campesino, el patrón no comerá más de tu pobreza”. Pero el resultado fue la miseria de los campesinos, que solo lograron algunas mejoras cuando se desprendieron del colectivismo que impuso la dictadura.

La segunda reforma agraria se hace sobre el marco de otra promesa: “No más pobres en un país rico”. Lamentablemente, con el desprecio y ataque al sector privado, y con su exclusión en este proceso, podemos ver que el resultado será “Más pobres en un país pobre”.

Desafortunadamente, no hay otra explicación. No podemos seguir calificando al gobierno por sus declaradas intenciones. Tenemos que juzgarlo por sus actos y los recursos humanos que pone detrás de sus programas.

Ver la convocatoria del gobierno: 

La Resolución Ministerial N° 0274-2021-MIDAGRI crea el Grupo de Trabajo Sectorial para el desarrollo del sector agrario y de riego en el marco de la Segunda Reforma Agraria. Este Grupo aprobará los lineamientos de la Segunda Reforma Agraria y la formulación del plan de acción para el desarrollo del sector.

Integrantes:

–              El Viceministro de Políticas y Supervisión del Desarrollo Agrario, quién lo preside;

–              El Viceministro de Desarrollo de Agricultura Familiar e Infraestructura Agraria y Riego;

–              El Director General de Políticas Agrarias;

–              El Director General de Gestión Territorial;

–              El Director General de Estadística, Seguimiento y Evaluación de Políticas;

–              El Director General de Saneamiento de la Propiedad Agraria y Catastro Rural;

–              El Director General de Desarrollo Agrícola y Agroecología;

–              El Director General de Desarrollo Ganadero;

–              El Director General de Asociatividad, Servicios Financieros y Seguros;

–              El Director General de Infraestructura Hidráulica y Riego;

–              El Director General de la Oficina General de Planeamiento y Presupuesto;

–              El Director Ejecutivo del Programa de Compensaciones para la Competitividad;

–              Un representante de CONVEAGRO;

–              Un representante de la Confederación Nacional Agraria – CNA;

–              Un representante de la Central Única de Rondas Campesinas – CUNAR;

–              Un representante de la Junta Nacional de Usuarios de los Sectores Hidráulicos de Riego
del Perú;

–              Un representante de la Organización Nacional de Mujeres Indígenas, Andinas y
Amazónicas del Perú; y

–              Un representante de la Federación Nacional de Mujeres Campesinas, Artesanas,
Indígenas, Nativas y Asalariadas del Perú.

El Grupo de Trabajo podría convocar a representantes del sector privado con derecho a voz, pero sin voto.

Hacemos nuestro el reclamo del comunicado que compartimos líneas abajo, donde varios gremios empresariales y asociaciones vinculadas al campo, exigen “la derogatoria de la Resolución Ministerial N°274-2021-MIDAGRI y solicitamos la inmediata conformación de una Mesa de Trabajo Multisectorial Vinculante con la participación de VOZ Y VOTO de todos los gremios agrarios y ministerios involucrados en la agenda agraria”.

Este comunicado está también firmado por la Confederación Campesina del Perú (CCP), que justamente dio a luz el desarrollo de Sierra Productiva.

Basta pues, de ideologías perversas, mentirosas y divisionistas. Los peruanos, todos los peruanos, queremos trabajo y libertad para integrarnos a los mercados más provechosos para traer riqueza. Lampadia




Lo que está en juego con una segunda Reforma Agraria

Lo que está en juego con una segunda Reforma Agraria

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 9 de julio de 2021
Para Lampadia

Algunos proponen una nueva Constitución, sin dar ningún detalle al respecto. Sólo, borrón y cuenta nueva. Y mucha gente respalda la propuesta a ciegas. Lo mismo ocurre con la propuesta de una segunda Reforma Agraria. ¿Detalles? Cero. Simplemente, Reforma Agraria… versión No. 2.

La primera Reforma Agraria – la de Velazco – fue un fracaso. Los números lo dicen todo. Producción, sanidad, tecnología, exportaciones, importaciones, empleo, tributación, pobreza, corrupción… todos los indicadores de la primera Reforma Agraria denotan su fracaso. Si de resultados se tratara, la Reforma Agraria de Velazco fue una de las reformas políticas más empobrecedoras que jamás se hayan promulgado en nuestro país.

Seguramente, fue bien intencionada. Pero como diría sabiamente Milton Friedman – Premio Nobel de Economía 1976 – uno de los grandes errores de las personas es juzgar a las reformas por sus intenciones más que por sus resultados.

Sin embargo, el candidato Castillo – secundado por varios personajes de la izquierda política de nuestro país – insiste en una segunda Reforma Agraria. ¿Para qué repetir algo que fracasó? No se oye padre. El hombre está mudo.

Pedro Francke es el único que da la cara. Pero el tipo anda en aprietos. ¿Cómo decir que no habrá expropiaciones? Que no se refieren a las empresas agrarias modernas y formales. Y que la segunda Reforma Agraria estará enfocada en brindar más agua, mejores carreteras, financiamiento oportuno y asistencia técnica a los pequeños productores del campo. O sea, perfecto. ¿Alguien – en su sano juicio – podría estar en contra de ello?

El problema es ¿quién le cree a esa gente? ¿Está Francke empoderado para decir lo que está diciendo? De ser así, ¿Cerrón está fuera del plan de Castillo… y sus congresistas radicales también? Porque ¡vaya que la facción de Cerrón y la de Castillo andan cada una por su lado, sin ningún objetivo común de por medio! O la pregunta del millón ¿sería capaz Castillo de contrarrestar la facción radical de Cerrón?

La verdad… hay mil interrogantes en el ambiente. Y – por si fuera poco – la corrupción dentro de Perú Libre revienta todos los días por todos lados. Cada vez resulta más evidente que estamos ante una mafia… y de las bravas. Efectivamente, Cerrón y su pandilla se parecen cada vez más a la mafia de César Álvarez, el tristemente célebre ex Gobernador Regional de Ancash, condenado recientemente a 35 años de cárcel.

La pregunta entonces es ¿qué nuevo texto constitucional podría propiciar un gobierno mafioso liderado por Perú Libre? ¿Qué segunda Reforma Agraria podría salir de ese esperpento político?

Pues bien, lo que está en juego – en lo que al agro se refiere – es lo que en el mundo se comenta como el milagro agrícola peruano.

  • El extraordinario desarrollo de la agricultura exportadora del Perú.
  • Las aproximadamente 250,000 hectáreas de frutas y hortalizas que exportarán US$ 8,000 millones en este 2021… a pesar de la pandemia, y a pesar de los políticos.
  • El millón de trabajadores peruanos que hicieron el milagro… y que llevaron bienestar y progreso a sus familias.
  • La impresionante conquista de los desiertos de la Costa.
  • La extraordinaria multiplicación del valor de la producción agrícola, sin aumentar las áreas de cultivo.
  • Las mentes brillantes de muchos jóvenes profesionales peruanos que nos llevaron – con mucho esfuerzo y talento – al sitial que ostentamos actualmente.

Si en el 2020 logramos el récord histórico de exportaciones agrícolas – US$ 7,500 millones – el 2021 viene mejor aún. El récord del 2020 será superado largamente este 2021. Más uvas, más arándanos, más paltas, más todo. Y si la política no lo echa todo a perder, el próximo año será mejor. Y el 2023 igual, el 2024 ídem… hasta nunca acabar de crecer y progresar.

¡Eso – más todo el desarrollo comercial e inmobiliario de las regiones agroexportadoras como Ica, La Libertad, Lambayeque, Piura, etc. – es lo que está en juego con una segunda Reforma Agraria! Lampadia




Empresas creadas por la reforma agraria

Empresas creadas por la reforma agraria

Giovanni Bonfiglio
Para Lampadia
Mayo 2021

Con la reforma agraria de 1969 se han expropiado las mejores tierras del país y han sido entregadas a empresas asociativas (básicamente cooperativas). En total fueron constituidas 671 empresas asociativas, donde la propiedad de la tierra era común, fue la mayor experiencia de colectivismo agrario de América Latina.

Pocos años después de haber sido constituidas, la gran mayoría de esas empresas entraron en crisis y fueron disueltas por sus propios dueños. Más allá de las intenciones políticas y sociales de la reforma, cabe hacer la pregunta: ¿A qué obedeció el masivo colapso de empresas autogestionarias? ¿Qué lecciones deja esa experiencia para el presente de la agricultura peruana? Para responder esas preguntas, en 2018 se llevó a cabo un estudio, que ha consistido en visitar una muestra de 155 de esas empresas (24% del total), seleccionadas con criterios de representatividad. El resultado del estudio ha sido expuesto en el libro “Las empresas de la reforma agraria peruana. 40 años después”[1]. Lo que sigue es un apretado resumen de las conclusiones del mencionado estudio.

El 99.4 % de las empresas de la reforma agraria fueron liquidadas a lo largo de un proceso iniciado en 1980 (en algunos casos desde antes) y culminado en 1990. Fue un proceso de descolectivización democrático, pues en todos los casos la decisión fue tomada libremente en asambleas de trabajadores socios.

Razones del colapso

Las razones del masivo colapso empresarial han sido diversas y complejas. En primer lugar, se debe mencionar el afán de autonomía de los trabajadores agrarios, así como el deseo de ser propietario de la tierra individualmente. Ese afán no se mostraba con claridad desde el inicio, sino al cabo de algunos años. Es que frente a la propiedad colectiva de la tierra hubo una actitud cambiante: al inicio se la aceptó, como se acepta un caballo sin mirarle los dientes. En realidad, se aceptaba la tierra y los recursos afectados, mas no las empresas.

Otros elementos que han estado a la base de las empresas asociativas colectivas ha sido la ausencia de mérito en el desempeño de cada uno de sus miembros. Pues los que trabajaban menos recibían la misma remuneración de los que trabajaban más, ello derivó en desaliento en el conjunto de trabajadores y desinterés por lo colectivo, con la consiguiente reducción de la productividad y la crisis económica de las empresas, que ya a fines de la década de 1970 con pocas excepciones se encontraban en situación de falencia.

En última instancia, lo que derivó en la inviabilidad del modelo empresarial fue la dificultad de poder ejercer capacidades de gestión a su interior. Ello era consecuencia del hecho que no se concedía autoridad a quienes debían gestionar las empresas, fuesen gerentes contratados o dirigentes de los trabajadores. Esta situación se ha dado en todos los tipos y tamaños de empresas, tanto en la costa como en la sierra; incluso en empresas que estaban bien articuladas, con buena dotación de recursos productivos y con acceso a mercados. 

Otro hallazgo del estudio es que el colapso empresarial no se dio de inmediato, sino que, mientras no se daba la posibilidad jurídica (y política) de parcelar las tierras, las empresas se mantenían en medio de un “equilibrio de bajo nivel” que implicaba sub utilización de sus recursos, con gran reducción de la productividad.

Las sorprendentes analogías entre la gobernanza de cooperativas con la gobernanza nacional

Un resultado sorprendente del estudio ha sido encontrar que en las cooperativas se daban formas de gobernanza que son análogas a las que se dan a nivel nacional.  Es que en las empresas asociativas hay dos tipos de órganos: los de gobierno y los ejecutivos. Es la clásica división de poderes al interior de toda empresa, solo que en las empresas autogestionarias, lo órganos de gobierno están en manos de los mismos trabajadores, que tenían capacidad de decisión. Esta división de poderes es análoga a la que se da en los órganos del estado nacional: el parlamento en cuanto representante del pueblo, es análogo a la asamblea de socios de una empresa autogestionaria. Por otro lado, el poder ejecutivo a nivel nacional es análogo a la gerencia de una empresa.

En el estudio realizado se encontró que en las empresas asociativas autogestionarias la división de poderes llevaba a situaciones de equilibrios inestables y a veces oscilantes. Por lo general predominaba un poder sobre el otro, difícilmente había un equilibrio entre ambos. Cuando predominaban los órganos de gobierno (asamblea de socios y consejo directivo), las decisiones llevaban a desorden y crisis económica de la empresa. Luego de producirse la crisis y el desorden, se daba un período de predominio del poder ejecutivo (gerentes), para intentar el reflotamiento de la empresa y sobre todo, asegurar el pago de salarios.

Cuando no había posibilidad de que gerentes eficientes asuman el poder ejecutivo, la empresa no necesariamente entraba en colapso inmediatamente, sino se mantenía con un “equilibrio de bajo nivel” que implicaba baja productividad y reducción de la producción. Hay que tener en cuenta que durante el período del gobierno militar muchas empresas eran subsidiadas, vía préstamos que no eran devueltos. Ello explica el colapso del Banco Agrario en esos años. El movimiento pendular entre predominio de un poder sobe el otro hace recordar la historia política nacional que muestra oscilación entre períodos más democráticos y otros más autoritarios. 

En las cooperativas, cuando las crisis llevaban a la posibilidad de colapso empresarial (y por tanto al no pago de salarios), los socios entregaban todo el poder a un gerente que pudiera reflotar la empresa o a un dirigente que asumía funciones ejecutivas. Esa es la figura del líder providencial, carismático y “bonapartista” a quien, en momentos de crisis nacional se le entrega todo el poder.

La corrupción no fue una causa, sino un síntoma

La corrupción en las empresas de la reforma fue algo bastante extendido. Ello no significa que los trabajadores del campo fuesen deshonestos por naturaleza, sino que no había capacidad de controlar los recursos de las empresas (“en arca abierta el justo peca”).

Las acusaciones de corrupción no siempre estaban fundadas, muchas veces eran una coartada o un recurso en la competencia por el poder. Ahí también se encuentra una analogía con el sistema político nacional, donde ha propagado lo que se llama la judicialización de la política, donde los adversarios políticos no son combatidos con ideas, sino con acusaciones de corrupción. Desde este punto de vista vale la apreciación según la cual las empresas autogestionarias expresan en “micro”, lo que se da a en nivel “macro”, a nivel nacional. Al igual de lo que sucedía en las empresas de la reforma agraria, a nivel nacional asistimos al hecho que el mayor problema percibido por la población es “la corrupción”; se siguen confundiendo los síntomas con las causas de los problemas.

La falta de cultura de mérito y la consiguiente anomia

Cuando se analiza lo que ocurría en las empresas de la reforma agraria, se nota claramente la recurrencia de situaciones de desorden que bien pueden ser interpretadas como expresión de anomia social. La situación típica de la anomia es la falta de controles y la imposibilidad de sancionar faltas, tanto en positivo como en negativo. Ello se expresaba no solo en la falta de control sobre los recursos de las empresas, sino en la falta de mérito en las retribuciones: lo que recibían los flojos era lo mismo de lo que recibían los que se esforzaban en trabajar o que cumplían sus jornadas de trabajo, cosa que derivaba en reducción del esfuerzo productivo y en la dilagación de actitudes de aprovechamiento personal de los recursos de las empresas. En última instancia, la anomia derivaba en vacío de poder, no solamente al interior de las empresas sino también en el entorno social.

La conversión de cooperativas en comunidades campesinas en la sierra, se explica en buena medida por la búsqueda de orden. Ello no significó incremento de comunitarismo productivo, como aparece a primera vista, sino es justamente lo contrario: dilagación del minifundismo y del individualismo productivo, pues en las comunidades se acepta la individualización de parcelas y hasta su diferenciación. Además, la constitución de comunidades campesinas venía a suplir la falta de capacidades del Estado de titular pequeñas propiedades, cosa que querían los trabajadores del campo.

La anomia que se daba al interior de las empresas contagió al resto de la sociedad, en la medida en que hubo masiva migración del campo a la ciudad en un contexto de debilidad del Estado y retracción de las autoridades públicas en general. No es casualidad que desde la década de 1980 se instaló en todas las ciudades del país la “cultura combi”, es decir, desorden y resistencia a cumplir normas de tránsito. Desde entonces, la “falta de seguridad ciudadana” fue el mayor problema percibido por la población, incluso más que la pobreza.

Así como en la década de 1980 se dio el “enrejamiento” de las propiedades y las casas en las ciudades, se ha dado un “enrejamiento” de parcelas y las propiedades agrarias. Al viajar actualmente por el campo peruano se ven por todas partes cercos espinosos y pircas que marcan el límite de parcelas. Solo donde la tierra es poco productiva no hay linderos, porque en realidad no hay mucho interés en cercarla. Incluso en la costa hemos encontrado rondas campesinas, como en la provincia de Huarmey y de Santa. Desde ese punto de visa, la aparición de rondas campesinas es expresión de la debilidad e incapacidad del Estado en dar seguridad a la población rural.

La capacidad de gestión: el “bebito” que estaba dentro del agua sucia que se botó

Con la reforma agraria se buscó superar situaciones de injusticia y desigualdad, que eran reales. Había que mejorar las condiciones de trabajo y salariales en las empresas agrarias privadas. Eso se pretendió eliminar al expulsar a propietarios privados (denominados en conjunto como “gamonales”), pero al mismo tiempo se eliminó algo que en ese momento no se valoraba: la capacidad de gestión que tenían esos empresarios. Se eliminaron ambas cosas a la vez: la propiedad privada de la tierra y junto a ella la capacidad de gestión. Hay que aclarar que en la década de 1960 la gran mayoría de los empresarios agrarios eran modernos, solo en lugares apartados de la sierra había algunos hacendados tradicionales; en ninguna parte había una dominación y sujeción personal de los trabajadores como se daba en la época de feudalismo agrario. Ya antes de la reforma, en el campo peruano predominaban relaciones laborales capitalistas, como mencionan todos los estudios llevados a cabo. En realidad, la reforma quiso “voltear la tortilla” social utilizando y manipulando sentimientos de revanchismo étnico, con un alto costo en términos de descapitalización del campo y colapso de la producción. La experiencia indica que los intentos “revolucionarios” generan más problemas de los que pretenden resolver. Pues la situación de pobreza y marginación del campesinado se mantuvo luego de la reforma.

Actualmente, en el período post reforma, todos los programas de apoyo a la competitividad agraria buscan fijar capacidades de gestión en el campo. El minifundismo requiere que pequeños productores se asocien, pero cualquier forma de asociación supone también capacidades de gestión. La prueba es que las únicas cooperativas que funcionan son aquellas donde hay gerentes eficientes y con capacidad de orientar el proceso productivo o de comercialización conjunta. Hoy estamos a la búsqueda del “bebito” que se botó junto al agua sucia hace 50 años. 

La Reforma agraria no ha contenido el terrorismo, más bien ha generado las condiciones para que dilague, en el campo y las ciudades.

El vacío de poder que se dio en el campo (anomia) y que luego contagió a las ciudades, intentó ser llenado por fuerzas políticas en auge que ingresaron a la pugna de poder; no solo del poder local sino del poder del Estado. Entre esos grupos, el más exitoso fue SL, que se introdujo en las empresas asociativas, acelerando su liquidación y planteando las consignas de “muerte a los corruptos” (la coartada perfecta). Desde ese punto de vista, hay relación entre el vacío de poder generado por la reforma agraria y el terrorismo de la década de 1980. Un Estado en retirada y colapsado económicamente, no tenía recursos económicos ni políticos para enfrentar ese embate.

La gran conclusión en vistas del futuro del campo

Con la reforma agraria se pretendió resolver el problema de la pobreza en el campo. Pero solamente fue beneficiada una parte minoritaria de los trabajadores agrarios, aquellos que trabajaban desde antes en las haciendas y una parte de las comunidades campesinas que fueron incluidas en sociedades agrícolas de interés social. Pues desde antes, la mayoría de los campesinos eran independientes y no formaban parte de ninguna empresa. La reforma agraria no creó empresas, sino las transformó en cooperativas.

El reto que enfrentamos hoy en el campo no es tanto el de redistribuir propiedad, sino de llevar capacidades de gestión en el campo, junto a servicios de asistencia técnica y crediticia, así como facilitar acceso a mercados. Eso es lo que demandan campesinos y pequeños productores agrarios.

Lampadia

[1] Giovanni Bonfiglio. “Las empresas de la reforma agraria peruana. 40 años después”. Fundación Bustamente de la Fuente. Lima, 2019, 323 p.




Si algo funciona no lo toques, por favor

Si algo funciona no lo toques, por favor

Alonso Rey Bustamante
Para Lampadia

Se ha escrito mucho sobre los beneficios que ha tenido la Ley de Promoción Agraria publicada en octubre del 2000 y los abusos que ha tenido esta norma contra los trabajadores por los beneficios sociales no otorgados, contra las empresas por los beneficios tributarios y otros beneficios recibidos como por ejemplo el pago de la contribución de Essalud. Creemos que es necesario hacer un poco de historia para ver si aprendemos de nuestros errores del pasado.

1.- En los años 60´s solo exportábamos pocos productos agrícolas y ellos eran azúcar, algodón y café los más representativos; y, Perú era conocido por su alta calidad de algodón.

2.- Vino la reforma agraria y empezaron a cambiar lo que funcionaba bien que era la agricultura, para ello expropiaron las tierras a los propietarios y se las entregaron a cooperativas y campesinos que ellos si trabajaban las tierras, según su falso discurso. Resultado un fracaso absoluto, tanto así que terminamos importando azúcar por las ineficientes cooperativas. Además, estas cooperativas y muchos campesinos dejaron de pagar impuestos y se robaron hasta lo que no tenían.

Por ejemplo, en azúcar se producía 8,050 TM en el año 1970 y en el año 1980 producíamos 5,600 TM. En el caso del algodón se exportaba 113,892 TM en el año 1966 y en el 1977 exportamos 21,482 TM, tenemos que ser estúpidos para cambiar lo que funciona, y de esos ejemplos muchos como las empresas públicas.

3.- En los 80 recuperamos la democracia, pero no se hizo nada por la agricultura, por el contrario, se permitió el avance del terrorismo y la población campesina se vio obligada a migrar a las ciudades para escapar del terrorismo. En consecuencia, se abandono el agro por completo.

4.- En los 90 no se desarrolló ni se promovió la agricultura como debió hacerse. Sin embargo, se combatió al terrorismo que permitió el regreso a las tierras por los agricultores.

5.- En el 2020 se promulga la Ley hoy derogada con muchos beneficios que no sólo los agricultores la conocen, sino los trabajadores y proveedores que trabajan o prestan servicios para ellas. Pero nadie ha salido a defender a las mujeres que son las mayores beneficiadas con un trabajo digno y no dependientes de sus maridos o convivientes, es mas lograron su independencia económica. Más del 50% de las labores manuales la realizan las mujeres. Ahora ellas eligen el mejor lugar para trabajar.

En el 2019 se produjo 10,929 TM de azúcar, imagínense como se hubiera desarrollado el agro sino realizábamos los cambios absurdos que se hicieron en los últimos 40 años del siglo XX.

Algunos autores se rasgan las vestiduras por los beneficios otorgados a la agricultura y regañan de los principios del MEF al aceptar beneficios tributarios al sector agrícola, que de por sí es un sector que genera trabajo descentralizado y rural. Pero veamos para los economistas las cifras que ha generado el empleo en el sector agrícola y comparémosla con el sector textil en los mismos años. Ojalá los estúpidos que quieren cambiar cosas cuando funcionan se den cuenta de tamaña estupidez. Luego citaremos a Cipolla, gran economista.

El sector textil entre los años 2004 y 2018 ha generado un incremento de trabajadores del 5.39% en total y en su mejor momento en el año 2008 del 24%, con muchas pérdidas de trabajo durante los últimos12 años. Esto lo pueden apreciar del cuadro abajo (Cuadro I)

Cuadro I

El sector agroindustrial por el contrario entre los años 2004 y 2018 ha generado un incremento de trabajadores del 43% y sobre todo de forma descentralizada en todo el Perú. (Ver Cuadro II abajo).  ¿Por qué, se habrán preguntado?

Cuadro II

En ambos casos, tanto textil como agrícola, son trabajadores formales y tienen los beneficios sociales y el seguro social, que no sirve de nada por que a los trabajadores agrícolas se encuentran tan lejos de un centro de salud de Essalud, que no lo utilizan. Por ello al empleador le resulta mejor prestar el servicio él que el trabajador se enferme y logre llegar a un centro de Essalud. Es decir, los empleadores agroindustriales pagan por un servicio que NO reciben, como muchos otros empleadores.

En el caso textil como ha evolucionado las exportaciones del año 2000 al 2019, como se puede apreciar del Cuadro III las exportaciones se incrementaron en 194% en esos años. Es falso el argumento que el TLC con Estados Unidos haya beneficiado el incremento de las exportaciones. Ello se puede apreciar fácilmente, si bien ayudan a las empresas a colocar sus productos en otros mercados, no son el único incentivo que requieren para exportar más.

Cuadro III

Ahora veamos el sector agrícola que gracias a la Ley de Promoción se ha desarrollado y crecido no sólo por los TLC sino por que la Ley estaba bien concebida en el sentido que se requiere una flexibilización laboral, se requiere menores impuestos, se requiere inversión privada y mucho menos Estado. Como podemos apreciar del Cuadro IV las exportaciones agrícolas crecieron de los años 2000 al 2019, 1,104% es decir se multiplicaron por 11.04 y ello fue por que la Ley fue concebida y dio resultado no por haber suscrito un TLC.

Cuadro IV

Ahora bien, a pesar de los resultados no sólo en generación de trabajo sino en exportaciones, lo que resulta evidente ante cualquier persona (no estúpida), que la actividad agrícola ha sido un ÉXITO y ello no se puede ocultar.  No sólo la agricultura debería tener estos regímenes sino todos los sectores. Porque no lo ampliamos a todos los sectores para ver si tenemos el éxito de la agricultura, por cuanto con los regímenes vigentes ya sabemos que nuestro sistema tributario, laboral y de permisología no funcionan y una muestra de ello es que el sector informal en el Perú es del 60% o más.

Por lo expuesto, nos preguntamos ¿si algo funciona exitosamente y da resultados positivos, una persona NO estúpida se le ocurriría cambiarlo o destruirlo? La respuesta es lógica no se toca por que funciona bien, sin embargo, en el Perú eso no es correcto y allí entra uno de nuestros autores preferidos el economista Carlo Cipolla que dice que existe cuatro tipos de individuos en la sociedad, según el beneficio o el perjuicio que generan para el resto de las personas y para sí mismos. El los define como:

  • Inteligentes: benefician a los demás y a sí mismos.
  • Incautos: benefician a los demás y se perjudican a sí mismos.
  • Bandidos: perjudican a los demás y se benefician a sí mismos.
  • Estúpidos: perjudican a los demás y a sí mismos.

Para concluir como calificaría usted lector a nuestros congresistas, de acuerdo a la definición de Cipolla, que han cambiado el régimen que si funcionaba y era exitoso. Para finalizar como es costumbre “Donde termina la razón empieza el Perú”. Que pena. Lampadia




Revoluciones productivas en el campo

Revoluciones productivas en el campo

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

Desde la reforma agraria de 69, se dejó de invertir en el campo y se condenó a la pobreza más abyecta a los campesinos, un inmenso sector de la población del país.

Con el transcurso de los años se dejó el colectivismo impuesto por la dictadura militar y los campesinos pasaron a ser posesionarios de sus tierras a través de minifundios. Pero ellos no pudieron superar la pobreza, pues no tenían capacidad de invertir, no tenían acceso a buenas tecnologías productivas, sembraban mayormente productos de panllevar de poco valor agregado, y no tenían acceso a los mercados. Se mantenían en buena medida en una economía de subsistencia.

Desde el año 2000, se produjeron dos fenómenos muy importantes para el sector agrícola:

  • El establecimiento del régimen de promoción agraria que permitió el desarrollo de la agricultura moderna, inicialmente en terrenos eriazos de la costa peruana, permitiendo el regreso de la inversión privada al campo. El uso de tecnologías modernas, el desarrollo de cultivos de alto valor agregado. Y el acceso a los mercados globales, donde el Perú se enseñoreó mostrando las bondades de nuestras frutas y hortalizas.
    Este régimen no solo ha permitido un crecimiento muy importante de la exportación de frutas y hortalizas frescas a los mercados más exigentes del mundo, también ha permitido que, por primera vez en el Perú, se genere empleo formal con beneficios sociales, en el sector rural.
  • El desarrollo del proyecto de ‘Sierra Productiva’ en los minifundios altoandinos, donde los Yachachiq difundieron tecnologías básicas, pero de alto impacto social y económico.
    Este proyecto fue liderado por Carlos Paredes Gonzales desde la Federación de Campesinos del Cusco, y hoy día, a pesar de la oposición a apoyarlo de todos los gobiernos desde el año 2000, el proyecto llega a unas 60,000 familias.
    Sierra Productiva permite aumentos exponenciales de productividad, multiplicar la variedad de cosechas y producciones, acceso a los mercados regionales y aumento de ingresos y disminución sustancial de la pobreza.

Es muy importante destacar que el crecimiento de las agroexportaciones ha potenciado nuestras capacidades, tanto de climas de contra-estación, como del desarrollo tecnológico que permitió adaptar a nuestras tierras cultivos no tradicionales, y por supuesto, la rápida capacitación de una población previamente desempleada, que se empoderó en trabajadores eficientes.

Este sector encierra un potencial único para el crecimiento de la producción y el empleo. Veamos el siguiente gráfico que muestra la productividad relativa de nuestros productos de exportación:

Este cuadro, desarrollado por Carlos Amat y León, explica como en el Perú, en tan solo 180,000 hectáreas, podemos generar el mismo valor que otros países, con cultivos intensivos, en 2’500,000 hectáreas, unos US$ 2,500 millones en cada caso.

La maravilla del Perú, es que nosotros podemos multiplicar estos sembríos, digamos por dos, en mucho menos tierras, menos uso de agua, agroquímicos y otros, que los que necesitarían los países productores de soya, trigo y maíz amarillo duro.

Como vamos a desperdiciar semejante oportunidad, sobre todo habida cuenta de su gran potencial de desarrollo social a través de la generación de empleo masivo en el campo. Parar el desarrollo agrario sería una traición a todos los peruanos, pero especialmente a los más pobres.

Igual es una traición a los más pobres de los pobres, los pobladores de los minifundios altoandinos, no apoyar la multiplicación de Sierra Productiva, y hasta sabotearla, teniendo los recursos económicos para hacerlo, prefiriendo mantener programas sociales mendicantes, en vez de programas sociales productivos y dignificantes.

Aprovechemos pues esta oportunidad para hacer la verdadera reforma agraria en el Perú, la multiplicación de los esfuerzos productivos agrícolas modernos y en paralelo, incorporemos la sierra alto-andina rural a la economía moderna y sostenible. Lampadia




¿Reforma agraria o Sierra Productiva?

¿Reforma agraria o Sierra Productiva?

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

Como siempre, tropezamos con la misma piedra, Verónika Mendoza, la candidata presidencial de la izquierda tradicional, propone que emprendamos una segunda reforma agraria.

“Necesitamos una segunda reforma agraria”. (RPP)

“Necesitamos la Segunda Reforma Agraria en el sentido de reformar las políticas del Estado dirigidas a este sector. ¿Cómo? Implementando un Gabinete Agrario y Rural, con distintos ministerios, no solo el de Agricultura, sino de Producción y otros; impulsando un gran Programa Nacional de Compras Públicas directas a los productores; constituyendo una verdadera Banca de Fomento de Desarrollo Agropecuario y Rural; también un Programa Nacional de Riego que requiera participación activa de comunidades y municipalidades; además es necesario mejorar carreteras y caminos rurales para que los productos puedan salir rápidamente… y si el agro ha estado abandonado, el sector pecuario peor, se requiere una institución específica para impulsar este sector”. “No hay nada de qué asustarse, solo justicia y una gestión eficiente”.

Roberto Sánchez, presidente de Juntos por el Perú, afirma que “Verónika no ha hablado de estatización, nacionalización o expropiación, hablamos de poner la agricultura en el centro del desarrollo”. (La República)

Esta gente no ha registrado la historia de los últimos 50 años en el mundo ni en el Perú. No han registrado la caída del Muro de Berlín, la implosión de la Unión Soviética, la reconversión capitalista de China, la miseria de los cubanos y el desastre humanitario de Venezuela. Tampoco han registrado, por supuesto, el brutal empobrecimiento que produjo la reforma agraria, ni la situación actual del sector agrario en el Perú.

Según el economista Carlos Adrianzén, la reforma de Velasco “incrementó la pobreza rural del Perú a niveles nunca antes vistos, [llegando a] alrededor del 70% de la población”.

“Hubo una extrema corrupción en la administración de la reforma. Hubo fondos en todo el Perú que –como no había derechos de propiedad– lo manejaron hasta los burócratas del Ministerio de Agricultura”, indicó Adrianzén.

Para el ingeniero y exministro de Agricultura Carlos Amat y León, actualmente ya hay muchas reformas agrarias que están en curso. “Están las nuevas empresas modelo de agroexportación, la pequeña agricultura comercial que está siendo competitiva en los mercados y que abastece de alimentos a las ciudades del país, la nueva ganadería con mayor productividad en leche y carne en las zonas altoandinas; también están las organizaciones comunitarias como el Parque Nacional de la Papa en Pisac, que son pequeños agricultores con alta tecnología genética donde están conservando 1,474 variedades de papas nativas”, explicó.

Amat y León considera que el sector agrario tiene una “nueva cultura empresarial de emprendimientos sobre la base de la buena gerencia y adopción de tecnologías de punta”.

Además, señaló que resulta clave identificar las necesidades de acuerdo a cada tipo de agricultura y región. “Una cosa es el manejo laboral del café o el cacao; otra cosa son las irrigaciones en la costa; otra cosa es la pequeña agricultura de los valles de la sierra. Son diferentes sistemas productivos que implican distintas relaciones laborales. (Perú21)

En el Perú, el campo demoró décadas de mucha pobreza para reconvertirse a su situación actual, donde ya no quedan vestigios del colectivismo de la reforma agraria de la dictadura militar. Veamos algunos desarrollos:

  • Del colectivismo a la propiedad privada

En las comunidades de la sierra se ha producido una transformación importante de la propiedad. Si bien, subsisten la propiedad comunal, los espacios productivos asignados a cada familia, son considerados propiedad privada. Si una familia puede regar una ladera, incorpora ese espacio a su propiedad. Además, el poseedor puede heredar sus parcelas a sus hijos.

  • Revolución productiva en los minifundios altoandinos

El programa de Sierra Productiva ha desarrollado una veintena de tecnologías apropiadas a la realidad de los minifundios altoandinos que permiten incrementos inmensos de productividad. Con el riego por aspersión se puede pasar de cosechar pastos pobres con el secano, que te dan 15 centímetros al año, a pastos cultivados que te dan cinco cortes de un metro por año, generando una explosión productiva de múltiples productos.

Estas tecnologías ya han llegado a unas 60,000 familias que se han insertado en mercados de productores.

Increíblemente, Sierra Productiva, en vez de haber sido apoyado por los distintos gobiernos, ha sido combatida, y ha sido denigrada por las izquierdas, empezando por Javier Diez Canseco.

  • Empresas azucareras

Las cooperativas agroindustriales de la costa, pasaron de una realidad de miseria para sus trabajadores, a empresas modernas con alta productividad y buenos ingresos y condiciones de vida para sus ex cooperativistas.

  • El café y el cacao

En la ceja de selva, los productores de café y cacao, también han tenido un desarrollo muy positivo. En este caso se trata generalmente de pequeños productores asociados a cadenas productivas.

  • La revolución de las agroexportaciones

El Perú se ha convertido en uno de los mejores proveedores globales de frutas y hortalizas frescas, una industria muy sofisticada que requiere un alto desarrollo tecnológico. Después de décadas, desde la reforma agraria, se ha generado empleo formal en el sector rural. Hay importantes regiones del país, donde las agroexportaciones han generado pleno empleo.

Hoy llegamos a más de 150 países con productos variados a alta calidad.

Esta revolución ha sido posible por el desarrollo tecnológico de los productores peruanos, que han sabido aprovechar nuestras condiciones climáticas y contra estacionales, junto con el marco promotor establecido para los aspectos laborales y tributarios.

Nuestras exportaciones superan los US$ 7,000 millones anuales y muestran una evolución sólida.

Ver más información en: https://agapperu.org/wp-content/uploads/2020/07/agap-sectoragroperuano24jun2020-update.pdf

Es pues absolutamente ridículo hablar de una nueva reforma agraria. Esto solo refleja la ignorancia de los políticos de izquierda y su desconexión con la realidad nacional.

Esta gente es víctima de ideologías trasnochadas, como el pos-extractivismo, que postula que produzcamos lo mínimo posible, en energía, minería, madera y agricultura entre otros rubros.

Estos personajes postulan que no exportemos productos alimenticios, que solo produzcamos lo que podemos comer nosotros en el Perú. Esta es una propuesta verdaderamente descabellada, pues condenaría a la pobreza eterna a nuestros campesinos. Imagínense lo que esto significaría para los millones de trabajadores actuales del agro y la pesca.

No dejemos pues que nos pongan agendas políticas absurdas, justo cuando tenemos que afinar nuestras estrategias para salir de la crisis sanitaria y económica y recuperar el empleo y el crecimiento.

Todo esto no significa que no tengamos que superar muchos problemas en el sector, entre ellos, la canalización y acumulación del agua en reservorios de diversos tamaños, desde los familiares para Sierra Productiva, hasta los masivos. Empecemos por promover la multiplicación de los reservorios familiares que resuelven el desarrollo productivo y de calidad de vida en la sierra altoandina, la zona más pobre del país.

Lampadia  

Ver en Lampadia:

Exigimos que se renuncie al ‘pos-extractivismo’

Sierra ProductivaGeneración de riqueza productiva, no valorizada

Un programa efectivo para combatir la pobreza alto andina – Sierra Productiva hace que las personas sean libres




El 8º gran desafío de la agricultura peruana… el populismo político

El 8º gran desafío de la agricultura peruana… el populismo político

Fernando Cillóniz B.
Gobernador Regional de Ica
Ica, 1 de junio de 2018
Para Correo Ica y Lampadia

¡Qué problema! Una vez más, el populismo político está al acecho de la agricultura empresarial en nuestro país. Una vez más – de manera perversa – el firmamento político muestra el alineamiento de los 4 astros premonitores del mal: la ignorancia, la envidia, el rencor, y el egoísmo. Una vez más – el populismo, sólo el populismo, y nada más que el populismo – pretende malograr la exitosísima historia de la agricultura peruana de los últimos 25 años.

Si de leyes se tratara… la Ley de Promoción Agraria y – su complemento – el Régimen Laboral Agrario constituyen dos de las normas que más bienestar social haya jamás propiciado la frondosa – y generalmente poco efectiva – legislación peruana. Los tan comentados y admirados “pleno empleo” y “progreso socioeconómico” de la Región Ica están sustentados – en gran medida – en el extraordinario desarrollo de nuestra agricultura. Precisamente, a partir de la dación de las dos leyes en cuestión.

Por lo visto, estábamos en lo correcto – los iqueños – en consignar al POPULISMO POLÍTICO como el 8º gran desafío de nuestra agricultura. Recordemos. La agricultura empresarial peruana – y sobre todo la iqueña – es un éxito a nivel mundial. No obstante – como todo en la vida – enfrentamos ciertos desafíos.

Los 8 grandes desafíos identificados últimamente son:

  1. El agua
  2. La tierra
  3. La sanidad
  4. La mano de obra
  5. Los mercados
  6. La tecnología y la gestión empresarial
  7. La infraestructura y
  8. El POPULISMO POLÍTICO

Los primeros 7 desafíos han sido – y siguen siendo – afrontados con mucho esfuerzo e imaginación.

  • La Hermandad del Agua entre Ica y Huancavelica, la Siembra y Cosecha de Agua, el riego tecnificado, la recarga de los acuíferos… hemos dado pasos gigantes respecto al desafío del agua. Y lo estamos logrando.
  • Las tierras de nuestros valles están siendo invadidas por las urbanizaciones. ¿Qué hemos hecho frente a ello? Conquistar el desierto… nada menos. Y cada vez más, estamos conquistando las laderas y faldas de los cerros. ¡Extraordinario!
  • En materia sanitaria, nadie nos gana en Control Integrado de Plagas. Además, gracias al SENASA hemos avanzado mucho en el control de la Mosca de la Fruta. A tal punto, que nuestras frutas frescas son aceptadas en – prácticamente – todos los mercados del mundo.
  • La demanda de mano de obra es tal que las remuneraciones han aumentado – y siguen aumentando – sostenidamente. La formalidad laboral en el sector está más que sustentada en las estadísticas del Ministerio de Trabajo, Essalud, SUNAT, ADUANAS, y del sistema financiero del país. Y ¡qué decir del boom inmobiliario y comercial en nuestra región! ¡Cómo que nuestra agricultura no genera progreso y bienestar social! A ese respecto, miente – o ignora – quien sostiene lo contrario.

  • Los productos agrícolas peruanos están en todo el mundo. El éxito que hemos logrado para vencer el desafío de los mercados es impresionante. Con decir que les vendemos paltas a los mexicanos y uvas de mesa a los californianos. Algo así como venderles hielo a los esquimales.
  • La agricultura empresarial de nuestro país constituye la máxima expresión de tecnología y modernidad. En automatización, digitalización, riego y fertilización tecnificada, biogenética, manejo integrado de plagas, post cosecha… tenemos lo mejor de lo mejor. Y en materia de gestión empresarial… lo mismo. Nuestros costos suben… pero más sube nuestra productividad. Competimos de igual a igual con las mejores agriculturas del mundo.
  • Nuestra infraestructura logística también ha avanzado muchísimo en estos últimos años. Nuestras plantas de empaque son de avanzada. Nuestros sistemas de almacenamiento y transporte refrigerado, igual. Incluso, en Ica tenemos empresas de metal – mecánica que exportan plantas de empaque a otros países del mundo. Y otras que fabrican y exportan cajas para embalajes de frutas, parihuelas, software de gestión agrícola… ¡cómo que la agricultura moderna no jala a otras industrias!
  • Pues bien. El POPULISMO POLÍTICO… el 8º gran desafío de la agricultura peruana. Ese que tanto analizamos y advertimos que podría echarlo todo a perder… ha reaparecido. ¿Tanta envidia sienten por el éxito de otros peruanos? ¿Tanto les cuesta – a esos negacionistas – aceptar el fracaso de la Reforma Agraria de los años 70? Pues parece que sí.

Últimamente, he hablado con muchos paisanos a este respecto, y todos están indignados. Y yo – como Gobernador Regional de Ica – más aún. Prometo hacer TODO lo que esté a mi alcance para defender la legislación que propició tanto progreso, trabajo, y bienestar en nuestra región. ¡No al populismo político! Lampadia




La agricultura peruana en perspectiva

Fernando Cillóniz
Gobernado Regional de Ica
Ica, 24 de agosto de 2016
Para Lampadia

El pasado

La agricultura ha estado presente en los principales  acontecimientos políticos, sociales, económicos, culturales y tecnológicos de la historia del Perú. Nuestros antepasados precolombinos – los Incas y sus predecesores – fueron extraordinarios agricultores. Cultivaron y conservaron la tierra con gran esfuerzo y dedicación, dominaron el manejo  del agua a la perfección, y respetaron y veneraron la tierra a tal extremo que la llamaron “Pachamama”  (Madre Tierra).

Nada pudo borrar el legado agrario de nuestros antepasados… ninguna guerra, crisis, o catástrofe; los andenes, caminos, tambos y acueductos fueron concebidos y construidos para la eternidad.

Gracias al desarrollo reciente de la informática y las telecomunicaciones, el mundo entero ha podido conocer la colosal obra de infraestructura agraria de los antiguos peruanos.

El potencial agrícola del Perú no es pues un recurso inexplorado o novedoso que deba descubrirse y desarrollarse para servir de fuente de alimentación, trabajo y prosperidad para los peruanos. La agricultura fue, y sigue siendo, una de las actividades fundamentales para el desarrollo económico y social de nuestro país.

A este respecto, es importante indicar que la agricultura peruana tuvo un par de décadas oscuras. Me refiero a la Reforma Agraria que se implantó en el año 1970 y que perduró hasta inicios de los años 90. En dicho proceso, se expropiaron las tierras de las principales empresas agrarias de entonces y se entregaron a cooperativas conformadas por los trabajadores de dichas empresas.

El resurgimiento del agro peruano

El hecho es que la Reforma Agraria fracasó rotundamente por cuestiones que no viene al caso explicar. Sin embargo, sí resulta relevante indicar que el resurgimiento de la agricultura empresarial del Perú, constituye un cambio radical y positivo de política económica y comercial, la cual está atrayendo el interés de muchos empresarios nacionales y extranjeros por invertir en tierras que fueron mal trabajadas por los beneficiarios de la mencionada Reforma Agraria.

A este respecto, cabe indicar que la Constitución vigente, promulgada en el año 1993, establece que cualquier persona natural o jurídica, nacional o extranjera, pueden hacer agricultura en el país, sin ninguna limitación. En efecto, esta misma constitución eliminó los límites a la tenencia de tierras que existían anteriormente.

Y por el lado de la política económica y comercial, es evidente que la sencillez, seguridad y predictibilidad de los asuntos fiscales y monetarios del Perú, resultan bastante atractivos para los empresarios que están invirtiendo en el sector rural del país. Igualmente atractivo resulta la política comercial internacional basada en el libre comercio y la reciprocidad entre el Perú y los diversos países del mundo.

No obstante, lo que ha cambiado significativamente con respecto al pasado son los mercados de destino de la agricultura alimentaria del país. La agricultura del pasado estuvo básicamente orientada a la alimentación de la población local. Ahora en cambio, aparte del mercado doméstico, la agricultura peruana está abasteciendo a los más distantes y exigentes mercados alimentarios del mundo.

El presente

En 1990 las exportaciones agropecuarias del Perú apenas llegaron a los US$ 300 millones. El año pasado (2015) el Perú exportó productos agropecuarios por valor de US$ 5,000 millones; es decir, 17 veces más.

Dichas cifras indican claramente que la agricultura peruana está inmersa en un proceso de crecimiento muy dinámico, por lo que hablar del presente implica una situación muy efímera y cambiante.

Efectivamente, es tal la velocidad del crecimiento de la agricultura empresarial en el país, que la situación cambia año a año; por no decir día a día. Es impresionante observar cuán rápidamente se están transformando las parcelas precarias en huertos y / o campos muy modernos y tecnificados con plantaciones de frutales como uvas de mesa, paltos, cítricos, granados, etc. y hortalizas como espárragos, pimientos, alcachofas, entre otras.

Y por el lado de los cultivos industriales, el proceso de modernización es similar. La capitalización y desarrollo de industria azucarera y etanolera se está llevando a cabo de manera muy acelerada, y lo mismo sucede con algunas plantaciones de algodón, maíz, arroz, etc.

Todo lo anterior está ocurriendo principalmente en la Costa del país, donde el clima, el agua y los suelos permiten hacer una agricultura altamente competitiva a nivel mundial. Sin embargo, la Amazonía – aunque con más limitaciones que la Costa – también está participando del resurgimiento de la agricultura peruana, básicamente a través de plantaciones de palma aceitera, café y cacao.

La región que menos está participando de este proceso de modernización y crecimiento agropecuario del Perú, es la Sierra. Ciertamente, la topografía agreste y el clima extremo de la región alto andina no son los más adecuados para hacer agricultura competitiva y rentable. Por ello, en algunos espacios reducidos, sobretodo en valles interandinos relativamente bajos, se están desarrollando operaciones empresariales en cultivos como arándanos, flores, paltos, y cultivos ancestrales como quinua, maíz blanco, entre otros.

El futuro

No me cabe la menor duda… el agro de los próximos años será diferente al que hemos vivido los peruanos últimamente. Muchos parceleros precarios venderán sus parcelas a empresas que pagarán precios cada vez más altos por ellas.

La explicación es muy sencilla. Ciertamente atraídos por los buenos precios, dichos parceleros están aprovechando la ocasión para vender sus parcelas, pero también porque han envejecido por el correr de los años y necesitan dinero para subsistir. Muchos inclusive han enviudado o enfermado, y sus hijos no quieren trabajar en el campo.

Ellos – los jóvenes – prefieren trabajar en las ciudades donde les va muy bien trabajando en empresas industriales, de construcción, o en los numerosos centros comerciales que se están construyendo por todos lados, donde – como dicen ellos mismos – “trabajamos con aire acondicionado”.

Por otro lado, muchos jóvenes están apostando por emprendimientos en negocios como manufacturas textiles, cuero y calzado, productos de madera, metal mecánica, etc. y en servicios como la gastronomía, transporte, informática, y comercio en general.

El agua también subirá de precio. Los altos costos del agua generarán una mayor consciencia por el buen uso del recurso hídrico. Se estima que cada año se tecnifican los sistemas de riego de 20,000 hectáreas en la costa peruana, lo cual permite avizorar un cambio radical en la eficiencia en el uso del agua, y consecuentemente, en la producción y productividad del agro nacional.

Algo parecido sucederá con las remuneraciones. Ante la gran demanda de mano de obra para atender el crecimiento de la fruticultura y horticultura de exportación, los salarios aumentarán significativamente respecto a los niveles actuales, a pesar de que éstos ya han aumentado bastante desde que empezó el proceso de modernización del agro, allá por los años 90.

Afortunadamente, por el lado de los precios de venta, el panorama se presenta favorable. Los productos agrícolas están subiendo de precio, y todo parece indicar que seguirán subiendo. Los Estados Unidos y Europa producirán menos alimentos, pero no por ello bajarán su consumo, lo cual será aprovechado por países como Perú, sobretodo en el rubro de frutas y hortalizas. La China producirá más, pero también consumirá más, y en vez de competidor, se convertirá en un mercado muy grande para nuestros productos.

He ahí un escenario realista de la agricultura peruana del futuro. La agricultura unipersonal irá desapareciendo y la agricultura empresarial irá creciendo. Y por ello, habrá mucho trabajo para los jóvenes del país y el mundo entero contará con más frutas y hortalizas provenientes del Perú.

Lampadia