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Sequía… ¿en estiaje?

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Lima, 2 de diciembre de 2022
Para Lampadia

Todos los años, desde toda la vida, la temporada de lluvias en nuestro país fue de enero a abril de cada año. El estiaje, el nivel más bajo que tienen nuestros ríos y lagunas, siempre fue y sigue siendo, de mayo a diciembre. Asimismo, el estiaje siempre ha ido de más a menos. O sea, en mayo hay más remanentes de agua que en junio. En junio hay más que en julio. Y así sucesivamente hasta el final del estiaje: en noviembre o diciembre de cada año, cuando los ríos terminan la temporada estival con muy poca agua. O, incluso secos, como es el caso de varios ríos de la Costa.

Por ello, todos los años, desde toda la vida, los meses más críticos para la agricultura de secano – aquella que se riega únicamente con agua de lluvias – han sido, y siguen siendo, noviembre y diciembre. Precisamente, cuando termina el estiaje y empieza a llover nuevamente. ¡Cómo no va a ser dramática la situación de los agricultores de secano, si sus cultivos no han sido regados durante 7 u 8 meses!

Bueno pues, ese es precisamente el angustioso momento en que los agricultores de secano se encuentran actualmente: el final del estiaje del año 2022. Por ello, muchos agricultores están desesperados. Algunos, hasta oran y hacen ofrendas para propiciar el inicio de la temporada de lluvias.

A ese respecto, dicho sea de paso, felizmente ya empezó la temporada de lluvias 2023. En realidad, acaba de empezar. El Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología del Perú (SENAMHI) ya ha reportado las primeras lluvias de temporada, en la Sierra y Selva del país. ¡Gracias a Dios!

A partir de ahora las noticias climáticas cambiarán 180°. Hasta ahora las noticias han estado referidas a la escasez de agua para el agro. Al extremo de que 111 distritos de Puno y Arequipa fueron declarados en emergencia el 3 de diciembre pasado… ¡por sequía! Sin embargo, al margen de la angustia de muchos agricultores por la falta de agua, hay que decirlo francamente: declarar una emergencia por sequía en pleno estiaje, es tan absurdo como declarar en emergencia a un desierto por falta de agua.

El estiaje, por definición, es seco. ¡Cómo no va a ser seco, si no llueve en el estiaje! ¡Nunca llueve en el estiaje! En ese sentido – repito – es absurdo declarar una emergencia por sequía en pleno estiaje. Las sequías en nuestro país sólo tendrían sentido si ocurrieran entre enero y marzo o abril de cada año. ¡No antes, ni después!

La pregunta – más bien – es ¿cómo hacer para tener agua en los estiajes? ¡Esa es la pregunta del millón! Y la respuesta – claramente – no pasa por declarar en emergencia a las regiones afectadas. ¿Acaso una declaratoria de emergencia – que no es más que un papel con tinta – va a adelantar la temporada de lluvias? Peor aún ¿acaso la historia no nos ha enseñado que las declaratorias de emergencia sólo sirvieron para que nuestras autoridades roben más? ¡Oh populismo demagógico… cuánto daño nos haces a los peruanos!

Reservorios, reservorios y más reservorios… pequeños, medianos y grandes. No hay reservorio malo. Bosques, bosques y más bosques… no hay árbol malo. Siembra y Cosecha de Agua… así le llaman a los reservorios y bosques que guardan aguas de lluvias, para disponer de ellas en los estiajes. Reservorios y bosques, sobre todo en la Sierra, para guardar parte de las abundantes aguas de lluvias, y evitar que éstas se pierdan en el mar, sin darles ningún uso productivo. ¡Eso es lo que hay que hacer para evitar la angustia de toda la vida de nuestros agricultores de secano! ¡Eso es lo que hay que hacer para tener agua todo el año… incluso, en noviembre y diciembre de cada año!

No hay derecho, que los agricultores de secano sufran todos los años la misma historia.

En mi opinión, la declaratoria de emergencia que sí procedería – más bien – es la referida a la inoperancia del Estado. Ese Estado inoperante que no es capaz de construir reservorios, ni plantar bosques para tener agua todo el año. Ese Estado que no se inmuta de ver enormes cantidades de agua dulce perderse en el mar, todos los años entre enero y abril, y no hacer nada al respecto. Esa declaratoria de emergencia sí se justificaría.

Una emergencia que cree una institución autónoma, especializada, profesional, meritocrática, apolítica – tipo Banco Central de Reserva (BCR) – que se encargue exclusivamente de construir reservorios y plantar bosques en la Sierra.

La idea es resolver el problema de escasez de agua de verdad. Y no con estupideces como declarar emergencias por sequía… en pleno estiaje. Lampadia




LA RIQUEZA DEL PERÚ

LA RIQUEZA DEL PERÚ

Carlos Milla Vidal
Desde Cusco
Para Lampadia

Aceptando la provocación de Pablo Bustamante, que en un artículo expresa:

“En esta patria que amamos, tenemos todos los elementos para ser exitosos”

  • una población trabajadora que confía en sus propias capacidades;
  • una geografía pletórica de riquezas que la ‘Pachamama’ a puesto a nuestra disposición para que construyamos nuestro bienestar;
  • una ubicación privilegiada en el Océano Pacífico;
  • y un conjunto extraordinario de desarrollos culturales que también son una fuente importante de riqueza. “

Quise hacer un análisis de sus aseveraciones, un poco con vocación de geólogo y geógrafo aficionado, buscando algunos elementos que nos pongan en contexto sobre esta tierra maravillosa que hoy es el Perú. Mis reflexiones me llevaron a empezar por hacerme una pregunta… ¿ Cuándo empezó a formarse nuestra maravillosa geografía?

La respuesta que encontré me llevó muchísimo más allá de la aparición del homo sapiens en la faz de la tierra, nada menos que 120 millones de años atrás. ¿Qué es lo que sucedió entonces?

GEOLOGÍA

Nuestro joven planeta, estaba en plena formación. Las tierras en los cuales estaba enmarcado el territorio de lo que hoy es nuestro país, eran selvas tropicales, con profusión de lluvias, que formaban riquísimas cuencas que desembocaban en el pacífico (SI, el río Amazonas salía por el pacífico). Paisajes muy diferentes a los actuales, (en efecto, la temperatura era en promedio 10 grados superior a la actual, y el CO2 era mucho mayor). Eso permitía que las especies de plantas, (grandes helechos y bosques tropicales adaptadas a esa geografía mega-tropical) proveían sustento a los dinosaurios que dominaban el planeta, la vida bullía en todas sus especies. Después fue el turno de las coníferas, que formaron grandes bosques.

De repente un proceso de catástrofes geológicas tuvo lugar en las profundidades de la tierra: Los continentes empezaron a desplazarse, empezó la formación de los continentes en todo el planeta. Pero algo especial sucedía frente a nuestras costas:

La placa de Nazca, sustento de lo que hoy es el océano pacífico, sufría grandes presiones de fuerzas que la empujaban al este. La placa llamada continental en la cual se sustentaba el continente sudamericano empezó también a sufrir presiones desde el centro de la tierra y se desplazó hacia el oeste.

Lo que estaba por suceder era una mega-colisión, mucho más violenta que todas las otras ocurridas en el planeta. Y eso, unido a una actividad volcánica colosal, empezó a formar el perfil de nuestro territorio. Una impresionante cadena de montañas, situadas en pleno trópico. La única en el planeta con estas características.

La rugosidad de las montañas fue proporcional a la violencia de la colisión. Nuestros andes alcanzaron más de 15,000 metros de altura. (Si medimos la altura de la montaña desde las profundas fosas que se encuentran hasta 8,000 metros bajo nivel del mar).

El legado del cataclismo

Paradójicamente, el cataclismo modeló una geografía que nos dejó puras ventajas:

  • Se quedaron enterradas enormes biomasas que, con la descomunal presión telúrica, se convirtieron en combustibles fósiles (Carbón, petróleo, Gas)
  • Las fosas marinas, empezaron a definir las corrientes en el fondo de los mares. La corriente fría que venía de la Antártida (corriente de Humboldt), y la cálida que venía de los trópicos ecuatoriales (el niño) no solo arrastraban a nuestras costas una riqueza ictiológica incomparable, sino que nos convirtió en el primer país pesquero del mundo.
  • Se formaron las nuevas cuencas hacia el atlántico, generando el gran rio amazonas mientras que las quebradas de la costa se precipitan al mar en cortos recorridos, dejando entre valle y valle grandes desiertos.
  • Estos desiertos, sin embargo, eran en rigor tierras fertilizadas por la exuberante vegetación antidiluviana, que se quedaron por falta de agua como tales.
  • Los minerales de todo tipo: cobre, hierro, oro, plata, zinc litio quedaron atrapados en grandes bolsones en las altas montañas.
  • Las grandes cavidades de las montañas, alimentadas por las cuencas formaron los lagos en grandes alturas (El Titikaka comparable con los grandes lagos de Norteamérica está a casi 4,000 metros de altura).

GEOGRAFIA:

La superficie de las montañas que emergieron por encima de lo que eran selvas tropicales, empezaron a “arrugarse” por la actividad tectónica y también por la volcánica. La erosión empezó a definir las nuevas formas, y lo que tenemos hoy son cumbres de las cuales salen multiplicidad de quebradas, generando amplias y variadas cuencas.

Los trópicos empezaron a comportarse de la mejor forma que la naturaleza sabe hacer: Adaptar las miles de especies vegetales al nuevo clima que se fue perfilando.

La tierra después de los cataclismos, fue enfriándose, y la latitud tropical de nuestro territorio empezó a combinar con la altitud de nuestras cordilleras, para formar una multiplicidad de climas que los estudiosos no terminan de identificar: Las 8 regiones naturales que identifica Pulgar Vidal, o las 11 regiones de Antonio Brack Egg, resultan insuficientes para entender los climas del Perú. Cada 100 metros en altitud, cada grado en latitud, definen variaciones climáticas infinitas. A esto se suma, la orientación solar de las laderas, y las condiciones de humedad por la evaporación del mar o de los bosques tropicales. No en vano dicen los entendidos que Perú tiene 84 de los 104 climas del planeta.

Las condiciones de la superficie, los materiales acumulados, las tierras y minerales, formaron un suelo diverso. Y todo esto sirvió a las nuevas especies vegetales, y animales que empezaron a formar ecosistemas aparentes para el crecimiento de plantas y animales (mamíferos, aves e insectos).

LA OCUPACION HUMANA

Hace sólo 14,000 años, el homo sapiens llega a tierras americanas por el estrecho de Bering y empieza un largo proceso de adaptación al nuevo territorio.

El “estado natural” del hombre primitivo era de armonía con lo natural.

Podemos afirmar que el logro más importante de la cultura peruana que alcanzó la categoría de “cuna de civilización” y a la vez logró el estatus de civilización compleja hace 5,000 años, fue que ese “entendimiento” de ser parte del cosmos, y actuar dentro de la naturaleza en una armonía se convirtió en “el principio del AYNI”.

La adaptación del hombre a los diversos climas, altitudes, zonas productivas garantizó variedad de recursos y un sistema de intercambio tecnológico

El Ayni que empezó como un proyecto de supervivencia, dentro del ayllu, saltó a la economía, la producción, el comercio, los flujos con el desarrollo de la Minka comunal, y posteriormente a la Mita, con intervención del estado para las grandes obras de infraestructura.

El AYNI, fue pues, un proyecto político y económico, que funcionó con gran eficiencia, porque garantizaba el uso racional y armónico de los recursos. Entenderlo, es un reto para los estudiosos, e interiorizarlo, es un reto para los políticos.

LOS POTENCIALES PARA EL PERU DE HOY

El legado de la geología, la geografía y la historia debe ser usado en beneficio de los peruanos de hoy y de mañana.

  • Uno de los activos importantes de nuestra geografía es la diferencia de alturas. Desde nuestras cumbres a más de 6,000 metros, hasta las selvas amazónicas a menos de 300 hay seis kilómetros de caída de aguas. En una cordillera cualquiera, tenemos que la recolección de aguas fluye por hasta cinco cuencas. ¿Qué mejor para conseguir con un poquito de infraestructura (Presas – grandes o chicas-) que puedan canalizar el agua, convertirla en proteína (acuicultura), energía hidroeléctrica y riego para miles (¿millones?) de hectáreas? Y adicionalmente evitar la erosión, y los huaycos que siembran muerte y dolor cada año.
  • El sol, en latitud tropical, tiene exposición vertical, la altura, y menos atmosfera, hacen que la radiación sea la mejor del planeta… ¿Por qué no utilizarla para captar energía eléctrica? (*)
  • La minería moderna, esa que no contamina tiene grandísimas reservas listas a ser explotadas.
  • Los desiertos de la costa no son tales… son tierras fértiles (antidiluvianas) listas a recibir riego tecnificado. Lo hecho por nuestros fruticultores que nos han convertido en potencia mundial en agro-exportaciones nos lo demuestran.
  • Y aún no hablamos de la biodiversidad, pues en nuestro territorio convergieron milagros genéticos que dieron a nuestro suelo, la posibilidad de producir más del 60% de los alimentos del planeta.

Coincido con Pablo Bustamante que la reflexión de nuestra inconmensurable riqueza nos lleva a una paradoja:

Somos herederos de la mejor geografía del planeta, y de una de las “cunas de civilización”, es decir, estamos orgullosos de lo que hizo Dios, y de lo que hicieron nuestros antepasados.

Pero… ¿Qué hicimos nosotros?, ¿qué podemos hacer?

No debemos ser ni extraordinarios ni brillantes. Simplemente razonables y capaces de salir de esta broma pesada que nos ha hecho el socialismo del siglo XXI, recuperar nuestro camino, y corregir nuestros yerros.

¿Es tan difícil?

Lampadia

(*) La matriz energética peruana es (i) 56.09% Termoeléctrica, (ii) 38.70% Hidroeléctrica, (iii) 3.08% Eólica y (iv) 2.13% Solar. ¿Por qué no usamos el sol, el viento y el agua que son gratis, e ilimitados?, y preferimos quemar gas, que contamina, y se acaba? Máxime si ahora la tecnología permite transportar electricidad ilimitadamente, pudiendo exportar energía a todo el subcontinente. Nuestros políticos tienen la respuesta




No hay que subestimarlos

No hay que subestimarlos

CONTROVERSIAS
Fernando Rospigliosi
Para Lampadia

La amenaza de Guido Bellido para nacionalizar el gas de Camisea es ridícula, imposible de ejecutar en democracia y carece de todo fundamento. Sin embargo, es una consigna política que tiene eco en una parte importante de la población, sirve para justificar la inoperancia del gobierno, presiona a Pedro Castillo y desarrolla la popularidad de Bellido en sus bases.

Dos meses después de haber asumido el gobierno, es claro que se trata de una gavilla de incompetentes que no tienen ninguna idea de cómo gestionar el Estado ni un plan para hacerlo, salvo avanzar hacia la captura de todo el poder para instaurar una corrupta dictadura chavista.

Ante un problema específico, la inflación y subida de precio de artículos esenciales como el gas, recurren a una propuesta demagógica pero políticamente rentable.

La explicación de los altos precios del gas que afecta sobre todo a los más pobres, que difunden los comunistas en el poder, es que la culpa la tienen los monopolios extranjeros que se han apoderado de mala manera de nuestros recursos naturales. Es una interpretación absolutamente falsa del problema, como se han encargado de explicar varios expertos, pero refuerza una idea pre existente en buena parte de la población.

En efecto, esas ideas populistas tienen arraigo desde hace muchísimo tiempo, probablemente un siglo. Por ejemplo, la primera medida importante que tomó la dictadura izquierdista del general Juan Velasco fue expropiar a la compañía norteamericana IPC, el 9 de octubre de 1968. Y ocuparon con gran despliegue militar -innecesario realmente, pero útil para proporcionar la escenografía del golpe nacionalista- los campos ya exhaustos de la Brea y Pariñas y la antigua refinería de Talara.

Ese acto fue aplaudido por casi todos, empezando por el entonces influyente diario conservador El Comercio, que era uno de los promotores de esa política. Pocos se ocuparon después que el Estado peruano tuvo que pagar las expropiaciones populistas de la dictadura (acuerdo Green-Mercado en 1973) y que los beneficios fueron inexistentes.

Sin embargo, muy poco hicieron después los demócratas para explicar clara e insistentemente que esas políticas populistas y nacionalistas terminaron en fracasos rotundos que el pueblo peruano tuvo que pagar. Pero los comunistas de todo pelaje si han seguido difundiendo el mito que los peruanos son pobres porque los imperialistas se roban las riquezas naturales del país.

Esas ideas siguen siendo las dominantes, el sentido común, en muchos ciudadanos. Y de eso se aprovecha gente como Bellido para difundir, de seguro con amplia audiencia, los disparates que hoy pregona.

Eso crea ilusiones y expectativas entre sus simpatizantes, abrumados por la inflación. Ahora creen que sus problemas se resolverán con estatizaciones. Pero como no se pueden hacer ahora -se necesita una asamblea constituyente, les dicen-, refuerza el propósito básico de los comunistas en el poder: una constituyente para imponer una dictadura.

En suma, no hay que subestimar las necedades que difunden Bellido y sus secuaces. Ellos van con la corriente, refuerzan ideas pre existentes y las usan para sus propósitos. Lampadia




La energía renovable y el nuevo boom de metales

La energía renovable y el nuevo boom de metales

A continuación compartimos un interesante articulo publicado por The Economist que explica cómo la industria de la energía renovable está incrementando exponencialmente la demanda de metales como en ningún otro momento en la historia moderna, generando inclusive problemas con la oferta mundial (ver Lampadia: Déficit de cobre tiene para una década más). Ello ya viene siendo expresado con el incremento a valores record históricos del precio de varias materias primas como el cobre, del cual somos el 2do país productor a nivel mundial – y que se ha visto potenciado por el rebote post-pandemia que viene experimentando EEUU y China.

Lamentablemente, nuestro país sigue perdiendo la oportunidad de poder subirse a esta nueva ola para repotenciar su recuperación post-pandemia, con la claudicación de importantes proyectos mineros cupríferos como Tía María, Conga y las Bambas. A eso se suman peligrosas propuestas del aún candidato Pedro Castillo, como la revisión de los contratos de estabilidad tributaria y el incremento de impuesto a la renta a la minería en el orden del 70%, siendo este el sector que más aporta el erario nacional.

El camino pues debería ser el contrario, es decir, dar mayor certidumbre y facilidades a la inversión minera, sobretodo la de exploración que es la que ha venido cayendo sostenidamente en los últimos años por el afán anti-minero de los últimos gobiernos de turno, pues esta determinará el potencial de nuestro país para acogerse a esta gran demanda de la energía renovable que se prevé durará muchas décadas por venir. Veamos el análisis de The Economist al respecto. Lampadia

Cómo los cuellos de botella verdes amenazan el negocio de la energía limpia

Se está produciendo un gran auge de la inversión verde, pero se subestiman los problemas del lado de la oferta

The Economist
12 de junio, 2021
Traducida y comentada por Lampadia

A medida que la economía mundial se recupera, la escasez y los picos de precios afectan todo, desde el suministro de papas fritas taiwanesas hasta el costo de un desayuno francés. Como explicamos esta semana, un tipo de cuello de botella merece una atención especial: los problemas del lado de la oferta, como la escasez de metales y las limitaciones de la tierra, que amenazan con frenar el auge de la energía verde. Lejos de ser transitorios, estos cuellos de botella corren el riesgo de convertirse en una característica recurrente de la economía mundial en los próximos años porque el cambio a un sistema energético más limpio está todavía en sus inicios. Los gobiernos deben responder a estas señales del mercado, facilitando un enorme auge de inversión del sector privado durante la próxima década que aumente la capacidad. Si no lo hacen, tienen pocas posibilidades de cumplir sus promesas de alcanzar emisiones “netas cero”.

Los científicos y activistas se han preocupado por el cambio climático durante décadas. Recientemente, los políticos han mostrado signos de mayor compromiso: los países que representan más del 70% del PBI mundial y los gases de efecto invernadero ahora tienen objetivos de emisiones netas cero, típicamente para 2050. Y ha habido un cambio dramático en la actitud de las empresas. Los inversores exigen que las empresas cambien de rumbo, impulsadas por la nueva realidad de que las tecnologías limpias son más competitivas en cuanto a costos. Los gigantes de la era de los combustibles fósiles, como Volkswagen y ExxonMobil, tienen que cambiar sus planes de inversión, mientras que los pioneros de la energía limpia están aumentando el gasto de capital rápidamente. Orsted, un campeón de los parques eólicos, planea un incremento del 30% este año; Tesla, un fabricante de automóviles eléctricos, un salto del 62%. Mientras tanto, US$ 178,000 millones fluyeron a fondos de inversión con tintes verdes en el primer trimestre de 2021.

Este cambio repentino en la forma en que se asignan los recursos está causando presiones y tensiones a medida que aumenta la demanda de materias primas y se produce una confusión en los pocos proyectos con aprobación regulatoria. Calculamos que el precio de una canasta de cinco minerales utilizados en automóviles eléctricos y redes eléctricas se ha disparado un 139% en el último año. Las mafias madereras deambulan por los bosques ecuatorianos en busca de madera de balsa utilizada en las palas de las turbinas eólicas. En febrero, una subasta británica de derechos de los fondos marinos para parques eólicos marinos generó hasta US$ 12,000 millones porque las empresas de energía se apresuraron a exponerse a cualquier costo. La escasez se extiende a las finanzas: a medida que una masa de dinero persigue a algunas empresas de energía renovable, las valoraciones se han extendido a territorio burbujeante. Aunque el peso de la industria de las energías renovables en los índices de precios al consumidor es todavía pequeño, algunos financieros temen que la escasez de suministro a lo largo de los años pueda generar una inflación más alta.

Lo que hace que estos signos de sobre estiramiento sean tan sorprendentes es que se están materializando incluso cuando la transición energética está completa en menos del 10% (medido por la proporción de inversión energética acumulada necesaria para 2050 que ya ha tenido lugar). Es cierto que algunas de las tecnologías que se requerirán apenas existen todavía y, por lo tanto, no están disponibles para la inversión. Por eso se necesita tanta investigación y desarrollo. Pero en otras áreas, el trabajo del cerebro se ha realizado en gran medida, por lo que la década de 2020 debe ser la década de la fuerza física, aumentando las tecnologías establecidas con un gasto de capital masivo.

Las cifras de la próxima década son abrumadoras. Para mantenerse en camino hacia cero neto, para 2030, la producción anual de vehículos eléctricos debe ser diez veces mayor que el año pasado y el número de estaciones de carga en la carretera 31 veces mayor. La base instalada de generación de energía renovable debe triplicarse. Es posible que las empresas mineras mundiales tengan que aumentar la producción anual de minerales críticos en un 500%. Quizás el 2% de la tierra de EEUU tendrá que cubrirse con turbinas y paneles solares.

Todo esto requerirá una gran inversión: unos US$ 35,000 durante la próxima década, equivalente a un tercio de los activos de la industria global de administración de fondos en la actualidad. El sistema mejor equipado para lograrlo es la red de cadenas de suministro transfronterizas y mercados de capitales que ha revolucionado el mundo desde la década de 1990. Sin embargo, incluso este sistema no se está cumpliendo, con una inversión en energía que se encuentra en aproximadamente la mitad del nivel requerido y está sesgada hacia unos pocos países ricos y China. A pesar de la subida de los precios de los metales, por ejemplo, las empresas mineras desconfían de aumentar la oferta.

La razón principal del déficit de inversión es que se tarda demasiado en aprobar los proyectos y su riesgo y rentabilidad esperados siguen siendo demasiado opacos. Los gobiernos están empeorando las cosas al utilizar la política climática como vehículo para otros objetivos políticos. La Unión Europea aspira a la autonomía estratégica en baterías y su agenda verde dirige una parte de su presupuesto a áreas desfavorecidas. China está considerando límites a los precios internos de las materias primas en su próximo plan quinquenal. De manera similar, el naciente plan verde del presidente Joe Biden prioriza los empleos sindicales y los fabricantes locales. Esta mezcla de metas borrosas y proteccionismo suave obstaculiza la inversión necesaria.

Los gobiernos deben ser más testarudos. Un estado activista tiene un papel crucial en el apoyo a la construcción de infraestructura clave, como líneas de transmisión, y en la investigación y el desarrollo. Pero la prioridad abrumadora debe ser catalizar un aumento mayor de la inversión privada, de dos maneras.

Primero, flexibilizando las reglas de planificación. El proyecto de minería global promedio tarda 16 años en obtener la aprobación; el proyecto eólico típico en América durante más de una década para obtener aprobaciones y permisos de arrendamiento, que es una de las razones por las que su capacidad eólica marina es menos del 1% de la de Europa. La velocidad requiere una toma de decisiones centralizada y, a menudo, significará decepcionar a los conservacionistas locales.

Lo perfecto es enemigo de lo bueno

En segundo lugar, los gobiernos pueden ayudar a las empresas y los inversores a afrontar los riesgos. Pueden brindar certeza en algunas áreas: por ejemplo, garantizando precios mínimos para la generación de energía. Los gobiernos occidentales también tienen el deber de proporcionar financiación barata para aumentar la inversión en los países más pobres. Pero la clave es la introducción de precios del carbono que integran las señales del mercado en millones de decisiones comerciales diarias y dan a los empresarios e inversores más visibilidad en un horizonte a largo plazo. Hoy en día, solo el 22% de las emisiones de gases de efecto invernadero del mundo están cubiertas por esquemas de precios, y esos esquemas no están unidos. Los cuellos de botella verdes son una señal de que la des carbonización por fin está pasando de ser una idea teórica a una realidad. Ahora se necesita un impulso poderoso para ayudar a que la revolución suceda. Lampadia




Los fariseos

Los fariseos

Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia

En mayo de 2008 se creó en el Perú el Ministerio del Ambiente, para supervisar, desarrollar, dirigir y ejecutar la política ambiental nacional, en el ámbito de la conservación y uso sostenible de los recursos naturales, la diversidad biológica, las áreas naturales protegidas y el desarrollo sostenible de la Amazonía. Para esto, el ministerio debe promover la participación ciudadana y contribuir a la competitividad del país, mediante un desempeño ambiental eficiente.

Ciertamente, la mejor forma de honrar esa misión, consiste en:

  • Proteger nuestros bosques, flora y fauna, evitando el uso indebido e impactos negativos.
  • Proteger los recursos hídricos, el uso adecuado y más eficiente, cuidando y controlando su calidad.
  • Cuidar y proteger la limpieza del aire, regulando y controlando la emisión de gases de efecto invernadero, minimizando el uso de combustibles contaminantes, induciendo al uso de equipos de mínima emisión e impidiendo prácticas de ”la quema” en el campo.
  • Control, manejo y disposición de residuos sólidos en todo el territorio nacional, particularmente en las ciudades.
  • Planear y promover el desarrollo de ciudades saludables.
  • Evitar la contaminación de los mares, para un aprovechamiento óptimo.
  • Algunos dirán que se debe incorporar “los principios de desarrollo sostenible”.

Todo lo dicho, en realidad se resume en lo que se enseña a los niños en los colegios: Reducir, Reusar y Reciclar. Las famosas RRR.

Como siempre, a la burocracia le encanta llenarse de reglamentos, exigiendo a las empresas (no más de 30% de los actores, que son formales); permisos, estudios y evaluaciones previas al desarrollo de cualquier proyecto. Hacer inspecciones e iniciar procesos sancionadores por “quítame allá esta paja”. Por supuesto, es cierto que los estudios ambientales se deben hacer, que los planes de remediación se deben preparar y que el manejo cotidiano debe ser el fiel reflejo de lo comprometido y autorizado. Pero pareciera que hay fijación con algunas actividades y actores (los formales), mientras se aprecia una actitud laxa e indiferente con otras, que contaminan y destruyen como nadie.

Cuando vemos la extracción ilegal de minerales en los ríos de nuestra selva, actividad que se hace sin permisos, estudios, ni control y destruyendo no sólo los bosques y la fauna, sino, incluso áreas naturales protegidas, nadie hace nada, más allá de destruir algunos equipos.

Cuando los alcaldes de 1,870 distritos no recogen la basura y no establecen un manejo y disposición adecuada de residuos sólidos, ni hacen un tratamiento adecuado de las aguas servidas, ahí nadie dice nada.

Cuando tenemos un parque automotor destartalado, que usa el combustible más tóxico y circula campante y humeante por las ciudades, nadie dice nada.

Obviamente, cuando se producen invasiones, como la ocurrida recientemente en La Chira, de donde felizmente fueron retirados, pero donde dejaron toneladas de plásticos azules y maderas, entre otros residuos sólidos que han colmado desde la bahía de Chorrillos hasta el Callao, impactando nuestro mar, pesca y turismo, nadie dice ni hace nada.

Más aún, impresiona que, en todo el Perú, con la única excepción de la planta de tratamiento de agua residual (PTAR) de La Enlozada en Arequipa, no tengamos plantas de tratamiento de agua residual, que permitan que las aguas residuales tratadas, sirvan para riego y uso agrícola. Las PTAR de La Chira y Taboada, no cumplen su función y son las fuentes principales de contaminación del mar. Ni qué decir de la forma como las EPS (empresas prestadoras de servicio de saneamiento) de todo el país manejan las aguas residuales y contaminan. Y digo manejan, por la mínima cobertura de tratamiento de las aguas residuales a lo largo y ancho del país.

Obviamente, son los ríos y quebradas las receptoras de todo ese volumen de aguas negras, llenas de “coliformes fecales”, cosa de la que nadie se ocupa.

La tala ilegal y deforestación, es otra actividad destructiva de la Amazonía, que se reporta eventualmente en artículos periodísticos, con fotografías aéreas que muestran el imparable avance de la destrucción de nuestra Amazonía, pero, que de ahí no pasa y por supuesto, nadie se ocupa de frenar y controlar.

¿Quién sanciona “la quema” de plantaciones y los grandes incendios producidos en los campos?

No pues, más “fashion” era organizar y “florear” en el COP 20, donde el Perú se comprometió a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en 40%, junto con países que sí habían hecho su tarea ambiental en términos de; tratamiento de aguas residuales y residuos sólidos, y que ya habían eliminado por décadas el uso de plomo en combustibles y reducido el contenido de azufre en los mismos. Pero se prefirió que, en el COP 21 en Paris, se pueda internacionalizar la imagen personal del ministro, sabiendo que el Perú “aportaba” sólo el 0.4% de GEI del mundo y postergando nuestro problema ambiental, que estaba centrado en las otras dimensiones del cuidado ambiental enumeradas. Pero evitan comprometerse a metas, tales como; tratamiento de aguas residuales, disposición de residuos sólidos y control de la deforestación, porque son metas muy visibles, mientras que las emisiones de GEI, son invisibles y “pasan piola”.

Hay pues mucho fariseo hablando de contaminación ambiental, pero sin atender el elefante que tenemos sobre la mesa; los residuos sólidos, las aguas residuales por incumplimiento municipal de su manejo, así como la permisividad para la extracción ilegal de minerales, tala ilegal y uso de las riveras de los ríos como botaderos.

¡Después nos quejamos! Lampadia




El Perú y el acuerdo de Escazú

El Perú y el acuerdo de Escazú

Carlos E, Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para
Lampadia

El Perú suscribió el acuerdo de Escazú en setiembre de 2018 y ahora, nos encontramos a muy pocos días de la probable ratificación del mismo por parte del Congreso de la República. Aunque lego, me he decidido a escribir este artículo, dado el altísimo nivel de desinformación de la ciudadanía peruana, puesto que, a pesar que han transcurrido dos años desde la firma, no se ha hecho el menor esfuerzo de difusión ni explicación de su alcance e impacto.

Efectivamente, es sólo desde que se empezaron a levantar algunas voces de protesta, ante la inminencia de la ratificación por el congreso peruano, que ciudadanos de Loreto, instituciones representativas de oficiales en situación de retiro de las Fuerzas Armadas, así como algunos colegios profesionales y otras organizaciones, que se van interesando en el tema y comenzado a discutirlo en diversos foros.

La primera pregunta es; ¿por qué no se ha actuado con la transparencia debida y se ha suscrito este acuerdo casi subrepticiamente? ¿Por que el Estado peruano no divulgó con toda amplitud y en diferentes foros, antes de setiembre 2018, el contenido, alcances e implicancias futuras del acuerdo? Este acuerdo tendrá un gran impacto respecto a las acciones y proyectos productivos y de infraestructura a desarrollarse en todo el territorio nacional, pues cubre desde el litoral hasta la selva, pasando por la costa y la sierra.

Haciendo un poco de historia, el nombre “Acuerdo de Escazú”, es en honor a la ciudad de Costa Rica, donde se adoptó el mismo, el 4 de marzo de 2018, abriéndose a la firma el 27 de setiembre del mismo año. No obstante, tiene su origen en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible que se celebró en Río de Janeiro (Brasil) en junio de 2012, en lo que también se llama “Río+20”, pues la primera ocasión en que se propuso el tema fue en Río en 1992, poco tiempo después de la caída del muro de Berlín, a sólo dos años del Foro de São Paulo. Y, en “Río+20”, 10 gobiernos de América Latina y el Caribe reafirmaron su compromiso con los tres temas; “acceso a la información, la participación pública y el acceso a la justicia en asuntos ambientales”. El proceso de diseño del acuerdo ha requerido 9 reuniones auspiciadas por la CEPAL, habiendo sido la primera en Santiago de Chile, en Chile el 2015, durante la presidencia de Michelle Bachelet.

Historias aparte, lo serio de este acuerdo, consiste en lo siguiente; el acuerdo junta el derecho ambiental con los derechos humanos, es un acuerdo al que el país se somete sin reservas, que contempla el “principio de no regresión” y tiene progresividad, a lo que hay que agregar, que tiene supremacía sobre las leyes nacionales.

Consecuentemente, un país no se adhiere a un cuerpo legal conocido, sino que de antemano se somete a las variaciones sucesivas e inciertas en el tiempo.

Se crea la categoría de ciudadanos defensores del medio ambiente, que están por encima de la autoridad nacional. Con esto se destruye el principio constitucional de igualdad ciudadana ante la ley. Las ONGs tienen atribución de denunciar ante “posibles alteraciones ambientales”, sin necesidad de demostración científica y pueden aplicar derecho precautorio, esto es que, se invierte la carga de la prueba. No es necesario demostrar en la denuncia el posible daño ambiental, sino que ante la suposición de un daño, el denunciado debe demostrar que tal riesgo no existe.

Escuchando a los defensores peruanos de la ratificación del acuerdo, uno puede encontrar en internet a la exministra del ambiente y firmante del acuerdo, Fabiola Muñoz, resaltando, que la adhesión del Perú al acuerdo, abre el camino para nuestra incorporación a la OCDE, aunque lo curioso es que ningún país miembro de la OCDE es suscriptor de este acuerdo. Seguro me dirán que muchos de esos países se han adherido al Tratado de Aarhus, pero si bien ese tratado es el antecedente de éste, no tiene las características draconianas de Escazú.

Entonces la pregunta es; ¿qué problema nos resuelve Escazú? ¿No cuenta el Perú con legislación ambiental de última generación? ¿No tiene el Perú legislación de protección a los derechos humanos y sometimiento a la Corte Interamericana de Derechos Humanos? ¿Se está poniendo en duda la legislación de defensa de derechos y seguridad? Si ese es el punto, debiéramos ya declararnos un Estado fallido y tercericemos de una vez por todas; sus funciones legales, judiciales, policiales, ambientales y de protección a los derechos humanos, puesto que, a la sola demanda de una persona, nuestras diferencias deberán ser definidas en un tribunal internacional. Es más, tendremos que ir adecuando nuestro cuerpo legal a las disposiciones de los miembros del Acuerdo de Escazú.

Un país con tantos recursos naturales en todo su territorio y extensión marítima, que además tiene aún pendiente la construcción y desarrollo de infraestructura; carreteras, puentes, puertos, sistemas de agua, eléctricos, red de transmisión de datos, aeropuertos, sólo por mencionar algunos distintos a los temas agrícolas, ganaderos, mineros o pesqueros, ¿puede darse el lujo de quedar paralizado, ante cualquier demanda por plazos y criterios fuera de nuestro control?

Para poner las cosas en contexto, sólo mencionar que Chile, uno de los promotores iniciales del acuerdo y miembro de la OCDE, no lo ha suscrito, al igual que nuestros otros dos socios en la Alianza del Pacífico; México y Colombia. Tampoco Brasil, Paraguay y Uruguay. Sólo países cómo; Antigua y Barbados, San Cristóbal y Nieves, San Vicente, Granadinas, Guyana, El Salvador, Nicaragua, Bolivia y Panamá lo han ratificado y, en mi humilde opinión, el potencial del Perú no es comparable con el de los nueve mencionados, ni podríamos comparar las amenazas a nuestro desarrollo futuro con el de estos países.

Uno de nuestros competidores cercanos para atraer inversiones y generar prosperidad es Chile, país que luego de evaluar los términos del acuerdo, ha optado por no ratificarlo, bajo los siguientes argumentos:

“(i) El acuerdo introduce una serie de principios no definidos que condicionarán nuestra legislación ambiental.

(ii) El acuerdo podría implicar cambios inciertos en nuestra legislación, dada su autoejecutabilidad, generando incertidumbre jurídica.

(iii) El acuerdo introduce obligaciones para el Estado ambiguas, amplias e indefinidas, que dificultan su cumplimiento.

(iv) El acuerdo expone a Chile a controversias internacionales por la aplicación directa de sus normas y el carácter ambiguo de las mismas”.

Siguiendo básicamente estos cuatro criterios, ninguno de los miembros de la Alianza del Pacífico lo ha ratificado y, tal como ha sido mencionado, ningún país importante, medido en términos de su desarrollo y potencial económico, población, así como necesidad de competir por atraer inversiones para relanzar su economía, lo ha ratificado tampoco.

Dicho esto, ¿cuál sería la razón para que el Perú ratifique este acuerdo?

Señores congresistas y miembros del gobierno, si algún amor les queda por el Perú y preocupación por las generaciones futuras, los invoco a no ratificar Escazú en el Perú. Lampadia




¿Quién entiende a los políticos de izquierda?

¿Quién entiende a los políticos de izquierda?

Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia

He pasado medio siglo de mi vida involucrado en el sector minero, lo que me ha permitido conocer más a mi país y aprender de una industria, amada por muchos como yo, pero vilipendiada por tantos otros, que no conocen su trayectoria y evolución, ni los niveles de exigencia al que se le somete, pero que supera con mucho éxito.

Los críticos y muchos que no conocen, creen que cuando a los mineros  se les otorga una concesión, “se les ha dado la llave de un almacén de lingotes de oro u otros metales” y que, “seguro” el Estado les ha otorgado esos derechos por algún acto cercano a la corrupción. Ellos nunca han pensado en el esfuerzo exploratorio (investigación científica de las entrañas de la tierra) que esto significa, las grandes inversiones de riesgo que se realiza durante años, el número de fracasos exploratorios y los años de sacrificio para tratar de identificar, con muy baja probabilidad de éxito, un yacimiento con potencial.

No pretendo explicar todo el proceso seguido hasta lograr un proyecto con recursos suficientemente valiosos (en volumen y calidad) que, luego de resolver los desafíos técnico-económicos de método de explotación acorde al comportamiento geomecánico del depósito, ley del mineral (contenido metálico por tonelada de roca), identificación del procesamiento metalúrgico optimo, calidad del concentrado resultante y términos comerciales acorde a sus características, costos de; minado, tratamiento y comercialización, incluyendo los riesgos de precios de mercado, que se agregan a los de cada aspecto mencionado, sólo por dar una pincelada de los riesgos.

En paralelo, pero desde antes de iniciar exploración alguna, se debe cumplir, no sólo con la obvia coordinación y gestión de autorización de las comunidades posecionarias de los terrenos a explorar, sino también, pasar por las gestiones burocráticas que luego de más de un año, finalmente permitan la autorización para explorar. Por supuesto que, desde antes de iniciar los trámites oficiales para esta actividad, la comunidad ya hizo sus primeros pedidos y exigió compromisos. Nadie sabe aún si el Estado te autorizará explorar, pero ya “vas pasando por caja”, cuando menos un año antes de empezar.

Obviamente, a los miembros de la comunidad se les explica qué queremos hacer y, con tanto desconocimiento como el que tiene quien aún no ha explorado, se tiene que explicar y socializar las posibilidades de un éxito o fracaso respecto a esa tarea. Paralelamente, ya tenemos la discusión de la “consulta previa” a cargo del Estado y el asecho permanente de las ONGs, que siembran las dudas e insidias, diciendo: “no se dejen engañar que ustedes son los dueños del oro que se quieren llevar”. No importa si se va a explorar por cobre, plomo, zinc, plata u oro y si se tendrá resultado positivo.

Lo más probable es que, desde ese momento inicial hasta la eventualidad de un hallazgo, transcurran 10 años o muchos más. Por supuesto que, a nadie le preocupa que en muchos casos haya transcurrido entre 20 y 50 años (caso de Antamina), para estar en condiciones de construir un proyecto; técnicamente viable, económicamente factible, socialmente aceptable y ambientalmente amigable, a pesar de las exigencias y demandas de la población, nunca satisfechas, y permanentemente estimuladas por las ONGs para exigir más.

En lo ambiental, nadie quiere reconocer que la industria minera del siglo XXI, está sujeta a los más altos estándares de la ingeniería, mínimo consumo de agua, alta recirculación y reutilización de esta, mínimo vertimiento de aguas tratadas y con calidad para uso industrial y agrícola, presas de relaves y depósitos de material estéril debidamente estabilizados y controlados. Que el control y manejo de residuos sólidos es ejemplar y que las normas de seguridad y sanitarias, ahora por el COVID-19, también son del más alto nivel. Todos estos parámetros son parte esencial de la cultura de la industria minera, pero, por si fuera poco, para asegurar el cumplimiento, tiene la supervisión y posibilidad de procesos sancionadores y multas de OSINERGMIN, OEFA, ANA, SUNAFIL, entre otras entidades que interactúan cotidianamente con las operaciones y exploraciones.

Ya dejando los temas técnicos de lado, a la industria minera siempre se le saca en cara que, “tras tantos años de actividad, los pueblos que los rodean siguen en la miseria, que no se ha trabajado en su desarrollo y que el crecimiento económico del país, no significa nada si ellos están tan pobres como siempre”. Otros vociferan que, “el Estado es el dueño y no cobra lo que debiera, que los dueños de la tierra deben recibir toda la riqueza del subsuelo, pero siguen mendigando y protestando”.

Nadie quiere entender que los recursos naturales son propiedad de la Nación (esto es, de todos los peruanos) y que el Estado los otorga en concesión para su explotación. Lo que significa, es que el Estado ha fijado soberanamente el porcentaje de la renta o ganancias que se le debe entregar en compensación, para redistribuirla a nivel nacional, hacer obras y beneficiar a todos los peruanos y vía canon y regalías, a las poblaciones de las localidades de donde se extrae el mineral. Obviamente, para poder atraer al Perú algunas inversiones, el Estado ha debido identificar de manera comparada con otros países, cuál es la carga tributaria máxima que puede exigir para ser competitivos (“government take”), que en el Perú es el 47% de la renta. Como parte del proceso compensación a las localidades de donde se extrae el mineral, se estableció el concepto del Canon Minero que es el 50% del impuesto a la renta, que junto con el 100% de las regalías, se destinan directamente a las regiones, provincias y distritos mineros.

Lo anterior significa que el Perú es un socio al 47% de cualquier proyecto que se construya y de cualquier operación minera en marcha, sin asumir ningún riesgo de inversión, de la naturaleza, de mercado o “acto de Dios”. Consecuentemente, a todos los peruanos nos afecta y especialmente a las poblaciones cercanas, la demora en la ejecución de los proyectos. Si contamos con buenas autoridades elegidas, la pronta ejecución permitirá resolver los problemas de salud, educación y seguridad, más rápidamente.

Por estos canon y regalías se ha distribuido S/.40,000’000,000 en los últimos 10 años. Lamentablemente y con la aquiescencia del más alto nivel de gobierno, se ha perforado la ley, permitiendo que algo que se constituyó para construir infraestructura y ejecutar proyectos de desarrollo sostenible, se desnaturalice. Los gobiernos centrales, cediendo a presiones populistas, ya han permitido que cerca del 35% de esos fondos se utilice en gasto corriente, como consultorías y “estudios diversos”, pero a pesar de eso, sólo se ha ejecutado en promedio el 66% de los fondos. Léase solo 31% en obras y vaya usted a ver qué obras; edificios de gobierno con lunas de espejo, toboganes gigantes de concreto (hoy clausurados por haber cobrado vidas de niños), monumentos horrorosos, hasta una piscina olímpica en Cusco, comparable a la más grande del Perú, pero de agua helada (no se puede usar). Y para cerrar con broche de oro, sólo se ejecutó el 48% del presupuesto del 2019, lo que en obras significa sólo un 13%.

Todo lo mencionado hasta aquí, no incluye los fondos de fideicomiso sujetos a “Convenios Marco” para proyectos de desarrollo sostenible, como el de Espinar, Candarave, Michiquillay, entre otros, que se han constituido con fondos de aportes de las empresas, distintos a impuestos y regalías y para fines de desarrollo sostenible. Dicho esto, debemos compartir con mucha pena, que los sucesivos gobiernos, pero estos tres últimos en particular, no han hecho cumplir las  normas establecidas y han cohonestado por “presiones populares”, promovidas por activistas de izquierda infiltrados, una permanente malversación de los fondos creados para el loable propósito de ejecutar proyectos de desarrollo sostenible.

El Estado, con el apoyo del BID, ha venido trabajando por años el diseño de buenas prácticas para el desarrollo de las comunidades, mediante la adecuada aplicación de los recursos aportados por la industria minera para el cumplimiento de estos fines.  Lamentablemente, las ONGs, quienes debieran ser las más celosas guardianas del respeto de ese objetivo y ejecución de los proyectos sostenibles, se han puesto de perfil ante presiones inaceptables de las propias poblaciones, para que se distribuya los fondos existentes en efectivo, como un bono en favor de los miembros de la comunidad.

La pregunta es; ¿por qué el Estado mediante el MIDIS no entregó el bono a los pobladores de Espinar? ¿por qué desde el Estado no se hizo respetar el propósito del fondo de desarrollo de Espinar? ¿por qué han permitido generar este mal precedente que, ahora van a querer replicar en todo el Perú? Pasarán los años y la izquierda, de la mano de la ONGs, serán las primeras en reclamar, que la minería no ha resuelto el problema de falta de desarrollo de esos pueblos, a pesar de los años de actividad minera.

¿Cómo quieren que las poblaciones alto andinas se desarrollen, si se permite el robo permanente en los gobiernos subnacionales, se fomenta la malversación de los fondos del canon y regalías, seguido de obras inadecuadas y ahora, por si fuera poco, la repartija del dinero con presiones inaceptables, promovidas por activistas de izquierda, pero avaladas por el gobierno central?

¿Quien entiende a los políticos de izquierda o están tratando de exacerbar las contradicciones? Lampadia




Dad tregua a la política

Dad tregua a la política

EDITORIAL DE LAMPADIA

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

“Dad tregua a la política
y consagraos a conocer vuestro país
y los inmensos recursos que tiene”
Antonio Raimondi
1824 – 18901

Contrario a las enseñanzas de nuestro sabio Antonio Raimondi, que hace 150 años nos pidió que no confundiéramos nuestros esfuerzos y nos concentráramos en ver nuestros recursos como mecanismo para desarrollar al país, los peruanos parecemos empeñados en cortarnos los pies y sabotear nuestro gran potencial de desarrollo.

Es cierto que este no es el sentir general, pero sí es el de buena parte de la clase política y de los despistados medios de comunicación que han abandonado la formación de ciudadanos informados por el vil negocio del rating.

Como decía Napoleón: “Diez personas que hablan, hacen más ruido que diez mil que callan”.

Veamos un poco de información sobre el sentir ciudadano: “Ocho de cada diez peruanos cree que la minería formal es el motor económico que necesita la reactivación” (IPSOS, última encuesta nacional), según nos recuerda Rolando Arellano en su presentación: Cómo perciben los peruanos al sector empresarial.

Pero como hemos podido presenciar en los comentarios de varios congresistas a raíz de la presentación del Primer Ministro Cateriano en el Congreso, y posteriormente en el rebote mediático, la sola explicación de Cateriano sobre la necesidad de desarrollar la minería formal, y la inconsecuencia sobre el daño que produce la minería ilegal, desató una reacción negativa, que entre otros temas, explicaría el voto en contra de la ratificación del gabinete Cateriano.

La verdad es que el Perú tiene muchos recursos naturales como para poder emprender una gesta de desarrollo y ambicionar al bienestar general. Tenemos un gran potencial para el desarrollo de la minería, las agroexportaciones, la pesca, forestería, fuentes de energía, etc., etc.

De entre estos sectores, el que más potencial tiene para activarse rápidamente y generar una gran riqueza, es el sector minero, que tiene más de US$ 50,000 millones de inversiones potenciales, que podrían asegurar un ritmo de crecimiento muy importante por los próximos 10 años.

La minería moderna y formal, en contra de los gritos de los anti mineros pos-extractivistas, sabe cuidar el medio ambiente, y desarrollar buenas relaciones con las comunidades de su entorno.

Su potencial aporte es tan grande, justamente porque tiene un altísimo valor agregado. Según el IPE, la minería tiene un Valor Agregado Bruto (VAB) de 69%, expresado en remuneraciones, rentas de terceros e impuestos; mientras el sector industrial no alcanza el 40%.

Veamos, por ejemplo, ¿cuanto de nuestras exportaciones queda en el Perú?:

  • Polo de algodón: se vende a US$ 80 en Miami.       Nos deja: 10%
  • Una palta: se vende a 2.5 libras en Londres.            Nos deja: 60%
  • Concentrados de cobre vendidos en China.              Nos deja: 86%

Dada esta realidad es que tenemos la gran oportunidad de generar riqueza en forma importante y bastante rápido, ya que tenemos varios proyectos que están a ‘punto de caramelo’, como Tía María, Conga, y varios más.

Lo que es más, hoy día, y por el futuro mediato, se estima que seguiremos teniendo buenos precios de los minerales. El cobre ha vuelto a superar los US$ 2.90 por libra, la plata US$ 24 la onza y el oro ha batido record superando los US$ 2,000 por onza, y ya se habla de la posibilidad de ver un precio de US$ 3,000 la onza.

No se puede negar que una minería bien manejada en términos ambientales y sociales, puede transformar el país para bajar la pobreza, la desigualdad, y generar recursos fiscales para mejorar la salud, la educación y las infraestructuras. Además de multiplicarse con encadenamientos productivos en otros sectores.

En resumen, se puede decir que el Perú tiene la capacidad de salir de pobres si permitimos el crecimiento de la inversión privada, especialmente en minería. Tener la capacidad de lograrlo y no hacerlo, es un crimen, una inmoralidad, que debe ser enrostrada a quienes pretenden frustrarla.

No nos dejemos llevar por esas minorías gritonas, interesadas en su futuro político, que le dan las espaldas a los pobres que dicen defender. Lampadia

1 Giovanni Antonio Raimondi dell’Acqua (Milán, Italia; 19 de septiembre de 1824m – San Pedro de Lloc, Perú; 26 de octubre de 1890) fue un prominente investigador, naturalista, geógrafo, explorador, escritor y catedrático italiano naturalizado peruano, su especialidad consistió en un profundo y esmerado estudio de la fauna, la flora y la geología peruanas. Radicando en Perú, fue catedrático de la Universidad de San Marcos en Lima. (Wikipedia).




ANÁLISIS FORD DEL PERÚ

ANÁLISIS FORD DEL PERÚ

Rafael Venegas
Director Independiente de Empresas; Senior Advisor Spencer Stuart
Para Lampadia

El análisis FORD (o FODA) es un ejercicio simple pero muy útil que suelen hacer las empresas, como base de su proceso de planeamiento estratégico. Esta metodología se comenzó a utilizar a partir de un estudio dirigido por el profesor Albert Humphrey del Stanford Research Institute, a fines de los años 60. Como parte de este, el SWOT Analysis fue aplicado a las empresas mas importantes de USA (Fortune 500) y posteriormente publicado. El SWOT (o FORD como se conoce en español) fue inmediatamente adoptado por las principales consultoras de management y a través de ellas, por las principales empresas del mundo. Hoy 50 años después, sigue siendo práctica habitual en casi todas las empresas formales que elaboran periódicamente un Plan Estratégico.

Normalmente este proceso se inicia definiendo (o reafirmando) el Propósito de la empresa y luego continua con el FORD. Ambos elementos componen la base que sirve para definir las estrategias, tácticas y planes de acción, que en su conjunto conforman el Plan Estratégico.

El análisis consiste en hacer una revisión cándida y profunda de las Fortalezas, Oportunidades, Riesgos y Debilidades de la empresa y determinar que es lo principal en cada una de estas categorías. Este es un ejercicio colectivo y por lo tanto debe contar con la participación de los mas importantes ejecutivos de la empresa. El proceso resultará mas efectivo aún si es facilitado por un especialista, para que guíe al grupo con neutralidad y consiga llegar a un consenso.   

Es aconsejable que el número de ítems en cada categoría sean lo mínimo posible (3 es lo ideal). De esta manera el grupo se obliga a enfocar en lo mas importante. Si no se limita, se corre el riesgo de crear un documento muy largo que no será ejecutable. Enfoque, veracidad y consenso son claves para que el ejercicio sea eficaz.

El análisis FORD, no solo es aplicable a empresas. También se usa para cualquier tipo de institución pública o privada, grande o pequeña, proyectos, nuevos negocios o productos y hasta para temas personales.

¿Entonces, por qué no usarlo para analizar a nuestro complicado país y así tener las bases para un plan nacional? Vamos a intentarlo.

Como vimos, el primer paso es definir el Propósito. Esto, en el caso de un país es mas sencillo y no es necesario inventar la pólvora. Solo basta revisar cual es el que tienen los países mas exitosos del mundo y este es: ¨Bienestar para la población y progreso para el país¨. Esta frase sintetiza lo que cualquier gobernante con buenas intenciones, debería tratar de conseguir para su país.

Una vez definido esto iniciamos el análisis. Obviamente no pretendo hacerlo solo, ya que lo recomendable es que sea colectivo y consensuado. Lo que haré es referir dos o tres ítems que, a mi parecer, son los principales en cada categoría. Esto les podrá servir de base para elaborar las suyas.

En cuanto a Fortalezas, nuestro país tiene muchas y muy importantes. No tengo dudas que la principal es su gran riqueza en recursos naturales, tanto en la tierra como en el mar. En este frente el Perú podría ser líder mundial en minería, pesquería, agroindustria y en las industrias complementarias a estos frentes. Sin embargo, debido a temas políticos, sociales, medio ambientales, de informalidad o de corrupción, se han desaprovechado grandes oportunidades y nunca hemos logrado la estabilidad. Esto a pesar de haber existido siempre un gran interés de inversionistas de todo el mundo. El resultado: muchos puestos de trabajo e ingresos de divisas desperdiciados.

Otra gran fortaleza es nuestra geografía (costa, sierra y selva), con grandes bellezas naturales y también nuestra excelente ubicación geográfica, cerca de la línea ecuatorial y con mas de 2200 kilómetros de costa. Al igual que la anterior esta fortaleza está mal aprovechada, pudiendo tener una industria de turismo muchísimo mas desarrollada, así como ser el hub regional y la puerta de entrada y salida del comercio regional con Asia. Nuevamente, muchos puestos de trabajo y muchas divisas desperdiciadas, en este caso por nuestra limitada y precaria infraestructura.

Finalmente considero que las sólidas condiciones macroeconómicas del país, forjadas con mucho esfuerzo en los últimos 20 años, es (o era) otra fortaleza reconocida como una de las mas sólidas del continente. Sin embargo, esta fortaleza lamentablemente está en altísimo riesgo de perderse debido a las irresponsables acciones políticas populistas y también por la pandemia que enfrentamos actualmente.

En cuanto a Debilidades, lamentablemente tenemos muchas y muy complicadas y seguramente llenaríamos varias hojas con ellas. Sin embargo, si queremos enfocar en las que mas daño nos hacen, yo pondría como número uno a la corrupción. Mal de males, enquistado en todos los frentes y niveles, que además es aliado de la burocracia y la informalidad.

La segunda es la irresponsable y vergonzosa inestabilidad política, jurídica y legal. Ésta, además de ser la gasolina para la corrupción, ahuyenta las inversiones locales e internacionales.

Finalmente, en esta categoría se encuentra también la precaria infraestructura que tenemos a nivel nacional. Esto, incluye carreteras, trenes, puertos, aeropuertos, agua y saneamiento, red de salud pública, colegios, vivienda popular y redes digitales.

El reconocimiento de nuestras fortalezas y debilidades genera la tercera categoría, que son las Oportunidades y que en nuestro caso son enormes. Lamentablemente esto tampoco lo aprovechamos. Una legislación simple, clara y de apoyo a nuestras fortalezas, como la minería, la pesquería, el turismo y el agro, no solo nos consolidaría como líder global en la explotación y exportación mundial en esos campos, sino que generaría trabajo y bienestar a la población de las zonas donde se ejecutarían estos proyectos, además del un gran incremento de divisas. ¿Que se hace hoy? Todo lo contrario, trabas legales, normas y reglas confusas anti-negocio y un encubierto apoyo a la informalidad y a la corrupción.

La segunda gran oportunidad es el diseño y ejecución de un plan nacional de infraestructura. Si esto se enfoca y ejecuta profesional y limpiamente, no solo se conseguiría bienestar para la población y progreso para el país, sino que generaría una gran cantidad de puestos de trabajo y serviría de eje para el desarrollo de todas nuestras fortalezas. El actual gobierno hace unos meses dio un primer paso, al lanzar el plan nacional de infraestructura. Sin embargo, planes tenemos muchos, lo que nos falta es la gestión y ejecución profesional y limpia y eso lamentablemente es muy escaso.

En todos los frentes que hemos descrito en los párrafos anteriores, se tendría un gran incremento en puestos de trabajo, esto nos genera la tercera gran Oportunidad, que es poder balancear de manera mas efectiva la fuerza laboral del país. Si se incrementan las posiciones laborales en todos estos frentes y proyectos, se podrá reducir el tremendo exceso que existe actualmente en la planilla del sector público y que nos cuesta a todos los que pagamos impuestos.

Finalmente, en cuanto a los Riesgos, el mas peligroso a mi parecer es el combo de populismo barato, irresponsabilidad política y lucha de poderes, que están destrozando todo lo que con mucho trabajo se venía consiguiendo.

Luego está el riesgo del deterioro macroeconómico, como resultado de la pandemia y sus efectos en la microeconomía, así como también el posible colapso del precario sistema nacional de salud.

Este es mi rápido análisis FORD del Perú, pero como comenté antes se trata de un ejercicio colectivo, por eso los invito a que tomen este como base, hagan el ejercicio individual y me lo envíen al correo (mas abajo), así lo podré consolidar en un solo Análisis FORD del Perú, para posteriormente publicarlo.

analisisfordperu@gmail.com

Lampadia




Las implicancias de la desglobalización

Las implicancias de la desglobalización

A continuación compartimos un reciente artículo escrito por el notable economista Kenneth Rogoff (Project Syndicate) en el que se dilucidan con mayor prospectiva qué implicancias comerciales y financieras tendría para los países desarrollados como en vías desarrollo avanzar hacia un mundo más desglobalizado.

Como venimos advirtiendo en anteriores oportunidades, este proceso se ha venido acelerando conforme sigue escalando el conflicto comercial y tecnológico de China EEUU (ver Lampadia: Se amplifican tensiones entre China y EEUU), y se ha seguido exacerbando recientemente por la crisis del covid 19 (ver Lampadia: La globalización sigue perdiendo fuerza).

Destaca la reflexión que hace Rogoff en relación a los países pequeños y en vías desarrollo como el nuestro. Advierte: Para las economías más pequeñas y los países en desarrollo que no pueden alcanzar la masa crítica en muchos sectores y que a menudo carecen de recursos naturales, un colapso en el comercio revertiría muchas décadas de crecimiento.”

Asimismo agrega: “Hoy, los países pequeños que carecen de una alianza económica estrecha con un gran estado o unión enfrentan grandes riesgos económicos.”

De estas cortas frases se puede extraer que el Perú, al ser un país con abundantes recursos naturales – principalmente, minería polimetálica – y con variadas interconexiones económicas tanto con el mundo occidental como asiático –  posible gracias una larga de tradición de TLC y el respeto de los contratos de inversión extranjera –  ostenta una ventaja frente a otros países de similar tamaño y nivel de desarrollo de cara a esta crisis.

Ello no solo debe llamarnos la atención a cuidar esta institucionalidad, que en los últimos días ha estado bajo asalto con propuestas populistas desde el Congreso como con la suspensión del pago de peajes y el control de precios de diversos bienes, sino que también deben buscarse mecanismos para ahondar en ella. El camino para paliar el impacto de esta crisis de desglobalización, como reafirmamos, es liberalizar aún más nuestros mercados y atraer mayor capital de largo plazo del mundo. Ello solo se logrará retomando nuestras grandes inversiones mineras y de infraestructura en el menor plazo posible para así constituirnos como un país atractivo para los inversionistas en un contexto en donde la integración global se sigue desmoronando tal cual lo hace una torre de naipes cuyas bases ahora se han vuelto en contra de ella. No podemos seguir perdiendo el tiempo. Lampadia

La desglobalización dañará el crecimiento en todas partes

Kenneth Rogoff
Project Syndicate
3 de junio, 2020
Traducida y comentada por Lampadia

Incluso si EEUU se hace de la vista gorda ante los efectos de la desglobalización en el resto del mundo, debe recordar que la abundante demanda actual de activos en dólares depende en gran medida del vasto sistema comercial y financiero que algunos políticos estadounidenses pretenden reducir. Si la desglobalización va demasiado lejos, ningún país se salvará.

La economía mundial pospandémica parece será una economía mucho menos globalizada, con líderes políticos y públicos que rechazan la apertura de una manera diferente a todo lo visto desde las guerras arancelarias y las devaluaciones competitivas de la década de 1930. Y el subproducto no será solo un crecimiento más lento, sino una caída significativa de los ingresos nacionales para todos, pero quizás más en las economías más grandes y diversificadas.

En su libro profético de 2001 The End of Globalization, el historiador económico de Princeton Harold James mostró cómo una era anterior de integración económica y financiera global colapsó bajo las presiones de eventos inesperados durante la Gran Depresión de la década de 1930, que culminó en la Segunda Guerra Mundial. Hoy, la pandemia del COVID-19 parece estar acelerando otro retiro de la globalización.

La retirada actual comenzó con la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de 2016 en EEUU, lo que llevó a guerras arancelarias entre EEUU y China. Es probable que la pandemia tenga un impacto negativo a largo plazo aún mayor en el comercio, en parte porque los gobiernos reconocen cada vez más que necesitan considerar la capacidad de salud pública como un imperativo de seguridad nacional.

El riesgo hoy de un debilitamiento excesivo al estilo de la década de 1930 en la desglobalización es enorme, particularmente si la relación entre EEUU y China continúa fracasando. Y es una locura pensar que una retirada caótica e impulsada por la crisis de la globalización no introducirá más, y mucho más graves, problemas.

Incluso los EEUU, con su economía altamente diversificada, tecnología líder mundial y una fuerte base de recursos naturales, podrían sufrir una disminución significativa en el PBI real como resultado de la desglobalización. Para las economías más pequeñas y los países en desarrollo que no pueden alcanzar la masa crítica en muchos sectores y que a menudo carecen de recursos naturales, un colapso en el comercio revertiría muchas décadas de crecimiento. Y eso es antes de considerar el impacto duradero de las medidas de distanciamiento social y cuarentena.

El fallecido economista Alberto Alesina, una figura destacada en el campo de la economía política, argumentó que para un país bien gobernado en la era de la globalización, lo pequeño puede ser hermoso. Pero hoy, los países pequeños que carecen de una alianza económica estrecha con un gran estado o unión enfrentan grandes riesgos económicos.

Es cierto que la globalización ha alimentado las desigualdades económicas entre los aproximadamente mil millones de personas que viven en economías avanzadas. La competencia comercial ha afectado a los trabajadores de bajos salarios en algunos sectores, incluso mientras hace que los productos sean menos costosos para todos. Podría decirse que la globalización financiera ha tenido un efecto aún mayor al aumentar las ganancias de las corporaciones multinacionales y ofrecer nuevos instrumentos de inversión extranjera de alto rendimiento para los ricos, especialmente desde 1980.

En su éxito de ventas Capital in the Twenty-First Century del 2014, Thomas Piketty citó las crecientes desigualdades de ingresos y riqueza como evidencia de que el capitalismo ha fracasado. ¿Pero a quién le ha fallado? Fuera de las economías avanzadas, el capitalismo global ha sacado a miles de millones de personas de la pobreza desesperada. Seguramente, por lo tanto, un exceso en la desglobalización corre el riesgo de dañar a muchas más personas de las que ayuda.

Sin duda, es necesario ajustar el modelo actual de globalización, particularmente fortaleciendo en gran medida la red de seguridad social en las economías avanzadas y, en la medida de lo posible, también en los mercados emergentes. Pero construir resiliencia no significa derribar todo el sistema y comenzar de nuevo.

EEUU tiene más que perder de la desglobalización de lo que algunos de sus políticos, tanto de derecha como de izquierda, parecen darse cuenta. Para empezar, el sistema de comercio global es parte de un pacto por el cual EEUU se convierte en la hegemonía en un mundo donde la mayoría de los países, incluida China, tienen interés en hacer que el orden internacional funcione.

Además de sus ramificaciones políticas, la desglobalización también plantea riesgos económicos para EEUU. En particular, muchos de los factores benignos que hoy permiten que el gobierno de EEUU y las corporaciones estadounidenses pidan prestado mucho más que cualquier otro país probablemente estén vinculados al papel del dólar en el centro del sistema. Y una amplia gama de modelos económicos muestran que a medida que aumentan los aranceles y las fricciones comerciales, la globalización financiera disminuye al menos proporcionalmente. Esto no solo implica una fuerte caída en las ganancias de las multinacionales y en la riqueza del mercado de valores (que probablemente está bien para algunos), sino que también podría significar una caída significativa en la demanda externa de deuda de los EEUU.

Eso difícilmente sería ideal en un momento en que EEUU necesita un préstamo masivo para preservar la estabilidad social, económica y política. Así como la globalización ha sido un motor importante de la baja inflación y las tasas de interés actuales, cambiar el proceso a la inversa podría eventualmente empujar los precios y las tasas en la otra dirección, especialmente dado lo que parece ser un shock de oferta adverso duradero por parte de COVID-19.

Huelga decir que hay otras batallas por delante que requieren cooperación internacional, y no menos importante el cambio climático. Será aún más difícil motivar a las economías en desarrollo a controlar sus emisiones de dióxido de carbono si un colapso comercial global socava el incentivo común más fuerte que tienen los países para mantener la paz y la prosperidad mundiales.

Por último, aunque no por ello menos importante, el COVID-19 hasta ahora ha afectado más a Europa y a los EEUU que a la mayoría de los países de bajos ingresos, todavía existe un gran riesgo de una tragedia humanitaria en África y otras regiones más pobres. ¿Es realmente el momento adecuado para socavar la capacidad de estos países de valerse por sí mismos?

Incluso si Estados Unidos hace la vista gorda a los efectos de la desglobalización en el resto del mundo, debe recordar que la abundante demanda actual de activos en dólares depende en gran medida del vasto sistema comercial y financiero que algunos políticos estadounidenses pretenden reducir. Si la desglobalización va demasiado lejos, ningún país se salvará. Lampadia

Kenneth Rogoff, profesor de Economía y Políticas Públicas en la Universidad de Harvard y ganador del Premio Deutsche Bank 2011 en Economía Financiera, fue el economista jefe del Fondo Monetario Internacional de 2001 a 2003. Es coautor de This Time is Different: Eight Centuries of Financial Folly y autor de The Curse of Cash.




Aprender en cabeza ajena

Aprender en cabeza ajena

Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia

He tenido la oportunidad de releer el libro “Why Australia prospered” (Por qué prosperó Australia), escrito por Ian W. McLean. En términos generales describe la historia política y económica de Australia, sus valores, instituciones y circunstancias que hicieron de este un país próspero, a pesar de los eventos negativos que tuvo que enfrentar desde el año 1820 hasta nuestros días. Lo más interesante es que el autor compara Australia con la evolución del propio Reino Unido (UK), Canadá, Estados Unidos (USA) y Argentina. No obstante, este libro y sus comparaciones que muestran por qué algunos países son ricos y otros pobres, me ha hecho pensar en el Perú y se puede observar cómo nuestro acercamiento (o alejamiento), a los criterios, principios, valores e institucionalidad de alguno de estos países, se reflejó inmediatamente en la economía de nuestro país.

Un hecho por muchos conocido es que, los primeros migrantes a Australia fueron; convictos, emancipados e inmigrantes libres del Reino Unido a un territorio inmenso. Gente joven, educada, mayoritariamente hombres, quienes se vieron obligados a trabajar muy fuerte para instalarse y producir, que adoptaron (y adaptaron) la institucionalidad británica. 

Resulta muy interesante que, contrario a lo pregonado por muchos “pensadores económicos”, la economía de Australia se sustenta mucho en sus recursos naturales y dos siglos después, su economía sigue dependiendo de estos recursos. Igualmente interesante es la flexibilidad para adaptar la institucionalidad británica a sus circunstancias y poder así promover su prosperidad, accediendo al mercado de capitales y tomando ventaja de su mercado. Inicialmente, el trabajo en grandes extensiones de terreno los llevó a tener un desarrollo muy importante en la producción lanar, con ello para 1850 alcanzaron un ingreso per cápita 20% menor al de UK y los Países Bajos, pero 9% superior al de USA. 

Para 1851 se dio en Australia un gran impulso a la minería de oro, con eso su ingreso per cápita sobrepasó al de UK en 1860 y para 1880 lo superó en 20%, manteniendo una superioridad del orden del 10% aún en 1890. Debo hacer notar que el ingreso per cápita australiano se amplió de 25% a 30% por encima del ingreso per cápita de USA entre 1860 y 1890. En el tiempo USA creció más y ya para el año 2000, el ingreso per cápita de Australia alcanzó al 76% del de USA, pero fue similar al de Canadá. Un caso patético es el argentino, quien siendo uno de los países más ricos del mundo hacia 1913, su ingreso per cápita pasó de ser en ese entonces el 73% del de USA, a sólo el 30% de este para el año 2000. Lo interesante es que estas mediciones en términos de ingreso per cápita, se corroboran con los reportes comparables de “Índice de desarrollo humano”.

He escogido este tema porque hay una desafortunada tendencia a confundir desarrollo industrial con modernidad y crecimiento económico. Debemos insistir que, la industrialización de los países no debe confundirse con crecimiento o prosperidad. Definitivamente Australia no lideró el desarrollo científico y tecnológico, pero destacó como eficiente productor de recursos naturales. McLean clasifica los países que se especializaron y crecieron a base de

  • manufactura como UK y Japón,
  • los que lideraron en la producción de recursos naturales, como Australia y Noruega y
  • aquellos que sobresalieron en el sector servicios como los Países Bajos y Singapur.

Se puede decir que Australia es un país afortunado por su clima favorable, su aislamiento respecto a conflictos en el mundo, su estabilidad política y sin divisiones sociales. Todo esto le ha permitido aprovechar condiciones favorables para la expansión de su producción lanar, pasando de 70,000 cabezas de ganado en 1816 a 16 millones de cabezas en 1850, con lo que pasó de abastecer sólo el 8% de la lana al UK, lejos de Alemania que proveía el 71% en 1831, a desplazarla en 1850 quien retrocedió al13% permitiendo a Australia abastecer el 53% de la lana. 

Como mencionamos, para 1851 hubo un boom de oro y, además, para 1870 South Australia fue el mayor productor de cobre del Imperio Británico, debiendo mencionar que la tradición cuprífera de Australia venía de antes del boom de oro de 1851.

En términos generales, no fue sólo gente joven, sinceramente esforzada a la búsqueda de oportunidades y con muchas ganas de trabajar en un país “afortunado”. Las estadísticas reportan que en 1861 la productividad australiana en el agro era 76% superior a la del agricultor británico, pero que tres décadas después, en 1891, fue 252% superior a la del productor británico. Esto se confirma también en aproximadamente los mismos niveles cuando se compara la productividad del agricultor australiano, con la del canadiense y del norteamericano.

Ciertamente, la historia del crecimiento australiano descansa mucho en la abundancia de recursos naturales, tierra fértil y minerales, que han sido explotados en la medida que se fueron descubriendo. Dicho esto, hay que resaltar que fueron de los primeros beneficiarios de la globalización al ser capaces de poner en valor sus recursos minerales y otros, con gran eficiencia y en base al aprovechamiento de una adecuada institucionalidad, diseñada con miras a la prosperidad, el mayor desarrollo humano y crecimiento económico.

Cuando vemos el lado financiero, Australia pasó de muy bajos niveles de deuda externa como porcentaje del PBI hasta antes de 1861, a más del 100% del PBI durante el boom, pero con la depresión de 1890 ésta llegó al 150% del PBI. La deuda pública aquí incluida, pasó de 3% del PBI en 1855 a 123% del mismo en 1895.

Australia no fue ajeno a las crisis económicas, lo que se puede apreciar en una caída dramática del número de ovejas entre 1892 y 1903, cuando cayó de 106 millones a 54 millones, no obstante compensó en parte la producción del menor número de ovejas, con mayor productividad y mejoras genéticas.

Retomando las comparaciones, esta vez con Argentina, observamos que antes de 1890 esta disfrutó de un boom en base a comercio e inversión ligada a UK, la expansión rural en las pampas y mucha construcción urbana para acoger a una importante migración concentrada en Buenos Aires. El boom en Argentina y Australia fue comparable y el origen de la crisis financiera de 1890 impactó a ambos, pero con diferentes reacciones.

Mientras Argentina (ojo, tome nota el lector, ya en 1890), negoció la refinanciación de su deuda, reprogramando los vencimientos, obligando a bajar los intereses cobrados y prolongando los plazos de pago (una maniobra estándar para un país impactado por una crisis severa de deuda), lo que trajo desde ese entonces un impacto en la reputación de Argentina, creando una historia de “debt default” que aumentó su riesgo soberano, impactando negativamente futuras oportunidades de endeudamiento. Ciertamente, esto no estaba dentro de los esquemas posibles en Australia, quien se impuso un programa de ajuste económico, tomó un nuevo crédito y honró sus compromisos.

Leía el informe de Reuters respecto a la renegociación de la deuda argentina de hoy (ya llevan 4 meses en eso) y lamentablemente la misma actitud y mala práctica de hace 130 años se sigue aplicando. Es que los países, así como las personas, si no reconocen sus compromisos y obligaciones, no valen nada.

La otra herramienta argentina fue la creación de dos monedas, el “peso oro” y el “peso papel”.  Sólo el primero era convertible y el segundo no, generándose para esta moneda una devaluación de 50% respecto al “peso oro”. Esto encarecía las importaciones y creaba espacio para producir localmente en Argentina productos que, por calidad, eficiencia, costo y productividad jamás hubieran podido producir.

¿Todo esto no nos recuerda al primer gobierno aprista? ¿Al dólar MUC? ¿La refinanciación forzada de deuda? Gracias a Dios desde 1990 el Perú adoptó medidas duras (que correspondían al daño profundo infligido a nuestra economía y reputación) y estableció un manejo macroeconómico que, felizmente se viene respetando durante 30 años. Esto, a diferencia de otros países, nos permite salir al mercado a levantar deuda en este mes de abril y en medio de la crisis global COVID-19, siendo bien acogidos (demandaron esta vez más de 8 veces lo requerido), a plazos largos y tasas bajas correspondientes al “grado inversión” de nuestra deuda y a nuestra buena imagen de país responsable, cumplidor y serio. 

El Perú tiene muchas de las características de Australia, empezando por su potencial geológico y su gente trabajadora y esforzada, por lo que su ejemplo nos debe inspirar. Por otro lado, ya en las décadas de los 70 y 80 del siglo pasado, cometimos las torpezas de Argentina (con asesor económico argentino incluido, Daniel Carbonetto para los que no lo recuerden), no volvamos a cometer ese terrible error que nos costó muy caro, pero sigamos observando atentos los manejos buenos y malos de otros países, para aprender en cabeza ajena. Lampadia




Pensando en el Perú del siglo XXI

Pensando en el Perú del siglo XXI

Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia

Después de casi medio siglo desarrollándome en la industria Mineroenergética, he querido revisar la historia económica e imaginar el futuro para nuestras nuevas generaciones.

El mundo está cambiando rápidamente y pocos jóvenes se sienten atraídos por las ciencias de la tierra, poniendo al Perú en riesgo de no aprovechar sus potencialidades. Soy un firme creyente de que nuestra principal fortaleza es el potencial geológico de nuestro país, el que debemos poner en valor para que, fruto de esto, podamos dar el salto económico que requerimos.

Nuestra industria minera, además de brindarnos divisas e impuestos, es el llamado a generar oportunidades de trabajo digno; pues no son sólo los aproximadamente 210,000 puestos de trabajo directo y los 1.2 millones de puestos de trabajo indirecto, es también quien a partir de nuestros desafíos puede y debe plantear a nuestros profesionales y estudiantes universitarios, los retos que darán los cientos de miles de oportunidades de trabajo en ciencia, tecnología e innovación.

Con eso en mente, el Perumin del año 2019 se enfocó en esa tarea; convocó estudiantes, profesionales jóvenes, promovió Hackatones y eventos de Tecnología de información, comunicación, automatización y robótica, con gran éxito. Promovió iniciativas de proyectos sostenibles con “Perumin Inspira” e incorporó al evento, además de geólogos, mineros y metalurgistas, a profesionales y conferencistas de profesiones diferentes a estas. Entre estos conferencistas estuvo Andrew McAfee, profesor de MIT.

Coincidentemente el señor McAfee estaba publicando su libro “More from less”, el que acabo de leer y cuyas ideas, jalonada de sus datos, me estoy permitiendo tomar de manera resumida para beneficio de quienes aún no lo hayan leído y ver de aprovecharlas.

La historia del mundo tuvo un primer gran cambio con la mecanización e industrialización, aumentando radicalmente nuestra productividad al reemplazar la fuerza del músculo humano y animal, por la fuerza de los equipos de motor a vapor y después combustión interna y la posterior incorporación del uso de la energía eléctrica y uso de la ciencia, que produjo fertilizantes sintetizando el amonio. Estos avances permitieron una mejor nutrición, mejora de la calidad de agua consumida y manejo de desagües. Esto, a su vez, permitió un gran salto en la expectativa de vida de 29 años en 1770 a 60 años dos siglos después y multiplicó la riqueza medida en términos de ingreso per cápita por 5 a 6 veces en Europa y Latinoamérica, entre 1870 y 1970.

Para ese entonces (siglo XX), el crecimiento económico estaba directamente ligado al consumo de recursos naturales y de energía, convirtiéndose estos en los limitantes al mayor crecimiento. El gran cambio se inicia con la incorporación de la ciencia, el invento de nuevas herramientas y equipos, así como el uso de tecnología. Esto introdujo un elemento contraintuitivo y no previsto, pues se optimizó el uso de los recursos tales como agua, fertilizantes, pesticidas y extensión de campo agrícola para, reduciendo su consumo producir mucho más.

Otro tanto ocurrió con la demanda de metales, madera y otros, pues, independientemente del reciclaje de estos (47% del aluminio, 33% del cobre, 68% del plomo y 49% del hierro y acero consumido en USA es reciclado), se inició un proceso de “desmaterialización” de la economía, al consumir cada vez menos de ellos por; reducción del peso usado para los productos finales, uso más eficiente del parque de grandes activos aplicando sistemas de información (ferrocarriles, barcos y camiones) o simplemente dejar de usarlos al desplazar por ejemplo; linternas, radios, cámaras fotográficas, cámaras de vídeo, teléfonos y máquinas de escribir, entre otros, reemplazados todos por un solo aparato, el “smartphone” en el que se incorporan, con mucho menos recursos materiales, todos los productos sustituidos juntos.

En lo agrícola, en USA, entre 1982 y 2015 más de 18 millones de hectáreas fueron “devueltas a la naturaleza” convirtiéndose en bosques y parques, con 35% de crecimiento de producción en ese lapso. Productos vegetales genéticamente modificados han logrado productos agrícolas de mejor calidad, más resistentes a plagas, que demandan menos agua y más productivos, con la consecuente reducción de uso de tierras señalada. Asimismo, en 2015 se produjo 78% más leche que en 1950, con 41% menos del número de vacas.

En otra línea, el peso de las latas de aluminio para cerveza o gaseosas se ha reducido de 85 gr en 1996 a 12.75 gr en 2011, una reducción de 85% del peso. En lo energético, 1 kg de Uranio para la generación de energía reemplaza 2 a 3 millones de veces la energía de la misma masa de carbón o petróleo.

En los 70’s los que seguían las teorías de Malthus (hoy los post-extractivistas), vivían/viven bajo el concepto que se agotarán los recursos naturales en pocas décadas, sin embargo, hoy se verifica que las reservas disponibles son mucho mayores y el consumo de estas se va reduciendo en términos relativos, por la desmaterialización de la economía que mencionamos.

El siglo XXI se sustenta en innovación tecnológica. La innovación es la combinación y re- combinación de cosas existentes. Es altamente descentralizada, no coordina y por lo tanto genera sorpresas imprevistas. Por lo anterior, impulsar que nuestros estudiantes y profesionales jóvenes se introduzcan y trabajen en ese ecosistema, es una receta muy efectiva para el país.

Para la economía del siglo XXI, el sistema de patentes y el respeto a este es fundamental, con ello, tecnología y capitalismo se retroalimentan y hacen gente más próspera. Según Pinker la cultura occidental se caracteriza por 4 valores: razón, ciencia, humanismo y progreso. Y la combinación de progreso tecnológico y capitalismo nos lleva a obtener más con menos.

Hay tres críticas válidas al capitalismo: Es egoísta, porque la ganancia es un incentivo poderoso. Es amoral. Es desigual. Pero hay tres críticas inválidas: Fomenta el “favoritismo”, lo que va contra la competencia. Es anárquica, lo que es contrario a la aplicación de la ley y protección de derechos. Es opresor, contrario al mejoramiento de toda la población, lo cual es demostrado.

Otra crítica al capitalismo es la externalidad negativa de la polución. Se creó para eso un mercado para la polución, pero se requiere que el gobierno responsable de controlar no sea débil ni corrupto y eso es lo más difícil.  En términos de contaminación es importante hacer notar por ejemplo que; USA con 25% de la economía mundial genera solo 1% de los plásticos que van por los ríos al mar, mientras China que aporta 15% del PBI mundial contribuye con el 28% de los desechos plásticos. De otro lado, globalmente la generación de Gases de Efecto Invernadero (GEI) provienen 20% de la industria, 6% de los edificios, 14% del transporte, 24% de la agricultura y 25% de la generación eléctrica y calefacción.

Debemos indicar que el cambio de generación eléctrica de carbón a gas, ha permitido reducir la emisión de GEI.

La contaminación con residuos nitrosos de los fertilizantes no absorbidos por las plantas es la causa más importante de contaminación, después de la acidificación de los océanos y los desechos plásticos.

El mundo ha evolucionado a lo largo de su historia en función del comportamiento de sus instituciones. De ahí la importancia de saber que, las Instituciones son en realidad “las reglas de juego”, por eso se resalta que la gran diferencia entre las distintas sociedades no está dada por sus constituciones, leyes y normas, sino por el comportamiento del sistema judicial, las burocracias y si son o no altamente corruptas.

Un elemento diferenciador entre países ricos y pobres es el distinto tratamiento en la aplicación de las reglas; los países ricos las aplican drásticamente, en cambio, los países pobres, a quienes no les falta leyes, lamentablemente no las respetan. Sus funcionarios son corruptos y las élites esperan tratamiento especial a base de coimas u otros.

El mundo ha mejorado dramáticamente en los últimos 50 años; la población en extrema pobreza declinó en 60%, a pesar que la población creció drásticamente desde 1970. La población que consume el estándar de 2500 calorías día y tiene acceso a agua potable asciende al 90%, más de la mitad de la población tiene alcantarillado, más del 75% de los adolescentes atiende al colegio, la expectativa de vida en el mundo ha pasado de 45 años en 1950 a cerca de 70 en 2015 y mejorando por regiones. En ninguna región del mundo la tasa de mortalidad infantil es hoy superior al promedio mundial de 1998.  Obviamente subsiste desigualdad en el mundo, pero se va ajustando la brecha.

La tecnología ha gestado un gran milagro y es que está produciendo gran diversidad de bienes de alta calidad con un consumo cada vez menor de recursos naturales, energía y mano de obra y generando la mencionada desmaterialización de la economía. Pero también creando una nueva brecha entre los que asimilan esa modernidad y los que no, pues los niveles de competitividad, eficiencia y costos, destruyen las posibilidades de competir de los segundos.

¿Quién mayor de 50 años de edad en el Perú, no recuerda las épocas de imposibilidad de acceso a una línea telefónica y el altísimo costo de compra en el mercado de segunda o coimeando en la compañía de teléfonos para conseguir una en años?; hoy tienes una línea telefónica en minutos. O las colas para obtener un auto de una de las 4 marcas disponibles para los peruanos, con todas las limitaciones de calidad; hoy adquieres con facilidades de crédito el auto que quieras, con entrega inmediata. Las dificultades para obtener “leche ENCI”, azúcar o aceite racionados por el Estado, o arroz de ECASA. No quiero referirme a otros productos, variedades y calidades respecto a lo que hoy se puede obtener.

Lamentablemente en el Perú de hoy tenemos gente que aún está produciendo como en el siglo XIX, con una agricultura de subsistencia sin capacidad de competir por falta de tecnología. Otros productores “Modernos del siglo XX” que están pensando en la diversificación productiva propia de los tiempos en que se dio la revolución industrial a base de la mecanización de hace 50 o 100 años, cuando hoy se compite con líneas de ensamblaje robotizadas y automatizadas. Y lo que debemos es, incorporarnos a la competencia del siglo XXI a base de conocimiento e innovación.

Ciertamente para esto requerimos un gran esfuerzo e inversión inteligente en educación, cosa que no estamos trabajando. Las tecnologías a las que este mundo moderno nos permite acceder, son especialmente aplicables a educación entre otros. Contar con interconexión por fibra óptica en todo el país, software educativo manejado en redes y que hace del profesor un tutor que orienta y acompaña al proceso de educación/instrucción de las materias requeridas, especialmente idiomas del primer mundo. Esto permitiría que nuestros niños y jóvenes cierren la brecha educativa que los separa de los del primer mundo. Inculcar un concepto claro de valores, deberes y derechos, nos permitiría que en un horizonte de 20 a 30 años remontemos el nivel de atraso que mantenemos respecto a los países más desarrollados, pues los trabajadores modernos y bien calificados generan una mayor concentración de riqueza y aumentarán la desigualdad económica. Y aunque todos los segmentos mejoran, la brecha de los que se esfuerzan y acumulan respecto a los que no, se ampliará. Por esto quienes se esfuerzan en educación y trabajo aceptan una “distribución justa” de la riqueza, que no es lo mismo que una distribución igual, que es la demanda de los socialistas.

Estamos en tiempos de gran cambio y mientras en los 70’s el 60% de los individuos en edad laboral consideraba que podía confiar en la gente, eso se ha reducido al 20%.  La fe en los gobiernos ha caído de cerca del 70% en los 60’s a cerca de 19% ahora. Y en lo político, se está observando, por los indicadores mencionados que, en las elecciones, en la mayoría de países observados hay una propensión a la búsqueda de líderes autoritarios. Lo dicho impacta negativamente en la salud de la economía, pues gran parte de los negocios dependen de la credibilidad y reciprocidad.

Por otro lado, debemos resaltar que, los países que han aplicado políticas socialistas han destruido valor, generado gran inflación, pobreza y altísimo nivel de delincuencia, crimen y violencia seguido de altas tasas de homicidios. Los casos están a la vista y el límite lo vemos en Venezuela.

Si observamos el sector moderno del mundo, podemos verificar que el avance tecnológico, aplicado con criterio capitalista en una población vigilante y con un gobierno responsable, permite mejorar las condiciones y expectativas de vida, con más salud, capacidad económica (continuar reduciendo pobreza), reduciendo la contaminación, preservando especies y hábitats, reducir las áreas de cultivo por eficiencia, dosificando agua, fertilizantes, minimizando pesticidas (control exacto de lo requerido), mejores y más resistentes productos con organismos genéticamente modificados. Mejor y más eficiente generación de energía y menor consumo de esta, menor generación de gases de efecto invernadero, reducción de desechos plásticos y vertimiento de residuos nitrosos (proveniente del exceso de fertilizantes) y en consecuencia, menores impactos ambientales.

Todo lo dicho acelerará la DESMATERIALIZACIÓN de la economía, con la consecuente reducción relativa de la demanda de recursos naturales, lo que, como hemos visto viene ocurriendo de manera acelerada. Una lección importante es que el crecimiento económico del siglo XXI no es enemigo del medio ambiente.

Andrew McAfee menciona siete temas que él considera importantes: 1. Reducir la polución, pues polución no debe ser el costo de hacer negocios. 2. Reducir gases de efecto invernadero (GEI). 3. Promover energía nuclear (mínimas emisiones de GEI). 4. Preservar especies y hábitats. 5. Promover organismos genéticamente modificados (aumenta lo positivo y reduce lo negativo). 6. Invertir fondos en investigación básica/inicial. 7. Promover mercados, competencia y trabajo.

Confucio decía: Si tu plan es para un año, siembra arroz. Si tu plan es para diez años, siembra árboles. Si tu plan es para 100 años, educa a los niños.

Nuestra apuesta debe ser esta tercera opción y para ello debemos optimizar urgentemente la puesta en valor de nuestros recursos naturales e invertirlos en educación. No podemos permitir que despistados “intelectuales” detengan el aprovechamiento de estos y atenten contra nuestra competitividad y el desarrollo de las generaciones futuras. Probablemente esta sea una de nuestras últimas oportunidades de remontar el tiempo perdido y llevar a nuestros niños a condiciones de competir en el primer mundo. Lampadia